Capítulo 15: RECUERDOS. PARTE VIII
"¿Qué te hicieron?", murmuro. Tengo la lengua pastosa. Mi cuerpo se tambalea de cansancio. "¿Por qué no me lo quieres contar?... No hay nada peor que lo que imaginamos".
ESPERANDO A LOS BÁRBAROS. J.M.Coetzee
En la vida, hay momentos cruciales donde una única decisión, tomada en un instante, puede cambiar irreversiblemente el curso de todo.
Mientras las letras de fuego iban poco a poco desapareciendo, Hermione sentía que estaba en uno de esos momentos: tomar la oportunidad que ofrecía el galeón, o quedarse a ayudar al rubio.
Si lo que Malfoy había insinuado al arrojar la moneda y susurrar el nombre de Nymphadora, era lo que ella esperaba, bastaría con descifrar el mecanismo que él pudiera estar usando para comunicarse.
No era el mismo encantamiento PROTEICO que ella había utilizado en quinto año. Aunque parecido, este era claramente más sofisticado, lo que complicaba la tarea de saber cómo responder a Tonks, o de darse el tiempo para hacerlo, considerando que Draco Malfoy se desangraba a menos de un metro de distancia.
Demonios, exclamó para sí, pensando que bien podría arrepentirse luego de no haber aprovechado la oportunidad, pero dejarlo morir no era una opción. No cuando comenzaba a pensar, cada vez con más frecuencia, que él era bastante menos mortífago de lo que ella habría creído inicialmente.
Un mortífago no te salva de violadores.
Tampoco te da libros.
Y definitivamente no te entrega un medio de comunicación con la Orden...
Los dedos de Malfoy apretaban su varita débilmente, por lo que no fue problema tomarla.
No era la varita de espino que había llevado durante sus años en Hogwarts. Esta lucía de un amarillo grisáceo, más parecido al olmo envejecido que a la de color oscuro que ella recordaba. Y era mucho más larga. Sin embargo, al sostenerla entre sus dedos, experimentó una abrumadora sensación de caída, profunda y oscura, debiendo contener el impulso de soltarla.
No hay tiempo para esto, se dijo, e inspirando profundamente, se arrodilló junto a él y usó ambas manos para girarlo boca arriba, con el fin de evaluar la gravedad de sus heridas.
Si bien las vendas parecían cubrir buena parte del daño, era la lesión infligida por Smith la que sangraba con más fuerza, por lo que Hermione decidió comenzar con ella.
"DICTAMO", susurró, notando como la piel se unía débilmente en el centro, sin cerrar el sangrado por completo. "DICTAMO", repitió, y aún debió insistir dos veces más antes de lograr cerrarla.
Usó un segundo hechizo para cortar las vendas, y fue cerrando una a una cada herida de su pecho, confundida al notar que, sin importar cuánto lo intentara, la piel no se unía completamente. Apenas lo suficiente para cortar el sangrado y pudiera rozar con sus dedos la piel herida, lo que en algún momento pareció doler, por el modo en que Malfoy apretó los párpados, antes de abrirlos. Sus ojos, grises y brillantes, lucían casi transparentes.
Hermione nunca lo había visto así de vulnerable. Siempre a la defensiva. Siempre ocluyendo. Siempre... La idea asomó a su mente en forma espontánea, sin que tuviera tiempo de pensar en lo que estaba bien o mal de lo que haría, pero convencida de que no volvería a tener una oportunidad así.
Lo vio entrecerrar los párpados, como si sospechara que algo no estaba bien, pero Hermione sabía que, herido y debilitado como estaba, no alcanzaría a bloquear el hechizo.
"LEGEREMANCIA".
De un momento a otro, se sumergió en sombras, con imágenes confusas y borrosas. Mirara donde mirara, solo encontraba torbellinos de humo que rodeaban figuras que no conseguían tomar forma.
"¡Esa serpiente está loca!", escuchó gritar.
"No lo digas, Draco", replicó la voz de una mujer. "Piénsalo, pero no lo digas".
El torbellino giró alrededor de la imagen, pero Hermione insistió, esforzándose por despejar las sombras.
"Tu padre no era bueno en Oclumancia, y por eso está muerto".
Hermione logró distinguir a una mujer rubia y esbelta, que recordaba de algún lado, con sus ojos azules enrojecidos por el llanto.
