21. Post-parto.
«¡El Patriarca Yiling fue capturado y pagará por sus crímenes!»
Fue lo que todas las sectas celebraron luego del baño de sangre que la Ciudad sin Noche sufrió a manos de un delirante Wei Wuxian. Luego de caer inconsciente, Lan Wangji logró recibirlo en sus brazos y trató de huir con él para devolverlo con los Wen. Sin embargo, verlo en su firme agarre para los demás cultivadores significó que finalmente lo había atrapado y lo llevaría a la justicia, por lo que celebraron que Gusu Lan se haría cargo de su castigo.
Lan Wangji iba a dejar de lado sus principios para decirles que eran una bola de imbéciles, mas se detuvo a pensar bien. Si Gusu Lan no se hacía cargo de Wei Ying, entonces las demás sectas lo harían. Su amado podría caer en las manos de un Nie Mingjue que odiaba a cualquier Wen y se negaba a escuchar a quien los defendiera, por eso no escuchaba a su hermano que trataba de decirle que su Wei-xiong no era un criminal.
Eso ahora sería difícil de probar con todas las muertes que hubo en esa sola noche.
Yunmeng Jiang tenía un pensamiento similar a Qinghe Nie, ellos sufrieron mucho más que cualquier secta a manos de los Wen, y siendo sinceros, Jiang Wanyin había visto que quienes vivían en los Túmulos Funerarios no eran más que ancianos y niños, él los vio y tampoco decidió hacer algo al respecto. Decidió que no estaba en posición de no hacer algo.
Y Lanling Jin... ¿con Jin Guangshan como su líder? Lan Wangji prefería salir volando con su zhiji en brazos antes de dárselo al Clan Jin.
Así que, con el corazón apretado y mirada firme frente a todos esos hipócritas decidió que lo mejor para Wei Ying era que Gusu Lan lo tuviera bajo su custodia, Lan Wangji estaba seguro que podría hablar con su hermano antes de que Jin Guangyao lo hiciera. Si podía convencerlo de abogar por un juicio justo para Wei Ying, entonces también podía lograr que su encierro fuera lo más cómodo posible para un hombre embarazado. Su hermano era el líder de la secta, seguramente podía controlar a los ancianos del clan.
—Debe ser castigado —un anciano dijo apenas llegaron a Gusu, Wei Ying estaba en el pabellón médico siendo revisado para luego ser dispuesto a cualquier decisión que el clan acordara.
—Debe ser tratado justamente —la voz de Lan Wangji salió firme y sin titubeos—Debe tener la oportunidad de explicar la versión de los hechos.
—¿Qué hay que escuchar? El cultivo demoníaco claramente ha maltrecho su moralidad. Lanling Jin reportó todo sobre el incidente en la carretera Qiongqi.
—Su versión, el Clan Jin dio su versión de lo que sucedió —corrigió Lan Xichen mirando a su hermano. Wangji había hablado con él antes de irse de Qishan, le rogó que dejaran a Wei Ying explicarse sobre todo lo acontecido.
Lan Xichen en un principio se mostró reacio, A-Yao había hablado con él sobre la carretera Qiongqi.
«Xiongzhang ya ha escuchado a Jin Guangyao, ahora escuche a Wei Ying» le dijo todavía en su inclinación.
Allí fue donde Lan Xichen se dio cuenta de que solamente sabía la versión de Jin Guangyao, los cultivadores Jin y de la Secta Lanling Jin en general, pero no la de los remanentes Wen o de Wei Wuxian, ¿cómo podían impartir justicia si no se escuchaban ambas partes?
Y vaya versión escucharon de la boca de un furioso, cansado y herido Wei Wuxian. Lan Xichen no podía creer todo lo que el joven relató que sucedió en los campos de prisioneros. Para empezar, todo estaba mal, allí se suponía que debían estar cultivadores, no civiles, ¡mucho menos niños!
La muerte de Wen Qionglin fue una tragedia que pesó en la consciencia de Lan Xichen durante varias noches.
No pudo ver a A-Yao a la cara luego de ese día, no le importaba saber qué tan implicado estaba en ello, solo le importaba saber que le mintió. Eso fue suficiente para que no le hablara nada sobre el juicio que Wei Wuxian tuvo, mucho menos de la decisión que tomaron.
