D'vorah II

-Oh Kitana ¿Que haces arrastrándose hasta aquí? ¿Quieres más del Mundo Exterior para ti? ¿Ahora sigues los pasos de Shao Kahn y matarás a Esta si no obtienes Arnyek? - pregunto sarcásticamente la Kytinn mientras miraba con diversión a la Kahnum del Outworld parada frente a su trono - Debes entender por qué no puedo permitir que estés aquí. No eres una Kahnum lista, mira lo que le paso a tu yo del futuro por seguir visiones incorrectas de un dios demente. -

-Déjame ir a mis amigos y quizás no te pise como la cucaracha que ere- - Fue interrumpida por la mujer insecto.

-Shhhh... Pobre Kotal, sus impurezas absorben todo el amor de su luz, es tan fuerte, pero tambien tan débil cuando se trata de Jade- dijo mientras sujetaba la barbilla del inconsciente Osh-Tekk, empujando su cara con fuerza para caminar a la mencionada, ambos siendo prisioneras por las piernas y manos gracias a la saliva Kytinn -Ah, y Jade. Sus impurezas absorben todo el amor de su aspecto. Ella cree que te necesita, Kitana. En cuanto a Esta, no te necesita ni a ti, ni a tu imperio.- declaro mientras caminaba lentamente hacia su trono hecho con saliva Kytinn y lo que parecía ser huesos del gran Titan que antes gobernaba el Outworld, dejando que lo único que sonara fuesen sus tacones al caminar por la abandonada colmena.

-¿Que? - pregunto estupefacta la joven Kahnum.

-Emperatriz, ¿De que está hablando? Esto no tiene sentido- Declaro la reina de los Shokan mientras se acercaba a la Kahnum posando una de sus manos en el hombro de esta.

-Vaya vaya, la reina Sheeva finalmente se levantó de su trono - sonrió D'vorah -Hola majestad- observó a la Shokan para luego dirigir su mirada a Kitana -Tus nuevos amigos son divertidos- añadió con un tono de burla para borrar su sonrisa y conectar su mirada con la mujer de cuatro brazos, abriendo sus negros ojos dándole un toque más siniestro a su mirada. -¿Se supone que lo sean? ¿Divertidos?- pregunto para abrir su boca en cuatro partes, dejando salir parte del enjambre de avispas de la muerte.

Escupiendo dicho enjambre contra Sheeva, quien gritaba en agonía por los múltiples piquetes y mordidas de estas que consumían y envenenaban su carne. Extendiendo uno de sus brazos con la Kahnum, mientras gritaba con más fuerza cayendo al suelo ya sin fuerza, quedando sin muchas partes de piel y tejidos cubriendo su cuerpo.

-¡Déjala en paz!- grito el Tarkatano mientras miraba con furia a la reina del enjambre, sacando de sus antebrazos sus cuchillas listo para atacar.

-Parece que el ciclo de tu muerte se repite, Baraka - le sonrió la Kittyn soltando un crujido de su cuerpo.

El Tarkatano gruñó con ira, solo para ser atacado por otra parte del enjambre que salía del vientre abierto de la reina del enjambre, manteniendo su sonrisa al observar como el Tarkatano era consumido por las langostas, riendo por los gruñidos y gritos de agonía que este soltaba, hasta verlo caer al suelo con fuerza.

-¡Detente!- le gritó el Zaterran que miraba con pánico a la reina mientras se acercó rápido a la posición de ambos gobernantes para socorrerlos.

Kitana pudo ver cómo la Reina de Arnyek alzaba sus manos desde su trono para abrir sus muñecas dejando salir avispas negras que volaron al instante contra el Zaterrano, escuchaba sus gritos y como la sangre ácida que salpicaba del Zaterran mataba a algunas avispas mientras otras seguían en su misión de consumir todo, alejándose finalmente dejándolo sin piel y partes de su carne al ser de ropajes verdes que respiraba con fuerza tratando de seguir con vida mientras perdía sangre. La emperatriz estaba horrorizada, cubrió su boca con fuerza mientras retrocedía unos pasos para luego ver con furia a la otra reina.

-Da lastima la forma en la que sacas lo peor de los demás - admitió la mujer de piel amarilla. -¿Ves como has alentado su ineficiencia? Está escrito en su sangre, en su raza - señaló la Kittyn levantándose nuevamente de su trono para proceder a caminar hacia la emperatriz del Outworld, sujetando su cara con fuerza haciendo que viera a su corte real, señalando con su mano libre al Saurian que jadeaba luchando por seguir vivo. -Inseguridad... Dependencia - señaló al Tarkatano que se arrastraba hacia ellas, solo para ser correspondido por otro ataque del enjambre. -Obsesión - finalmente señalo a la Shokan que apenas podía mover sus dedos mientras soltaba gemidos de dolor apenas audibles.

-¡NO! ¡Levántense!¡Ustedes demostraron ser mas fuertes que esto!¡Pueden hacerlo!- grito Kitana.

-Por favor, deje de ayudarlos. Solo lo empeoras. Es lo que haces - declaro la mujer de coraza amarilla, apretando con más fuerza las mejillas de la Kahnum, obligándola a ver cómo aquellas criaturas perdían su vida poco a poco, con la Shokan ya sin poder ser capaz de respirar. -Ahora nada puede evitar que el enjambre crezca dentro de ellos. Esta prefiere no propagar el enjambre en seres tan inferiores, pero lo hiciste absolutamente necesario. Ahora son parte de esta -.

-¡Solo escucha! - suplico la Edeniana de ropajes azules -¡Ellos son también mis amigos y son más fuertes de lo que tú crees!- Le escupió con odio la Kahnum.

-Aquí vamos de nuevo ¿Comprendes por qué los defiendes tanto? Esta sabe el porque, Kitana. Te gusta rodearte a ti misa de razas inferiores.-

-¿¡Que!?-

-Permites su terrible actitud para que puedes ser lo mejor de lo peor -

-¡¡ESO NO ES CIERTO!!- Grito Kitana, ganándose así una carcajada por parte de la Kittyn.

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