Lord Raiden se había planteado mucho sobre si dejar que sus estudiantes dejaran opiniones sobre sus profesores, pero bueno, como la universidad ya estaba siendo nombrada como una de las mejores gracias al carisma de los alumnos, los profesores tenían que hacer su parte.

El ansiano se levantó de su silla, su hernia de disco retumbó y las rodillas le tronaron, suspiró, cómo le vendría de bien la ayuda de una señorita de al menos veinte años, de nacionalidad venezolana y cuidadora de viejitos ruquistrukis para estar mejor.

Como sea, Raiden se sacudió los pensamientos insanos y se fue hacia la sala de profesores para llevarlos hasta un aula grande, en donde estaban sentados sus alumnos.

“Buenos días.” Saludó el viejo.

Kuliao, con los pies sobre la mesa, preguntó: “¿qué tienen de buenos?”

Raiden carraspeó, antes de que pudiera hablar, el profesor Zagreus se adelantó diciendo: “señor, Lao, si no quiere leer para mañana quinientas páginas del libro de latín entonces baje los pies de la mesa.”

El viejo se sentó en su escritorio y dijo: “bueno, hoy voy a hacer que dejen opiniones sobre sus excelentes profesores de las materias obligatorias: Lyra y Zagreus, y también del entrenador Shao, y del bibliotecario Fujin”.

Nan Zhao pensó: “me van a funar si opino algo”.

“Mis opiniones son muy impopulares”. Dijo Kuliao. Y Johnny dijo: “y las mías muy populares, deje las opiniones que deje, esos profesores jamás serían mejores que yo, y eso que soy un alumno.”

El raiden se acomodó su pelo sedoso y preguntó: “¿Qué opinan del entrenador Shao?"

Sophia se puso de pie y dijo: “él es el mejor entrenador del mundo mundial, sus chichotas se mueven de forma impar cuando camina y los pelos de su pecho flamean al viento como si fueran banderas, el sudor cae por su cuerpo como aceite untado en gloria, y sus manos rocosas sujetan el látigo mientras me azota cuando corro por el patio para alcanzar la meta, sus entrenamientos son calientes y arduos, con él aprendemos de verdad.”

Todos se quedaron en silencio y el entrenador pensó: “joder, ahora para que siga dando esas opiniones sobre mi y todos crean que soy el mejor entrenador del mundo, me la voy a follar, que listo que sos, Shao.”

Nan Zhao alzó la mano y preguntó: “¿no podemos dejar opiniones sobre el personal de limpieza? Usted sabe, el conserje es parte de esta skibidi universidad, no podemos dejarlo fuera, señor Raiden.”

Raiden negó: “no, Nan Zhao, solo dejarán opiniones sobre quienes he nombrado.”

El profesor Zagreus observó de forma detenida a Nan Zhao, ese muchacho de piel morena, de movimientos homosexualmente homosexuales que parecía haberse estado drogando hace menos de dos segundos, cabello amarrado en un rodete, y sonrisa boba, ¿podría ser que ese magnificente artífice del arte pornográfico estuviera enamorado de su ex marido?, por alguna razón, aunque años antes había sacado a escobazos a Havik de su casa y le había lanzado las hilachas por la ventana, sintiera celos de que ese muchacho se le acercara.

Podría reprobarlo si así quisiera.
Raiden, interrumpiendo los pensamientos de cualquiera que estuviera pensando, preguntó: “¿alguna otra opinión sobre el entrenador?”.

“A mi me cae mal, a mi me enseñaron a ganarme la vida cosechando, no dando cien vueltas a un predio” dijo Kuliao.

“A mi me cae mal, dejó los baños inhabilitados y sin agua” dijo Araceli, conmocionada: “no sabe lo horrible que es ir a cagar a un lugar y darse cuenta que no hay agua.”

Li Feng dijo: “A mí me gusta correr”.

Johnny dijo: “A mi me gusta correr y golpear a los pobres, además soy millonario y rico."

“¿Eso qué tiene que ver?” le preguntó Skugge a Yoni, y Yoni respondió: “nada pero quería recordarlo.”

Raiden se pasó la mano por la frente y dijo: “Bueno, ahora quiero escuchar lo que tienen para decir sobre Zagreus.”