"No basta con ser bueno. Debes ser mejor que Bella... Mejor que Él...", le escuchó decir, y un torbellino gris envolvió por completo la imagen, siendo reemplazada por otra rubia, mucho más joven, que le sonreía desde la cama, haciendo señas con el dedo para que se acercara, con una sonrisa seductora en los labios.
La imagen cambió de nuevo, y Hermione pudo ver a Pansy Parkinson, con lágrimas corriendo por su rostro. "La odio tanto, Draco... Tanto que quisiera arrancarle los ojos y dárselos de comer a los cerdos...", gritaba.
Y cambió nuevamente.
Esta vez era Ron, en el suelo, con los ojos hinchados y el rostro ensangrentado, inconsciente.
"¿Y Hermione?", preguntaba la inconfundible voz de Nymphadora Tonks, pero las sombras eclipsaron la respuesta y el recuerdo se transformó.
Y era ella, colgando de los brazos, con su cuerpo desnudo y el labio roto. Tan expuesta y vulnerable, que el solo recuerdo trajo de vuelta los deseos de gritar. Y las sombras terminaron por cubrirlo todo y solo vio gris... el iris de sus ojos.
De algún modo, Malfoy se había incorporado y recuperado su varita. Estaba sentado sobre el suelo, muy cerca de ella y enfrentándola, pero Hermione se sorprendió de no ver ahí la expresión furibunda de alguien cuya mente acababa de ser invadida. Más bien parecía confundido, mientras examinaba su rostro con insistencia.
"Tú...", comenzó Hermione. Tú salvaste a Ron. Tú estás de nuestro lado. Tú eres un espía para Tonks..., intentó decir, pero no logró formular más que un monosílabo. "Tú...", repitió.
"No lo digas". Susurró él como si pudiera adivinar sus pensamientos.
'Pensarlo, actuarlo, pero no decirlo', recordó Hermione, y se mordió los labios para contener las palabras, sin poder quitar sus ojos de él, como si de pronto comprendiera que era la primera vez que realmente lo veía sin su máscara.
"¿Quién te enseñó?", susurró el rubio, mientras recuperaba distraídamente el galeón y lo hacía desaparecer entre sus dedos. Hermione se maldijo por no haber escondido la moneda.
"Nadie...", él entrecerró los ojos con la duda clara en ellos. "Pero leí algo en un libro", Malfoy resopló. "Aunque nunca lo había intentado".
"Encantado de ser tu conejillo de indias, Granger", sus bellos labios se torcieron de pronto en una sonrisa, pero había algo en esa expresión que la intranquilizó. Como si poco a poco la máscara que había caído minutos antes, volviera a tomar su lugar, "pero si vuelves a hacer algo así, te mato. ¿Entiendes?".
Hermione lo quedó mirando sin saber qué decir. Demasiado confundida entre lo que acabada de descubrir y demasiado asustada para transformarlo en palabras que pudieran exponerlo.
'Pensarlo, actuarlo, pero no decirlo', recordó, mientras intentaba incorporarse, pero al apoyar la planta de su pie contra el piso, recordó de pronto los vidrios atravesando su piel, y el dolor fue insoportable.
Y luego recordó a Cormac, a Zacharias, y todo lo demás.
He matado a un hombre, susurró una voz en su cabeza, y el dolor y el espanto hicieron que las lágrimas se agolparan en sus ojos, y llevara las manos a la boca para contener un grito, consiguiendo que los cristales de sus muñecas se enterraran con más fuerza.
No debo decirlo, se recordó, aunque quería gritar a todo el mundo la verdad.
El silencio nunca había sido tan doloroso.
"Zacharias...", susurró al fin, atragantándose con sus lágrimas.
"Lo merecía", afirmó él con voz sombría. Estaba tan cerca de ella que Hermione se alarmó. Solo cuando intentó alejarse de su proximidad, se percató del firme agarre que él ejercía sobre su mano y de la concentración en sus ojos. Con su varita, sin ella notarlo, había comenzado a extraer mágicamente los cristales y a cerrar sus heridas con una facilidad que evidenciaba su experiencia en el arte de curar.
¿Cuántas veces habrá tenido que hacerlo?
Con una tranquilidad que la confundía, tomó su otra mano para repetir el hechizo, y poco a poco los cristales desaparecían y la piel se cerraba.
Y luego con su talón, examinando y reparando, y pasando al otro.
Sus dedos ascendieron por su pantorrilla, enviando un golpe eléctrico a medida que avanzaban hasta llegar detrás de su rodilla. Cormac también la había tocado en ese lugar, pero mientras el contacto de McLaggen solo le había causado pánico, el de Malfoy producía un suave cosquilleo que revolvía su estómago en un modo placentero y preocupante.
