SIDEREA

Capítulo final
        •••

14 de Febrero - 9:00 PM. Tres años después.

— Hyungwon ¿tienes alguna idea de cómo podremos presentar esta noticia sin que se vuelva en nuestra contra? Hay muchas cosas que aún necesitan ser confirmadas y sin embargo es un pez gordo el que tenemos. 

— Supongo que si hacemos una investigación detallada acerca de los hechos y encontramos vídeos o audios que sostengan nuestras teorías, entonces no habrá ningún problema. — comentó decidido el castaño.

— tienes razón — asintió pensando en que era lo mejor — será un trabajo difícil de hacer, pero también opino que es lo mejor si queremos mostrar esa noticia en primera plana.

—¿qué opinas tú, Seokjin?

—estoy de acuerdo con lo que dice Hyungwon sumbaenim. Si encontramos aunque sea un audio en el que se confirme que el juez ha estado recibiendo sobornos,  entonces tendremos todas las de ganar ¿no?

— Está bien, entonces comencemos. Hyungwon, tú serás quien dirija la investigación; tú MinHo, te encargaras de escribir el artículo para el periódico aliado, y tú Seok, harás el trabajo sucio y conseguirás todas las pruebas posibles. Por ahora pueden ir a sus casas. — Todos recogieron sus cosas, entre ellos Hyungwon; tomó el saco del respaldo del asiento y su morral, para así salir de la sala de conferencias.

—espera, Hyungwon ¿tienes planeado algo para hoy? Si quieres puedes ir con Jaebum y conmigo a pasar san valentín. A él gusta celebrar todo tipo de fechas.

—no te preocupes, Hyunwoo. —dijo brindando una suave sonrisa, hoy iré a ver a mi madre. Quiero descansar antes de comenzar esta nueva investigación.

—está bien. Por favor, envíale saludos a tu madre de mi parte. — con comprensión el moreno; quería decir algo más, pero lo veía innecesario.

—Lo haré.

El castaño terminó de tomar sus cosas con una  sonrisa, se dió vuelta saliendo la sala de conferencias y escuchó que Hyunwoo de nuevo se dirigía a el. —Won, verás, han pasado tres años desde que no eres el mismo. Sabes, eres mi amigo y me preocupas demasiado.

—No hay de qué preocuparse, Hyunwoo, de verdad estoy bien. Ahora saldré.

Sí, tres años pasaron desde que se separó de aquél hado que recordaba con íntima intensidad; Salió hacia la oficina donde trabajaba y una vez dentro, como hacía todos los días, miró hacia afuera de la ventana, hacia donde yacía aquel escritorio. Cerró los ojos imaginando que Hoseok estaba ahí sentado haciendo su trabajo como acostumbraba a hacer, y al abrirlos, de inmediato la imagen en su mente desapareció dejando un vacío que no se curaba con nada. 

Suspiró mientras llevaba su mano al cabello y lo peinaba con suavidad, ya se le había hecho costumbre tener que estar en una constante remembranza de cada uno de esos detalles que conformaban a la persona que amaba con todo su ser.

A pesar de que nunca entendió nada de lo que sucedía, algo sí le quedó claro y eso era que Hoseok logró hacer que la vida de todos los que algún vez lo rodearon cambiara; por ejemplo, la situación de Hyunwoo con su familia mejoró mucho y en un encuentro entre las familias, Son e Im, conoció a Im Jaebum del cual se enamoró casi que a primera vista. Sostenían una relación, y además, ahora estaban a vísperas de casarse.

Changkyun, por otro lado, estaba saliendo con un famoso actor llamado Kang Haeji; era mayor que el peliazabache y se conocieron en un programa preparado por el mismo canal, y el cual supervisó Changkyun. Los dos llevaban una relación la cual fue revelada al público, teniendo un impacto positivo para la paraja y todos en general.

Jooheon y Minhyuk,  los dos estaban muy bien antes de la llegada de Hoseok, se amaban muchísimo pero aún les faltaba algo a lo cual no se habían atrevido a dar el siguiente paso;  por lo que hace varios meses decidieron adoptar una hermosa niña a la cual llamaron Sunhee.

Changmin por lo general siempre estuvo enamorado de Sunny, pasó algo de tiempo antes de que se decidiera a confesarse, pero al final lo hizo y ahora llevaban un año de noviazgo; en general todos estaban bien y Hyungwon se sentía feliz por ello, porque entendía gran parte de lo que se había referido aquella extraña anciana hace años... Hoseok no solo cumplió la misión de mostrarle lo que era el amor verdadero, también ayudó a sus amigos a buscar el suyo ¿Cuán genial pudo haber sido entonces? el castaño se preguntaba constantemente por lo mismo, más sin embargo, como siempre, llegaba a la misma conclusión cada vez.

Hoseok siempre fue único y especial.

Aquel día que despertó en el hospital Hyungwon buscó al mayor por todas partes, todos los que lo conocían lo trataron como a alguien que había perdido por completo la cabeza; nadie recordaba haber conocido alguna vez a alguien con aquél nombre, lo describía y parecía que estuviera creando algún personaje de alguna historia de Hadas y trataba de sentir, pero no había nada... nada... Sólo una persona logró ser la salvación de la cordura del castaño y fue la persona que menos se esperaba.

