Guerreros de loto.
En algún otro lugar de Outwordl, algunos tarkatanos tuvieron la gran oportunidad de presenciar el regreso de su amada Mileena, que en el pasado había sido asesinada por la kytinn D'vorah. Una mujer insecto que, para Mileena, causaba demasiados problemas.
Mileena no se veía feliz con los eventos que ocurrieron en su mundo, ¿Kitana estaba viva? ¿Kotal era un Kahn? Seguramente ese bastardo ascendió al trono después de la muerte de Mileena, y eso no le gustó en absoluto. Su lucha había sido muy importante para ella, pero darse cuenta de que su trono finalmente había sido reemplazado por otra persona la hizo hervir de rabia. Era su trono, era la hija de Shao Kahn. ¿Cómo era posible que hubiera alguien más en su lugar?
Mileena estuvo en el campamento Tarkatan durante mucho tiempo. Comió, entrenó y habló con Baraka sobre Shao Kahn, que estaba vivo, y esa fue una noticia fascinante para la antigua Kahnum.
Sin embargo, llegaron más noticias, Raiden estaba del lado de Kotal Kahn, una mala noticia para Mileena, ya que Kitana también estaba de su lado al igual que Jade, Kung Lao y Liu Kang.
Debía derribarlos, aunque Shao Kahn tampoco estaba solo. Antiguos aliados y vasallos también surgieron de las arenas del tiempo. Y sin siquiera entender lo que estaba pasando entre los reinos, para que los muertos resucitaran y el pasado y el futuro chocaran, entendió que debía estar del lado de su padre, y ayudarlo a recuperar el trono de Outwordl.
—Kitana debió quedarse muerta... —dijo Mileena, y se levantó del suelo. Los tarkatanos estaban alrededor de un fuego, preparando algo para comer. —Debo encontrar a Shao Kahn. Baraka, necesito que me digas dónde está.
Baraka guardó silencio por un momento y miró hacia arriba para ver a Mileena. —No le gustará mi respuesta en absoluto, Mileena — dijo con confianza, luego la antigua Kahnum entrecerró los ojos. —Shao Kahn escapó del Koliseo junto con D'vorah.
— ¡¿Qué?! — Gritó volviéndose y lanzó un sai al suelo, el arma rebotó y quedó escondida en la arena. — ¿Como Shao Kahn escapó con esa maldita peste?
Baraka se levantó, los otros Tarkatanos se sintieron intimidados por la actitud y reacción de Mileena —D'vorah prometió ayudar a Shao Kahn, seguramente querrá traicionarlo. Debemos ponerle fin a sus mentiras y artimañas.
Mileena volvió levemente la mirada y su sai reapareció en su mano. Observó a Baraka por el rabillo del ojo. —Llévame con mi padre, Baraka. —Siseó con la voz áspera —Pondremos fin a D'vorah y su plaga de alimañas infecciosas.
.....
El joven arquero Kung Jin, viajó en compañía de Kung Lao y Liu Kang al templo Shaolin, hubo algunas charlas sobre los hechos ocurridos. Y Kung Jin por primera vez comenzó a interesarse un poco más por el pasado de Kung Lao. Era un buen guerrero, aunque un poco envidioso de Liu Kang.
—Te mueres en el koliseo, así dijo Lord Raiden, Shao Kahn te rompió el cuello sin piedad —comentó Kung Jin mientras acomodaba las flechas en su carcaj y Kung Lao lo miró incomprendido. La voz de Kung Jin sonaba tan tranquila como de costumbre.
—Lo dices como si no fuera nada malo— murmuró Kung Lao y frunció el ceño. Y Kung Jin lo miró — Shao Kahn me asesinó.
—Obsesionarse con tu muerte no cambiará nada— intervino Liu Kang, sin dejar de mirar el camino por delante.
Kung Lao blanqueó los ojos y suspiró profundamente. Cuando se acercaron a la entrada del gran templo, observaron los cadáveres colgando del cuello, y bastante putrefactos que allí estaban. Una imagen extremadamente repugnante, Kung Jin ahogó un gemido ante el hedor nauseabundo.
Liu Kang observó los cuerpos con cierta pena y enojo al mismo tiempo— Han muerto defendiendo nuestra tierra sagrada. El Infierno lo pagará.
Mientras continuaban su camino por el templo, observaron las trampas y estructuras un poco antiguas que conformaban la arquitectura del sitio. Y aunque probablemente tenían miles de años, todavía se veían en buenas condiciones, incluso si eran viejas.