Wei Wuxian no supo qué decir sobre la Ciudad sin Noche, pero, no era tan difícil de descifrar. Era sencillo de olvidar que él todavía era un joven que acababa de pasar por una guerra –y todas las horribles experiencias que ello conlleva– para luego ser prácticamente obligado a abandonar su secta e ir a tratar de sobrevivir en un lugar como los Túmulos Funerarios estando embarazado. Ellos podían disfrutar de la comodidad de sus sectas luego de la guerra, a Wei Wuxian no se le fueron permitidos esos mismos lujos. Todo porque él sí trataba de salvar a inocentes.
Y si a eso se le añadía el daño irreparable que su nuevo cultivo le hacía a su mente, no era tan descabellado suponer que realmente no era él esa noche.
Por eso su condena no fue severa, solo debía está encerrado en una residencia con su energía espiritual sellada... mientras Lan Xichen preparaba todo para la acusación contra Lanling Jin. Una vez todo terminara, sería libre. Tendría acceso a comida, a un doctor para la revisión de su bebé y se le darían todas las comodidades durante su parto.
La cosa fue que, allí también descubrieron que no tenía un núcleo dorado, entonces todo lo anterior fue incluso peor. Todo hizo sentido entonces, el porqué decidió abandonar el camino honorable, por qué ya no llevaba su espada y sus cambios de humor severos. Entonces inclusive tenerlo encerrado se sentía mal, como una injusticia.
—Lan Zhan... no llores —cuando los médicos dieron el informe del estado de Wei Ying luego de ser llevado a Gusu, Lan Wangji quiso vomitar de pensar que su amado no tenía un núcleo dorado—Nuestro bebé se pondrá triste si ve a su A-die llorar.
Wei Wuxian se acomodó en sus brazos, recargando su cabeza en el hombro de su zhiji. Sintió los brazos ajenos apretar con un poco más de fuerza su cuerpo, lo escuchó llorar en silencio –o tratar de hacerlo– mientras le abrazaba con desespero.
—Lan Zhan, sé que mi situación aquí es difícil. Sé que muchos de los ancianos no creen mi historia y todavía creen que debo ser castigado —sus manos buscaron las de Lan Wangji, tomó los largos dedos de jade y empezó a jugar con ellos mientras pensaba—Solo quiero pedirte que me prometas que no me separarán de nuestro bebé cuando nazca.
—Nadie te separará de nuestro hijo. Cuando nazca, revelaremos que es mi hijo —aunque Lan Wangji sospechaba que Lan Xichen ya lo sabía.
—Es una de las cosas que más deseo —susurró Wei Wuxian sintiéndose más tranquilo con eso—Otra de ellas es que seamos esposos —confesó con vergüenza. Lan Wangji lo acomodó en su agarre y lo acercó para tener fácil acceso a su frente para plantar un beso.
—Wei Ying lo será. Cuando nazca nuestro bebé.
Claramente no todo salió como querían.
El parto de Wei Ying fue duro, todavía se estaba recuperando de la desnutrición que sufrió mientras vivía en los Túmulos Funerarios y por ende su cuerpo se encontraba débil, sumado a su falta de núcleo dorado, el nacimiento de Lan Ming fue difícil.
Lan Wangji no pudo estar a su lado, pues cuando el parto inició, él estaba con su hermano cerca de Lanling organizando la información que los ayudaría al caso para poder llevar a los Wen a Gusu.
Por eso no pudo estar para impedir que Wei Ying fuera separado de su bebé luego de dar a luz, el parto no estaba previsto hasta para un mes más, ese era el único motivo por el cual Lan Wangji no estaba, porque fue improvisto.
—¡No! ¡No me lo quiten! Lan Zhan lo prometió, ¡Lan-Er-Gongzi me dio su palabra! —evidentemente, nada de lo que dijera le importaría a los ancianos que mandaron a llevarse al bebé lejos de Wei Wuxian apenas nació. Ni siquiera pudo cargarlo.
Wei Wuxian quiso luchar contra los médicos que le rogaban que no hiciera esfuerzo pues acababa de terminar de dar a luz a un bebé.
¡Un bebé que se estaban llevando de su lado! Al diablo su cuidado, ¡él quería a su bebé!
Sin embargo, tenían razón. Sin su núcleo dorado y habiendo perdido sus fuerzas por el parto, sus esfuerzos por recuperar a su bebé fueron en vano. Con lágrimas en los ojos vio como su baobei era separado de su lado sin remordimiento.