Flashback:

tanto Jooheon, como Minhyuk, Hyunwoo y Changkyun se encontraban en la casa de Hyungwon; estaban demasiado preocupados porque el castaño no paraba de llorar. Se le había dado de alta hace varias horas y aún no se estabilizaba, solamente se mantuvo preguntando a todos por un tal Hoseok del cual ninguno tenía la menor idea.

En cuanto escucharon el timbre, Jooheon caminó rápidamente hacia la puerta y al abrirla se alegró muchísimo;  era la madre de Hyungwon quién llegaba al fin. —Señora Chae, me alegra mucho verla. Estaba comenzando a preocuparme por usted.

— Jooheon, es muy bueno verte de nuevo. Gracias por estar aquí ¿Dónde está él?

—en su habitación... — respondió con pesadez el rubio — pero no para de llorar de ninguna manera. Estamos muy preocupados por él. — La señora corrió hacia dónde se encontraba Hyungwon, y una vez ahí, se encontró con el resto de chicos a los cuales saludó con rapidez; no entendía por qué Hyunwoo estaba ahí, pero prestó poca atención a ello llegando rápidamente a su hijo.

—mi niño ¿Qué fue lo que te sucedió? ¿Y dónde está, Hoseok?

Todos dentro de la habitación se quedaron pasmados ante la pregunta de la mujer, estaban absolutamente convencidos de que la insistente búsqueda del castaño se debía a que tal vez había sufrido un golpe al caer en el lago o cualquier otro cosa, pero que dos personas, o mejor dicho, que la madre de Hyungwon estuviera preguntando por la misma persona; eso no podía ser sólo una coincidencia.

— Señora Chae, ese chico al cual usted se refiere ¿Es alguien real? — Minhyuk estaba demasiado consternación, aquello estaba por mucho comenzando a tornarse muy extraño.

—no entiendo... — ella miró a los hombres estar de pie con los rostros llenos de duda — Por su puesto que es real. —dijo la amable mujer muy extrañada y preocupada —¿Qué sucede, Hyungwon?

el castaño no dijo nada, solamente se abrazó al cuerpo de su madre mientras que todos los presentes quedaron aún más confundidos de lo que ya se encontraban; en sus memorias sólo cabía el hecho de que un día Hyungwon estaba feliz compartiendo en el campamento junto a todos y al día siguiente había despertado buscando a alguien que jamás en la vida mencionó, sino hasta ahora.

Los meses luego de eso pasaron y Hyungwon no asimilaba lo que estaba sucediendo, prácticamente se tomó un tiempo fuera del canal, ya que lo único que hacía era llorar mientras miraba a la nada; ni siquiera podía hacer su trabajo de un manera adecuada. Todos a su al rededor estaban muy preocupados, pero ninguno entendía las razones detrás del comportamiento errático del castaño.

Por varios meses más Hyungwon vivió junto a su madre, quien resultó ser la única que recordaba a Hoseok. El castaño estaba feliz de que al menos una persona lo recordara, lo que nunca pudo ni quiso explicar, fue la razones de por qué la persona que decía amarlo tanto en el universo se había ido dejandolo solo en ese estado, lo único que se limitó a decir durante todo el tiempo fue

«tú no entiendes, mamá, él no es así»

Exacto, nadie entendía — ni entendería — la pena eterna que decidió llevar en sus hombros, tampoco sabían cuánto amor albergaba hacia aquel supuesto desconocido que poseía su corazón,  mucho menos imaginaban lo que realmente había sucedido; pero Hyungwon, por si solo, estaba afrontandolo, y, aunque sentía como si media alma le hubiese sido arrebatada, seguía esperando incondicionalmente... Esperando encontrarlo de la nada y así volver a unirse a la persona con la que alguna vez  compartió todo en su mundo.

Fin del Flashback

Hyungwon apagó la luz de su oficina y la oscuridad del lugar le formó un vacío en el pecho que ya era bastante característico; antes se había sentido tan lleno de emociones, ahora simplemente no sentía más que un débil palpitar enfermo que no le decía nada. Dándose leves golpes en el pecho para mitigar la desagradable sensación salió hacia el ascensor, era tarde de la noche y aunque dijo que iría a casa de su madre, al final fue algo que no hizo.

Condujo hasta su casa y en el camino miró atento para no pasar por alto ningún detalle, de vez en cuando albergaba la esperanza de que encontraría al mayor entre el millar de personas que veía a diario, sin embargo, todo esfuerzo parecía ser en vano. Al llegar miró hacia la casa donde solía vivir su vecina, casa en la que de manera extraña ahora vivía una familia conformada por una amable señora, su esposo y sus dos hijos; los juguetes en el jardín le confirmaban que aún no despertaba de lo que el consideraba un sueño, seguía en el mismo mundo en el que no tenía ni idea donde se encontraba la persona que amaba.

Suspiró bajando la mirada con un tinte de decepción de que aún fuera así, entró, quitó sus zapatos y caminó de manera pesada hasta su habitación, en el camino iba dejando una a una sus prendas, y así, para cuando llegó al baño,  ya estaba listo para tomar una ducha.

Al terminar vistió una sudadera de pijama y una camiseta blanca, y secó su cabello con paciencia entrando a la cama nada más pudo hacerlo; tomó sus gafas y un libro, los cuales descansaban en la mesa de noche, de esa manera había buscado conciliar el sueño durante las noches, un sueño había perdido de manera sorpresiva debido a la ansiedad que era ahora su rutina.

