Capítulo 17: RECUERDOS. PARTE X
"La valentía no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de seguir adelante, a pesar de él"
J.K.Rowling
Siete días pasaron con Nott manteniendo a Hermione en su habitación, en condiciones más o menos similares a las que había tenido con Malfoy, pero con la cama a su disposición, libros a su gusto, tres comidas diarias y nada de piel masculina a la vista.
Dónde dormía Theodore era un misterio para ella, y aunque Hermione intentó, una y otra vez, aclarar esto, o pedir noticias de la Guerra, de Harry, de Ron, o al menos de lo que pasaba en el mundo, el muchacho se limitaba a dar respuestas en monosílabos y llevarle copias de "El Profeta", junto con el té.
Las únicas preguntas que contestaba, eran las referentes a Malfoy, que parecía "evolucionar adecuadamente", en sus escuetos términos. Y Hermione sentía que la falta de comunicación y la incertidumbre acabarían por volverla loca, aunque poco podía hacer considerando que, por más intentos que había hecho con la puerta, no hubo forma de abrirla.
Había empezado a idear un modo de salir por la estrecha ventanilla del baño, que, al igual que la de Malfoy, parecía estar a varios metros del suelo. Pero una especie de deuda moral le impedía causar problemas a alguien que, al parecer, solo estaba haciendo un favor a un amigo.
No fue hasta que Theodore Nott ingresó a la habitación, acompañado de un rostro que ella conocía bien, que todo cambió.
"¿Luna?", Hermione no podía creer que la rubia estuviera frente a ella, mientras Nott se mantenía junto a la puerta, rascando su nuca, como único gesto que daba cuenta de su incomodidad.
"Hermione", susurró la joven, avanzando hacia ella hasta envolverla en un inesperado abrazo, con una dulce sonrisa en su rostro.
Theodore indicó que bajaría por más té, mientras Hermione observaba a Luna detenidamente, intentando asegurarse de que realmente se tratara de ella, y no de alguna poción poli jugo que buscara engañarla. Pero a poco hablar, comprendió que no podía tratarse de nadie más que la rubia.
" Las publicaciones de "El Sofista" no gustaron demasiado en el Ministerio. Creen que teniéndome aquí lograrán que mi padre cambie sus ideas", refirió tranquilamente, tomando asiento sobre la cama, mientras recorría el lugar con la mirada. "Es la habitación de Theo, ¿verdad?"
"Entiendo que lo es".
"La mazmorra es mucho menos agradable", siguió la rubia. "Los primeros días creí que me volvería loca estando tan sola. Hasta había comenzado a ver criaturas que no estoy segura de que estuvieran ahí realmente", expuso, con la mirada perdida en los recuerdos. "Pero luego Theo me oyó y me ha estado acompañando desde entonces. Todo es más agradable cuando tienes con quien hablar".
"¿Cuánto tiempo llevas aquí, Luna?"
La chica llevó el dedo a su mentón, alzando los ojos, mientras Hermione examinaba su rostro. Luna Lovegood no lucía como una persona encerrada por largo tiempo. Seguía siendo la misma de siempre, aunque con ropa que hablaba de un estilo de otra época.
De la madre de Theodore, sin duda, pensó Hermione para sí.
"Creo que hoy se cumplen dos meses", se encogió de hombros, como si eso no tuviera mayor importancia. "Theo me dice que llegaste hace poco. No se había atrevido a dejarme subir por miedo a que regresara su padre. Pero ahora que lo han enviado lejos, tendremos unos días más tranquilos, y te puedo mostrar la biblioteca. Seguro que te gustará".
Hermione se extrañó al ver la tranquilidad con que Luna parecía haberse adaptado a su vida de encierro, por lo que la cogió por los hombros, y clavó en ella su mirada seria, en un intento por traerla de vuelta a la realidad.
"Luna. No somos sus invitadas, ¿entiendes? Somos sus prisioneras", una triste sonrisa se posó en los labios de la joven. "Debemos buscar el modo de escapar".
"¿Y luego qué?"