Sus ojos se desplazaron de su rodilla derecha a la izquierda, al igual que la punta de su varita. Sus dedos también acariciaron la piel allí, y Hermione contuvo la respiración.
Acabas de matar a un hombre, se recordó a sí misma, pensando que no estaba bien sentir lo que él le hacía sentir. Sin embargo, después del modo en que McLaggen la había tocado, el suave roce de Malfoy parecía una caricia destinada a borrar el dolor y el miedo. Y ella necesitaba ese contacto.
"¿Que pasó con tu varita?", escapó la pregunta por sus labios. Él apenas la miró un segundo antes de retomar su labor reparando la piel de su rodilla. " Tenías otra varita en Hogwarts, no era esta".
"Potter se la quedó", dijo tranquilamente. Pero la mirada confusa de Hermione pareció instarlo a explicarse. "Hace un tiempo, les dimos alcance en el Bosque de Dean, pero Potter me desarmó. Y lograron escapar".
Hermione rememoró rápidamente la escena. Ron y Harry peleaban a gritos, con ella intentando separarlos, cuando fueron rodeados por un grupo de mortífagos. Corrieron y lucharon, hasta que uno de ellos dió alcance a Harry, y en el enfrentamiento, Harry ganó una nueva varita. Hasta ahora, Hermione nunca había sospechado que fuera la de él.
"Podría haberme matado, pero no lo hizo...", susurró Malfoy de pronto, aunque la aclaración parecía más para sí mismo que para ella.
"¿De quién es la varita que usas?", por un breve instante, sintió que el rubio se quedaba inmóvil, pero seguidamente, retomó el minucioso examen que hacía sobre su rodilla, en busca de nuevas heridas.
"De mi padre", confesó al fin, como si se tratara de la respuesta a una pregunta simple. Pero nada en él era simple.
De repente, sus ojos grises, se clavaron en ella con una intensidad que dejó a Hermione sin aliento, sintiendo cómo su corazón se detenía por un instante en su pecho.
Trató de retroceder discretamente, pero se dio cuenta de que Malfoy mantenía un firme agarre sobre su rodilla.
"Malfoy...", logró articular, desconcertada, mientras él pasaba su mirada de sus ojos a sus labios.
"¿Todavía me encuentras atractivo?", preguntó con voz ronca.
"¿Cómo?"
"En tu recuerdo, le dijiste a Patil que te parecía atractivo...", murmuró, mordiéndose el labio inferior. "¿Sigues pensándolo?".
Hermione se sorprendió a sí misma, contemplando sus labios, y sintiendo un nudo en la garganta mientras tragaba saliva.
"Tan atractivo como un Colacuerno húngaro", contestó al fin, viendo como Malfoy fruncía el ceño, pero sin dejar de sonreír.
"¿Me estás comparando con un dragón?"
"Con el más peligroso de todos. Atractivo, pero mortal", replicó Hermione, haciendo el mayor de los esfuerzos por enfrentar sus ojos, manteniéndose seria.
"Y..." Malfoy apretó su labio inferior entre los dientes, mientras uno de sus dedos rozaba la parte posterior de la rodilla de Hermione, mandando descargas eléctricas por todo su cuerpo, "¿qué tan interesada estás en quemarte?", susurró, con voz ronca, tan cerca de ella, que Hermione sintió la extraña necesidad de retroceder, tan lejos de él como fuera posible. Pero sus músculos no respondían.
Mataste a un hombre, susurró algo en su cabeza. ¿Cómo puedes pensar en besarlo?. Pero todo era tan confuso.
Y el extraño brillo de sus ojos grises, la calidez de su respiración, el desorden de su cabello parcialmente cubierto de sangre, la desnudez de su pecho herido y la belleza de sus labios, no hacían nada por disuadirla de la locura que era querer besarlo.
Y lo habría hecho. Estaba segura de que lo habría hecho. De no ser por la interrupción de una voz llamando por él a la puerta.
"Draco", al principio, Hermione no lo reconoció, pese a que no era la primera vez que lo oía. "¿Estás ahí?"
Un rápido movimiento de la varita del rubio abrió la puerta, dejando pasar la oscura figura de Blaise Zabini.
"¡Diablos!", fue la breve exclamación del moreno, que apenas entró, se quedó de pie con la boca abierta, recorriendo el sangriento espectáculo con sus oscuros ojos, antes de siquiera detenerse en ellos.