«Todo lugar que amamos es para nosotros el mundo —dijo una rueda unida en otro tiempo a una vieja caja de pino y muy orgullosa de su corazón destrozado- pero el amor no está de moda; los poetas lo han matado. Han escrito tanto sobre él, que nadie les cree ya, cosa que no me extraña. El verdadero amor sufre y calla… Recuerdo que yo misma, una vez.., pero no se trata de eso aquí. El romanticismo es algo del pasado.»*

Después de leer aquel pasaje que tanto le gustaba de su cuento favorito, levantó la cabeza mirando hacia una de las esquinas de la habitación pensando en lo leído; aquella rueda que mal estaba,  ¡el amor sí que estaba de moda! Sólo bastaba con salir a las calles en este día de san valentín para darse cuenta de ello, pero si lo pensaba profundamente,  en algo tenía razón. Pocos amaban de verdad y en ese sentido el amor verdadero era casi un misterio, uno que estaba viviendo en carne propia y que había sentido sin saber la magnitud del mismo. Mientras pensaba en ello intensamente, sintió un gran desespero posarse en su pecho y llevó una de sus manos a el por el dolor tan inmenso que sintió en el corazón; sin esperarlo sus lágrimas comenzaron a salir sin control.

Se sorprendió muchísimo en un principio, tocó su rostro confirmando si era real lo que estaba sucediendole, ya que no podía parar de llorar y se sentía demasiado intranquilo; pero aquel sentimiento de miedo y angustia se le hizo muy familiar. De inmediato abrió sus ojos al máximo, saltó de su cama casi cayéndose en el acto y corrió hacia afuera esperando que lo que estaba sintiendo fuera indicio de algo, en el camino miró por todos los rincones de la casa hallando nada, así que fue directamente hacia la puerta principal abriendola con rapidez y mirando a todos los lados, encontrando una larga calle solitaria la cual solamente la llenaban los insistentes ladridos del perro de algún vecino.

Sin fuerzas y nuevamente con el corazón destrozado, vacío, se sentó en el frío suelo mientras secaba sus lágrimas con el dorso de la mano; era la sexta vez en menos de un año que se sentía de esa manera y aún no lograba encontrarlo por ningún lado,  ni siquiera sabía donde estaba.

Lo único que le quedaba era esperar volver a sentir aquella sensación y probar suerte... Una vez más.

* * *

—¿sucede algo? — el hombre de cabello negro limpió el sudor de su frente mientras mantenía sentado sobre la cama, estaba entre las sábanas y peleaba por recuperar el aire.

—no, sólo fue un mal sueño. — respondió frotando su pecho para mitigar el dolor tan enorme que había sentido, de todo creía que eso era lo más desagradable; sentir tal desolación y pena...

—¿de nuevo?

—sí. Últimamente se han vuelto más constantes y parecen muy reales. No lo sé, es... — se quedó pensando en ello y frunció el ceño antes de que la voz del otro volviera a llamar su atención.

— la misma persona, imagino.

Mirándolo negó con la cabeza. —No sé quién sea, pero siento que debo encontrarlo, Kihyun. Siento que es importante, es-es como si estuviera llamándome.

— Lo sé, me lo has dicho varias veces ya. Por el momento trata de descansar,  debes ir temprano a la universidad ¿te parece? — el poco aire que había reunido se le escapó por la boca, dejándo a su paso inconformidad con la respuesta; aquello no debía ser normal, si cada vez esos sueños atacaban su memoria y pecho con más frecuencia, como si estuvieran advirtiendole que se encontraba pasando por alto algo demasiado vital para su vida.

— Kihyun ¿Tú sabes lo que me sucede? Me gustaría poder entenderlo.

—Mmm, pienso que deberías dormir por el momento y cuando estés listo te contaré todo lo que necesites saber ¿de acuerdo? No debes preocuparte por nada, todo será paso a paso.

—¿pero cuándo será eso? — cuestionó impaciente por la respuesta — me gustaría saber al menos quien es la persona que aparece en mis sueños, si me lo dices el resto será cuando tú lo quieras, lo aceptaré y esperaré.

—eres demasiado curioso, Hoseok. Ahora duerme.

La luz fue apagada por Kihyun, quien salió cerrando la puerta de la habitación dejándolo de nuevo solo en medio de la oscuridad; volvió a la cama muy angustiado, su pecho se sintió demasiado vacío en comparación y cerró los ojos muy fuerte buscando centrar sus pensamientos. Hacia varios meses estaba experimentando estos  sueños poco usuales con mayor frecuencia y comenzaba a cuestionarse muchas cosas con más insistencia cada vez.

Su vida de igual manera no era normal,  despertó hace tres años en la habitación de un hospital y ni siquiera recordaba quién era o qué hacía ahí; al único que tuvo a su lado siempre fue a Kihyun, quién lo cuido desde el primer momento en que despertó.

Era muy difícil.

Se esforzaba constantemente por encajar, pero sentía que algo no estaba bien con la vida que llevaba, que algo le faltaba; algo enorme. Ciertamente no sabía de qué se trataba y los sueños con aquél hombre castaño estaban comenzando a despertar sus ansias de saber sobre su pasado, ahora más que nunca; pero cuando le preguntaba a Kihyun sobre ello, este siempre lograba safarse de la situación diciéndole que aún no estaba preparado para ello.

¿Preparado para qué?

Era una tontería. Chasqueó la lengua y puso los brazos tras su cabeza apoyándose en ellos, mientras miraba al techo de la habitación, en él hace poco había dibujado un gran cielo azul donde estaban la luna y el sol viviendo juntos, de alguna manera le gustaba así y sentía una gran lástima de que no pudieran convivir juntos en realidad.

