Un sueño puede ocultar otro (Kreeya y Vorpax/Reptile)

—Maestro de las serpientes, ¿Te estás escondiendo de tu propia coronación?– pregunta una voz suave y delicada.

Asustado, Reptile se da vuelta para ver al rey de apariencia humana deslizarse hacia el balcón, con sus pesadas túnicas negras y plateadas que que el porta y con una faja forrada de piel sobre los hombros. Una corona de plata rodea su cabeza, recordándole a Reptile los carámbanos que cuelgan de los rieles. A su izquierda, sostiene una copa de hidromiel caliente. Si uno hiciera un dibujo para definir la palabra 'realeza', pintaría un retrato del Rey de los Kreeyan. Incluso en su gala, Syzoth se siente como un perro callejero en presencia de Kreey. El efecto que tiene sobre el antiguo ninja no disminuye, sin importar con qué frecuencia haya estado expuesto a su contrario. Por los dioses, el hombre de hebras castañas es hermoso, claro, todos los Kreeyan lo son, pero su rey los eclipsa a todos. Reptile ya ni siquiera se avergüenza de admitirlo. Para sí mismo, eso es. Casi no se desmaya por la belleza del rey por mera gracia de Fentavk.

—La prueba es exhaustiva, mi señor. – responde Reptile con una sonrisa incómoda. —Deseé un momento de paz y tranquilidad.

—Tranquilo, es difícil de lograr con una acumulación de Tarkatanos sin cultura en la habitación, estoy de acuerdo.

—No son tan malos como los haces ver, mi señor Kreey. – Reptile regaña, pero no hay calor en su respuesta.

En realidad, encuentra divertido el disgusto infantil del rey hacia los Tarkata, a menos que esté intentando que Kreey y Baraka acuerden intercambiar contratos. Al menos sus burlas e insultos son creativos.

—Son peores.– dice y Reptile siente que el rey humanoide se arrugaría la nariz si no fuera porque no mostraría su orgullo deteriorado por el tema.

Reptile no desea discutir a favor de los Tarkatan más allá de una protesta simbólica, por lo que resopla y toma un sorbo de su propia copa. Quería estar solo por un momento después de todo el trastorno de la coronación ¿Quién sabía que las coronaciones eran tan largas y agotadoras?, Pero no le importa tener a Kreey como compañía. El rey no lo aburre con una charla incesante y, aunque parece despreciar a todos, a Reptile le gusta pensar que lo tiene en cierta estima.

—Me gustaría que visitaras mis habitaciones más tarde. Hay un regalo en honor a tu coronación que deseo presentarte. –

—¿Pero no lo has hecho ya? – Reptile pregunta, recordando el magnífico Kirehashi que Vorpax, el hijo del rey (4) le otorgó, a la llegada de la delegación Kreeyan. Es elegante, ligero y mortal. Reptile ha estado vibrando con anticipación para llevarlo al rango.

—Hay un regalo personal que considero inadecuado para la vista del público. Debería llamarlo un símbolo de una nueva y fuerte alianza entre Zaa y el Reino de la nueva Zaterran. – El Rey tiene un brillo travieso en sus ojos mientras dice las palabras.

En el mejor de los casos, es una descripción críptica, pero Lord Kreey vuelve a retirarse antes de que Reptile pueda hacer más preguntas sobre este regalo supuestamente privado. Se han convertido en amigos y aliados desde que Reptile los encontró ocultos en el reino de la Tierra hasta el tratado con Kitana Kahn luego de ayudarla contra Shao Kahn, donde finalmente su tierra marchita pudo ser apta para el y otros, supone Reptile. Al menos le gusta pensar en el rey soberbio como un amigo, no sabe realmente si el sentimiento es mutuo. También le gusta pensar en Kreey como potencialmente más que eso, pero esta noción en particular, le gusta mantenerse en privado.

Reptile sigue a la retirada del rey con los ojos, bebiendo de su copa para darse algo que hacer. Otra figura entra en el pasillo, las sombras de las antorchas alineadas a lo largo de la pared de ladrillo oscurecen su rostro, pero no hay duda de que es Vorpax quien ha esperado a que su padre regrese. El menor ha regresado de sus viajes para asistir a la coronación de Syzoth y hay un aire más feroz que antes, piensa el. No es tan intimidante como su padre, pero no menos agradable a la vista.

Por Fentavk, el hidromel debe estar confundiendo la mente de Reptile. Aquí está, desnudando a un par de Kreeyans con los ojos y sin siquiera intentar ocultar su mirada burlona.

¿Vorpax lo está mirando?

•●•

Varias horas después, después de que casi todos se hayan retirado por la noche, Reptile llama a la puerta de las viejas habitaciones del palacio. Le ha dado al rey Kreyan y a su hijo las mejores habitaciones del palacio real, sin embargo, está seguro de que no pueden comenzar a compararse incluso con los armarios de las tierras de Zaa. Una gran hoguera está ardiendo en la chimenea del cuarto, pesadas cortinas de color azul medianoche se dibujan a través de las ventanas y paredes para evitar la picadura helada del invierno. El invierno de este año es realmente duro, tuvieron la suerte de poder terminar suficientes habitaciones para que todos en Zaterran tengan un techo sobre su cabeza.