"¿Cómo?"
"¿Qué crees que ocurrirá a Draco y Theo si escapamos?"
"Luna, escúchame. Harry y la Orden están allá afuera y necesitan nuestra ayuda para..."
"Y por eso Draco los está ayudando, ¿no es así?" Hermione contuvo la respiración ante eso. Sabía que era cierto, pero tanto tiempo sin poder hablar de las cosas que sabía, la habían hecho sensible a la verdad. "¿De qué serviría que los mataran por nuestra culpa?"
"No puedo quedarme de brazos cruzados, Luna".
"No lo hagas" expuso, inclinando la cabeza de lado y sonriendo levemente."A veces la paciencia también es un acto de valentía, Hermione. No significa que te quedes de brazos cruzados". La joven tomó su mano y la miró a los ojos. "Draco está buscando el modo de llevarte con Tonks, sin delatarse al hacerlo. Hasta ahora ha logrado que tu presencia no llame la atención de nadie importante, pero eso puede cambiar en cualquier momento".
"No sé si pueda simplemente..."
"Draco apenas se está recuperando de lo que pasó", dijo la joven con un tono excepcionalmente triste y bajando la vista.
De los licántropos, pensó Hermione, sin entender por qué Luna lo hacía ver como algo tan horrible cuando para Nott había parecido banal. Aunque afrontar adecuadamente las escalas emocionales, debía ser un desafío para alguien con un padre como el de Theodore Nott.
"Necesitará tiempo", continuó Luna. "Dale ese tiempo. Al menos mientras esté aquí".
"¿Aquí?"
"No estaba dispuesto a quedarse en San Mungo y Blaise pensó que no era una buena idea que regresara solo a la Mansión"
"¿Solo?"
Luna inclinó la cabeza de lado como si no comprendiera la pregunta. Pero fue la voz de Nott la que respondió a espaldas de ella.
"Granger no lo sabe, Luna".
"¿Qué cosa?"
Los plateados ojos de Luna se giraron a ella con tristeza, y las palabras fueron dichas con una voz dulce, pero entrecortada.
"Narcissa fue acusada de traición", expuso. "Murió mientras Draco estaba en San Mungo".
****
Hermione intentó convencerse a sí misma que no era preocupación por Draco Malfoy lo que la llevó a golpear la puerta con más suavidad de la que utilizaría una prisionera con un mortífago, pero lo cierto es que las palabras de Luna no dejaban de resonar en su cabeza.
"¿Qué crees que ocurrirá a Draco y Theo si escapamos?"
" Narcissa fue acusada de traición."
Hermione no necesitaba ser adivina para intuir que, con Lucius y Narcissa muertos por oponerse al Señor Oscuro, todos los ojos estarían puestos en Malfoy, a la espera de cualquier indicio de deslealtad o fallo por su parte. Y si ella lograba escapar, aunque la consideraran una prisionera sin importancia, Voldemort lo usaría de excusa para torturarlo o incluso terminar con el único sobreviviente de una familia a la que ya había despojado de todo lo demás.
Y a eso se sumaba que, aunque no estaba particularmente informada sobre la naturaleza de la relación entre Malfoy y su madre, la expresión triste de Nott sugería que había sido una figura significativa en su vida.
"Malfoy", lo llamó suavemente a través de la puerta entreabierta, sin tener contestación. Y como un segundo intento tampoco diera resultados, decidió ingresar a cerciorarse de que todo estuviera bien con él.
La habitación tenía dimensiones similares a la de Nott, pero con una cama de madera tallada y un mobiliario excesivamente ornamentado. Del techo pendía una elegante araña de cristal cubierta de polvo, y las amplias paredes lucían un papel tornasol claramente deteriorado, que combinado con el penetrante olor a encierro que invadió su nariz al entrar, revelaba un evidente estado de abandono.
En uno de los extremos del cuarto, estaba la entrada a un baño con la puerta lo suficientemente abierta para oír la ducha correr.