Mientras veía el cielo de la habitación trató de recordar el rostro de aquel chico que lo llamaba insistentemente en sus sueños,  pero a cambio,  lo único que logró fue conseguir un dolor de cabeza devastador. —demonios... —el joven chico se dio vuelta sobre la cama tratando de conciliar el sueño, era lunes y eso también lo ponía de malas pulgas; así, sin más, cerró sus ojos y se dejó llevar por el sueño.

Flashback:

Japón, Tres años antes.

—siguiente paciente.

Nombre: Shin Hoseok.
Edad: 21 años
Estado: en coma.
Causa: accidente de auto.

—¿tiene algún estímulo? —preguntó un hombre de lentes que veía la ficha del paciente con atención; los otros médicos en la sala también se encontraban leyendo y observando cada detalle en los exámenes e historial clínico.

— Los tiene, doctor Kirishima, para los signos que presenta no debería ser en mucho tiempo; sin embargo, es cierto que debería de haber sido posible ya.

— Por ahora seguiremos observando su desarrollo. Dice que el día del accidente llegó alguien que asegura ser su custodio, su nombre es Kihyun ¿Cierto?

— Si señor,  hasta ahora hemos confirmado que es la persona a cargo de él y que estaba en Corea cuando todo sucedió.

— es un muchacho muy joven para que esté viviendo solo en un lugar como Tokio — comentó una doctora devastada — ¿qué hacía esta persona?

—supongo que serán problemas familiares, de esos si que se ven aquí — respondió otro con desaire.

—¡Doctor Kirishima! —un joven enfermero entraba agitado en la sala donde se encontraban reunidos los varios doctores — es el paciente de la habitación 233, ha despertado. — El doctor se levantó como un resorte de donde se encontraba y de inmediato corrió hacia la habitación, una vez ahí, entró y vio como el joven pelinegro veía por todas partes de la habitación, parecía como si nunca hubiese tenido ningún tipo de problema, salvo un par de rasguños en su rostro que apenas y se notaban ya.

—¿Shin Hoseok? Soy el doctor Kirishima ¿entiende usted lo que estoy diciéndole? —el chico seguía sin prestarle la debida atención, por lo que el doctor se acercó preguntándose si algo andaba mal.

—Joven Shin, ¿sabe dónde está? — él frunció el ceño y negó con la cabeza primero.

—En realidad, no... No sé... ¿Qué hago aquí? —dijo al fin el chico muy confundido.

—tuviste un accidente y llevas un par de días inconsciente. Dime ¿te duele algo? Algún síntoma que quieras decirme.

—pero...¿Quién es Shin? ¿Por qué no recuerdo quién soy? No recuerdo nada. —el chico ahora miraba al doctor con vetas de angustia en los ojos, estaba intranquilo y ya era evidente.

—Enfermera, busca el numero de contacto del familiar del paciente y dile que venga de inmediato.

Fin del Flashback

* * *

Hoseok abrió los ojos al escuchar la alarma sonar, ya eran las 6:00 AM y debía estar listo para las clases de 8:00 AM; Estiró su cuerpo revolviendose entre las sábanas, lo último que quería era tener que ir a esa universidad que tanto odiaba. Después de un par de gritos de Kihyun, se levantó y se preparó para bajar a desayunar, lo cual hizo en completo silencio.

—vas tarde, te regañaran de nuevo — comentó Kihyun bebiendo de su te con suma tranquilidad.

—Odio esa universidad, Kihyun. — soltó un suspiro dejando su vaso de jugo a un lado en la mesa y miró al hombre de cabello castaño que leía el periódico con atención.

—es la cuarta en los últimos dos años, Hoseok, y no puedo buscar otra más en esta ciudad. Debes terminar la carrera de algún modo. — pasando la hoja del periódico habló, leyó un par de líneas antes de escuchar un pesado suspiro que inundó el ambiente tranquilo de la casa.

—Lo se~

Kihyun arrugó el entrecejo y soltó el periódico para mirar fijamente al joven que ahora tenía como elegido. —¿tanto quieres conocer a la persona que aparece en tus sueños? — Hoseok tensó todo su cuerpo al escuchar aquello y como si se tratase de algo maravilloso, hizo alumbrar sus ojos por lo deseoso que se sentía de saber la verdad.

—¿me dirás quién es? — preguntó animado, levantándose de paso producto de la emoción.

—No. Debes descubrirlo por tí mismo. — El menor dejó caer su cuerpo en el respaldo de la silla y miró con desdén al castaño; este nuevamente tomó de su taza de té y continuó leyendo el periódico como si nada. Si de algo estaba seguro Hoseok, era que el mayor no le diría nada al respecto, por lo menos no en ese momento.

Con un gran esfuerzo llegó a la universidad esquivando el tráfico en su bicicleta, entró guardandola en el parking correspondiente y con "cautela" fue a "escabullirse" en la clase que ya había dado inicio hacía minutos.

No era un estudiante destacado, pero tampoco era alguien regular, al contrario, Hoseok era el dolor de cabeza de todos los maestros de todas universidades a las que iba, sin embargo muy pocos reconocían el gran talento que poseía para las artes, escritura y un montón de habilidades más; era alguien excepcional, casi un genio.