En esta habitación, encuentra una doble sorpresa. El Príncipe de las amazonas está presente, sentado en la gran cama con dosel hecha del mejor roble que el reino tenía para ofrecer, con los pies cruzados en los tobillos frente a él. Lleva solo una túnica blanquecina, flojamente unida, que deja visible la mitad de su pecho. Su cabello está libre de trenzas, permitiendo que las hebras caigan libremente en la cara de Vorpax. Con el pelo suelto, se parece más a su padre de lo que Reptile lo ha visto. Traga, deseando que muera el fuego de su corazón. La mirada no es apropiada. Parece que Vorpax está visitando a su padre antes de retirarse, poniéndose al día. El Príncipe ha viajado por el Norte durante el último año, esta es la primera vez que regresa.

—Me disculpo si estoy entrometiendo, mi señor. Puedo volver despu-

—No, quédate. – la voz del Rey se traslada desde el sillón junto al fuego. —Has venido en el momento indicado.–

El rey Kreey también ha cambiado su atuendo: se han ido la corona y las túnicas de brocado, reemplazadas por un vestido mucho más ligero y simple de seda dorada. El material es tan fino que parece ondularse como el agua con cada movimiento. Reptile no es conocedor de la conducta entre los reyes, pero está bastante seguro de que normalmente no reciben invitados en bata, independientemente de lo fina que sea la seda.

No ayuda que los dos tengan la apariencia de grandes gatos, listos para saltar al ataque.

—¿Llegar en el momento indicado?–

Debe haber entendido mal las palabras del rey. No hay posibilidad de que él se haya referido a-

—Creo que me entendiste, mi señor Syzoth.– responde Kreey, con una sonrisa indulgente en los labios como si previera la reacción. Es completamente posible que lo hizo.

—Estás ofreciéndome a...– señala Reptile, mirando a Vorpax en la cama, —¿Tu hijo?–

—Es una oferta mucho más adecuada para un rey que las mozas baratas que te han estado aprovechando toda la noche, ¿No es así?–

Si Reptile tuviera la presencia de la mente, se habría opuesto a que el rey de las amazonas llamará a las mujeres de Zaterran con tales nombres, pero el pensamiento racional lo elude. Se pregunta si es una broma elaborada, si el rey simplemente está bromeando y jugando con la ayuda de su hijo. Excepto que sería diferente al Rey de Zaa hacer tales cosas. Kreey rara vez esboza una sonrisa que no es cínica y apunta a menospreciar.

Vorpax no se inmuta ante la discusión, ya que su padre lo ofrece como un criador a su caballo.

¿Cómo puede estar tan tranquilo?

—¿Siempre andas ofreciendo a tu hijo a nuevos señores para su placer?–

—Como si otorgara tales honores a una criatura tonta como Baraka o el tipo que supervisa una aldea y se hace llamar excelencia por ello.– El rey parece disgustado con la mera sugerencia de que alguien como el Tarkatano o un Naknadano pueda poner un dedo sobre Vorpax.

—La mayor parte de mi reino está hecho de ruinas, mi señor. –

—No te vendas en corto. Has matado dominado a grandes víboras capaces de acabar con el poblado de Z'Unkanrah y has luchado en la batalla contra Shao Kahn a mi lado. Has peleado contra este y sobrevivido para contarlo. Lograste ser el pilar más importante de una rebelión contra Mileena y tienes la suerte de ser uno de los pocos sobrevivientes aún vivos de la furia de Havik. Seguramente sabes que pienso en ti más que un simple gobernante de las ruinas apenas restauradas de Zaterran. Tus antepasados ​​alguna vez fueron grandes señores, les harás justicia.

—Quizás en un siglo más o menos.

—Un siglo no es nada. –resopla Kreey.

—Para nosotros, tal vez.– replica Reptile y Kreey agita el chiste de su contrario como una mosca.

—Estás cambiando de tema, señor de Zaterran. – dice el rey castaño con una sonrisa maliciosa.

—¿No crees que es peligroso hacer una oferta como esa?– Reptile pregunta con una sonrisa propia. —Podría ofenderme por tus implicaciones de que estaría interesado en un Kreeyan macho. –

El rey no muerde el anzuelo.

—Una vida útil de milenios te otorga, sobre todo, una mejor percepción de los asuntos de la vida que son legítimamente significativos y los verdaderos deseos del corazón. Tu interés no se limita a la forma femenina, Maestro de las serpientes.

El rey no parece morder el anzuelo.

—Una vida útil de milenios le otorga, sobre todo, una mejor percepción de los asuntos de la vida que son legítimamente significativos y los verdaderos deseos del corazón. Tu interés no se limita a la forma femenina, Maestro de las serpientes.

Reptile se mueve incómodo, preocupado de que sus intereses privados se exhiban abiertamente para que todos lo vean. La raza de los Raptors no aprobaba que un hombre deseara a otro más allá que para su reproducción.