Dudó un instante de si avanzar hasta ahí a cerciorarse de que todo estuviera bien, o bajar en busca de Nott para que lo hiciera, pero luego recordó que había un motivo por el cual había llegado a su habitación, y es que Luna le pidió ver si Malfoy necesitaba algo- como si ella fuera un buen reemplazo a un Elfo Doméstico- mientras ellos preparaban una nueva tanda de té.
Hermione pensó que no había subido por estar realmente preocupada por Malfoy, o porque no soportara la bizarra escena de Luna paseándose tranquilamente por la cocina de Nott, sino porque no habría soportado otra taza de té.
Eso, y la clara desconfianza con que Nott la miraba.
Mientras que a Luna, pensó, recordando cómo parecía incluso sonreír a ratos con lo que la rubia decía, o la familiaridad con que bebía lo que ella preparaba o incluso el entendimiento que parecía haber entre ambos, mientras la rubia hablaba de las cosas más triviales.
Pensó que el encierro podría ser la razón por la que Luna veía a Theodore Nott como un amigo, y la ausencia de una madre podía ser lo que llevaba a Nott a aceptar a Luna como la pieza que faltaba en su hogar inexistente.
Considerando al monstruo que tiene por padre..., pensó al recordar al hombre.
Se había sentado en un extremo de la cama, dispuesta a esperar por Malfoy, pero a medida que los minutos transcurrían, sin que la ducha acabara nunca, una molesta preocupación comenzó a dar vueltas en su cabeza.
¿Y si le ocurrió algo?
Sabía de los riesgos asociados con situaciones que involucraban agua y superficies resbaladizas, por lo que las posibilidades que imaginó eran infinitas. Podía haber caído, golpeándose la cabeza, haberse quedado dormido y ahogarse, o incluso la humedad podría haber reabierto sus heridas, provocando que se desangrara. Todo esto mientras ella lo esperaba pacientemente, preocupada por algo tan trivial como el recato o el pudor.
Y se sintió ridícula.
Colocándose de pie, caminó rápidamente a la puerta del baño. Bastó con empujarla levemente para que esta, entreabierta como estaba, dejara el espacio suficiente para pasar.
Era un cuarto amplio, con el inodoro en una esquina y la ducha triangular en otra, con mamparas de vidrio a cada lado y abierta en el centro. Pero el vapor era tan denso que Hermione no podía distinguir demasiado de la figura de Malfoy- no es que lo esperara- aunque sí podía asegurar que se encontraba de pie y bastante vivo.
Lo decente habría sido irse, pero algo atractivo había en mirarlo sin que él lo supiera. Una suerte de venganza por la vez en que él había visto todo de ella, voluntariamente o no. Y se quedó ahí, sostenida en el marco de la puerta, observando su espalda a través del vapor. Parecía estar apoyado con ambas manos en la pared de la ducha, con el agua chapoteando en su cabeza y aplastando su cabello.
Distraída por el contorno difuso de su figura, a Hermione le llevó unos segundos percatarse de cómo sus hombros se elevaban y descendían de manera brusca e irregular, en el patrón inequívoco de alguien que llora. Y se sintió culpable por sus pensamientos previos y afligida por estarlo viendo, sin él saberlo, en ese estado de vulnerabilidad.
Lentamente, intentó retroceder, juntando la puerta del baño tras de sí, solo para sobresaltarse ante una voz que llegaba a sus espaldas.
"¿Qué estás haciendo?". Hermione ni aún necesitó girarse para saber que había sido descubierta por Blaise Zabini.
"Yo...", sus ojos analizaban su rostro con insistencia, "Luna me pidió que viniera a ver si estaba bien".
Zabini alzó una ceja con escepticismo, mientras pasaba por su lado, y entreabría la puerta del baño, dando una mirada en su interior.
"Así que voyerista, ¿ah?"
"No vi nada"
"Y mentirosa"
Hermione enfrentó su mirada sin saber muy bien qué responder, ni qué hacer. Recordaba bien que Blaise Zabini la consideraba un problema. Y recordaba también cuál era la solución que él consideraba adecuada para ese problema. Nadie podría culparla, por tanto, de no estar precisamente dispuesta a darle la espalda.