Con algo de descaro corrió la puerta asomando la cabeza, haciendo que todos en la clase voltearan a mirarlo; con un rojo inconfundible el maestro gritó a Hoseok y de inmediato le impidió entrar a su clase. Había logrado al menos su objetivo, que era no estar en clase durante la mañana.

No le importaba demasiado en realidad; Hoseok se mantuvo acostado en la camilla de la enfermería, tenía los ojos cerrados repasando uno a uno esos rasgos característicos de la persona en sus sueños, no recordaba su rostro pero la voz era algo que lo embriagaba lo suficientemente y le hacía sentir que lo extrañaba demasiado, como si hubiese sido todo y hora ya no tuviera nada.

Era raro, nada tenía sentido y su pecho aún albergaba esa sensación efímera de dolor y soledad que no se borraba con nada, era un vacío tormentoso que lo hacía cuestionarse si quizá algo en serio andaba mal y estaba ignorandolo como un tonto.

—ey, Shin Hoseok. — abrió lentamente los ojos, frustrado porque no podía dar con el rostro de aquella persona.

—¿qué sucede?

—Levántate, vamos a comer ramen en algún restaurante cercano.

—Hyungsik, hoy no se va a poder. Quiero regresar a casa cuanto antes porque me siento cansado y hay algo que quiero que Kihyun me aclare también.

Su amigo rodó los ojos por la impaciencia. —por eso nunca te invito a ningún lado.

—Será la próxima vez, lo prometo —el pelinegro se dio la vuelta cerrando los ojos de nuevo, y dándole la espalda a su compañero de clases lo ignoró por completo.

—Eres un... —el más alto lanzó un suspiró, miró con desinterés al chico que aún yacía acostado, giró en sus talones y cogió camino hacia la salida de la enfermería.

Hoseok por lo general era distante con los demás, con demasiada dificultad creó un lazo de amistad con un par de compañeros, pero cuando estos buscaban invitarlo a salir o a hacer cualquier cosa en conjunto, el pelinegro simplemente pasaba diciendo que lo haría la próxima vez o cualquier otra cosa; salvo que esta vez algo sí era cierto, y eso era que trataría de convencer a Kihyun de que al menos le hablara acerca de su pasado, al menos eso tenía derecho a saber.

Terminada la dichosa jornada, de la cual la mayor parte se la pasó durmiendo, volvió a casa dándose cuenta de que Kihyun no se encontraba leyendo en su despacho como de costumbre, siguió derecho a la sala deteniéndose a mitad de camino y regresando a ver una caja que descansaba sobre la mesa. Con la curiosidad a flor de piel caminó directo a la misma y detalló con incredulidad la carta que se encontraba sobre ella.

"para mi querido Hoseok."

el joven dudó mucho en abrir el sobre después de leer aquel pasaje, no sabía por qué tenía tanto temor de ello pero se sentía así y no podía evitarlo. Con las manos temblorosas lo abrió al fin,  dentro de ella encontró una carta y un brazalete con una piedra que brillaba tanto como lo hacía el arcoiris; sin dudar más leyó la carta.

«supongo que el ser un elfo sin ningún conocimiento en el comportamiento de los humanos, ha hecho que te sientas incómodo en algunos momentos. De verdad lo siento por eso, Hoseok.

A veces, cuando recuerdo el día en que te conocí aún siendo muy pequeño, pienso en que, aunque haya cometido errores, el haberte hablado y cuidado de tí jamás será uno de ellos, al contrario,  hasta el final fui insistente y aún siendo alguien que no podía estar entre los humanos luché y logré quedarme contigo para cuidarte; pero ello tenía una condición y esa era el tener que dejarte saber sobre tu destino cuando fuese necesario. Creo que sucedió mucho antes de lo que tenía previsto.

—¿mi destino?... — Hoseok no entendió a que estaba refiriéndose el mayor, lo que estaba diciendo estaba tornándose demasiado confuso en todos los sentidos.

... Alguna vez me dijiste que se debía amar lo bello del destino aunque este fuera uno malo o desagradable, bueno, creo que has llegado a amar tanto esa parte bella de la vida, que no has podido desligarse de ello y eso de alguna forma me hace feliz, no importa si eso  significa siempre que te mantendrás alejado de mí.

Como tú, yo también amaré lo bello de mi amargo destino; eres mi amigo, mi hermano y mi familia, lo eres todo, pero como tu custodio mágico debo hacer que todo se cumpla y es por eso que hoy terminaré con mi misión. En esta caja se encuentra lo más preciado para tí... esa persona a la que tanto esperabas conocer, encuentrala y sé feliz.

Por mí parte volveré a Sujulandia, tú deseo ha sido cumplido y he estado demasiado tiempo alejado de mis labores como rey; pero no temas, no hay por qué temer. Creeme, una vez encuentres a aquélla persona sabrás de por qué tu deseo.

Te quiere tu viejo amigo, Kihyun.

Sintiendo una opresión en el pecho, cerró los ojos y se quedó apoyado sobre la mesa por el tiempo en que el mareo se iba. No entendía por qué su custodio mágico se había ido de repente dejándolo sólo y muchas de las cosas que decía no tenían sentido aún

¿de qué deseo hablaba? ¿Se conocían de siempre? ¿Quién era realmente antes del accidente?

No entendía nada.

Sin especular más abrió la caja y en ella encontró un montón de artículos de noticias los cuales hablaban de una sola persona, Hyungwon. Sintiendo un gran dolor de cabeza dejó caer una foto que había entre todos los recortes de revistas y periódicos, los cuales databan de los últimos tres años.