Kung Jin dio un paso adelante un poco, era lo suficientemente joven como para conocer completamente la cultura de la que provenía y de la que formaba parte. Los detalles dentro del sitio lo fascinaban, eran realmente impresionantes. Incluso admiraba las trampas, trampas que en poco tiempo lograron burlar sin mucha dificultad.
Antes de que pudieran dar otro paso, el espectro Scorpion apareció ante sus ojos y arrojó su arpón hacia una columna que estaba bastante cerca del monje Liu Kang, quien abrió los ojos sorprendido por la velocidad del kunai.
—Scorpión... —murmuró Kung Jin y tomando una flecha de su carcaj apuntó al espectro con el arco.
E incluso viéndose amenazado, Scorpion no se dejó intimidar por el joven Shaolin y dio varios pasos hacia adelante. — Ustedes, monjes... no evitarán que Kronika restaure a mi familia y mi clan...
Kung Jin soltó la flecha que apuntaba a Scorpion a gran velocidad, el espectro se hizo llamas y reapareció detrás del joven Shaolin y lo pateó en la espalda, Kung Jin cayó hacia adelante violentamente. En ese momento, el sombrero de Kung Lao giró en el aire, golpeando a Scorpion en el antebrazo mientras se cubría. Liu Kang sin perder la ventaja se abalanzó sobre el espectro con una fuerte patada de fuego acompañada de una pirueta en el aire que lo envió lejos.
Sin embargo, Scorpion volvió a acercarse a los tres, y luchó contra ellos entre puños y patadas. Con dos golpes en el estómago, Kung Lao terminó en el suelo, Liu Kang se distrajo al ver caer a su compañero, por lo que Scorpion aprovechó para darle un firme golpe en la cara dejándola casi roja.
Liu Kang caminó vacilante hacia atrás, y cuando Scorpion quiso asestar otro golpe en el otro extremo de la cara, Liu Kang lo sorprendió con un fuerte golpe de contraataque de sus nunchucks, y después de moverlos rápidamente logró asestar un fuerte ataque en la barbilla de Scorpion. Haciéndolo irse para atrás. Luego se ajustó su mandíbula y antes de que pudiera atacar, recibió un flechazo de Kung Jin en el torso.
Se arrodilló con cuidado mientras sostenía la flecha contra la herida y suspiró profundamente. No miró hacia arriba para ver a los tres monjes acercándose con cuidado a él.
—Ríndete, Scorpion —Dijo Liu Kang en un siseo y seguidamente presionó los puños.
Pero incluso cuando intentaron asestar el golpe final al espectro, una neblina de color verde ácido con un hedor venenoso comenzó a emerger del suelo al aire. Scorpion se vio envuelto en llamas con solo ver la niebla y desapareció del templo.
Kung Lao, Kung Jin y Liu Kang miraron a su alrededor, un extraño sonido metálico hizo eco en el salón. Además, el hedor de la niebla verde era nauseabundo y lo suficientemente tóxico como para marear a cualquiera.
Poco tiempo después, una jaula de barras grises brillantes, ancha y fuerte, también emergió del suelo. Poco a poco, los monjes empezaron a sucumbir al gas venenoso, sin embargo, en poco tiempo la jaula se vino abajo al igual que esa extraña sustancia tóxica. Al salón ingresaron Frost en compañía de un ninja que aparentemente era Smoke, aunque con una apariencia de retornado similar a la de los demás esbirros del infierno.
— ¿Frost? —Preguntó Kung Lao y se colocó en posición de kombate —Asique al final terminaste traicionando al Gran Maestro por completo.
Frost, aunque se veía físicamente diferente, era fácil de reconocer por su mirada siempre ceñuda, su caminar y su energía helada. La ahora cibernética Lin Kuei se paró frente a los monjes, al igual que Smoke y dijo: —En la nueva era de Kronica, los Lin Kuei serán el clan más venerado y temido de todos. Y no existirá ningún Gran Maestro Sub Zero.
—La ira y la envidia te conducirán a la muerte, Frost —Dijo Liu Kang sin perder la seriedad —Sea lo que sea ese anhelo del que hablas... no habrá Nueva Era para nadie...
— ¿Esa Kronica es la que está causando todo esto? —Preguntó Kung Jin con enojo —Pues se irá a la tumba con todos y cada uno de sus esbirros.
