Capítulo dos
Dégel no podía creer lo que veía, era su viva imagen salvo el cabello tenía un tono azulado cerúleo pero esa mirada era idéntica a la de aquel hombre que alguna vez amó en su juventud.
Rápidamente comenzó a cuestionarlo para saber por qué usaba esas prendas en mal estado y sobre todo por qué estaba tan descuidado.
- Me dijo que se llama Milo - Habló el pequeño Camus señalando al joven quien se limpiaba sus lágrimas que recorrían por sus mejillas.
- ¿Ese es tu nombre pequeño? - Interrogó Dégel mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo para poder ayudar al pequeño.
- Si, no sé en dónde estoy... Mis padres deben estar preocupados por mi.
- Vamos a la librería y ahí te puedo ofrecer unos bocadillos en lo que yo le llamo a la policía y dar aviso que estás perdido.
Dégel tomó la mano del pequeño Milo y de su hijo Camus, los llevo hasta la librería aunque internamente pensaba la razón por la cual Kardia tenía muy descuidado a su hijo. Si bien siempre fue un hombre proveniente de una familia con una economía alta, no era motivo para que su hijo estuviera en ese estado.
Nadie podía negarle que Milo era el hijo de Kardia, es su viva imagen, misma tonalidad de ojos y sobre todo esa cabellera alborotada solo podía ser de alguien y ese alguien hacia aparición de nuevo en su vida.
- Milo ¿Donde viven tus padres?
Al llegar a la librería Dégel abrió la puerta para poder darles el paso a los dos pequeños mientras escuchaba con detenimiento a Milo.
- Soy muy malo aprendiendo la dirección de mi casa - Habló con la voz entrecortada - Pero cuando salí de mi clase de música unos sujetos encapuchados me metieron a la cajuela de un auto y me dejaron en esta ciudad que no conozco.
Fue entonces que Degel comprendió aquel aquel niño había sido secuestrado, intentó calmarse para pensar mejor las cosas con claridad.
Le dió indicaciones a Milo de que pasara al sanitario para poder lavarse sus manos mientras él ordenaba un poco de comida para los tres.
Después de hacer la orden en el restaurante más cercano, los dejó a ambos en la pequeña oficina con algunos libros para niños mientras él llamaba a la estación de policía para dar aviso del pequeño Milo.
En efecto la policía le dijo que en unos momentos llegarían, tiempo preciso para que Milo por lo menos pudiera comer junto con ellos y así llevarse algún alimento a su estómago mientras esperaban.
- Dime Milo - Cuestionó Dégel con curiosidad - ¿Como se llaman tus padres?
- Mi mamá es Saori y mi papá Kardia, aunque... - Se quedó callado por unos momentos sin dejar de jugar con el tenedor y su espagueti en el plato - Papá casi no está en casa por qué sale de viaje constantemente.
Dégel se acomodó sus anteojos al escuchar esas palabras, tenía razón después de todo, Milo era hijo de aquel hombre que alguna vez amó y ahora el destino nuevamente lo volvía a poner en su camino.
Aunque tenía algunas dudas con respecto a Milo, sobre todo lo descuidado que se encontraba físicamente.
- ¿Y que hay de tu mamá? ¿Ella sale de viaje con él?
Milo le dió un bocado a su trozo de carne, por fin después de unas largas horas podía volver a comer algo, su estómago dejaba de hacer ruidos extraños.
- No, ella constantemente dice que soy un estorbo. Siempre sale a citas que tiene y me deja a cargo de mi tía Sasha, ella es la única que está al pendiente de mi.
- Eso no es escusa para que no estén al pendiente de ti Milo. Afortunadamente aquellas personas te dejaron en este lugar y por Camus te pude ayudar... Si algún día necesitas algo no dudes en acercarte a nosotros.
- Mi papi está en el cielo cuidando de mi y de mami - Agregó el pequeño Camus ganandose una caricia en su cabeza por parte de Dégel. A pesar de tener siete años, era consiente de la realidad.
Acto que conmovió a Milo en su interior, desde que tiene memoria en sus recuerdos de infancia jamás había recibido un gesto de cariño por parte de su padre, ni de su madre, salvó de su tía sin embargo no era el mismo sentimiento por qué a veces llegaba a pensar que solo era un estorbo para sus padres.
Dégel notó esa molestia en Milo, sin pensarlo dos veces se levantó de su asiento y envolvió en un cálido abrazo al hijo de Kardia para que pudiera sentirse en confianza.
- No te preocupes Milo, ya verás que todo saldrá bien.
Acto que fue interrumpido por la inesperada llegada de los policías, acompañados de una dama de largos cabellos lilas y usando un vestido blanco y reluciente, el ruido de sus tacones no pasaba desapercibido en la librería.
- ¡Milo, mi cielo estaba preocupada por ti!
Al escuchar esta voz, el pequeño Milo se levantó de su silla y corrió para poder abrazar a su tía Sasha.
- Unos sujetos me subieron a un auto y me dejaron cerca de este lugar pero todos me veían con malas intenciones por qué creían que era un niño de la calle.
Dégel miraba aquella escena con ternura, ahora que conocía a Sasha se dió cuenta de inmediato que ella no fue la chica que arruinó la fiesta de graduación cuando Kardia y él se vieron por última vez.
Si ella era la tía, entonces aquella señora de nombre Saori debería ser la que gritó a los cuatro vientos que ella y Kardia serían padres.
- En verdad te agradezco que cuidaras de mi pequeño Milo - Sasha se acercó a Dégel para estrechar su mano con él.
- No es nada, en realidad pude salir ayudarlo por qué mi hijo Camus me avisó que había un niño en el parque que tenía mucha hambre.
Sasha miró al niño de cabellos esmeraldas que se encontraba justamente a lado de Dégel, era de menor edad que Milo, aunque le resultaba extraño que su querido sobrino se desenvolviera rápidamente con ellos, no cuando Milo suele ser un poco tímido y callado con los demás.
- En verdad les agradezco esto, ahora solo nos queda declarar ante la policía sobre este acontecimiento.
La mujer se dió la media vuelta tomando de la mano a Milo para poder retirarse del lugar, no sin antes enviar un audio para el padre de su hijo.
Esto ya es el colmo Kardia, afortunadamente tu hijo ya apareció, estaba en buenas manos en una librería de la ciudad, aunque tú mujer no es capaz de llamar por saber sobre el paradero de Milo.
Deja de darle mucha importancia al trabajo, Milo también te necesita.
Y con estas palabras salió Sasha por la puerta principal de la librería, Milo por su parte movió su mano en el aire para despedirse de aquel niño hermoso de cabellos esmeraldas.
- Con que Milo es tu hijo Kardia - Susurró Dégel al verlos salir de la librería.
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Ahora si puedo dejarles otro capítulo para que puedan ver qué es lo que le pasa a Milito para que no se queden con la duda.
Los quiero y les mando un abrazo.
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