Capítulo 27: RECALIBRANDO


"La traición es un capítulo común en la historia de la humanidad, pero la redención es un acto de valentía".

EL CONDE DE MONTECRISTO. Alexandre Dumas

El silencio que siguió al relato de Hermione fue abrumador. Harry, que la había escuchado sin interrupciones durante toda la reconstrucción de los recuerdos, necesitó varios minutos antes de poder hablar.

"Entonces, lo que Ron vio...", titubeó su amigo, como si el peso de la verdad le impidiera continuar.

"Despertó antes de lo esperado, y al ver a Malfoy besándome", se mordió los labios, "asumió lo peor. Ni aún esperó a preguntar nada antes de aturdirlo por la espalda".

"Y luego, Blaise Zabini...", siguió Harry, acariciando su barbilla, mientras su mente terminaba de encajar las piezas.

"Zabini había ido por Nott. Asumo que no logró encontrarlo. Y para cuando regresó, no esperaba hallarse con la varita de Ron."

"Eso explica que ni siquiera intentara defenderse". Hermione alzó ambas cejas ante la explicación de Harry, pues no estaba al tanto de cómo había ocurrido la captura de Blaise Zabini. "Zabini no era precisamente malo en encantamientos de defensa. Si recuerdas de Hogwarts, estaba entre los mejores de Slytherin, y sin embargo, Ron logró dejarlo mal herido e inconsciente, pese a que estaba usando una varita que no le respondía del todo", se encogió de hombros. "Solo digo que siempre llamó mi atención".

"Cuando recuperé la consciencia, estaba tan confundida que...", Hermione mordió sus labios con rabia. "Draco quería decirme algo. Tal vez era pedir ayuda para Blaise, o para Theo. O tal vez quería que renováramos los hechizos de protección. Pero atado y amordazado no fue mucho lo que pudo decir, y yo solo quería salir de ahí y llegar contigo".

"Voldemort lo buscaba por la varita de sauco", susurró Harry, con la comprensión clara en el rostro. "¡Claro! Cuando regresó de su viaje, ya sabía cómo funcionaba. Y sabía que Malfoy había desarmado a Dumbledore. Debió ser entonces que usó la marca para intentar encontrarlo".

"Eso explica por qué la insistencia en atormentarlo, a solo días de enfrentarte".

"Y explica algo más", siguió Harry, con su expresión tornándose en algo triste. "Lupin...", susurró.

Hermione no necesitó más aclaraciones.

Luego de regresar con la Orden y explicar a su antiguo profesor de los dos mortífagos que Ron había atrapado, Lupin fue por ellos. Nada se sabía de lo ocurrido posteriormente, a excepción de que había muerto enfrentando a la mismísima Bellatrix Lestrange. Si bien la sádica bruja también había perdido la vida en el enfrentamiento, la muerte de su antiguo profesor fue algo que jamás dejaron de lamentar.

"Bellatrix no estaba ahí para rescatar a Malfoy, como habíamos pensado, sino para llevarlo con Voldemort", comprendió Harry. "Eso explica la tortura".

"¿Qué tortura?"

Harry bajó sus ojos y tomó aire antes de continuar.

"Luego de que la batalla acabara, Shacklebolt fue en busca de Lupin", explicó Harry. "No solo encontró al profesor y a Bellatrix muertos. También estaba Zabini, aún inconsciente luego del hechizo de Ron. Y a Malfoy... más muerto que vivo. El medimago dijo que no parecía consecuencia de un enfrentamiento, sino de haber sido torturado".

"Yo nunca supe que..."

"Nadie lo supo", cortó Harry. "Kingsley mandó a destruir ese informe y a callar al medimago, porque la única explicación habría sido que Lupin lo había hecho. Supusieron que Malfoy había confesado su parte en la muerte de Tonks, y les pareció que todo encajaba. Pero yo me negué a creer que Lupin hiciera algo así, y Kingsley me prometió que nadie se enteraría. Por eso, no se supo de la tortura, pero mantuvieron la teoría de que Malfoy había dado muerte a Tonks, sin que hubiese otra prueba".

"Lo torturó", susurró Hermione, recién tomando consciencia de lo ocurrido. "Bellatrix logró encontrarlo y torturarlo y yo... Yo ni siquiera lo supe". Llevó sus manos a su rostro por reflejo para contener el llanto que quería escapar de su garganta, a medida que la comprensión iba revelando cuánto más terrible había sido todo.

