29. Primeras palabras.

A Wei Wuxian le gustaba pasar tiempo con su familia, por eso adoptaron la tradición de tener al menos una comida afuera del Jingshi a la semana. Se iban al prado de los conejos para tener privacidad y, porque siendo honestos, era lindo comer rodeado de esos peluditos. Eso sí, tenían que asegurarse de llevarles su propia comida o tratarían de comerse la suya.

Esta era la primera comida afuera de Lan Feng desde nacido, por obvias razones no tuvieron esas comidas antes; todavía era muy pequeño, demandaba más atención y ambos padres no encontraban el tiempo ni las energías para llevar todo lo que el pequeño picnic necesitaría. Hasta ahora, con casi cinco meses, se sentían listos para volver a retomar su tradición.

Además, Lan Ming y Lan Yuan también extrañaban esos almuerzos, ambos niños preguntaron durante esos cinco meses si tendrían esa salida.

Así es como la pequeña familia se dirigía al prado de los conejos. Lan Ming y Lan Yuan saltaban emocionados por el camino, ambos niños estaban contentos y esto hacía felices a sus padres.

—Niños, ayuden a A-die a colocar el mantel, por favor —Wei Wuxian dejó la cesta de comida en el césped con algunos malabares para no dejar caer a su bebé que cargaba en la espalda.

Lan Yuan fue el primero en acercarse, al ser el mayor tenía mejor entendimiento de las órdenes. Lan Ming se quedó acariciando los conejos por unos minutos más, Wei Wuxian no iba a mentir, era una imagen tierna.

—A-Ming, ayuda a Diedie —con él, Wei Wuxian tenía que repetir sus palabras y hacer gestos de lo que quería que hiciera. Cuando los ojos de su hijo le vieron señalar donde Lan Wangji y Lan Yuan comenzaban a acomodar el mantel y la mesita que llevaron fue que finalmente entendió y se acercó con risitas.

Lan Wangji acercó la canasta que Wei Wuxian cargó de la comida y después de colocar la mesita, comenzó a sacar los platos de sus hijos primero. Por el rabillo de su ojo vio que Wei Ying tomaba a su bebé y lo ponía en su cesta, cubriéndolo con una manta para protegerlo del fresco que la mañana traía. Luego tomó la cesta y la llevó cerca de donde estaban ellos.

—¿La comida de los conejos? —preguntó dejando a Lan Feng al lado suyo. Ante su pregunta, Lan Yuan se acercó a su padre y con total confianza, metió su mano en la manga de su túnica para sacar el saco de comida para los animalitos.

—Baba, ¿puedo dárselo yo? —Lan Yuan preguntó señalando donde el montón de conejos estaban descansando e ignorándolos mientras tanto, actitud que pronto cambiaría en cuanto sacaran la comida y el olor llegara.

—Sí, lleva a A-Ming contigo mientras baba y yo terminamos —con el permiso concedido, los hermanos se tomaron de la mano y corrieron cerca de los animales para enseñarles que llevaban comida consigo. Interesados, los conejos comenzaron a saltar a su alrededor.

Wei Wuxian y Lan Wangji vieron esto satisfechos por saber que sus hijos eran felices, tal y como merecían.

—Lan Zhan, ¿cuándo enterraremos a Lan Feng en conejos? —preguntó Wei Wuxian, de la canasta sacó una olla de sopa y con ayuda de una cuchara, le sirvió a sus hijos.

Lan Wangji volteó a ver a su hijo en la cesta, mirando el cielo curioso por las nubes y los ocasiones pájaros que volaban.

—A-Feng es pequeño —respondió.

—¿Oh? Pero A-Ming tenía nueve meses cuando lo enterramos en los conejos —Wei Wuxian ladeó la cabeza confundido—¿Y qué tal en dos meses? Es nuestro pequeño ritual, todos nuestros baobeis han sido bendecidos de esa manera.

—Shufu —dijo como excusa. Si Lan Qiren se enteraba que enterraron a su bebé de siete meses en conejos, definitivamente los castigaría a ambos y los acusaría con Lan-nainai.

