Siempre se preguntó cómo sería... Cuando él huevo finalmente se abriera.

La constante ilusión por verle nacer desde él momento que puso él huevo era tal que había incluso ocasiones en las que no podía dormir por estar vigilando cada movimiento y/o reacción del huevo a cualquier hora del día, en cualquier momento donde su mirada —involuntariamente— le veía de reojo, para finalmente pasar a ser lo único que se encontrase observando. Se encontraba oculta junto al huevo en él huevo de un árbol, a la espera de que él padre volviera con alimento para ella.

Los de su especie realmente no solían vivir en grupos grandes ni tampoco solían estar juntos mucho tiempo. En ocasiones las hembras eran las únicas que se juntaban para asegurar la supervivencia y una vigilia constante a los retoños recién nacidos, pues aunque ellos —ya evolucionados— eran respetados y raramente se les intentaba capturar, con sus crías era distinto. Era raro él humano que dejara ir a uno de sus pequeños o renunciasen a la idea de capturarle. Estar en grupos para asegurar la protección de los más jóvenes, era lo ideal para mantenerse a salvo. Algo todavía más importante si se pensaba a los depredadores naturales y su extraño gusto por las crías jóvenes y los huevos.

Ellos eran la principal razón por la que las hembras raramente se apartaban del nido. Y así como ellas luchaban por la supervivencia de los más jóvenes, los machos por su parte siempre aseguraban la supervivencia de las madres. Ellos solían apartarse de los grupos e incluso de sus mismas madres desde una edad temprana, con él ideal de proteger a los suyos.

Tal vez por eso, su actual pareja y ella habían congeniado tan bien.

Aunque los machos obviamente viajan en solitario para entrenarse, o se encontrasen alejados de los grupos. Estos siempre responden a su instinto para buscar pareja y asegurar descendencia.

Karol y ella no se habían conocido de aquella forma.

Su encuentro había sido tan aleatorio y curioso, que recordarlo no hacía otra cosa que hacerle reír. Lo había encontrado detrás de unas rocas, lejos de la vista de todos y lamiendo la mayor de parte de sus heridas, las cuales habían sido creadas por un anterior enfrentamiento contra un Weavile. En un primer instante Karol había intentando alejarla, gruñendo y haciéndole ver que no la necesitaba.

Sin embargo ella nunca había pensado en defraudar él significado de su nombre, él cual era "protección"

—¿Laryssa? ¿De que te estas riendo?

La Ninetales acurrucada junto al huevo despertó de sus recuerdos, solo para notar como su pareja acababa de regresar de su cacería, dejando él alimento en sus patas y sentándose a un lado de las colas de la hembra, usando las propias para cubrir por completo él huevo.

—No de mucho. Solo recordaba la cara de rabia que tuviste cuando nos conocimos.

Intentó —por todos los medios posibles— de no soltar una carcajada, él ceño fruncido y la forma en que movió sus colas, mostraban que obviamente para Karol aquello no era algo que le gustase recordar. Algo que quedo aun mas claro cuando cambió de tema.

—¿Crees que le falte mucho?—pregunto curioso mientras miraba él lugar donde él huevo se mantiene caliente gracias a las colas de ambos.

—No lo se—respondió con un tono amoroso y lleno de creatividad, ignorando por completo la comida que yacía entre sus patas—Estoy impaciente por que se abra.

—Estoy de acuerdo.

Lamentablemente, ese momento no sería apreciado por ninguno de los dos.

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Aclaraciones:

Los nombres que he utilizado son nombres rusos.

Karol es nombre hombre, y significa; Fuerte.

Laryssa es de mujer, y significa: Protección.

Aunque él nombre de "Karol" en otros idiomas es usado en mujeres, la pagina de donde yo lo saque, decía que era de hombre así que... Oh si, también parece que Karol y el significado que tiene es también German (?) ... Meh :V