—qué - ¿qué es todo esto? ¿Qué sucede? ¡Kihyun, aparece ya! ¡No entiendo nada, por favor! — Hoseok flaqueó ante la situación; aunque su custodio le había dicho de no tener miedo, realmente lo tenía y ahora no estaba tan seguro de si conocer a esa persona era lo mejor después de todo...

* * *

—esto es obra tuya ¿O me equivoco, gato descarado?

—no sé de qué hablas, vieja. —el pelinegro se mantuvo calmado en el suelo, mientras pasaba lento las hojas de un libro.

—Hablo de la memoria del hado ¿Cómo es posible que aún pueda recordar al humano? — la anciana lo juzgó con la mirada — Fuiste tú ¿cierto? Qué pregunto ¡Claro que fuiste tú!

—tus ladridos causan dolores matadores de cabeza en mi, mis orejas son sensibles y ya te dije que no sé de qué hablas. Si lo recuerda es porque efectivamente estabas equivocada y tu juego falló, vieja magullera. Esos dos seres son diferentes, no existe maldad o egoísmo en sus corazones y el amor ganó. Fin.

—¿a quién le dices magullera? sé perfectamente que hiciste un trato con aquél joven hado antes de cobrar mi pago.—la anciana suspiró hondo y continuó — lo has hecho bien.

Heechul abrió uno de sus ojos y vio a la ancianita acomodarse de manera casada en su sillón; nunca esperó que fuera a felicitarlo por haberla desobedecido.

—¿y tú qué te traes, vieja Kaoko? Te dije que no he hecho nada.

—¿me crees idiota? Soy anciana, no un cadáver. Sabía que te reunias con el hado a mis espaldas, aceptaste ser su consejero espiritual y supe también del trato que hicieron ¿Crees que de no saberlo habría hecho lo que hice? Ese hado de alguna manera tenía que cambiar y se lo he concedido, con quien no contaba era con el joven humano. Lo hizo todo más fácil.

— vaya, cualquiera diría que eres una anciana noble..

—Lo soy, Heechul, lo soy.

El elfo de extraordinaria belleza rió ante el comentario y continuó leyendo, mientras que la anciana sonreía regresando a su verdadera apariencia; descansaba al fin de su arduo trabajo que le había costado años de esfuerzo.

Flashback:

—Kaoko ¿a dónde vas? — La mujer alta, de cabello dorado como el sol y de noble porte giró con una sonrisa en su rostro.

—tomaré este trabajo, será interesante. Después de todo llevo mucho tiempo sin tomar a un elegido ¿no?

—pero es una simple humana y tú eres el destino, los grandes dioses no tienen por qué tomarse ese tipo de trabajos. — le regaño su hermano el tiempo — envía a una hada para que haga eso y olvidate de ir a la tierra.

—Tiempo, eres demasiado quejumbroso. Calla y muévete del camino, esa mujer brilla con mucha intensidad, veo el fruto en su vientre y te juro su destino brilla como el mismo sol —repetía muy emocionada la mujer— ya anda muévete.

— estás loca, si no fueras mi hermana hace mucho te hubiera exiliado de aquí. Vete ya.

Fin del Flashback.

Al recordar la primera vez que vio venir al mundo a Hyungwon, Kaoko sonrió dejando a Heechul extrañado de su comportamiento; la mujer de extraordinaria belleza se sentía demasiado orgullosa de que el castaño hubiese sido tan valiente, porque siempre esperó mucho del él y este había sobrepasado sus expectativas.

Heechul pasó de nuevo la hoja del libro y sonrío alegre ante la situación. Sólo sería cuestión de tiempo para el destino de Hoseok regresara a su curso

Flashback

—Hoseok, al fin nos encontramos. —el elfo vio con diversión el desespero del hado.

— ¿un elfo? ¿quién eres y qué haces aquí? ¿Dónde estoy? Hyungwon...

— su alma estará bien con Kaoko, el que está en problemas eres tú hado tonto. — soltó el aire de manera cansada — tienes a muchas  personas preocupadas y con debida razón, si sigues aquí acabarás perdiendo toda tu magia ¿lo entiendes no? Perderás tu eternidad y serás un simple un humano sin ninguna clase de poder.

—Yo- ¿Cómo sabes eso?

Con desdén movió la mano y frunció los labios mostrándose relajado. — digamos que he decidido arriesgarme a ser exiliado para así ser tu consejero espiritual. Soy Heechul, un elfo que trabaja bajo las ordenes de la diosa del destino

—¿el destino?

—sí, y el tuyo no es muy alentador. — le comentó — Te has enamorado de un alma humana que está como pago a la diosa Kaoko, Hoseok, sigues enfermando y una vez tu contador llegue a cero no podrás regresar a Sujulandia ¿qué te hace pensar eso? la diosa cobrará su pago, tomará el alma de ese humano y no habrá razón por la cual debas quedarte. Lo viste, lo que pasó en el campamento es sólo el comienzo, tarde que temprano sucederá.

— ¡tonterías! ¿Qué sucederá con Hyungwon si lo dijo ahora? No iré a ninguna parte, tengo que hablar con esa maldita anciana. Llévame con ella. — la angustia de Hoseok era evidente.