Ciertamente su salud mental se fue en caída inevitable después de eso.
Al llegar los Hermanos Jade y enterarse de lo que los ancianos hicieron, Lan Wangji apretó fuertemente a Bichen cuando Lan Yizhen relataba lo que sucedió el día del parto.
Una semana había pasado de ello. Una semana entera en donde a Wei Ying no se le fue permitido ver a su bebé.
—Veré que los ancianos implicados sean castigados apropiadamente —Lan Xichen suspiró cansado. Suponía que su tío estaba entre ellos—¿Dónde está el bebé del Joven Wei?
—Bajo el cuidado de las nodrizas. Me parece que Lan Hong lo alimentó —el nombre del doncel tranquilizó a Lan Wangji. Las mujeres a cargo del ala de nodrizas decían que él era un dedicado cuidador, al menos su hijo estaba en buenas manos—Sobre Wei-gongzi... tratamos de cuidarlo tanto él nos lo permite. Físicamente está sanando bien luego del parto, su estado emocional, sin embargo...
Era de esperar que no estuviera bien.
Por eso Lan Zhan no se sorprendió cuando al entrar a la residencia donde Wei Ying estaba fue recibido por débiles golpes en su pecho.
—¡Lo prometiste! ¡Prometiste que no me quitarían a mi hijo! —su voz sonaba completamente destrozada, se veía incluso más delgado y demacrado que cuando llegó. Wei Wuxian se separó para mirarlo a la cara y sus ojos grisáceos lo miraron con odio y decepción, algo que rompió el corazón de Lan Wangji—¡Dijiste... me juraste que no me iban a quitar a nuest- a mi hijo!
Con el corazón pendiendo de un hilo, Lan Wangji habló.
—Wei Ying... lo lamento. No estaba aquí para impedirlo —el rostro de Wei Wuxian se podía ver parcialmente gracias a que el cultivador demoníaco solo tenía prendido dos velas dentro de su habitación. Estaba sumergido en una oscuridad que igualaba la de su alma al ser separado de su baobei.
—¡No me interesan tus excusas! ¡Quiero a mi bebé! —Lan Wangji dio algunos pasos hacia adelante. Wei Wuxian no se movió, podía estar enojado, pero sabía que Lan Zhan no le haría nada malo.
—Necesito que Wei Ying esté calmado para que nuestro hijo pueda venir —Wei Wuxian miró desconfiado a Lan Wangji, su corazón saltó emocionado con la posibilidad de poder ver a su hijo y cargarlo en sus brazos, pero se aseguró de no mostrarlo.
—Lo quiero ahora —gruñó entre dientes—Quiero a mi hijo ahora —dijo lenta y amenazadoramente.
—Wei Ying, relájate o lo asustarás —eso fue suficiente para que Wei Wuxian se rindiera. No quería ni deseaba que su primer acercamiento a su bebé resultara en él aterrando a su hijo
—Bien —dijo a regañadientes.
Lan Wangji dio un vistazo a su semblante, sus hombros ya no estaban tensos y su mirada se relajó considerablemente. Eso era aceptable. Se dio vuelta para abrir la puerta de la residencia y tomar en brazos al bebé de las manos de Lan Hong.
Wei Wuxian estaba a su lado en menos de dos segundos, con delicadeza pero también con algo de rudeza, le quitó al bebé y lo acunó en sus brazos maravillado. Pronto sus ojos se llenaron de lágrimas al poder cargar a su hijo luego de una semana.
—Mi niño... —susurró acariciando la cabecita del bebé que no se incómodo al ser movido—Baba por fin está contigo —lo acercó para besar su frente—A-niang te ama... perdóname por no poder estar a tu lado.
Lan Wangji vio desde lejos al amor de su vida sostener a su bebé juntos.
Wei Wuxian le notó de reojo, cargó y meció a Lan Ming en sus brazos bajo suaves cantos de una canción que recordaba pero no sabía de dónde era.
Hasta que lo hizo. La Cueva Xuanwu, un herido Lan Zhan tarareándola para él mientras atendía sus propias heridas.
Suspiró.
Se acercó a Lan Zhan y bajo una expectante mirada dorada, le besó en los labios.
—Somos unos tontos, ¿no es así?
Lan Wangji sonrió.
—Pero juntos.
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