Inspiración.
Las pasarelas eran el pan de cada día de Uwabami, encantada de ver como los fotógrafos se deslumbraban ante el firme y confiado paso que ella daba, vistiendo siempre de la mejor manera, luciendo los diseños más nuevos del diseñador de turno.
Ama saber que es adorada no solo por su belleza si no de igual forma por su presencia, el flash de las cámaras eran las alabanzas, los aplausos los gritos de fervor y la música el complemento perfecto de la velada perfecta, pero incluso con esas, ella estaba curiosa de algo que noto, en el extenso camino que la blanca pasarela otorgaba, su vista quedo plasmada en una sola persona.
La reina del modelaje era conocedora de música, casi de todo tipo, pero ella amaba las melodías en violín. Reconociéndolo como el vino que cualquier catador llamaría sublime, como el tesoro que cada aventurero busca, como la nueva estrella que cada astronauta observa. La música del violín era una joya para ella, por lo que aunque no lo dijera a los 4 vientos, era fanática de un violinista especial.
Izuku Midoriya, un violinista único en su tipo, siendo oriundo de Matsuyama en Shikoku, se destacaba no por un modo raro de tocar, un violín extraño o un espectáculo visual de grandes escalas, lo que hacía resaltar a este músico era la forma tan pura de poder transmitir sus sentimientos en cada acorde, sus shows en vivo eran descritos como relajante, sentimentales y de gran repercusión interpersonal.
Ella no había tenido la oportunidad de poder asistir a uno, pero cuando podía miraba las transmisiones en vivo de los mismo, logrando entender las afirmaciones, escuchar como cada acorde dejaba su muestra en el aire y llegaba a ella, era mágico, amaba como sus suaves melodías podían hacer que todo su entorno desapareciera y solo fuera el sentir de la música y ella.
Por lo que, ver a tal artista ahí era curioso, halagador y fascinante.
En una fastuosa fiesta repleta de luces cálidas y destellos dorados, la multitud celebraba la reciente pasarela. Modelos, diseñadores y empresarios compartían risas y brindis, mientras la suave música de un cuarteto de cuerdas flotaba en el aire. Entre los asistentes destacaba Uwabami, una modelo cuya presencia era imposible ignorar. Alta, de cabello rubio y ojos penetrantes, irradiaba una confianza natural, como si toda la atención estuviera hecha para ella. Su vestido rojo brillaba bajo las luces, realzando su figura esbelta mientras caminaba con gracia por la sala.
Después de intercambiar algunas palabras con otros invitados, Uwabami decidió tomarse un respiro. Observó el salón desde la distancia, hasta que sus ojos se posaron en el susodicho violinista, que afinaba su instrumento cerca del escenario. Izuku, de expresión seria y un poco fuera de lugar en un ambiente tan extravagante, estaba más enfocado en la música que en el bullicio a su alrededor. Su cabello desordenado y la postura tranquila contrastaban con el lujo y la ostentación que lo rodeaban. Para alguien tan imponente como Uwabami, él era como un soplo de aire fresco.
Intrigada, se dirigió hacia él con pasos calculados, cada uno acompañado por el suave crujir de su vestido. La gente a su alrededor se apartaba casi inconscientemente al ver su aproximación. Cuando llegó junto a él, la música del cuarteto se desvaneció en segundo plano.
-Tocas bien- dijo Uwabami, con una sonrisa apenas insinuada. Su voz, aunque calmada, tenía un matiz de seguridad que parecía exigir atención sin siquiera pedirla -En medio de todo este caos, alguien tiene que apreciar lo que haces-
Izuku, sorprendido por la presencia de la modelo, levantó la vista de su violín. No esperaba que alguien como ella se interesara en lo que hacía, y mucho menos que se acercara a hablarle.
-Eh... gracias- respondió algo torpemente, enderezándose aunque manteniendo un tono apagado -Aunque, si te soy sincero, pensé que la mayoría aquí estaba más pendiente de ti que de la música-
Uwabami soltó una risa ligera, como si las palabras de Izuku hubieran perforado el ambiente artificial de la fiesta.
-Bueno, no los culpo- dijo con un brillo divertido en los ojos -Pero, a veces, incluso yo necesito algo más que miradas y flashes de cámaras. La música tiene algo... distinto. No es solo ruido, ¿sabes? Puede hacerte sentir algo real, aunque sea por un momento-
Izuku la observó, empezando a relajarse ante la franqueza de sus palabras.
-Sí, exactamente. Tocar es una manera de... desconectar del mundo, o quizás conectar con él de una forma más profunda- dijo, ahora más cómodo -Y en lugares como este, puede ser un buen refugio-
Uwabami inclinó ligeramente la cabeza, como si reflexionara sobre sus palabras. Sus ojos viajaron por la sala, donde las conversaciones y las risas seguían llenando el espacio, pero para ella todo parecía haberse ralentizado un poco.