"¿Qué ocurre?", llegó la voz del rubio muy cerca de ellos, y recién entonces Hermione se percató de que la regadera había parado. Zabini se alejó de la entrada del baño como para darle espacio, sin dejar de mirarla.
Malfoy llevaba una toalla amarrada a la cintura, y con otra más pequeña masajeaba su cabello para quitar el exceso de humedad. Sus ojos estaban rojos, si por el llanto o por el agua no había cómo saberlo, y la piel de su pecho lucía las mismas heridas que ella había intentado sanar días atrás, sin que tuvieran mejor aspecto.
"Granger aquí estaba disfrutando el espectáculo que dabas en la ducha", expuso Zabini, con el labio curvado en una sonrisa burlona. Ella separó los labios para contradecirlo, pero el moreno se adelantó, hablando en dirección a Malfoy. "La sanadora llegará en cualquier momento".
"Bien. Dile que suba, si es necesario".
"Tú sabes que lo es", recriminó el moreno, antes de caminar hacia la puerta, pero una vez ahí se giró hacia Hermione. "¿Te quedarás a ver cómo se viste?".
Hermione entrecerró los ojos, preparando una réplica, pero esta vez fue Malfoy quien la interrumpió.
"Blaise" tenía el rostro girado de lado y sus ojos fijos en el moreno. "Deja que se quede". El rostro de Blaise Zabini no hizo ningún intento por ocultar su sorpresa. "Bittercrow dijo que si podía enseñar a alguien, no tendría que venir ella misma. Granger tiene habilidad para esto".
"¿Le entregarás una varita?", preguntó Blaise, alzando una ceja y sonriendo de lado. Claramente, la idea le parecía ridícula. Pero cuando varios segundos pasaron, sin una respuesta del rubio, la preocupación se fue posando en su rostro. "¿Estás de broma?"
"Ya tuvo la oportunidad y no huyó. No lo hará ahora", Hermione sintió que la culpa la quemaba por dentro ante aquella afirmación al recordar que sólo esa mañana ella intentaba convencer a Luna de escapar. "¿Verdad, Granger?"
Diablos.
Por suerte para Hermione, el suave golpeteo sobre la puerta y la posterior entrada de una mujer de cabello gris, con la capa verde lima de San Mungo, evitó que tuviera que responder.
Mientras Zabini cuestionaba nuevamente la decisión de Malfoy y le lanzaba a ella una mirada fulminante antes de dejar la habitación, Hermione agradeció mentalmente a Nott por haberle proporcionado esa mañana ropa de verdad. Habría sido mucho más difícil soportar el escrutinio que la mujer hacía de ella, a través de sus gafas, vestida únicamente en una camisa.
"¿Ha hecho esto antes, señorita Granger?", preguntó la sanadora, luego que Draco indicara fríamente que ella podría ser su reemplazo en la continuación del tratamiento.
Hermione no sabía qué la sorprendía más: que la mujer la reconociera sin que nadie hubiera mencionado su nombre, o que no pareciera alarmada por el hecho de que el rubio fuera a colocar una varita en manos de su prisionera.
"Ya lo ha hecho", expuso el rubio, tumbándose boca arriba sobre la cama, con la toalla aún atada a su cintura y las manos detrás de la cabeza, dejando expuesta la marca tenebrosa en su antebrazo con un descuido que no había tenido antes.
Hermione se preguntó por qué no le había llamado la atención hasta ahora, mientras la anciana le indicaba que tomara posición a su lado y se arremangaba la capa.
"¿Qué tanto sabe de curación mágica?", insistió la mujer.
"Hechizos básicos para el cierre de heridas, extracción de veneno, desinfección de lesiones contusas, estabilización de fracturas, cicatrización tras quemaduras y..."
"¿Esperaba algo menos de Hermione Granger?", interrumpió el rubio, mordiéndose el labio inferior sin dejar de reír ante lo que parecía un chiste de lo más cómico.