—No te preocupe; Tu gente es ajena. Los Raptors casi no ven nada de lo que está ocurriendo ante sus ojos. Me atrevo a decir que te has entregado a compromisos con hombres en el pasado, pero probablemente sea desde la conquista del emperador.

—¿Cómo puedes saber tal cosa?– Syzoth exclama, recordando encuentros encuentros desagradables como concubino de Shao Kahn para pagar por sus errores y el de los gemelos menores de Zaterran del este, hasta que llegó el punto donde ya no dió frutos. También otros encuentros torpes en los jardines con el ex-mercenario, a menudo borrachos y a veces no. No ha tocado a nadie íntimamente desde que encontró a los sub-Zaterranos en el reino de la tierra, estaba demasiado preocupado por mantener al pueblo que servía vivo y listos para una pelea en caso de que fuesen atacados.

—No fue más que una suposición, lo que me confirmaste.– dijo el Kreeyan con una sonrisa. —No debes temer que se pierda ningún respeto por ti, mi señor Syzoth. Los Kreeyan se han dado cuenta desde hace mucho tiempo de que el género es de poca importancia en el amor o la lujuria.–

Estupendo. Excepto que Reptile no vive entre guerreras amazonas, él vive entre hombres y Raptors, y tiene que lidiar con sus prejuicios.

—Sin embargo, si no me encuentras atractivo, su excelencia...– Vorpax replica desde su lugar en las sábanas y pieles que está sentando e inclina la cabeza.

—No, lo hago, pero- interviene Reptile, luego se da cuenta de que acaba de confesar una atracción por el príncipe del Reino humanoide.

Siente la sangre correr por sus oídos y Lord Kreey y su hijo sonríen. Malditos manipulador. Han estado esperando atraparlo con las manos en la masa.

—Yo... – Él siente que debería protestar.

No importa cuán tentadores se vean con su ropa escasa, esto raya en la locura. Poco sabe de diplomacia, pero parece más que inapropiado acostarse con los aliados. Y eso que ni siquiera está considerando las implicaciones morales.

—Fentavk no te golpeó con un rayo la primera vez que te acostaste con un hombre.– dice el rey azabache. —Dudo que decida hacerlo ahora. –

Sea como sea, la última vez que Reptile en serio disfrutó de la compañía de un macho, fue solo un hombre y no implicó ninguna relación de sangre. Este es un dilema moral completamente nuevo.

—¿Lo es? – Reptile comienza, pero no sabe cómo formular la pregunta sin sonar como un yokel campestre. Lo que es, si es franco, pero no es necesario que muestre su alcance limitado a estas dos criaturas igual de antiguas que el.

—¿Es qué, Maestro de las serpientes?

—¿Es común que los de tu clase se mezclen con los suyos?–

Las cejas del rey Amazon se alzan, impresionadas con la audacia del nuevo rey.

—No lo es– dice y elige rellenar su copa, sin revelar nada más sobre el asunto. Vorpax tampoco ofrece ninguna respuesta. Reptile decide que no pinchará este nido de avispas en particular.

Después de un largo trago de la copa, Kreey se levanta de su silla, cruzando la habitación para encararse con Reptile.

—No hay necesidad de que decidas esta noche, Maestro de las serpientes.– La voz del rey baja a un varitono aún más bajo mientras traza sus dedos a lo largo de la mandíbula del Raptor. Este puede oler el vino en él y el humo de los fuegos y el tabaco en la fiesta. —Solo te pido que lo consideres cuidadosamente.–

La última oración se susurra al oído de Syzoth, los labios del hombre bronceado parecen estar humectados con la jalea real más divina de un Kytinn. Un estremecimiento agradable recorre la columna vertebral de Reptile. Se siente desconsolado cuando el rey da un paso atrás, buscando su copa de vino. La ondulación del vestido de Kreey se mueve como agua cuando mueve sus extremidades, hipnotiza tanto a Reptile que ni siquiera nota que Vorpax se mueve de la cama hasta que agarra la barbilla del primero y aparta el rostro de su padre. Es la primera vez que toca a Bard y el hombre siente que la calidez de sus entrañas se calienta aún más.

—No tardes mucho. No me quedaré mucho más tiempo antes de volver al norte.

—Será mejor que duermas para pensarlo.– sugiere Vorpax y Bard solo asiente.

Tendrá que dormir más de una vez, sin duda para procesar todo. 

•●•

Los siguientes tres días de festividades se confunden en una masa de frustración que parece caerle a Reptile a cada paso.

Está dispuesto a jurar que el Rey Amazon trajo sus mejores prendas simplemente para hacer que su cabeza diera vueltas (y exhibir sus riquezas ante la Nueva Zaterran). Incluso Vorpax, a quien Reptile está acostumbrado a ver vestido con simples túnicas verdes y Kreeyans, marcha por los pasillos del castillo con túnicas de seda, no tan ostentosas como las de su padre, pero aún lo suficientemente arrestado como para detenerlo.