"Después de eso, Malfoy pasó dos semanas en San Mungo antes de estar en condiciones de hablar ", Harry se cogió la cabeza con los dedos y exhaló de golpe. "Para cuando volvió en sí, ya tenía un expediente armado y nadie dudó que fuera culpable. Era solo otro mortífago más que enviar a Azkaban, a la espera de un juicio. No lo interrogaron hasta tres meses después, y entonces solo empeoró las cosas, tomando la culpa de los cargos que se hicieron contra Zabini".

Hermione sabía de eso. Había sido la declaración de Draco y las influencias de la madre de Blaise Zabini, las que habían permitido sacar al moreno de Azkaban y enviarlo al exilio, con prohibición de regresar jamás a Gran Bretaña.

"Lo que no entiendo es," siguió Harry, entrecerrando los ojos. "¿por qué nunca dijo nada?".

"Por orgullo", susurró Hermione, recordando el odio en su mirada.

"No recordar fue tu elección, Granger".

"Yo...", titubeó Hermione. "Le dije cosas horribles, Harry. Pero nunca creí que... Se suponía que al hacerlo odiarme lo protegería. Pensé que al lastimarlo, al hacerle creer que no me importaba, ya no querría volver por mí jamás. Así, si algo salía mal, él no intentaría rescatarme ni se expondría por mí como lo había hecho una y otra vez". Levantó sus ojos hacia Harry, con lágrimas agolpándose en sus ojos. "Nunca creí que Ron despertaría antes. Fue estúpido de mi parte, pero no... no pensé que Draco no tendría oportunidad de huir. De lo contrario, jamás habría pedido que borrara mis recuerdos. Habría preferido cargar con ellos de haber sabido que... ¡Oh, Dios!"

"Pero ahora sabemos la verdad", dijo Harry, atrayendo la cabeza de ella hasta su hombro, a fin de consolarla. "Y podremos remediarlo".

Hermione no estaba segura de que "remediarlo" fuera la palabra, pero asintió igualmente, alzando su cabeza del hombro de Harry, mientras secaba las lágrimas de su rostro con la mano. "Lo haremos", lo alentó.

"¿Por dónde comenzamos?"

Hermione se mantuvo en silencio un instante, antes de responder.

"Por la otra persona que conoce la verdad", dijo ella, tomando aire para aclarar sus pensamientos. "Theodore Nott".

*****


Hermione sabía que revisar el expediente médico de un paciente en busca de su dirección, violaba varias reglas. Pero la alternativa de pedir la información a Luna estaba descartada. No quería involucrar a la rubia mientras no fuera necesario.

Theodore Nott había dejado la mansión familiar poco después de la guerra. Si fue por los recuerdos que ésta encerraba, o porque nunca le gustó demasiado, Hermione no habría podido adivinar.

Desde entonces, habitaba en un lujoso piso en un antiguo edificio cercano a San Mungo, y a pesar del escándalo que provocaba entre las familias de sangre pura la falta de un matrimonio entre ellos, era de conocimiento público que compartía el piso con Luna Lovegood.

Como también lo era que compartían mucho más.

Aunque Hermione había perdido el contacto con la rubia, supo a través de Ginny que para la joven esto no era una situación molesta ni importante; seguir las convenciones sociales nunca había sido una necesidad para ella. Sin embargo, ahora que Hermione recordaba el funesto romance, que ella misma se había encargado de borrar de la memoria de la joven, se preguntaba por qué Theodore Nott no mostraba mayor interés en darle a la chica que amaba algún tipo de formalidad, sabiendo lo importantes que eran las convenciones sociales para él.

"Es mi padre. El único que tengo", había dicho en otro tiempo, agregando en conversaciones posteriores que, de haber nacido en el mundo de la magia, ella entendería la importancia de ese vínculo para los "magos de verdad".

El interior del piso era tan elegante como el resto del edificio. Paredes forradas de verde y pisos de mármol con techos amplios y arañas de cristal. Una mejora considerable respecto a la Mansión derruida que ella recordaba. Aunque un estilo no muy distinto.

"El señor Nott la recibirá en breve", le explicó un hombre de rubios cabellos, y espalda gruesa, vestido elegantemente en el uniforme de un mayordomo. Aunque Hermione estaba segura de no haberlo visto jamás en su vida, sus oscuros ojos la miraron con un desprecio que ella recordaba bien: lo había recibido de prácticamente todos los slytherin durante sus años en Hogwarts.

Al retirarse del cuarto, ni siquiera tuvo la cortesía de invitarla a tomar asiento, por lo que Hermione se mantuvo de pie, recorriendo con la mirada los cuadros que rodeaban el salón principal, muchos de los cuales representaban criaturas mágicas, no todas reales, lo que no dejaba dudas del origen de su autora.

"Tiene talento, ¿verdad?", preguntó una voz a su espalda, haciendola girar de golpe para enfrentar los negros ojos del muchacho.