"Bastante más que la mayoría", expuso la mujer, ignorando a Malfoy. "Muy bien. Lo que tiene ante sus ojos, son lesiones profundas causadas por las garras de un licántropo, lo que no habría sido difícil de solucionar, de no ser porque estaban impregnadas de algún veneno poderoso. Es por eso que hemos mantenido las heridas mágicamente abiertas hasta estar seguros de que el veneno fue expulsado".
"Nunca le he agradado a esas bestias", susurró el rubio, con su natural necesidad de interrumpir, lo que no pareció afectar a la mujer, que siguió con su explicación.
"Según las últimas pruebas, ya no queda nada de este en su sistema, por lo que voy a quitar el hechizo que mantiene las heridas abiertas y luego procederé a cerrarlas con magia. Pero un único encantamiento no bastará para que el cierre sea completo, por lo que deberá repetirlo diariamente durante al menos una semana. ¿Entendido?"
"¿No dejará cicatriz, verdad?", preguntó el rubio de pronto. La bruja ni aún se giró para responderle.
"Es muy importante que repita esto exactamente cómo me verá hacerlo ahora, ¿está claro?"
"Haré mi mejor esfuerzo", la mujer la examinó con la mirada, como si indagara en la veracidad de su afirmación, antes de alzar ambas manos a pocos centímetros del pechos del rubio, con la varita bien asida entre sus dedos.
"Señor Malfoy, mi recomendación es que se mantenga tan quieto como pueda, o dolerá más de lo necesario".
"Espere", susurró Malfoy con toda sonrisa borrada de su rostro. "¿Va a doler?"
"CLAUDERE", apenas el hechizo salió de los labios de la mujer, el rubio apretó los ojos con fuerza y se mordió la mano empuñada. "CLAUDERE", siguió la mujer, y aún repitió el hechizo cinco veces más, antes de proceder con un encantamiento de cicatrización, mientras Hermione observaba la piel unirse en sus extremos hasta dejar una superficie lisa, pero con una tenue línea rosada dando cuenta de dónde había estado la herida.
"¿Todas las veces va a doler así?", reclamó el rubio, con el antebrazo cubriendo sus ojos y respirando agitadamente producto de la experiencia.
"Dependerá de cuán bien haga el hechizo la señorita Granger", respondió la mujer tranquilamente y Malfoy resopló. "Ahora vamos a la mordida".
"¿Mordida?", preguntó Hermione con curiosidad.
"Granger", le llamó el rubio, moviendo su antebrazo para descubrir parcialmente sus ojos y sonreírle insinuante. "Esta parte te va a gustar". Y le guiñó el ojo.
No fue hasta que la varita de la mujer comenzó a mover mágicamente la toalla de su posición, que Hermione comprendió sus palabras y giró el rostro por reflejo, cubriendo su rostro con las manos.
"Mojigata", susurró el rubio, volviendo a cubrir sus ojos con el antebrazo.
"Es sólo un cuerpo, señorita Granger".
Si. Pero el de Malfoy, replicó ella mentalmente, pensando que la situación no sería tan embarazosa si el "cuerpo" en cuestión fuera el de Mundungus Fletcher.
Eso es... imagina a Mundungus, siguió para sí, bajando las manos de su rostro e intentando no mostrarse afectada. Es solo un cuerpo, como el de Mundungus.
Pero cuando abrió los ojos, la imagen no tenía ninguna similitud con como ella hubiera podido imaginar a Mundungus.
Si bien la Sanadora había tenido la amabilidad de no descubrir más de lo necesario, con la toalla tapando la parte más íntima de su anatomía, la distribución romboidal del vello que lo rodeaba se adivinaba en los bordes que quedaban al descubierto.
Pero más allá de la perfecta definición con que sus músculos se marcaban por debajo de su piel en todo aquello que quedaba a la vista, lo que llamó la atención de Hermione fue la marca de una mordida que no podía ser humana, en torno a la prominencia de su cadera derecha.
"El antídoto hizo su efecto", dijo la mujer mientras hacía aparecer un pequeño frasco con un líquido púrpura. "Ya no hay riesgo de que se convierta, pero podemos reducir la cicatriz aplicando esto a diario".