También está dispuesto a jurar que atrapa a Kreey mirándolo por encima del borde de su copa de vino en cada comida.

Además, está dispuesto a jurar que cada vez que ve a padre e hijo parados uno al lado del otro, están un poco más cerca de lo que se considera apropiado. Y a menos que sus ojos hayan comenzado a traicionarlo por completo, Reptile incluso ve al rey metiendo una mano en el cabello de Vorpax cuando nadie más está cerca.

Y para empeorar las cosas, Syzoth los encuentra a ambos en su espacio personal con más frecuencia de lo que consideraría una coincidencia. O es víctima de su propia paranoia o están tratando de desgastarlo.

Sea lo que sea, está funcionando.

•●•

Por supuesto que Syzoth llegó a un límite. Él ya sabía que sucedería cuando saliera de las habitaciones de Kreey esa noche, dejando a al rey y a su hijo para que hagan sepa Fentavk qué. La primera pista de su intriga debería haber sido la cantidad de tiempo que ha pasado pensando en las acciones que los Kreeyan cometieron a puerta cerrada. La segunda pista, y la más condenatoria, debería haber sido la excitación que sintió al imaginar dichos hechos con vívido detalle.

La sonrisa condescendiente que Kreey deja en la mente de Reptile días después, es un testimonio de los poderes de observación de el y sus amazonas. Sabe que Reptile ya ha capitulado, sabe que pronto encontraría un mensajero en los pasillos de Zaa, solicitando una audiencia privada con el Rey y el Príncipe de las amazonas.

Una semana después, las dos protectoras del rey, Kiri y Ankha acompañan a Reptile a través de los caminos confusos y peligrosos del palacio real de Zaa, asegurando un paso seguro para el Rey de Zaterran y amigo del reino de las amazonas Kreeyan. Reptile ha dejado de considerar el estado de su orgullo, dejándose manipular por padre e hijo de esa manera. Sus noches han sido perseguidas por largos rizos castaños y penetrantes ojos azules y caoba.

En los pasillos del rey, las dos amazonas llegan con Reptile, retiran su casco, sus túnicas más extensas y su escaso equipaje, y le indican que le sigan el paso. Su Majestad y su hijo ya lo están esperando. Los refrigerios y una comida ligera estarán listos en las habitaciones del Rey, seguramente tiene hambre del largo viaje. Reptile está realmente hambriento, pero no está seguro si podrá comer con los nudos que su estómago está realizando. ¿Qué lo ha poseído para aceptar esto? Había esperado tener algo de tiempo para recuperarse antes de desfilar ante el rey, pero parece que fue en vano. Las reglas de hospitalidad probablemente no se aplican cuando estás a punto de hacer lo que el Zaterrano está a punto de hacer.

Por Fentavk.

Las hembras anuncian la llegada de Reptile, luego se hacen a un lado para abrir las puertas de la habitación y dejar que que este pase a la habitación. El área de recepción ya es más grande que la totalidad de los alojamientos del Raptor. Los techos son altos, convirtiendo la habitación en algo parecido a un pasillo. Las lámparas de aceite suspendidas del techo y un fuego en la parrilla bañan sus alrededores con un suave resplandor dorado. A la derecha, un arco conduce a lo que parece una biblioteca privada sustancial.

El conjunto de puertas a su izquierda se abrió apenas con un susurro, revelando a Vorpax con una túnica de laurel verde.

—¡Mi señor Syzoth, bienvenido!– el sonrie. —Estoy encantado de que hayas aceptado nuestra invitación. – Reptile es simplemente capaz de asentir, ya que su lengua parece estar pegada al paladar. —Por aquí. – dice Vorpax, sosteniendo la puerta para el rey de Zaterran. —Estoy seguro de que el viaje fue agotador. Tendrás que reponer tu energía. –

Syzoth logra un sonido afirmativo y la sonrisa de Vorpax se ensancha. Lo conduce a través de la recámara del rey dominada por una cama lo suficientemente grande como para contener a cuatro adultos. Las decoraciones de las fundas de almohada de oro rosa y las fundas de edredón son opulentas: pequeñas costuras florales en un hilo de cobre profundo que debe haber tomado incluso años para para tener ese acabo. Es evidente en cada artículo lujoso en la habitación que Kreey no piensa en la modestia como una virtud. El esplendor le conviene de una manera que nunca lo haría Reptile. Y Vorpax posee el gran don de navegar tanto la opulencia como la subestimación con gracia.

Hoy, se ve como la realeza.

Sigue al menor a través de otra habitación por unas escaleras, la temperatura sube notablemente y le pincha la piel. También lo hace la creciente humedad.

—Las aguas termales privadas de mi padre. – explica el rubio y aparta un conjunto de pesadas cortinas de cardenillo. —Son muy relajantes, y ayudarán a su fatiga y dolores.–

Las aguas termales parecen una gruta con paredes de piedra y techos. La luz natural se filtra desde arriba, con la ayuda de lámparas en las paredes. Varios pilares adornados se elevan sobre Reptile, dando a la habitación una apariencia de altura adicional. Rizos de vapor se elevan desde la superficie de la piscina en el centro de la habitación y una serie de cojines de gran tamaño se encuentran a lo largo de su orilla.