Frost hizo dos sierras con sus manos, y corrió contra Liu Kang con la intención de cortarlo en mil pedazos, aunque el monje fue más rápido y esquivó todos y cada uno de los golpes de la criomante. Frost barrió bajo los pies de Liu Kang, lo que hizo que tropezara y cayera de lleno al suelo, y cuando abrió los ojos, vio una de las cuchillas giratorias de Frost acercándose a su rostro a gran velocidad, rápidamente rodó hacia un lado y saltó para levantarse. Tomando a la Lin Kuei por la espalda, la golpeó con una patada e inmediatamente la agarró del cabello y tiró de él. Frost deshizo las cierras de sus manos y cuando sostuvo la muñeca de Liu Kang, lo congeló, la escarcha escaló el brazo del monje, hasta llegar a su pecho, dejándolo casi sin aliento.
Cuando soltó el cabello de Frost, ella se giró y lo golpeó con fuerza en el pecho, rompiendo el hielo en mil pedazos y enviándolo a volar y estrellarse contra una de las columnas del templo.
Mientras Kung Lao se mantenía entretenido luchando contra Smoke, Kung Jin disparó flechas a Frost, ella las esquivó y se deslizó rápidamente hacia Kung Jin, a través de un camino de hielo que formó con sus pies. Cuando lo alcanzó, formó una pica de hielo en su mano y la blandió para asestar un golpe desde arriba con un salto hacia Kung Jin. Sin embargo, el monje dio un paso adelante y rodó debajo de Frost, mientras estaba detrás de ella, la golpeó en la nuca con su arco y la envió al suelo. Frost quería levantarse, aunque estaba medio mareada. Kung Jin luego la golpeó con una flecha que atravesó su armadura en el área abdominal y penetró a la mujer, dejando ver solo la mitad de la flecha.
Frost gimió levemente y se quedó en el suelo. Kung Jin luego corrió hacia Liu Kang y le dio una mano para levantara, aunque el monje tenía un gran dolor. Ambos vieron la ardua lucha entre Kung Lao y Smoke.
Aunque el shaolin ya tenía al retornado en el suelo cuando quisieron darse cuenta.
—Victoria impecable... —murmuró Kung Lao ajustando el sombrero que le devolvió después de darle a Smoke un gran corte en el pecho.
Luego, los tres monjes continuaron su camino.
....
Mientras tanto, en las salas de investigación en la base miliar de las Specials Forces, Takeda, Jaqui y Cassie seguían rastreando y buscando todo lo que estaba a su alcance. Su objetivo era descubrir más y más sobre las anomalías temporales, tenían que entender qué estaba sucediendo y qué guerreros volvían a la vida.
Sobre una mesa donde se proyectaban hologramas. Cassie Cage, Takeda y Jaqui estaban frente a Lord Raiden, quien aparentemente había terminado su visita a los Dioses Antiguos.
—Lord Raiden, estamos rastreando ubicaciones con grandes anomalías temporales—murmuró Cassie Cage y miró hacia abajo. — Esto es una locura
—Me pregunto cuántos guerreros anteriormente derrotados han devuelto la vida a estas arenas— dijo Takeda, que se quedó parado junto a Jaqui. —Nos enfrentamos a algo demasiado grande.
—Incluso para dioses y emperadores... — Jaqui dijo y Raiden asintió.
Entonces Cassie decidió hablar de nuevo: — Además, Sub-Zero ha informado de grandes pérdidas en su Lin Kuei, —Comentó— Sektor, al igual que otros, también volvió a la vida...
Raiden se sorprendió. —No puedo creerlo...
— Está reactivando y mejorando la misma fábrica que usó para convertir a los Lin Kuei en máquinas asesinas —explicó Cassie y volvió la vista hacia la mesa electrónica — Quieren convertir robots a todo el clan a cualquier costo.
—Kronica debe requerir la fortaleza de las maquinas —Intervino Takeda con la mano en el mentón y miró a Cassie— ¿Qué hay de el gran maestro Sub-Zero?
—Está en camino para cerrar la fábrica, el gran maestro Hasashi está con él. —Respondió la joven Cage.
— ¿Hanzo Hasashi? —Volvió a decir Raiden sin comprender bien aquel extraño futuro.
—Sí, Lord Raiden, mi gran maestro... —Intervino Takeda y se sonrió de lado.
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