La bruja quitó la tapa del frasco y colocó una pequeña cantidad sobre la mordedura. Luego, con su dedo, trazó una línea púrpura siguiendo el mismo camino que la marca y explicó a Hermione cómo aplicar un encantamiento relajante por encima de la piel.
"¿Cree que pueda repetir esto mañana", preguntó la mujer, limpiando sus manos con una tela que había aparecido mágicamente entre sus dedos. Hermione se limitó a asentir. "Muy bien. Confío entonces en que podrá acompañarme hasta la chimenea. Es importante que el señor Malfoy se quede quieto al menos media hora para que la mezcla haga efecto, por lo que lo he puesto a dormir por ese tiempo".
Hermione aún se quedó ahí unos segundos, con su mirada pasando del rubio, que estaba claramente dormido, a la mujer, que la observaba con una pasividad que la confundía.
"¿Vamos?", insistió la mujer, y ella echó a andar.
Mientras bajaban las escaleras, Hermione pensó en las múltiples razones por las cuales la bruja había puesto a dormir a Malfoy, o por qué quería bajar las escaleras junto a ella. ¿Sería amiga o enemiga? ¿Una enviada de la Orden en su rescate? ¿O una nueva farsa de los mismos mortífagos por llevarla lejos del único lugar seguro que parecía haber para ella ahí?
Pero al llegar a la chimenea, cuando la mujer tomó un puñado de polvo y se dispuso a abrir el portal, todos los miedos y esperanzas de Hermione se desplomaron, luego que la bruja no hiciera ningún intento de traspasar algún mensaje o llevarla con ella.
"Recuerde decir al señor Nott que cierre el portal una vez que me vaya", expuso con indiferencia, alzando la mano.
"¡Espere!", exclamó Hermione, haciendo que los ojos de la mujer se giraran a ella a través de las gafas. "¿Eso es todo?".
"No se de que habla señorita granger"
"Hablo de que sabe quien soy, y por cómo ha evitado llamarme "Sangre sucia", asumo que no está del todo de acuerdo con lo que está pasando, y sin embargo...", Hermione inspiró profundamente. "Sin embargo, no parece con intención de ayudarme".
"Mi trabajo es ayudar a las personas a sanar, señorita", dijo la mujer con una triste expresión. "Eso es lo que siempre quise hacer y lo que hago, sin importar a quien".
"Si su deseo es ayudar a las personas, no debería mantenerse como espectador de este desastre. Debería tomar parte del lado correcto, ¿no lo cree?"
"¿Tomar un bando?", la mujer inclinó su rostro hacia abajo, sonriendo de lado, antes de volver a mirarla. "Todo lo que conseguiríamos con eso, es una sanadora menos para San Mungo, y créame que no somos suficientes. Esta guerra no necesita nuevos mártires, señorita. Necesita más personas con sentido común. ¿Seguirá las instrucciones?".
Hermione entrecerró los ojos, sorprendida ante el brusco cambio en el tema de conversación.
"Ambas sabemos que no importa si sigo esas indicaciones o no", aclaró, sin ocultar su rabia, "igualmente sus heridas acabarán por sanar, ¿no es verdad?".
"¿Dice que mi trabajo es inutil?", la anciana la observó con expresión curiosa.
"Lo que digo es que el tiempo por sí solo es suficiente para curar casi todo. Pero, para lo que no se soluciona con el tiempo... hay que ser valientes".
La anciana no pareció afectarse demasiado por sus palabras. Se limitó a dirigirle una sonrisa amable, mientras alzaba la mano con el polvo FLU.
"Buenas noches, señorita Granger", dijo, antes de desaparecer en una nube de humo.
-Fin del Capítulo 17-
Perdón por la demora... Semana terrible. Llevó tres horas pegadas a la laptop para compensar. Gracias infinitas a quienes leen y comentan. Me colocaré al día con las respuestas, pero quería enviar esto antes.
Lluvia de besos a todos!!
Alex.
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