Capítulo 25: RECUERDOS. PARTE XVIII
"No os espante el dolor; o tendrá fin o acabará con vosotros".
-Séneca
"Para dejarlos salir, tendríamos que anular los encantamientos protectores", explicó Zabini, mientras agregaba lo que Hermione consideraba un exceso de queso a su emparedado. "Y eso haría que el lindo tatuaje de Draco traiga al señor oscuro y muy probablemente a Bella, aquí mismo".
"Pero tenemos que salir". Mientras el moreno saboreaba cada bocado con deleite, Hermione percibió en su mirada un desenfadado 'no es asunto mío', generando en ella el profundo deseo de abofetearlo."Además, nunca he oído de un encantamiento protector que haga eso".
"Habla con Theo", se encogió de hombros. "Él lo inventó para impedir que Draco saliera de aquí en un momento de debilidad".
"¿Por qué iba a querer salir?"
Zabini la observó, primero contrariado, y luego con burla. "Finalmente sé algo que Hermione Granger desconoce. ¡Wow! Debe ser mi día de suerte".
"¿Por qué iba él a...?"
"Créeme, Granger. En cualquier momento va a tener sus motivos para querer entregarse en bandeja al señor oscuro". Y dando otra mordida a su emparedado, se fue de la cocina, dejando a Hermione con más preguntas que respuestas.
*****
Mientras Zabini parecía determinado a ganar peso esperando a que la guerra llegara a su fin, y Ron pasaba su tiempo evitando a los Slytherins o intentando escapar de una casa cercada de barreras invisibles que le impedían hacerlo, Luna Lovegood mostraba una extraña calma en los momentos en que no estaba sumida en el espejo, en alguna de sus inacabables conversaciones con Nott.
Si bien Hermione tenía sus sospechas respecto a lo que había ocurrido a la joven cuando Lestrange la llevó lejos, no había tocado el tema con ella, o con ningún otro, por miedo a una confirmación.
Y aún así, Luna parecía envidiablemente tranquila.
Como Draco, pensó Hermione.
Habían pasado cinco días desde su llegada al lugar y cada noche Hermione terminaba durmiendo con su brazo rodeando su cintura y despertando con su respiración acariciándole el cuello, en lo que se iba transformando poco a poco en una rutina peligrosamente atractiva, respecto a la cual evitaba cuestionarse demasiado.
Su lado racional intentaba atribuirlo todo a una instancia de liberación de un estrés prolongado entre dos personas que, de alguna manera, se atraían mutuamente. Y que disfrutaban la interacción.
Y mucho.
A medida que repasaba lo sucedido, se daba cuenta de que Draco Malfoy no era el egoísta que había afirmado ser y que, de haberlo sido, todo sería más sencillo para ella, pues al entregarse a él, con la intención de darle el consuelo que él buscaba, habría saldado su deuda.
Sin embargo, aquella primera noche no había sido precisamente el sacrificio compensatorio que esperaba. Por el contrario, acabó siendo una experiencia memorable, que revivía en su memoria una y otra vez, haciendo los colores subir a sus mejillas y una inesperada calidez avanzar en su corazón al pensar en él, en la dulzura con que la había besado, en la paciencia de su avance y en las caricias y sensaciones que habían complementado el momento hasta hacer que, incluso el temido dolor se transformara en una experiencia placentera.
La segunda vez no fue tan delicada, pero Hermione descubrió con sorpresa que eso también lo había disfrutado. Y con cada nueva exploración se preguntaba si aquella necesidad de estar con él se mantendría más allá de esas paredes.
"Mentiste", susurró de pronto, mientras él rozaba con sus labios su mentón, con una lentitud deliberadamente enloquecedora.
"Siempre lo hago", vibró su voz contra la piel de su cuello.
"¿No te interesa saber de qué ocasión estoy hablando?"
"No realmente", aunque Hermione no podía verlo, no le era difícil imaginar una sonrisa formándose en sus labios, mientras besaba su clavícula.
"Dijiste que siempre era decepcionante", murmuró ella, enredando sus dedos en la cabeza de él, del mismo modo en que lo había hecho aquella primera noche, y se ruborizó ante el recuerdo.
"¿Eso dije?", sus labios apresaron su pezón derecho, succionando suavemente, y Hermione arqueó la espalda por reflejo.