—No tiene por qué enterarse —encogió los hombros—No es como si le contaras todo lo que hacemos, ¿verdad? —pronto, el tono pícaro se hizo presente en la voz de Wei Wuxian—¿O sí?

—Wei Ying —Lan Wangji murmuró incómodo, lo que Wei Wuxian insinuaba era... pertubador.

—¿Entonces? Si no le decimos, no tiene por qué enterarse —Wei Wuxian se burló con risitas bajas del rostro que Lan Wangji hizo.

Lan Wangji decidió ignorar a su esposo y buscó a sus hijos con la mirada, los encontró dándoles de comer a los conejos sentados alrededor de ellos.

—Lan Yuan, Lan Ming, a comer —los llamó y al instante los pequeños tiraron el resto de la comida lejos para evitar que los animales los siguieran. Wei Wuxian resopló sonoramente.

—Siempre voy a envidiar que los niños te hagan caso a la primera —lloriqueó exageradamente, luego sus grisáceos ojos se posaron en Lan Feng y lo señaló con un puchero—Tú tienes que hacerme caso a mí, ¿si?

Lan Feng hizo una burbuja de saliva que explotó y causó que el bebé sonriera divertido. Wei Wuxian suspiró, era un caso perdido.

—¡Baba! Creo que uno de los conejos está embarazado —anunció Lan Yuan mientras corría emocionado hasta ellos.

—¿Una conejita está en cinta? Aiya~, pronto tendremos más conejitos —Wei Wuxian pasó su vista por donde los conejos estaban, tratando de encontrar a la coneja que estaba embarazada—¿No les emociona? ¡Tendremos un ejército de conejos!

Lan Yuan asintió entusiasmado, y Lan Ming solo veía la comida casi con la boquita salivando en anticipación.

—A nuestro ritmo, Lan Zhan, creo que nosotros también tendremos un ejército de rabanitos —sin poder soportar la dulzura de sus hijos, Wei Wuxian apretó los cachetes de bebé de sus niños mientras hacía soniditos.

—Mn —respondió sirviendo el té para ambos.

Wei Wuxian se movió para estar cerca de la oreja de Lan Wangji, una señal de que lo que diría debía ser escuchado solo por él.

—De todas maneras, disfruto mucho el proceso para ello —susurró en voz baja muy cerca de la oreja de su esposo. Lan Wangji reaccionó como Wei Wuxian ya esperaba, sus manos se volvieron puños y apretó los ojos en evidente conflicto.

—Desvergonzado —le respondió como siempre, y de las misma manera, Wei Wuxian se rió.

—Develgoado.

Las risas pararon de repente.

Wei Wuxian y Lan Wangji giraron abruptamente sus cabezas hacia Lan Ming.

¡¿Había dicho su primera palabra?!

—¿Qué dijiste, baobei? —preguntó entusiasmado Wei Wuxian, al lado del pequeño, Lan Yuan miraba con una sonrisa a su hermanito y expectante a ver qué pasaba.

—Dede —balbuceó Lan Ming al percatarse que su baba le estaba hablando directamente.

—¿Diedie? Vamos, baobei, di "diedie" —animó Wei Wuxian, Lan Wangji también miraba esperanzado a su hijo, estas eran sus primeras palabras después de tantos balbuceos.

—De... de —arrastró esa sílaba, torturando a los ansiosos padres—¡Develgoado!

Wei Wuxian se congeló al entender lo que había sido la primera palabra de su hijo.

—¡Creo que quiere decir "desvergonzado"! —murmuró Lan Yuan inocentemente contento—A-die dice mucho eso, por eso lo dijo —Lan Yuan aplaudió en celebración a su hermanito, ambos ignorantes del todavía quieto Wei Wuxian.

—¡Lan Wangji! Mira lo qué hiciste —Wei Wuxian explotó en un enorme berrinche que duró por el resto de la comida.

Lan Wangji no iba a decir en voz alta que encontraba toda la situación divertida. Ya de por sí su esposo estaba enojado con él, no iba a empeorar la situación.

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