Sindel
—¡Ven acá, Sindel!– grito la princesa Edeniana mientras lanzaba el casco del conquistador ensangrentado al suelo, demostrando su victoria ante este.
Pronto, la emperatriz Sindel se asomó por el balcón de la torre, mirando con soberbia a su hija mientras aún sujetaba con un agarre firme en su cabello, el cuello del monje shaolin, con parte de su propio sombrero roto incrustados en su pecho y la otra parte enterrada en el hombro de la emperatriz.
Pronto, está soltó su agarre en el cuello del humano para dejarlo caer en una larga caída que terminó con su vida una vez impacto contra el suelo, dejando que sus huesos se rompan por el golpe en pedazos y perforen sus órganos.
—¡Kitana! – exclamó la Edeniana de mayor edad, exponiendo al aire Kwan Dao en el aire para girarlo encima de si, dejando una pequeña estela púrpura en sus movimientos. —¡Haz olvidado el legado que te precede! – exclamó ella con un último grito de Banshee al aire para lanzarse desde le torre.
Pronto se impulsó en el vacío de la caída para clavar el filo de su arma en el concreto de la pared de aquella torre, destrozando en una línea semi recta este mismo mientras caía, suavizando así su trayecto hasta que estuvo a una considerable altura cerca del suelo, donde presionó sus tacones contra la pared para desenterrar su arma de esta misma para caer al suelo sobre una de sus rodillas y con su Kwan Do cerca del suelo.
—¡Te ofrezco Edenia! ¡Tu hogar, y tú elijes el Mundo Exterior!– exclamó apoyándose sobre el Yanyue Do para levantarse, pronto apuntando la punta de este en la dirección que estaba la demacrada princesa.
—¡Mi padre, el rey Jerrod, me enseñó que la libertad es un derecho de todos! ¡Ahhh!– la menor pronto dio un grito de guerra mientras corría contra la mujer que alguna vez llamo "Madre".
Extendió sus abanicos semi destrozados para atacar la cabeza de la mayor, quién pronto detuvo su ataque con el largo de su arma, pateando el abdomen de su hija para empujar unos pasos en reversa.
Pronto, Kitana corrió contra Sindel, cerrando su abanico para enterrarlo profundamente en el hombro de esta, ganándose un grito de su parte.
—¡Seré yo quien inicie con el verdadero imperio de Edenia!– exclamó Sindel mientras recibía otro tajo en su abdomen.
—¡Antes tendrás que matarme!– respondió la princesa Kitana, quién retrocedió de nuevo por un cabezazo de la mujer y un golpe en su sien por parte del mango del arma que portaba en sus manos.
—¡Y así será!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top