"Si. Que no me hiciera ilusiones, porque las primeras veces siempre lo eran".
"Suelen serlo"
"Pues no lo fue". Sus palabras no buscaban otra cosa que dejar claro para él su agradecimiento. No es que ella hubiese puesto muchas expectativas o diera real importancia al concepto de "la primera vez". En general siempre le había parecido un concepto ridículo y arcaico. Pero que él pusiera empeño en hacerlo grato, dadas las circunstancias en que había ocurrido, merecía su reconocimiento. "No fue decepcionante. Sino todo lo contrario".
"Lo sé", continuó él, sin detener el avance de sus labios sobre su piel, hasta llegar a la altura de su ombligo, soplando suavemente en esa zona, hasta generar cosquillas que impidieron a Hermione decir nada ante la soberbia de su respuesta. "O no habrías vuelto a mi cama en busca de más". Sonrió petulante.
Hermione separó los labios para dejar clara su indignación, pero en lugar de eso dejó caer su cabeza sobre la almohada y ahogó un quejido, cuando un dedo se introdujo deliciosamente dentro de ella.
Si algo había aprendido aquellos días era que Draco Malfoy sabía donde tocar. Y cómo hacerlo. Tal vez por lo mismo se sintió obligada a dejarse llevar por el mar de sensaciones que producía en ella, por el modo en que la recorría con sus manos, por el sabor de su boca atrapando su aliento y la presión que una parte de él generaba en ella, con cada vaivén de su cuerpo.
¿Qué es esto que siento?, se preguntaba una y otra vez, mientras la calidez de su aliento golpeaba contra su oído.
¿Segura que quieres la respuesta?, preguntó otra voz y Hermione decidió cerrar los ojos y dejarse llevar por el cansancio, con él pegado a su espalda y su brazo envolviendo su cintura... Otra vez.
****
"¿Qué pasó con Pansy?". Apenas la pregunta dejó sus labios, sintió el cuerpo de él tensarse a su espalda. Acababa de experimentar por primera vez el sexo bajo la regadera, y la humedad de su cabello impregnando la almohada, le impedía dormir. "Carrow mencionó que..."
"Que le dimos una puta escena", susurró con voz fría y Hermione se maldijo internamente por hacer la pregunta.
Y aún así, cuando el silencio se extendió hasta hacerse incómodo, en lugar de distraerlo con otro tema o besarlo para que olvidara lo dicho, la parte de ella que era insoportablemente curiosa, insistió.
"¿Fue la razón por la que terminaron?", se giró sobre la cama, hasta enfrentar sus ojos, enredando sus piernas con las suyas, mientras sus dedos delineaban su perfil.
Pese a que la gris mirada de él se posaba intensamente sobre ella, el silencio pareció extenderse lo suficiente para pensar que no respondería. Pero poco a poco, su respiración pareció relajarse por efecto de su toque, y los labios de Draco se separaron para hablar.
"Mi madre me obligó a volver a Hogwarts el último año", susurró. "Pensaba que estaría menos expuesto que en casa. Pero los Carrow hicieron la vida difícil para todos". La palma de Hermione envolvió su mejilla y él cerró los ojos por reflejo. "Pansy y yo", se detuvo por un instante, humedeciendo sus labios antes de continuar. "Carrow nos descubrió en una sala abandonada".
"Entiendo". Hermione pensó que eso era todo lo que había que decir, y casi podía imaginar el resto de la historia, por lo que no esperaba que él continuara con su relato. Pero lo hizo, con una voz mortalmente fría, que daba clara cuenta de su odio.
"La maldita hipócrita nos dio un discurso sobre cuán reprobable y digno de expulsión era una conducta así. Y nos ofreció un trato: deleitarla terminando el espectáculo para así evitar la humillación pública o ser expuestos y expulsados". Hermione entrecerró los ojos, sin imaginar que él hubiese aceptado de buena gana un trato así y él pareció adivinar sus pensamientos. "Me negué. Le dije que prefería la expulsión e intenté salir de ahí. Pero cometí el error de darle la espalda", inspiró profundamente, mientras ella insistía acariciando su mejilla. "La maldición Imperius me golpeó sin que la esperara, impidiendo que pusiera alguna resistencia".
"No necesitas describirlo... tengo muy claro cómo se siente", recordó sus palabras.
