Capitulo 3

Fue muy tarde cuando Laryssa se dio cuenta de un pequeño detalle... Ella realmente no sabía nada de como cuidar o criar a un bebé.

Estaba acostumbrada únicamente al cuidado de un huevo, no dormir una noche completa por estarlo cuidando y mantenerse paranoica ante cualquier sonido -por mas mínimo que fuera- que escuchara demasiado cerca de donde se encontraba su -en aquel entonces- madriguera. En aquellos cortos días, en un principio lo ideal era mantenerse en reposo, siendo alimentada por Karol hasta que finalmente fuese capaz de poner él huevo, posteriormente su cuidado se derivó a mantener caliente él huevo entre sus esponjosas colas, protegido y vigilado, siempre a su lado.

Pero una pequeña cría que ya caminaba e iba de un lado a otro no era lo mismo que tener un huevo casi totalmente inmóvil, reaccionando muy pocas veces cuando le daba frío.

Sin embargo, e independientemente de aquella duda inicial, se negó a dar marcha atrás a su palabra y decidió mostrar seguridad -aquella que realmente no sentía- para que él pequeño no se asustara y mucho menos preguntará si ella se encontraba bien. No era buena para mentir. Y él pequeño Haru que se escondía tímidamente bajo su cuerpo tenía los ojos tan brillantes y lindos, que mentirle iba a ser algo imposible.

Finalmente prefirió dejar de pensar en eso y prefirió finalmente enfocarse en el verdadero problema que le aquejaba.

Un lugar donde resguardarse, junto a Haru.

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No iba a decir nada, pero realmente se sentía incómoda con aquella forma para moverse.

Tras finalmente haberse decidido a buscar donde dormir debido a que donde se encontraban no se veia algun lugar idóneo para hacerlo -tal vez para ella si, pero con una cría todo cambiaba- eso sin contar de que ya era demasiado tarde para crear una madriguera. En un principio había dudado en la forma de transportar a Haru. Si hacerlo como lo habían hecho con ella cuando era más pequeña, es decir, alzandolo del suelo y transportarlo con ayuda de sus dientes o simplemente permitirle caminar a su lado, obviamente se terminó decantando por la segunda, pues tenía miedo de llegar a lastimarlo si llegaba a usar sus dientes.

Lo que obviamente no se esperaba, es que apenas y se movió unos cuantos pasos, Haru se movio rapidamente junto a ella, sin salir de su sombra y permaneciendo lo más cerca posible de las patas delanteras, probablemente con el miedo latente de que ella fuese a desaparecer. No dijo nada, únicamente le sonrió y eh hizo una seña para que comenzaran a avanzar.

Aunque eso no significaba que fue una tarea fácil y, como ya había pensado, una tarea cómoda. Pero incapaz de decirle que le estorbaba para andar, prefirió hacer su mejor su mejor esfuerzo para adaptarse y no decir algo equivocado al -ya de por sí- tímido Vulpix.

-No veo nada...

Soltó al aire mientras miraba a su alrededor, obviamente no esperaba respuesta alguna, por lo que obviamente se sorprendió cuando la tranquila voz de Haru llegó a sus oídos.

-¿Que estamos buscando?-preguntó él tímido cachorro.

-Un lugar donde dormir-respondió Laryssa sin saber exactamente qué más agregar- Lo mejor sería hacer una madriguera pero ya es muy tarde para eso, el hueco de algún árbol nos sería muy útil, siempre y cuando sea lo suficiente grande para uno de los dos.

-Ooo... -susurro curioso Haru mientras se dejaba ver ligeramente, solo para moverse al compás de la Ninetales que había comenzado a avanzar una vez más-¿Usted qué hace aquí?

Laryssa se quedó quieta de manera repentina, entorpeciendo los pasos de Haru quien terminó tropezandose y cayendo al suelo. No pudo evitar sonreír al ver sus torpes movimientos e intentando no asustarlo bajo su cabeza para agarrarlo suavemente del pellejo para ayudarlo a levantarse.

-¿Porque la pregunta, Haru?-cuestiono Laryssa en un tono amable y comprensivo, intentando darle confianza para que hablara.

-Estamos abajo en la montaña... Aquí es bueno para que un tipo fuego pueda vivir, no uno de hielo-soltó él vulpix de fuego en un tono triste mientras miraba él suelo y jugueteaba con una hoja-Por eso mi mama me dejo aquí...