Recordaba bien su último encuentro con Nott en San Mungo. Pero ahora también recordaba al otro Nott. El que la había albergado en su casa y enfrentado a su padre para dejarlos escapar. Y algo había en su mirada ahora que no estaba antes ahí.

"Le he dicho que podría mostrar su talento al mundo", siguió el muchacho, caminando hasta quedar a su lado, mirando una de las pinturas. Hermione sintió como los vellos de su nuca se erizaban por reflejo, aunque no sabía bien por qué. "Pero Luna prefiere mantenerlo en privado".

"Una cualidad comprensible en una persona que no siempre ha sido bien comprendida", expuso Hermione, sintiendo como el corazón se aceleraba dentro de su pecho, cuando el muchacho clavó sus ojos en ella.

"Dudo que vinieras aquí a hablar de Luna", su mirada la recorrió de pies a cabeza con desprecio, "o de arte", Hermione sintió que su garganta se secaba de golpe. "¿Qué quieres, Granger?".

Había muchas formas de responder a esa respuesta, pero por la impaciencia que mostraba el rostro de Nott y el modo descortés en que miraba el reloj de abuelo constantemente, Hermione supo que tenía poco tiempo para hablar.

"¿Por qué nunca dijiste lo que realmente pasó?", cuestionó intentando imprimir seriedad a su voz.

Una ceja espesa se alzó en el rostro de Nott, seguida por una sonrisa ladeada en la comisura izquierda de sus labios.

"Asumo que ya recuerdas".

"Si. Recuerdo todo".

"Draco temía que ocurriera. Aunque considerando que nunca había hecho antes el hechizo, y que solo imitó lo que te vio hacer a ti, es un milagro que el efecto se mantuviera por tanto tiempo".

Nott inspiró profundamente, como si se dispusiera finalmente a hablar. Aunque no de buena gana.

"Tú sabías la verdad", siguió Hermione. "¿Por qué nunca dijiste nada?"

"Se lo dije a quien necesitaba saberlo".

"Luna".

Nott entrecerró los ojos ante la mención del nombre, y Hermione pudo advertir, en el modo en que mordió su mejilla por dentro, el cómo contenía su rabia.

"Así es. Luna. La misma que te pidió que le devolvieras los recuerdos al final".

"Ella..."

"No". La interrumpió Nott, como si adivinara su pregunta, dándole la espalda para caminar hasta el sofá más cercano, tomando asiento elegantemente en este. A Hermione no la invitó a sentarse. "Fue Draco quien nos puso al tanto de esa parte".

"Pero eso no responde a mi pregunta, Nott," insistió, intentando desviar la conversación. Lo último que necesitaba era rendir cuentas por su traición a Luna, y mucho menos ante él. "¿Por qué nunca dijiste nada?"

"Porque Draco no quería que lo hiciera, y a diferencia de ti, yo sí respeto los deseos de mis amigos", le reclamó, alzando una ceja con burla." Además, ¿quién me habría creído?", resopló. "Solo habría servido para que cuestionaran mi sanidad mental y me enviaran de vuelta al cuarto piso de tu hospital de mierda", sonrió de lado, pero sin que la expresión alcanzara sus ojos.

"¿Quién fue?", escapó la pregunta por los labios de Hermione, haciendo que Nott alzara una ceja. "Leí tu expediente", Hermione se mordió los labios al notar la rabia tomando forma en el rostro del muchacho. "Sé que te torturaron de algún modo que..."

" ¿Sabes que puedo demandar a San Mungo por dejar ver mi historial médico a alguien que no es mi tratante?"

"¿Fue tu padre?", insistió Hermione, ganándose una risa burlona por parte de Nott.

" Mi padre nunca aprendió a hacer más que hechizos de mierda", inclinó su cabeza de lado, con los ojos entrecerrados, analizando su reacción. Hermione advirtió cómo acariciaba el anillo familiar en su dedo como por reflejo. "La Legeremancia no es lo suyo".

"Bellatrix entonces".

Theodore Nott se tensó de golpe, apretando los labios, ante la sola mención del nombre. Sus puños apretados, al extremo de que sus nudillos se tornaron blancos.

"No quiero hablar de eso".

"¿Qué es lo que Bella quería saber?", Theodore volvió a pestañear por reflejo. "Quería saber dónde estaba Draco, ¿verdad?"

"Es mejor que te calles, Granger", sus ojos, aunque llenos de ira, mostraban también algo de miedo.

"¿Qué te hizo para...?" De un momento a otro, una fuerza invisible golpeó su pecho con tal intensidad que Hermione fue lanzada contra la pared, golpeando su cabeza y espalda, mientras todo el aire escapaba de sus pulmones. En el techo, las arañas de cristal retumbaron.