—¿estás escuchando lo que estoy diciendo Hado? — cuestionó el elfo sin entender por qué era así de terco — Eres tú el que sufrirá la mayor parte de las consecuencias. Un alma humana puede regresar cuantas veces el destino quiera, pero un alma mágica no; además una vez reencarne olvidará todo lo que vivió junto a ti, volverá a ser alguien absolutamente diferente ¿por qué te aferras? Escuchame, regresa a tu mundo ahora y deja que el destino haga su trabajo. El más puro amor — se burló — eso es sólo un tontería más, seguro lo olvidas teniendo toda una eternidad por delante.

—tú no lo entiendes elfo, Hyungwon es todo en mi vida. ¿Cómo puedes decir que si lo dejo atrás no sufrirá, si estoy seguro de que si lo hará? Lo he sentido, siento sus temores y todo lo que él es... Eres un consejero espiritual y un elfo, pero no haces bien tu trabajo de ninguna forma. Ahora llévame con la vieja Kaoko.

Heechul dejó de escuchar como en la primera línea, suspiró y miró de reojo al hado sintiendo una lástima enorme. Había visto muchas personas que decían estar enamoradas, sentirse unidas en el alma a esa persona especial, pero al final eran egoístas y siempre pensaban en ellas mismas antes que nada, dejando de lado aquello que decían amar; sin embargo tenía de frente a un hado que pensaba primero en un humano, sin pensar si quiera en lo que le sucedería a él mismo.

Algo era diferente está vez

—¿qué tan bien sabes besar estúpido Hado? — preguntó ya impaciente por tener que pensar demasiado. Tenía 126.000 años, no tenía paciencia para tal juego de niño.

—¿ah?

— Entrega tu alma mágica en pago por la de él, haré que te reúnas con la diosa y lanzarás los dados del destino; mientras tanto me haré cargo de tus memorias cuando el pago sea cobrado y solo un beso de aquel que tanto dices amar te las devolverá. Es el destino, no puedo hacer mucho más, soy un simple elfo. Aterrador ¿no es así? si quieres podemos hacer esto más fácil, ven conmigo y yo me encargaré de llevarte de regreso a Sujulandia, Kaoko hace su trabajo y todos felices para siempre. No seré exiliado por desobedecer.

—estoy de acuerdo. —dijo Hoseok sin chistar y sin dejar que Heechul terminara de hablar —Pero tienes que asegurarme que si ofrezco mi alma no le sucederá nada a Hyungwon y debes guardar todas y cada una de mis memorias, elfo. — el de cabello largo bufo cansado.

— tengo que ser sincero. Su memoria será borrada una vez todo suceda, no te recordará aunque tú sí, no importa qué. Es un humano después de todo. No puedo hacer nada con eso.

— pero él estará bien, ¿no es así? No importa si no me recuerda, estaré con él hasta el último momento y cuando regrese lo buscaré de nuevo, confío en eso. Tienes que prometer que no me defraudaras — el hado ni siquiera temía estar en peligro; sin decir nada más chasqueó sus dedos y envío de vuelta a Hoseok al plano material, mientras pensaba en cómo los reuniría y ocultaría su trato de la anciana Kaoko...

Fin del Flashback

* * *

Hyungwon salió de la oficina con más trabajo que nunca, nuevamente fue un día duro pero de igual manera le había servido para distraer la mente. Abrió la puerta trasera del auto lanzando con pesadez la maleta y el montón de carpetas en donde estaba archivado el último caso que se encontraba investigando, sin perder tiempo subió al auto y arrancó en cuanto vio el mensaje de su madre; ella quería que fuera a su casa para cenar.

Con una pequeña indecisión en su pecho condujo hasta su casa para así cambiarse de ropa y salir de una vez por todas a reunirse su madre; se quedaría por algunos días. Al llegar a la casa bajó de inmediato, abrió la puerta trasera para sacar su maleta y en el proceso de salir escuchó que desde atrás una voz que le hablaba, la cual le puso los vellos de punta.

—llevo horas esperándolo, pensé que no vendría o que no era su casa. No lo sé. — Hyungwon se quedó totalmente paralizado, no sabía si voltear a ver a la persona detrás suyo o quedarse así para evitar confirmar que se había vuelto loco; temía volver y comprobar que no era real,  que era una horrible y tortuosa alucinación o quién sabe qué cosa. — ey ¿Está usted bien?— el castaño sintió como tocaban su hombro con la punta del dedo, pasó saliva con dificultad y cerró los ojos  mientras que lentamente dio la vuelta, y así enfrentar lo que tanto temía; cuando al fin estuvo frente a frente, en un impulso que le tensó todo el cuerpo, abrió los ojos y comenzó a enumerar uno a uno esos detalles que no permitía por nada de se fueran de su memoria.

Ojos, labios, nariz, el contorno de sus cejas y hasta su palidez

Sin poderlo evitar comenzó a temblar, quería decir tantas cosas; por ejemplo un "¿estás bien?" O un "Te extrañé" "¿dónde estuviste todo este tiempo?" Era tan confuso, que lo único que pudo hacer fue llorar.

—yo - bueno, no quise ser tan rudo con usted. No tiene por qué llorar. — resopló y se encogió de hombros — verá, no sé qué sucede aquí, pero puedo intuir que usted me conoce. Soy...

— H-Hoseok hyung, de verdad eres tú.—el pelinegro se sintió incómodo por la forma como lo había llamado aquél hombre castaño, quiso corregirlo explicándole que él era mucho menor pero todo intento fue callado por Hyungwon, quien lo atrapó en un besó intenso.