En un principio había pensado que Haru se encontraba perdido, o se separó de su familia o -igual que ella- había terminado cayendo por algún barranco o similar, para finalmente terminar en las faldas de la montaña. El aspecto de estar bien cuidado y el ligero aroma a leche que sintió cuando recien lo vio fue lo que le hicieron llegar a dichas conclusiones.

Ella se esperaba cualquier cosa... Excepto eso.

-Yo... Yo termine aquí por accidente-soltó en un tono triste similar al Vulpix que se encontraba frente a ella-Por una pelea. Perdí mi pareja, mi hogar... Mi huevo...

El silencio que se instaló entre ellos le hizo olvidar la prioridad que hasta hace unos momentos ocupaba la totalidad de su mente. Únicamente reaccionó cuando Haru comenzó a restregarse contra una de sus patas, sorprendiendose a sí misma pues, no recordaba en qué momento había terminado sentándose en la tierra.

-¿También estás sola?-preguntó tímidamente Haru con su cabeza recargada en la pata derecha del Ninetales.

-Si... Tambien lo estoy-admitió Laryssa, mirando el pelaje marrón de Haru.

-Entonces...-el tono emocionado en la voz de Haru no pasó desapercibido por la Ninetales, sorprendiendola incluso por él cambio tan radical-Si también estás sola, ¿Te puedes quedar conmigo para siempre?

En ningún momento ni por ninguna razón se le hubiera ocurrido decirle "no" al pequeño que claramente sabía, necesitaba a alguien. La pregunta obviamente la tomó por sorpresa, pero ver esos ojitos marrones observándola directamente no hicieron otra cosa más que sonreír amablemente antes de contestar.

-Claro que puedo.

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Camino por todo el lugar observando detenidamente todo e intentando darse al menos una idea de lo que tuvo que haber ocurrido para que él lugar quedará de tal forma. La gente trabajaba sin descanso, moviendo la nieve y los árboles caídos que habían resultado dañados en lo que horas atrás fue una batalla de todos contra todos.

Samson Oak hizo una mueca de obvio desagrado ante la magnitud del suceso, los Pokemon Ranger muy amablemente contactaron con él -en vista de que ni Kukui ni Nanu se encontraban disponibles- y pidieron su presencia para poder subir a la montaña sin que se pensaran cosas que no eran pues, horas antes -y según lo que contó la enfermera Joy- los aparentes culpables de tal desastre fueron unos hombres vestidos de negro.

Mientras subía la montaña, junto a los pokemon Ranger asignados a la misión, no paro de cuestionarse sobre la razón por la cual debieron de haber hecho tal cosa. No los creía tan tontos como para confundir la localización del guardián de la isla...

Aunque tal vez lo hicieron con él propósito de que justamente no interviniera.

Tal vez jamás lo sabría -aunque sinceramente hablando no los creía tan inteligentes.

-¡Sr. Oak!

Samson alzó la mirada, obviamente sorprendido por él gritó que exige su atención.

-¡Encontramos algo, venga a ver!
Él anciano de piel morena se movió lo más rápido que sus piernas le permitían moverse entre la nieve, en dirección a donde se encontraban los dos ranger que movían sus brazos para llamar -aún más- su atención.

Lamentablemente cuando finalmente fue capaz de llegar a donde había sido solicitada su presencia, únicamente alcanzó a presenciar como él Ninetales de forma alola daba sus últimos suspiros antes de desvanecerse en los brazos del pokemon Ranger que lo sostenía.

Él silencio se extendió entre los presentes cuando él Ninetales que habían logrado liberar de su prisión bajo los árboles, dio un último suspiro y finalmente se desvaneció.

-¿Es él unico pokemon que encontraron?-pregunto Samson Oak, acariciando de manera respetuosa las incontables heridas que abundaban en el cuerpo del Ninetales.

-Es él único. Ya peinamos la zona y bajo los árboles... -comenzó a relatar quien parecía ser él líder del grupo, con obvia impotencia tiñendo sus palabras-Pero solo dimos con él...

-Y este huevo.

La atención de todos inmediatamente se dirigió a la joven que mantenía entre sus brazos un huevo pokemon con detalles de flores. Manteniéndolo lo más protegido y cálido posible.

-Lo encontramos justamente a su lado. Probablemente intentó protegerlo.-terminó por explicar la chica, antes de pasarle él huevo a Samson, quien lo recibió como si fuese la cosa más delicada en él mundo.

-Comprendo-fue la única respuesta del anciano, quien ahora acurruco al huevo entre sus brazos-No se preocupen, estoy seguro de que le encontrare un buen entrenador.

Te lo prometo.

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