—Ah, rey de Zaterran. – Oye desde el final de la piscina y solo ahora se da cuenta de que el rey está sentado en esta, con el agua subiendo hasta su pecho y calentando sus pectorales. Sus brazos están extendidos a lo largo del borde y, sin embargo, incluso en ausencia de sus vestidos y joyas, y descansando en una fuente termal, el Amazon parece que está sentado en un trono.

—Lord Kreey. · Responde Reptile y se aclara la garganta. Se está formando sudor bajo el cuello de su túnica y está seguro de que no es solo el calor.

Era tan extraño que un Saurian pudiese sudar, y sin embargo ahora, lo estaba haciendo.

—Creo que en nuestra situación, parece una tontería seguir usando títulos, ¿No crees, mi señor Syzoth?–

Pues sí. Pero el rey de Zaterran hubiera preferido cortarse un dedo antes de dirigirse al Kreeyan de una manera tan íntima sin invitación previa. Ahora podrían estar en posiciones similares, pero Reptile todavía siente que no es rival para esta criatura centenaria con un reino antiguo. y decenas de miles de guerreros al mando. El no tiene más de diez guardias y media ruina a su nombre.

—Sí. – finalmente acepta cuando se da cuenta de que aún no ha respondido.

—Desnúdate y únete a mí, Syzoth. – sonríe Kreey y recoge una uva de un tazón dorado cercano. ¿De dónde recibe el padre de las amazonas uvas frescas en pleno invierno?

—Erm...–

_Seguramente necesitas un poco de relajación después de tus viajes.– dice el castaño y se lleva la uva a la boca. —Sin mencionar una limpieza.–

Ante eso, Bard levanta el músculo de la ceja, la cual carece.

—Por favor, conozco la higiene de los tuyos y deja mucho que desear.– suspira el rey de forma insultante.

—Sí, nuestras prioridades son extrañas, como no congelarnos o morirnos de hambre durante el invierno que viene desde Rakash y Arktika. – bromea el Zaterrano, señalando también un poco de la verdad. —Pero las moradas de baños y los tazones de frutas doradas siguen inmediatamente.–

De hecho, Reptile todavía se está acostumbrando a bañarse casi todos los días, y casi con calor. Los Zaterranos no tendían a tomar baños en si, requerían solo de agua cuando era realmente necesario para hidratar sus escamas, y el aroma de su aliento ácido, así como la sangre seca y olor a muerto, solía camuflarse con su aroma natural. No debería confesarle eso a Kreey; eso solo le daría la razón.

El rey Amazon arquea una ceja, puede indicar diversión, también puede indicar un deseo de cortar la cabeza del impertinente Raptor. Quizás los dos se correlacionan. Al menos Vorpax parece divertido.

Reptile juguetea con los cordones de su túnica, nervioso por los dos pares de ojos que lo miran. Él recuerda las pequeñas cicatrices que ensucian sus brazos de su trabajo como espía de Shang Tsung, y humilde protector de la corona, y las que hay en la espalda cuando se atrevió a atacar a Shao Kahn por intentar detener la ejecución de los Zaterranos del este, en la cual quedó con la espalda en carne viva por días. Al menos desde su pecho, Kreey no parece tener cicatrices, ni rasguños que estropeen su piel.

—Por los dioses, ¿Eres consciente de ti mismo, amo de las serpientes?– Puede haber una nota burlona en la voz del castaño.

—Pensé que habíamos eliminado los títulos.

—Considéralo un apodo. Seguramente, No te has desnudado delante de otros antes, ¿Me equivoco?

—El contexto era un poco diferente.– murmura Reptile por lo bajo, pero está seguro de que los Kreeyan lo han escuchado de todos modos.

Vuelve a jugar con los cordones para ocultar su rostro ahora con tonalidades de verde más claras . Es lógico pensar que Kreey no tiene reparos en estar desnudo frente a otros, debe haber un asistente que lo vista teniendo en cuenta las complicadas túnicas que generalmente usa. O tal vez es un rasgo Kreeyan. A pesar de haber estado con ellos por un tiempo, Reptile sabe poco sobre la cultura de ellos.

—Vorpax, ¿Vas a servir vino a nuestro querido Syzoth?– el rey Amazon se dirige a su hijo. —Creo que podría usarlo para quitarle la ventaja.–

El Zaterrano resopla y se quita la ropa más rápido mientras el menor camina hacia una mesa a un lado para tomar vino de todos modos. Cuando lleva una bandeja con tres copas, Reptile finalmente se despoja de su ropa pequeña, con el espíritu competitivo despertado. Al menos ahora está usando menos que el rubio. Justo cuando finaliza el pensamiento, Vorpax deja la bandeja y deja caer su túnica ligera, revelando que no lleva nada debajo.

