D'vorah
Inquietud
No era una emoción que D'Vorah estuviera acostumbrada a sentir. Últimamente, sin embargo, sintió esta emoción más que ninguna otra. Shao Kahn y Shinnok eran unos locos de corazón frío que buscaban poder y gloria por supuesto, pero...
¿Que quería ella? Esta fue la pregunta que se hizo una y otra vez. Sus deseos cambian constantemente. Inicialmente, ella quería sobrevivir, por lo que juró lealtad a Shao Kahn y luego a Mileena, ninguna de los cuales la trató con respeto o amabilidad. Kotal Kahn era diferente, pero no fue hasta que vio a Reptile arriesgar su vida para salvar al Osh-Tekk que D'Vorah decidió desertar del lado de Mileena. A Shao Kahn tenía miedo, a Mileena le tenía desprecio y a Kotal le guardaba respeto. Ella había sido leal a él durante los primeros años de su gobierno. Entonces sucedió el Código de Sangre, abriendo sus ojos a lo débil que era y lo poderoso que era Shinnok. Fueron estos eventos los que despertaron en D'Vorah un deseo de poder. Ahora ese deseo se había ido, reemplazado una vez más por la desesperación por sobrevivir.
La familia Cage y sus antiguos camaradas la matarían a la vista. Shinnok no era más que una cabeza viva, ya no era la poderosa deidad que había elegido sobre Kotal Kahn. Se preguntó qué pensaba Kotal de ella ahora. No había duda en su mente de que él se culpaba a sí mismo por no anticipar su traición. Nadie esperaba que ella se convirtiera en traidora; ella era tan buena actriz. La idea era tan halagadora como agridulce.
¿Por qué estaba preocupada por lo que Kotal pensaba o hacía? Ella ya no era su aliada. Era un enemigo, uno que caería en el futuro cercano. Ella hizo lo necesario para sobrevivir. A Tanya, por ejemplo, le gustaba llamarse a sí misma una sobreviviente. D'Vorah se burló de tal; La Edeniana no era más que un traidor que deseaba el poder. D'Vorah no era ajena a la lujuria de poder, pero en general, era una sobreviviente. Soportó los reinados de dos tiranos y actualmente estaba sirviendo a otro tirano pronto porque quería vivir. El poder era lo último que tenía en mente en este momento. La gente decía que la muerte no era lo peor y, aunque tenían razón, D'Vorah no había llegado tan lejos para morir. La muerte aún no la reclamaría o eso pensó hasta que la noticia de que la gran guardiana la buscaba para unirse a su plan de recrear una nueva era.
Ella decidió ir fuera de la colmena, quizás ver ayudó a calmar sus nervios. Se puso la capucha sobre la cabeza y se quitó la larva que descansaba sobre su hombro a favor de colocarla en su brazo para poder acariciarla. El lugar estaba felizmente vacío, salvo por algunos escarabajos gigantes que estaban haciendo sus rondas. Para su decepción, la isla no estaba deshabitada como ella creyó; El Zaterrano la había encontrado allí.
El antiguo rey tenía una mirada vacía en sus ojos mientras miraba el cielo nocturno y sujetaba un un antiguo amuleto que pertenecía a la antigua matriarca de Zaterran, Kreeya, con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron verde lima. El sonido de los pasos de D'Vorah la alertó de la presencia del Kytinn. Reptile frunció el ceño, sin molestarse en ocultar su disgusto ante la mera existencia de la hembra.
—Este no esperaba encontrarte aquí.– D'Vorah dijo mientras expulsaba sus qualiceros rápidamente en caso de que fuese un ataque, guardando la larva real en su vientre.
Reptile apretó los labios y volvió su mirada al cielo.
—No eres el único que necesita respuestas sobre tu posible alianza con la guardiana.– El murmuró en respuesta.
D'Vorah asintió con empatía, moviéndose en su asiento.
—Este es consciente de tu desdén-–
Reptile resopló
—La definición de desdén es la sensación de que alguien o algo no es digno de consideración o respeto. Es un sinónimo de desprecio. Tanto el desdén como el desprecio a menudo se malinterpretan como sinónimos de odio. Te odio, Kytinn, pero También te respeto. No eres como Tanya y Tasia, que usan su apariencia o poder para lograr su cometido.Por otra parte, incluso Mileena no son tan diferente de Shao Kahn. Recuerdo cómo ella insultó a mi gente por, en sus palabras, nuestro salvajismo bebedor de sangre y devoradores de carne. –hizo una pausa para burlarse. —Una semi Tarkatan, de todas las personas tuvo el descaro de llamar salvaje a mi gente. No sé qué piensas de Kotal Kahn, dada tu traición, pero él es al menos un gobernante justo.–
D'Vorah levantó una ceja
—Si respetas tanto a Kotal Kahn, ¿por qué servirle a la guardiana?–
Una risa sin humor escapó de los labios del rey caído
—¿Realmente esperas que responda eso?–
—Este no le dirá a ella o a la diosa, si eso es lo que te preocupa. Le tenemos tanto miedo como tú.–
Suspirando, el ser de escalas verdes levantó una mano para masajear su frente; era obvio que sufría de un dolor de cabeza.
—Me obligaron a unirme a su lado. Eso es todo lo que estoy dispuesto a decir.–
—La muerte puede ser preferible para otros, pero no para ésta.–
—Tu inteligencia y astucia han asegurado tu supervivencia durante todos estos años. Te respeto porque actúo de manera similar, aunque a diferencia de ti, no soy un sádico. Solo me preocupo por el bienestar de mi gente mientras que tú y Tanya se preocupan por ustedes. Solo son ustedes. Aún con esto en pie y bajo amenaza, es la oportunidad de poder salvar mí especie, sin una vista egoísta por ser yo.–
El silencio cayó sobre los dos seres. A pesar de la tensión entre ellos, D'Vorah se sintió extrañamente cómoda con Reptile... como si pudiera relacionarse con el de cierta manera. Ambos eran sobrevivientes que sabían cómo usar lo que tenían para sobrevivir y lograr sus objetivos. La fuerza mental y la determinación eran cosas raras que se encuentran en alguien hoy en día, sin embargo, Reptile tenía esas cosas y D'Vorah le respetaba por eso. No eran amigos, pero eran aliados. Quizás ella podría usar eso para su ventaja.
No obstante, por otro lado tenía razón, aún en la idea de ser sobreviviente, el medio sigue siendo pensar en uno mismo, no en otro ajeno. Por lo que no tuvo problema en atravesar el corazón del Zaterran cuando esté bajo la guardia, arrebatándole un último gruñido mientras giraba lo más que podía su cabeza para observarlo con una mirada llena de odió, hasta que la Kytinn sacó su pedipalpo del cuerpo ajeno, dejándolo caer en un sonido al suelo.
Un largo momento de silencio tenso y doloroso pasó antes de que D'vorah guardase su aguijón lentamente en su espalda, ahí quedó su último aliado y tuvo que aceptar la idea de seguir sobreviviendo, deshaciéndose de futuras amenazas para ella y el enjambre, mientras se encaminaba a paso lento hacia donde era la guarida de la Titan del tiempo, pisando aquel amuleto del ultimo Raptor sin consideración alguna.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top