"Pansy no quería, pero, terminó por ceder para evitar consecuencias", mordió su labio, dando cuenta de cómo lamentaba aquello. "No pude volver a tocarla después de eso".
"¿Y Carrow? ¿Volvió a...?"
" Lo intentó. Más de una vez", dijo, con una frialdad que contrastaba con la calidez de sus dedos descendiendo bajo las sábanas. "Pero no volví a darle la espalda".
En un brusco movimiento, Hermione volvió a quedar bajo su cuerpo con él posicionándose entre sus piernas.
Y no hubo más preguntas.
******
Fue al noveno día que Ron finalmente se sinceró, encontrándose en la solitaria cocina, con el peso de la culpa aplastándolo. Ante una Hermione atónita, confesó entre lágrimas cómo se culpaba por la muerte de Tonks, cómo lo carcomía por dentro.
"Harry me dijo que la dejara en paz, ¿sabes?", comenzó Ron, mientras limpiaba sus mejillas mojadas, buscando consuelo en el contacto de la mano de Hermione. "Que Tonks sabía lo que hacía, que debía confiar en ella, pero yo...", su expresión era una mezcla de furia y vergüenza. "¿Cómo se supone que les diga ahora que está muerta por mi culpa?"
"Fue un accidente, Ron", intentó tranquilizarlo.
"¿Un accidente?", resopló con amargura. "Tú sabes que fue mi culpa, Hermione", continuó, su tono cargado de rabia. "Y por eso no sé cómo podría enfrentar a todos de nuevo".
"De todos modos, no podemos regresar ahora". comenzó Hermione, pero fue interrumpida por una mirada significativa de Ron.
"Sí podemos".
"¿Cómo?"
"Nagini es el último, Hermione", dijo Ron, con una chispa de determinación en sus ojos.
"No, Ron. Aún queda..."
"Harry y yo destruimos la diadema", sonrió triste. "Por eso era tan importante que regresaras, Hermione. Solo queda Nagini. Y debemos hacerlo juntos, los tres. Debemos terminar esto los tres, porque Harry no puede solo".
"Aunque quisiéramos volver, no hay forma de..."
"Tú sabes que sí la hay", su mirada acusadora la hizo estremecerse, porque era cierto. Hermione sabía que con una varita y un PATRONUS, podrían regresar con Harry. Pero para ello, tendrían que bajar las protecciones.
"No podemos desactivar los hechizos protectores, Ron", intentó explicar, con un claro temblor en su voz. "Si lo hacemos, Voldemort sabrá donde encontrar a Draco, y..."
"¿Draco?", resopló el pelirrojo, sin ocultar su molestia. "¿Así que ahora lo llamas por su nombre? Y ¿cómo te llama él? ¿Hermione? Porque te recuerdo que hasta hace poco tenía un nombre para ti que no era precisamente..."
"¡Ron!"
"Lo siento", su voz se quebró "Yo sé que yo mismo provoqué esto, Hermione, pero..."
"¿Qué cosa?" Hermione sintió su mandíbula tensarse aunque no lograba adivinar por qué.
"Tú y Malfoy", soltó al fin, sin refrenar el asco en sus palabras, y Hermione soltó su mano por reflejo. "Sé que me lo merezco, Hermione. Sé que de no ser por mi culpa no habría pasado todo esto, y no sentirías lástima por ese maldito".
"No es lástima, Ron".
"Lo que sea", sonrió triste, conteniendo el llanto poco a poco. "Y no diré nada, Hermione, aunque me duela, no diré nada, porque me lo merezco. Pero quiero que sepas que yo seguiré aquí cuando esto acabe. Que todo esto no me importará al final. Yo puedo entenderlo y perdonarte, porque..."
"¿Perdonarme?"
"Porque yo mismo tuve lo mío con Lavander, y se que hay veces en que uno está demasiado ciego y... El punto es que, quiero que sepas que eso no cambia nada lo que siento por ti".
"¿Lo que sientes por mi?"
" Yo te esperaré Hermione. Cuando esta cosa con Malfoy pase... yo... estaré ahí. Solo quiero que lo sepas".
No va a pasar Ron, gritó algo dentro de ella. Pero no dijo nada.
" Solo intenta... intenta no quedar embarazada, ¿si?"
"¿Cómo?"