-Es curioso- continuó ella -Esta noche todo ha sido tan frenético, tan superficial, pero aquí estoy, buscando algo... más genuino. Tal vez por eso me acerqué a ti. Entre tanto ruido, hay algo en tu música que me hizo sentir más presente, más conectada con lo que realmente importa-
Izuku soltó un suspiro, sorprendido de encontrar tanta profundidad en su conversación con una modelo que, hasta hace un rato, había parecido inalcanzable.
-Me alegra que lo sientas así. La música puede ser muchas cosas... para mí es una forma de hablar cuando no sé qué decir- dijo, notando el silencio cómodo que se había formado entre ambos -Si quieres, puedo tocar algo solo para ti, algo especial-
Uwabami lo miró con una mezcla de curiosidad y gratitud. La idea de tener un momento exclusivo, íntimo, alejado del ruido de la fiesta, le parecía tentadora. Asintió con una sonrisa genuina, una que rara vez mostraba en público.
-Me encantaría escuchar eso- respondió, con una chispa en los ojos -Esta noche, necesito algo que no sea solo ruido-
Izuku asintió y despidiéndose de la mujer, subió al escenario, ella sonrió y camino a la mesa del bar cercano, pidiendo un daykiri se dio la vuelta para observar al "desañilado" violinista alistarse para tocar.
Suspiro y sus ojos rápidamente miraron a Uwabami, la rubia pudo interpretar eso como si dijera "Esto es solo para ti" quizás era ridículo, un típico cliché presentado en toda película, pero tras su corta pero profunda interacción, consideraba era lo correcto.
Y comenzó a tocar. Las primeras notas, suaves y melancólicas, fluyeron como un susurro en la brisa. Uwabami cerró los ojos por un momento, dejando que la música la envolviera. En ese instante, todo el glamour y las apariencias de la fiesta se desvanecieron, y solo quedaron ellos dos, conectados por algo mucho más auténtico. Los invitados al rededor dejaban de existir, el sabor de su trago y la increíble música hacían que contrario a lo que antes Uwabami pensaba hacer, ella decidiera quedarse, oh solo hasta que el violinista terminara.
Durante dos horas, Uwabami observo como los firmes dedos del violinista le daban expresión a cada movimiento de las cuerdas, era un momento hipnótico, la música, la concentración y el rostro del pelo verde demostraba su compromiso con la melodía que era apreciable.
Cuando termino las alabanzas al hombre no se hicieron esperar, se despidió con una reverencia y bajo del escenario, abriendo paso a la banda que amenizaría el resto de la velada.
Uwabami vio como el violinista dejo su instrumento en su estuche, se lo entrego a un joven, parte de los empleados del lugar, este a su vez le entrego una botella de agua, agradeció y camino a las afueras del salón, conectando con un balcón, la rubia vio esto como una señal y se encamino hacía el.
Después de la interpretación de Izuku en el escenario, la atmósfera de la fiesta había cambiado. La suave melodía del violín había dejado una huella en el aire, como si hubiese tejido una calma invisible sobre los presentes. Aunque las conversaciones continuaban, el bullicio parecía haberse atenuado, al igual que las luces. Mientras los aplausos todavía se desvanecían, Izuku descendió del escenario buscando un rincón tranquilo. No estaba acostumbrado a tanta atención, especialmente en eventos de moda tan ajenos a su mundo.
Antes de que pudiera perderse en sus pensamientos, Uwabami, como si hubiera estado esperándolo, lo alcanzó. Había algo diferente en su porte ahora. A pesar de la confianza que siempre la envolvía como un aura, parecía más relajada, menos preocupada por el espectáculo de la fiesta.
-Te dije que capturarías a todos con tu música- comentó con una sonrisa mientras se sentaba junto a él en una pequeña mesa, apartada del bullicio principal. Su tono era más suave, casi íntimo, como si lo que acababa de presenciar hubiera generado una conexión más profunda.
Izuku, aún procesando la intensidad de su actuación y la atención que había recibido, le devolvió la sonrisa tímidamente. Se sentía algo abrumado por el cambio de foco. Después de todo, no era usual que alguien como Uwabami, famosa y admirada, mostrara tanto interés en él.
-Fue algo inesperado- dijo Izuku, encogiéndose de hombros -No estaba seguro de cómo reaccionarían. Al principio pensé que no prestarían atención, que estarían más enfocados en las luces y las copas de champán-
Uwabami soltó una pequeña risa, apoyando un codo en la la barandilla mientras lo miraba directamente a los ojos.
-El champán y las luces siempre están ahí. Pero cuando alguien toca como tú lo haces, con ese... no sé, sentimiento, es difícil ignorarlo-
Izuku se quedó un momento en silencio, agradecido por sus palabras, pero también introspectivo. No era la primera vez que alguien le decía algo parecido, pero esta vez sentía una incomodidad distinta. Como si algo dentro de él estuviera buscando una respuesta que no terminaba de encontrar.
-Gracias- respondió finalmente -Pero... no sé si ahora mismo estoy tocando con el mismo sentimiento de siempre. Últimamente, me ha costado encontrar inspiración-
Uwabami lo miró con interés renovado, inclinándose un poco más hacia él, como si quisiera desentrañar lo que había detrás de esa confesión.