El castaño no pensaba en nada más, antes esperaría a que se dieran las cosas por sí solas pero esta vez no pensaba en despreciar ni un segundo; Hoseok por su parte quiso safarse en un principio, pero después de varios segundos sus ojos fueron cerrándose y una sensación de familiaridad fue apoderándose de su cuerpo. Aquél sabor, entre más besaba más quería probarlo, por lo que profundizó el beso enredando sus dedos en el cabello castaño del más alto; en el proceso los recuerdos que permanecían dormidos fueron regresando uno a uno y en la medida que iban volviendo más fuerte se aferraba a Hyungwon.

Con esfuerzo se separaron, Hoseok pasó sus dedos por el rostro del castaño secando sus lágrimas y de paso admirando aquéllas pecas; las amaba,  amaba todo de él como a nada ni a nadie en el universo.

agradecía el haber vuelto.

* * *

era  una tarde de verano, afuera era soleado y los niños se pasaban jugando en frente del pelinegro que permanecía sobre el césped; se encontraba en el parque cerca de la casa de Hyungwon. Acostado miró el cielo recordando el día en que llegó a la tierra y sonrío ante las memorias que se reproducian en su mente. 

Se levantó, tomó un papel y lo leyó una y otra vez repasando lo que había escrito en la mañana mientras estaba en la escuela de arte; suspiró y se dio unos golpecitos en la cabeza, el cuerpo le temblaba y se sentía como un mocoso inexperto, aunque luciera como uno.

De manera sorpresiva unas manos cubrieron sus ojos, sonrió y aspiró el aroma que provenía de aquél chico; con solo eso sabía de quien se trataba, pues le era inconfundible.

—estás aquí...

—no es justo, al menos deberías fingir que adivinas quién es.. —el castaño quitó sus manos mirando de lado el rostro sonriente de Hoseok, quien se sonrojó al sentir la mirada atenta del castaño; su cuerpo tembló mucho más, y para ocultar tal nerviosismo se acomodó la playera blanca que llevaba puesta

Debía estar lo mejor posible para pedir la mano de Hyungwon.

—ven...— Hoseok lo llamó y con la mano y palmeó un lugar a su lado, Hyungwon sonrió haciéndose a su lado sin importarle mucho quien estuviese viéndolos, y una vez ahí apoyó su cabeza en el hombro del pelinegro cerrando sus ojos. Rayitos de sol daban en su rostro haciendo que sus pecas brillaran como nunca.

Hoseok vio de reojo al castaño, aspiró el aroma de su cabello y levantando su vista al cielo de nuevo, contuvo el aire por un momento y metió su mano libre al bolsillo de su jean; de el sacó un caja de terciopelo. Con las manos temblorosas apretó aquella caja y miró de nuevo a Hyungwon disfrutar del ambiente cálido, respiró profundamente y habló.

— Hyungwonnie...

—¿mmm?

—Yo- yo creo que no soy el mismo de antes. Justo ahora siento mi corazón latir como loco, pero quiero que sepas que realmente soy feliz contigo. — Hyungwon abrió los ojos para observar el rostro del pelinegro, este se mantenía entre sereno y ansioso por lo que frunció el ceño al no entender; una ola enorme de emociones agolparon su pecho,  así que llevo sus manos al mismo sin entender por qué Hoseok estaba así de nervioso; el sentimiento era muy lindo y cálido, no podía negarlo, pero estaba curioso.

—¿sucede algo? —preguntó inquieto el castaño.

Hoseok había olvidado por completo su declaración escrita, no tenía idea de nada y sólo siguió buscando las palabras. —Realmente estoy enamorado de tí, Hyungwon. Justo ahora soy un joven humano común y corriente, pero prometo que te cuidaré no importa si ahora no puedo usar magia, porque esto que siento por ti nunca jamás lo sentirá más nadie en el universo. Vivo para tí y para hacerte feliz.

—hyung... — Hyungwon se fue sonrojando, aquel sonrojo que lo hacía ser único en el universo, y que enamoraba una y otra vez al pelinegro.

—sé que es poco pero-pero quiero que seas mio para siempre — Hoseok abrió la mano mostrando aquella cajita, la abrió y mostró un brazalete que tenía una joya que brillaba como el arcoiris. — es la joya siderea. Con esto quiero sellar nuestra unión, así que... — producto de la felicidad, Hyungwon se lanzó sobre el pelinegro tumbandolo sobre el césped;  lo besó y se separó al cabo de un momento.

— hyung, yo ya soy tuyo. No hay nadie más con quien desee estar...Sólo un Hoseok en el universo. Te amo.

Hoseok miró los ojos llenos de amor del castaño y los enormes sentimientos en su pecho le conformaron aquello;  con una sonrisa amplia, tomó de la camisa al castaño y atrapó sus labios en otro besó más intenso mientras pensaba en el tesoro que había conseguido. Ese mocoso que una vez se negó a conocer  y que nunca imaginó amar tanto...

ese era Hyungwon, sólo uno en el universo.

Fin

__________________________

SIDEREA: es la joya que se da como unión en el reino de las hadas, cuando un príncipe hado consigue a la persona con la que compartirá su eternidad.

Hola mis amiguitas y amiguitos. Hemos terminado con otra historia 😭❤️
Gracias, muchas gracias por acompañarme en este viaje tan emocionante, un mágico viaje que espero los haya entretenido lo suficiente.

Las amo y nuevamente gracias por el apoyo!

Hay DREABLE!
Esperenlos con ansías ❤️👍🔥

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top