Reptile no puede evitar mirarlo. Vorpax es de menor estatura que su padre, menos corpulento y hombros más estrechos, pero Syzoth se condenará a si mismo si no es hermoso para el. La piel pálida parece estar tan intacta como la de su padre y, salvo por el cabello castaño en su cabeza, no puede ver un solo bello en él. Hace que su piel se vea tan suave, Reptile tiene que reprimir el impulso de extender la mano y pasar la palma sobre el pecho de Vorpax. Todo el tiempo, él firmemente no está mirando el miembro del joven. Joven... Vorpax es siglos, si no milenios menor que el. En años de humano posiblemente, y de forma confusa, el sería un año menor o o incluso tendría su edad. Él no quiere avergonzarse aún. No es de mucha ayuda mirar la parte trasera del otro mientras camina con gracia.

—Ahora, Syzoth.– dice Kreey. —Has visto a mi hijo desvestirse, parece justo que le permitas lo mismo.– Acuna la copa en su mano izquierda mientras su otra mano peina el cabello dorado de Vorpax.

Reptile traga el nudo en su garganta, diciéndose a sí mismo que se calme y se levante. Emprendió el viaje sabiendo lo que le esperaba (o más bien, tenía una idea), deseando que sucediera incluso. Se enfrentó y sobrevivió a Shao Kahn. Puede meterse en una fuente termal con el Rey Amazon y su hijo.

Con una respiración tranquila, Reptile deja caer el último trozo de tela que protege su virtud.

—Curioso. – Oye el raptor decir a Vorpax, sonando sorprendido. El no está seguro de que 'curioso' sea lo que uno anhela escuchar en esta situación.

—Bastante.– concuerda Kreey.

—¿Qué es exactamente curioso?– El Zaterrano tiene que preguntar. Por lo que ha visto de Vorpax, los cuerpos de los Kreeyan y los humanos parecen tener mucho en común.

—No sabía que los Raptors carecían de escamas en sus genitales y que estos fueran de un color distinto.– explica el amazon menor y la criatura arquea una cresta óptica. Hasta ahora, no se ha considerado particularmente escamoso. Su espalda puede ser lo más duro que tenga y lo que cubre su pecho y estómago no es duro, ni extenso. Apenas hay escamas en lo que es más como una piel suave.

—Es casi extraño.– agrega Kreey, y Reptile espera que sea una nota de burla en su voz.

—¿Disculpa?– Syzoth se burla y el castaño sonríe.

—Ten la seguridad, maestro de las serpientes, de que eres mucho más atractivo que cualquier enano.– dice el rey amazón.

—Eso espero.–

Con eso, la criatura mete el pie en el agua y decide que debería haber entrado antes. El agua es más cálida que cualquier otra cosa que el haya conocido y se siente maravillosa.

—Oh, esto es bueno.– gime y sigue el movimiento de Kreey al acercarse.

Una vez que está a su alcance, Vorpax se dedica a estudiar el miembro liso así como las escamas de los muslos del otro rey mientras Kreey, nadie por modestia, no tiene reparos en pasar las puntas de sus dedos por el borde de la cloaca de Reptile; todas las esperanzas de este último de no revelar su excitación se desmoronan bajo su toque.

—No es poco atractivo.– Dice. —Aunque tengo curiosidad por saber cómo se sentiría sin tu apariencia extraña.– Con estas últimas palabras, cierra la mano alrededor del hemipene de Reptile y tira de un golpe lento y glorioso que debilita las rodillas del antiguo defensor de la corona antes de soltarlo de nuevo.

—Tal vez como humano para la próxima vez. Como cuando nos conocimos y usabas la magia de Shang Tsung.– dice el castaño, los dedos aún juegan con las finas escamas del muslo de la criatura, así como también deleita uno de sus finos dedos en el borde de la cloaca de este.

Reptile ve demasiadas estrellas para cuestionar el uso de "la próxima vez". Tampoco cuestiona la intención de Vorpax en buscar alguna pócima olvidada de Shang Tsung.

—Siéntate, tómate tu vino y deja que mi hijo te lavé.– Ordena el rey y esta vez, Syzoth ni siquiera está disgustado porque el hombre le está dando órdenes.

No es que haya mucho de qué quejarse de órdenes que exigen que beba vino y dejé que alguien más lo lave.

•●•

Reptile olvidó lo rápido que el vino Kreeyan se le sube a la cabeza, incluso si solo lo ha bebido en su coronación no hace mucho tiempo. Se considera alguien capaz de aguantar el licor, pero los vinos que uno tiene en Zaterran no se compara con los vinos que consumen los Kreeyan. Parece que no son tan susceptibles a beber, teniendo en cuenta que ha visto a Kreey beber copas llenas de vino sin tropezar. Vorpax parece haber heredado la forma de beber de su padre: el vino que bebió en el baño ni siquiera lo emborrachó.

Dejando a un lado la impresión de tener la mente envuelta en algodón, está más relajado. El vino le quitó los nervios, el baño lo calentó y aflojó sus músculos tensos, y Vorpax se encargó de tallar con dedicación sus escamas y crestas. Todavía no se ha secado del todo, pero el jabón que tiene en la espalda es irremediablemente inferior a lo que sea que el rubio frotó en su cráneo y entre sus crestas. Por Fentavk, incluso siente que lleva una túnica tan suave como la piel de un melocotón.