-¿Qué quieres decir?- preguntó con un tono que indicaba que estaba realmente interesada.
Izuku tomó un sorbo de su agua, pensando en cómo ponerlo en palabras. Desde hacía un tiempo, sentía una desconexión, algo que lo inquietaba cada vez que tocaba. Las notas seguían ahí, la técnica intacta, pero había perdido la chispa, esa sensación que lo impulsaba a crear.
-Es extraño- comenzó, mirando la botella en su mano -Antes, sentía que todo podía inspirarme. La música era una forma de expresar lo que no sabía cómo decir de otra manera. Pero últimamente... no sé, es como si todo lo que tocara sonara vacío. Como si no tuviera nada nuevo que decir, aunque siga tocando-
Uwabami lo observaba atentamente, sin interrumpir. Su expresión cambió a una mezcla de comprensión y empatía. Ella misma, en su mundo de glamour y superficialidad, había pasado por momentos en los que todo lo que hacía parecía perder sentido. Aunque el mundo la veía como una figura imponente, también sabía lo que era luchar contra la falta de propósito.
-¿Has sentido alguna vez que estás haciendo algo por inercia?- continuó Izuku, buscando las palabras correctas -Que sigues adelante porque es lo que esperas de ti mismo, pero... en el fondo, sientes que ya no tiene el mismo significado-
Uwabami asintió lentamente, como si reconociera esa sensación.
-Sí- dijo con una sonrisa pensativa -Supongo que en la moda pasa lo mismo. La gente piensa que solo es caminar por una pasarela, lucir ropa. Pero cuando te encuentras haciendo lo mismo una y otra vez, solo para cumplir con las expectativas, se siente vacío. Como si algo dentro de ti se apagara lentamente-
Izuku la miró con curiosidad. Había imaginado que alguien tan exitoso como ella, siempre en el centro de las miradas, no enfrentaría ese tipo de crisis. Pero su confesión lo hizo sentir menos solo.
-Eso es exactamente lo que siento. Antes, la música era mi manera de conectar conmigo mismo y con los demás. Pero ahora... es como si no supiera dónde buscar esa conexión. Me siento perdido-
Uwabami lo observó en silencio por unos instantes, pensando en sus propias luchas internas, y luego respondió con una voz calmada.
-Quizás la inspiración no siempre es algo que encuentras. A veces simplemente se va, y tienes que seguir adelante hasta que vuelva. No es como una luz que puedes encender a voluntad... pero eso no significa que se haya ido para siempre-
Izuku consideró sus palabras, dejando que se asentaran en su mente.
-¿Crees que volverá?-
Uwabami sonrió suavemente, pero había una seriedad en su mirada.
-Yo creo que sí. Pero no puedes forzarla. La inspiración, al menos para mí, es algo que viene de lo que vives, no solo de lo que haces. A veces, necesitamos vivir un poco más, abrirnos a nuevas experiencias, para que esa chispa regrese. Quizás, lo que te falta es algo que aún no has encontrado fuera de la música-
Izuku la miró con una mezcla de asombro y gratitud. Nunca había pensado en la inspiración de esa manera, como algo que no solo nacía del arte, sino de la vida misma.
-Eso tiene sentido- murmuró -Tal vez he estado buscando en el lugar equivocado-
Uwabami le lanzó una mirada comprensiva antes de inclinarse un poco más hacia él.
-¿Qué es lo último que te hizo sentir vivo, Izuku? Algo que te haya conmovido, que te haya dejado pensando-
Izuku se quedó en silencio, reflexionando. No era una pregunta fácil, pero algo en la forma en que ella lo miraba, en cómo habían conectado esa noche, lo hizo pensar que no tenía que ser una respuesta grandiosa. A veces, lo más pequeño podía ser lo más significativo.
-Probablemente... este momento. Esta conversación- admitió finalmente, con un tono apagado pero sincero.
Uwabami sonrió, divertida y complacida a la vez.
-Bueno, entonces tal vez ya encontraste una pequeña chispa- dijo, levantando su copa de champán hacia él -Quizás solo necesites más momentos como este para que el fuego vuelva- suspiro -Pero si necesitas más y tienes una agenda libre, mañana podemos ir a Fukuoka-
Izuku rió suavemente y levantó su botella de agua en un gesto de brindis.
-Quizás tengas razón. No necesitaba algo grande para conseguir de a poco una nueva forma de inspirarme- suspiro -Mi libre agenda creo que se ocupara durante un tiempo- levanto su botella y en un gesto brindo con la modelo.
Ambos sonrieron mientras brindaban, compartiendo ese momento íntimo y sincero en medio de una fiesta que, por un rato, se había vuelto insignificante comparada con la conexión que habían encontrado.
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Bueno aquí termina esto.
¿Oye Burn no te ibas a tomar un descanso y mi mi mi mimi?
SI LO ESTOY HACIENDO, solo que para complacer a alguien que me había solicitado esto (desde hace un año jaja) decidí escribir algo rápido.
Y ya.
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