Magia sin varita.

"Te dije", expuso Nott entre labios apretados, "que no quiero hablar de eso".

En sus oscuros ojos estaba clara la advertencia.

"Mentalmente inestable", había leído en su expediente. "Descontrol emocional y explosiones violentas, con culpabilidad reactiva".

Hermione pensó que si San Mungo fuera puesto al tanto de la desconocida habilidad de Nott para la magia sin varita, no lo habrían dejado salir, por el peligro que representaba para otros.

"Muy bien", asintió Hermione, intentando recuperar el ritmo de su respiración, sin dejar transparentar su miedo. "No hablemos de eso, sino de Draco".

"¿Volvió a ser Draco, entonces?", sonrió Nott con burla.

"Necesito que me ayudes a sacarlo de Azkaban". Nott entrecerró los ojos.

"No"

"¿Por qué no? Se supone que es tu amigo. Tú mismo dijiste que..."

"Precisamente porque es mi amigo, es que voy a respetar su decisión. Y él no quiere que cuente nada de eso".

"Pero..."

"Si esa era la razón de tu visita, ya puedes irte, Granger, porque no seré yo quien te ayude a ir en contra de los deseos de Draco".

"Pero tú sabes la verdad", insistió sin comprender. "Tú sabes que él ayudaba a Tonks. Que él..."

"Si. Y mientras esté en Azkaban, si alguien se entera de eso, no saldrá vivo de ahí. ¿Entiendes?", gritó, colocándose de pie, lentamente. "Se suponía que eras inteligente, Granger. Parece que tanto heroísmo te afectó el cerebro".

"No me puedo quedar de brazos cruzados, Nott".

"Hasta hace poco no parecía importante"

"Pero ahora sé la verdad. ¿Sabes cómo me hace sentir saber lo que hizo por nosotros, y que aún así haya pasado los últimos tres años en Azkaban?"

Una fría risotada salió por los labios de Theodore Nott.

"Francamente, Granger. Me importa una mierda lo que sientas", la fría seriedad volvió a posarse en su rostro. "Ahora, haz el favor de irte o haré que te saquen".

******

Aunque Granger salió del apartamento sin necesidad de ningún hechizo que la obligara, Theo distinguió claramente el desafío en sus ojos. De algún modo supo que no sería la última vez que vería a Hermione Granger intentando enmendar las cosas, y sintió cómo su estómago se contraía de preocupación ante la idea.

"¿Estás bien?", preguntó una voz masculina a sus espaldas.

Theodore supo que la preocupación se debía a las preguntas de Granger respecto a lo que había sufrido a manos de Bella, cuando la maldita sádica quiso sacarle la ubicación de Draco a costa de volverlo loco.

"Recuerda que lo necesito vivo", había dicho su padre, antes de afirmar las cadenas mágicas, que contenían cualquier intento de magia sin varita, en torno a las muñecas de su hijo.

"Es verdad", había reído Bella. Una máscara ocultaba la mitad inexistente de su rostro. La mitad que el hechizo de Draco había arrancado. "Dada tu incapacidad de engendrar algo mejor".

Su padre había salido enfurecido a causa de la burla, dejándolo a solas con la bruja, en el mismo calabozo en que lo había encerrado de niño, luego de matar a su madre.

"Pero vivo no significa necesariamente ileso", recordó las palabras de Bellatrix, antes de alzar su varita.

"Theo", lo llamó una voz, regresándolo al presente, mientras la robusta figura de su mayordomo emergía de las sombras del pasillo.

"¿Cuanto tiempo llevas escuchando ahí, exactamente?", preguntó Theodore.

" El suficiente para saber que Granger va a ser un problema". Theo acarició su barbilla, a sabiendas de que tenía razón. " Un problema que tiene solución. Aunque por tu cara", dijo, dejándose caer en el sofá, " supongo que ya lo consideraste".

" Luna no me lo perdonaría", suspiró Theodore, lamentándose de aquella lealtad que la rubia mostraba incluso por personas que, en su opinión, no la merecían. Pero así era Luna Lovegood.

Y la amas por eso.

"¿Y entonces?", preguntó el hombre, acomodando los rubios cabellos por detrás de su oreja.

"Tendremos que modificar el plan"

Los negros ojos de su mayordomo se clavaron en él, antes de asentir.

-Fin del Capítulo 27-

Mis disculpas por la demora, pero debí modificar un poco el capítulo antes de postearlo, dado que, como un pajarito me advirtió por ahí, ya era difícil recordar que, en el presente, Hermione contaba la historia a Harry, así que tuve que hacerlo más evidente.

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Alex

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