En algún momento durante su tiempo en el baño, un sirviente debe haber traído una bandeja de comida cuando Reptile descubre una deliciosa exhibición de panes, quesos y frutas (algunas de los cuales Syzoth ni siquiera conoce). Desgraciadamente para el, no había nada de carnes, y el no recuerda haber visto nunca comer a los Kreeyan algún trozo de carne, aún cuando son parientes de criaturas carnívoras y carroñeras como el, pero con una variedad como esta, no importa. Si las amazonas siempre tienen tanto para elegir, no es de extrañar que renuncien a la carne. Descubre cerezas de un rojo intenso en un cuenco de plata y agarra una; no ha probado ninguna desde que tuvo a su cría días antes de que Shao Kahn llegará a las tierras sagradas de Zaterra, fue desde entonces que el dejo su dieta omvnivora para comer solo carne y carroña, siendo está la de sus enemigos vencidos y lo que el emperador les cedía para comer. Por si acaso, también toma una fresa.

—Si quieres comer primero... – ofrece Vorpax, pero Reptile niega con la cabeza.

No es que él sepa nada de la conducta adecuada (si es que existe tal cosa) en estas situaciones, pero algo le dice que interrumpir para atiborrarse él mismo, es de mala educación.

—Más tarde.– dice el rey Syzoth mientras traga la pulpa dulce y fuerte de la cereza. —Las cerezas parecían demasiado tentadoras. No he visto una en milenios.–

Padre e hijo se ven divertidos por un segundo y la criatura aprovecha el tiempo para meterse la fresa en la boca. Apenas tiene tiempo para masticar cuando Vorpax está sobre él, presionando sus labios contra los suyos. El elemento sorpresa es lo que funciona a favor de el joven, ya que Reptile está demasiado sorprendido para no responder. Y bueno, el chico es bueno en eso.

—Hm, tienes razón.– murmura Vorpax cuando se retira. —Las cerezas y las fresas son excelentes.– La sonrisa que aparece en sus labios se parece tanto a la de su padre, es casi desconcertante.

Vorpax mira en dirección a Kreey, quien da un paso hacia adelante, con la túnica dorada ondeando a su alrededor. Es la misma que usó la noche de la coronación de Syzoth cuando hizo su oferta por primera vez. El rey Amazón agarra la barbilla del Raptor y lo empuja hacia adelante, presionando un beso mucho más corto en los labios de de este. La criatura tiene que esforzarse un poco porque, a diferencia del castaño, su padre es más versátil que él.

—Excelente en verdad.– Kreey asiente con una sonrisa de suficiencia. —Puede que tenga que felicitar a Komodai por la calidad de su cosecha esta temporada. –

Normalmente, la curiosidad de Reptile lo habría llevado a preguntar sobre Komodai; es un nombre que ha escuchado varias veces en su pueblo y como éste fue el único Sub-Zaterrano que emigró a Kaon. La reina Sytholin le dijo que Reptile era su sucesor, y muchas otras cosas. Pero en este momento, está demasiado aturdido por el hecho de que ha besado a los amazones que tanto deseaba. Kreey ya ha caminado a la cama baja, descansando con la espalda contra la cabecera tallada. Al igual que en su trono, las astas parecen haber crecido de la madera, enmarcando la espalda del hombre. La túnica se ha separado lo suficiente para revelar más de su pecho y una pierna desde la pantorrilla hasta el muslo, la piel brillando en escalas doradas a la luz del fuego en el hogar. La boca de Reptile se hacía agua de nuevo.

—Termina, Maestro de las serpientes.–
Vorpax respira en su oído y tira del nudo que mantiene cerrada la túnica de Syzoth.

El raptor apura lo que le queda de vino, con la esperanza de que pueda calmar sus nervios de una vez por todas. Luego, el rubio toma la copa y la pone sobre una mesa antes de empujar la seda roja de los hombros de Reptile, dejándolo desnudo una vez más. Gracias al vino y al tiempo en el baño, el Saurian ya no está tan nervioso por eso.

Vorpax se quita la bata y toma a Reptile de la mano, tirando de él hacia la cama. El Raptor tiende a olvidar lo fuertes que son los amazones, la fuerza detrás del agarre del rubio es considerable, al igual que el empujón que recibe que lo hace caer sobre el suave colchón. Kreey lo empuja más arriba de la cama por el brazo y el antiguo consejero de Kotal Kahn le lanza una mirada; todavía se pregunta sobre el alcance de la participación del pelinegro. El Rey de las amazonas no ha sido claro sobre el tema, si solo está allí para mirar o si se va a unir.

El pensamiento huye tan pronto como se encuentra a horcajadas sobre Vorpax. Reptile jadea ante el contacto repentino; ha estado excitado desde que entró por primera vez al baño y ahora puede sentir la hinchazón del trasero del hombre presionando ligeramente contra su miembro. ¿Qué va a hacer ahora? ¿No necesitarían algo para facilitar el camino?