" No es por mí, lo juro", aclaró el pelirrojo, con los ojos muy grandes, haciendo que una profunda rabia se apoderara de ella. "Yo podría incluso con eso, pero... imagina lo que será para ti cuando todo esto pase, si tienes que arrastrar contigo al hijo de un mortífago. Imagina lo que sería, Hermione".
No es un mortífago, gritó mentalmente, pero sus labios seguían sellados. No realmente, insistió la voz en su cabeza. Pero sabía que una marca en su antebrazo refutaría ello ante el mundo.
"Hermione..."
"Déjame sola, Ron. Por favor. Solo déjame." Su voz temblaba mientras pedía que se fuera, y Ronald Weasley debió notar la rabia en ella, pues sin decir nada más, salió de la cocina.
Hermione sintió el eco de sus pasos alejándose por el pasillo, pero antes de que pudiera ordenar sus pensamientos, otro ruido interrumpió el silencio.
"Puedes estar tranquila, Granger", resonó una voz profunda y vibrante desde la oscuridad. "No hay ningún despreciable hijo de mortífago creciendo ahí".
Hermione se sobresaltó sobre la silla, antes de ponerse de pie, dispuesta a enfrentarlo. "¿Estabas espiando?"
"Puede que oyera algo..." se encogió de hombros, sin dar importancia al asunto. "Y pensé que era bueno asegurarte que ni Weasley ni tú tienen nada que temer. Ridículos encantamientos familiares me impiden engendrar si no hay un matrimonio de por medio".
"No es eso, y lo sabes..."
"¿Qué es entonces?", su voz sonaba fría y seria, pero de algún modo, Hermione podía adivinar también cierta ansiedad en ella.
Lo que siento por ti..., dijo mentalmente, sin que pudiera convertirlo en palabras.
¿Que es lo que siento por ti?, preguntó otra voz en su cabeza, mientras ella sentía un nudo colocarse en su garganta y las lágrimas empañando sus ojos. De pie, frente a él, sin saber qué hacer o decir.
Draco pareció comprender su conflicto, por el modo en que la expresión de su rostro se suavizó.
"Granger...", susurró, pero antes de poder avanzar hacia ella, su mano viajó a su antebrazo como por reflejo, y el dolor y el espanto se dibujaron en su rostro, al punto que Hermione limpió su rostro de las lágrimas que amenazaban por salir, y fue ella quien avanzó hasta él.
"¿Qué ocurre?"
"No... ¡Maldita sea!", gritó el rubio, desplomándose sobre sus rodillas, sin soltar el agarre sobre su antebrazo. "¡No! ¡No, por favor!", gritó, y Hermione se arrodilló junto a él, dando soporte a su cuerpo, sin saber qué más hacer, intentando evitar que acabara por desplomarse en el piso.
"¡Draco!", le llamó. "¿Qué puedo hacer? ¿Qué quieres que haga?"
"¡No! ¡Por favor, por favor!", seguía gritando, en un modo desgarrador que retumbaba en las paredes, dando cuenta de un dolor que ella no imaginaba haber presenciado antes.
"¿Qué ocurre?", gritó Zabini, llegando con los ojos muy abiertos, y la alarma clara en su rostro.
"No lo sé... Yo..."
"¡Quitenmela!", gritó Draco, "Quitenmela..", suplicó, tirando de la manga de su camisa hasta dejar al descubierto la marca que llevaba en su antebrazo, con las oscuras líneas transformadas en hebras de fuego.
Y los ojos de Blaise Zabini se giraron hacia ella.
"Te dije que iba a preferir entregarse".
-Fin del Capítulo 25-
Quiero detenerme brevemente a decir a tod@s ustedes, que he respondido a todos y cada uno de sus comentarios, aunque no sé si los están recibiendo. Pero agradezco infinitamente que se tomen la molestia de escribir. Sus palabras me ayudan a continuar con esta historia, en un momento en que, lamentablemente, me está quedando menos tiempo del que quería para dedicar a la escritura... pero ya pronto tendré alguna otra racha de libertad para ir por los capítulos finales sin detenerme. No crean que queda poco... pero estamos cerca.
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COMO SIEMPRE, SUS COMENTARIOS, SUGERENCIAS, TEORÍAS Y PREGUNTAS ME ALEGRAN EL DÍA, Y ME AYUDAN A MEJORAR, ASÍ QUE NO OLVIDEN ENVIARLOS.
UN ABRAZO A TOD@S,
Alex.
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