“Es buena onda y me gusta el latín” dijo Shoshanna.

“A mi no me gusta, no entiendo un coño” dijo Celes.

Violette se estaba durmiendo en su banco hasta que le llamaron la atención para preguntarle qué opinaba del señor Zagreus.
“Huele a azufre y habla estrafalario, tres puntos menos” respondió Violette y se volvió a dormir.

“Tiene pinta de predicador pero me caerá bien mientras no me haga leer nada en latín” Dijo Doll.

“Bueno, al parecer los alumnos me odian.” Murmuró Zagreus y luego pensó: “ahora para que me odien de verdad voy a hacerlos recursar a todos y les voy a hacer leer cien páginas al día.” El profesor empezó a reír por lo bajo mientras se tocaba la barbilla hasta que todos lo quedaron mirando.

“¿Cuándo nos contará sobre su divorcio?” preguntó Aleiska y el profe dijo: “cuando estén recursando, digo… eeeeh, no hablo sobre esas cosas, señorita, ubíquese o la hago reprobar dos veces mi clase.”

Raiden acomodó sus papeles (que no tenían nada escrito pero los agitó solo para sentirse interesante) y dijo: “bueno, ahora quiero escuchar sus opiniones sobre la señorita Lyra.”

Todos miraron a Lyra, la rubia simpática que hablaba de historias de las cuales nadie entendía nada, pero era buena onda y todos la querían.

“Odio la historia pero la profesora es la mejor profesora de todas” dijo Sophia.

Fujin sonrió nerviosamente ante el comentario, en realidad no quería que se dieran cuenta, (bueno ya todo el mundo se había dado cuenta pero él no sabía porque estaba menso) de que le gustaba mucho la señorita Lyra, y le encantaba escucharla hablar sobre sus historias de Escandinavia.
“Vennlig kvinne! La señorita Lyra enseña muy bien” dijo Skugge, Lyra se sorprendió porque por primera vez encontraba, fuera de sus tierras, a alguien que hablaba su lengua, y pensó: “ay, que lindo, voy a llorar, le subiré la nota a ese chico.”

“Yo odio historia, aún no entiendo quién era Shinnok” dijo Araceli.

“¿No era un rey romano?” preguntó Sophia.
“Idiota, Shinnok era un presidente estadounidense”. Afirmó Aleiska.

Raiden se quedó mudo y luego golpeó la mesa con un martillo de juez que se sacó del bolsillo, (porque llevar objetos para la ocasión en los bolsillos sin haberlo mencionado antes es lo último en guionazos) y llamó la atención de todos para preguntar que opinaban del gran y maravilloso Fujin.

“A mi me cae bien, una vez lo vi volando un barrilete en el parque” dijo Stryker. Fujin se rascó la nuca.

“Es un señor muy aseñorado” dijo Celes, decía cualquier mamada porque estaba concentrada en las arrugas de las arrugas de las arrugas de Raiden, que si las mirabas bien de cerca tenían caras de Raiden, caras dentro de las arrugas de la cara, era como un bucle interminable de Raidens.

Fujin sonrió: “son muy buenos alumnos, mañana les daré una clase de cómo llevarse bien con los libros.”

Todos gruñeron y Araceli susurró: “ojalá bombardeen la universidad.”

Tras eso se dio por terminada la sesión. Raiden fue el último en irse y cuando se levantó se escuchó un sonido raro en la parte baja de su espalda, posiblemente fueron sus huesos reacomodándose, pero los papus no pensaron eso, obviamente, y Jony dijo: “ey, ¿sonó como un pañal o soy yo?”

“Eres tú, no creo que el señor use pañales” dijo Li Feng.

“Para mi si fue un pañal” dijo Araceli,”es chistoso pensar que el gran director de la universidad es un arrugado con pañales.”

Todos se empezaron a reír y Celes dijo: “NOOOoooOO, no digan eso del señor director, voy a llorar.”

“Yo no creo que use pañales, son todos bien esquizofrénicos por aquí” susurró Skugge a Celes, y ella asintió.

En fin, el rumor del viejo con pañales no tardó en extenderse entre los alumnos, y cuando Raiden caminaba por los pasillos la gente murmuraba a sus espaldas, pero el viejito no se dio cuenta… ¿o quizás sí?