—Permíteme. – habla Kreey y obtiene un frasco de los pliegues de su túnica. —Un regalo para el rey de Zaterra debe prepararse adecuadamente.–

Reptile observa a Kreey mancharse los dedos con aquel aceite perfumado con sándalo y rosa. Está hipnotizado por la anticipación de lo que está a punto de desarrollarse ante sus ojos. Incapaz de apartar la mirada, observa los brillantes dedos del rey desaparecer de su vista detrás de la espalda de Vorpax, su boca de repente se seca.

Vorpax jadea y se balancea hacia adelante, apretando los dedos en los pectorales de Reptile y este siente los dedos de Kreey sobre su propio abdomen mientras los trabaja en su menor y trata de no pensar demasiado en lo que significa que el hecho de que Kreey y Vorpax sean padre e hijo no lo desanime en lo más mínimo. Por el contrario, la naturaleza prohibida solo parece alimentar su excitación.

Durante los siguientes minutos, aparentemente interminables, la habitación se llena de sonidos bajos y entrecortados que salen de la boca del rubio. El rey amazón usa su mano libre para trazar la oreja y los labios de su hijo con las yemas de sus dedos, tan ligero que parece casi reverente. Las mejillas de este están espolvoreadas con un ligero rubor.

—Confío en que no estás esperando una invitación para tocar cuanto desees.– Kreey se dirige de repente a Syzoth y arquea una ceja. ¿Divertido? La criatura cree que se está acostumbrando a las expresiones que se esconden detrás de los movimientos de las cejas del castaño, al menos lo suficiente como para hacer una conjetura.

—Yo...– Reptile dice con voz más similar a antes, cuando parecía que siempre gruñía, poniendo una mano vacilante sobre el muslo del menor de los tres, cerca de su ingle. Una mano resbaladiza que se encrespa alrededor de su miembro, interrumpiendo la acción adicional, acariciándolo con determinación. Aparentemente, Kreey ha pasado de preparar Vorpax a preparar a Reptile.

El Zaterrano vuelve a hundir la cabeza en la almohada, incapaz de contener un gemido de satisfacción. La exhibición del padre y el hijo lo dejó con una erección tan dura como una roca. Pero al igual que en el baño, todo se acaba demasiado pronto en su mente y los dedos del hombre mayor vuelven a desaparecer. El raptor siente que podría reventar un recipiente solo con todos los picos de su frecuencia cardíaca.

El castaño se inclina hacia abajo, de modo que sus labios casi rozan la concha de la oreja de la criatura y su largo cabello cae como una cortina a su alrededor.

—No te preocupes, Syzoth. murmura. —Pronto encontrarás la liberación. Quizás más de una vez, si tu estado raptor está a la altura.–

El tono bajo y entrecortado es casi suficiente para hacer que la presión arterial de Reptile aumente una vez más, pero no puede evitar mostrarle a Kreey una sonrisa arrogante.

—Te sorprenderá la resistencia de un raptor.–

El rey amazón parece complacido de que el raptor haya encontrado el valor para usar su lengua afilada. No es que Reptile la haya usado mucho en Kreey ¿Quién en su sano juicio lo haría? Pero parecía disfrutar al ver al reptiloide usándolo en otros. Disfrutaba ver cómo su contrario estrangulaba Tarkatanos con su larga lengua en particular.

—Acepto tu desafío.– dice con tono irónico.

—Por supuesto.– se ríe Reptile. —Dame tu mejor golpe.–

•●•

Quería terminarlo con cosas así pura delicia pero literal ando en una etapa donde todo lo que escribo me desespera y me cansa.

Los personajes de Kreeya y Vorpax son de la serie de television Mortal Kombat Conquest, que esta ambientada antes de la primera película. Aquí Reptile tiene un papel mas protagónico y de sus mejores tratos, aunque no termina de ser canon ya que muere por el final de la segunda temporada.

Kreeya es la madre de las Kreeyan, guerreras amazonas rapaces que fueron creadas por esta, siendo Vorpax la primera en ser creada, por lo que es su hija a la cual ella si reconoce como tal.

No sabía si hacer a los dos aquí con rasgos mas de un reptil, pero si hice a Reptile como termino siendo luego de MK4 porque yo no tengo idea de como expresar que si se quita la mascara, saldrá su cabeza raptor pero se queda con cuerpo humano.

Los spoileo porque ya no tiene caso que la vean. La volví a ver y créanme que no la recordaba tan mala. Es muy lenta y las actuaciones son terribles. Mas la de Shang Tsung.

Este capitulo esta lleno de varias referencias que se que no todos captan, me disculpo por eso, pero quería darle su ambientación y todo.

Ya no se que capítulos debo y me canse de preguntar en cada porquería que subo y nadie responda, solo hable con la señorita a la que le debo un BlackWolf pero ella ya me dijo que podía esperar. Los demás, se joden, me harte.

Y ya, supongo que pueden volver a hacer pedidos.

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