Hermione no lo había vuelto a ver desde Hogwarts, pero lo recordaba bien: siempre con su desprecio por los que eran como ella, sus frases ingeniosas y su mirada altiva.
Seguía siendo guapo, pero algo en su expresión era distinto. Aunque ella no habría sabido decir qué, ni aun cuando Zabini detuvo en ella sus ojos, sin mostrar sorpresa alguna.
"¿Cuál es la historia oficial?", preguntó, mientras cerraba la puerta tras de sí, con la fría actitud de quien consulta sobre algo tan trivial como el tiempo.
"Smith era un maldito espía encubierto", comenzó el rubio, buscando apoyo en la pared para ponerse de pie. "Vino a rescatar a Granger, pero Cormac y yo intentamos detenerlo, y bueno... Cormac se llevó la peor parte", explicó Malfoy.
Blaise alzó una ceja y torció el labio mientras recorría la escena.
"¿Y en qué parte de esa historia Cormac se quitó los pantalones?", preguntó con sarcasmo.
Hermione se tensó por reflejo, pensando que habría nuevos cuestionamientos de Zabini. Pero en lugar de eso, el moreno extendió su varita al cadáver de McLaggen, haciendo que quedara mágicamente vestido y con el cinturón ajustado a su cintura.
"¿Puedes hacerlo creíble?", le preguntó Malfoy, con la espalda aún apoyada contra la pared, como si buscara estabilizarse. Hermione decidió que había llegado el momento de reincorporarse y lo hizo poco a poco, en medio de una conversación que ella no terminaba de entender.
"Supongo. Lo que no tengo claro es cómo explicar que llegaras aquí". Siguió el moreno, mientras sus ojos seguían analizando la evidencia.
"Granger atravesó el muro", los ojos del moreno se clavaron, primero en él, y luego en ella. "Se sintió como si... ¿Qué?"
"¿Con que atravesó el muro, eh?", en los labios de Zabini se fue formando una sonrisa.
Malfoy se tomó aún unos segundos en comprender lo que fuera que eso significaba, y sus ojos giraron a Hermione, con sus labios emulando los del moreno.
"Así que Weasley sigue siendo un puto virgen", rió, y Hermione recordó las palabras de Smith. "¡Qué perdedor!".
"¿Perdedor?", ella no estaba segura de que fuera un buen momento para salir en defensa de su amigo, o de ella misma, pero seguir callada tampoco era una opción. " Aunque no lo creas, habemos quienes queremos esperar por el momento correcto y la persona indicada, ¿Es eso tan difícil de imaginar para ti?".
"¿Para que todo sea perfecto?", resopló con burla. A sus espaldas, la risa de Blaise llegó a complementar sus palabras. "No existe la primera vez perfecta, Granger. Así que quítate esa idea de la cabeza. Siempre es ridículo y decepcionante. Aunque mejora con la práctica. Como todo", añadió Malfoy, mirándola intensamente. "¿Segura que no quieres practicar?"
Hermione debió apretar los labios para no responderle. No veía ningún provecho en seguirle el juego. Ni creía tampoco que tuvieran tiempo para ello.
Afortunadamente, Blaise Zabini parecía pensar como ella.
"Por encantadora que me parezca su conversación, Draco, ¿qué vas a hacer con ella ahora?".
"Tal vez Theo...", susurró el rubio, con expresión pensativa.
"¿Estás seguro que quieres meter a Theo en esto?".
"¿Se te ocurre una mejor opción?"
"Matarla y acabar el problema", propuso el moreno, ganándose una mirada furibunda de Hermione.
"Blaise...", le advirtió Malfoy.
"No es la opción que querías, ¿eh?", Zabini entornó los ojos. "Bien... Considerando que te tengo que devolver a San Mungo para tu nueva dosis de antídoto, me gustaría decir que Theo estará feliz de tener compañía, pero créeme... no lo estará", concluyó, retornando sus negros ojos en dirección a ella.
Hermione percibió la negrura de esos dos pozos profundos, como el presagio de la oscuridad que estaba por venir.
Y se abrazó a sí misma para no temblar.
- Fin del Capítulo 15-
La frase del principio va para una de ustedes... Estoy segura que entenderás el guiño..jeje...
Y muchísimas gracias a todos los que se han detenido a comentar y votar, y mil disculpas por el retraso de este capítulo... Las fiestas de Pascua estuvieron con más actividad de lo esperado, y poco tiempo para corregir esto.
Gracias infinitas a todos.
Alex.
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