Snowflake♡

Abrazaba su estómago hinchado, gimiendo por los dolores mientras tomaba una posición fetal en su futón.

Su cabeza daba vueltas y vueltas, haciéndose una sola pregunta.

¡¿Por qué?!

No lo sabía, no sabía que era decisión le atraería aquella consecuencia. Ni él, ni el hombre que lo había tomado como suyo.

Se sentía estúpido, desde pequeño lo habían aleccionado con aquella regla: un Ninja no debe tener relaciones sexuales.

Se lo tenían más que prohibido a Bi-Han y a él.

Creyó que sin el Gran Maestro podría lo que quisiese en el Clan; y así fueron los primeros meses. Había tomado control total de los Lin Kuei, siendo un joven adulto creyó que no estaba mal beber con los estudiantes, pensó en lo divertido y el éxtasis que provocaba estar con algún acolito.

Claro que lo fue, se divirtió como nunca lo había hecho.

Pero el precio a pagar por horas de diversión fue alto; desde su virginidad hasta la dignidad, su risa nunca había sido escuchada hasta ese tiempo, hasta que el alcohol corrió por su cuerpo como si fuese sangre. Hasta que sintió como el semen de un hombre lo llenaba no solamente una vez, si no varias.

Kuai Liang había sido el Cryomancer más humano de todos, se dejó seducir por el deseo, por el alcohol y por la banalidad humana.

Y su consecuencia fue ser portador de una vida.

Todos los Cryomancer poseían ese extraño don otorgado por los dioses antiguos; podían embarazar o ser preñados.

Maldecía a su Padre por darle esa herencia genética, ahora por su descontrol debía pagar las consecuencias.

–Tranquilo... tranquilo... –se acariciaba el estómago notablemente crecido, el ser que se desarrollaba dentro suyo tendría al menos 4 meses.

En un principio deseo no tenerlo, no estaba preparado ni física ni psicológicamente.

A quien le diría lo que le pasaba, ¿a Bi-Han? ¿A Smoke?

Ah, es cierto.

¡Ellos estaban muertos y habían sido corrompidos por Quan Chi!

No tenía a nadie, estaba solo en ese horrible problema.

Estaba jodido.

Muy jodido.

Acaricio una vez más su vientre, debía aceptar su realidad... estaba embarazado y tendría un bebé de alguien que se había distanciado.

Una lagrima se le congelo en la mejilla, no valía la pena llorar.

En silencio se prometió ser un buen Padre para aquel ser que se formaba en sus entrañas.



• ● •



Una noche escucho los gritos agónicos de los miembros del Clan, salió de sus aposentos, no le dio tiempo a ponerse la armadura pues los gritos desgarradores le rompían los oídos.

Apenas se acomodó con decencia su qipao, sostuvo con una mano el largo de la prenda, con su creciente vientre no podía ver muy bien los escalones.

Llego casi corriendo, en medio de los jardines se encontraba un ser oscuro, de ojos ámbar y partes del cuerpo enraizadas en dorado.

Estaba destruyendo el lugar.

En ese momento pensó que hubiese sido buena idea ponerse la armadura, aunque a decir verdad no tenía idea su por su estoma sería un problema ponérsela, sacudió la cabeza, no debía pensar en eso ahora.

Su prioridad era detener a ese ente.

Lanzo un ataque de larga distancia, golpeando la espalda del demonio.

–¿¡Quién te has crecido para entrar a este recinto, demonio?! –grito con rabia, usualmente no se pondría así, el embarazo le agudizo las emociones.

–Kuai Kiang, has sido muy impulsivo –detuvo sus ataques, dándose vuelta completamente–. Soy Enenra, ¿acaso no me reconoces ya?

Los demás estudiantes miraban con atención como el Gran Maestro se acercaba a paso lento hacia el demonio de humo, con la luz de la luna la cicatriz de su ojo hacia más notorios sus expresiones confundidas.

Muchos decidieron alejarse y otros más se quedaron a ver la pelea que se llevaría a cabo.

–¿Smoke? –los orbes celestes bajan y subían la mirada, conocía a ese Ninja–. Smoke, eres tú.

–¡Smoke está muerto, yo soy Enenr...! –se detuvo al posar la mirada en el redondo vientre de Sub-Zero–. ¡¿Quién te ha hecho eso?!

La voz del retornado se volvió aún más furiosa, era antinatural lo que veía.

Vuelto humo examino los alrededores del cuerpo del Cryomancer, volvió a ser "humano" plantándose frente a Kuai.

–Tendrás un hijo –menciono molesto, no mentiría, siempre había tenido esperanzas de ser la "primera experiencia" de su mejor amigo–. ¿Quién? ¿Quién es... el otro padre?

Cuando le diera el nombre le desgarraría la garganta a quien se atrevió a profanar a Kuai Liang, lo colgaría de cabeza con sus vísceras y se comería sus pulmones solo para demostrar que no debía tocar propiedad de un demonio.

–No tienes ningún derecho a saberlo, no estás en posición... Enenra.

Sub-Zero tomo posición de batalla, quiso reírse al ver lo ridículo que se veía con ese qipao tan largo color celeste y su estómago tan crecido como una sandía madura en verano.

Claro que para un demonio no todo es risa, quería saber dos cosas; ¿cómo Kuai pudo embarazarse? Y lo segundo, ¿quién lo había embarazado?

Seguía siendo un demonio.

Uno que acababa de sucumbir ante los deseos de Tomás Vrbada.

–Quiero ser su Padre.

Una de sus garras acaricio la mejilla cicatrizada del Lin Kuei, acentuando aquel susurro que se había llevado el viento para no ser escuchado por Kuai Liang.

–Siempre has sido un hermano para mí, mi única familia –hablo el demonio con la mirada perdida en el vientre del maestro de hielo–. Me quedare contigo en tu gestación.

–Creí que Quan Chi te había corrompido –sus ojos azules, tan azules como el cielo de un día de verano... se engañaría si decía que no extrañaba a Smoke ni a su hermano.

Enenra –dijo refiriéndose al demonio el cual compartía cuerpo–: no es esclavo de nadie y menos de ese jodido hechicero.

Eso provoco una sonrisa de parte del azabache.

–Mejor ve a dormir –alejo su mano tan rápido como pudo, parecía que el contacto con la piel de Kuai le quemara sin embargo no era así–. Yo restaurare todo en la mañana... el bebé que tienes se alimentara de ti y necesitas descanso.

Aunque hubiese preferido negarse debido a sus responsabilidades de Gran Maestro del Clan, ese embarazo lo tenía agotado para todo y por todo.

Tan solo un ataque y bajar las escaleras consumió casi toda su energía.

–Te llevare –tomo el brazo del Lin Kuei y lo paso por su hombro–: los hermanos se cuidan entre sí.

La mayoría de los alumnos pensaba fielmente que el ente decía la verdad, el antiguo Smoke le debía tanto a Sub-Zero.

Que difícil era guardar sentimientos, que difícil era mantener las ganas de no hacerle daño al hombre que trajo desgracia a la vida del maestro del hielo.

Mientras tanto, el Cryomancer se dejó llevar hasta sus aposentos.

Mañana arreglaría todo ahora... ahora solo quería dormir.

Dormir hasta el próximo año si tenía la oportunidad.



• ● •



La noticia sobre el Ninja embarazado sacudió el mundo de los Maestros de artes marciales, todos asombrados por escuchar.

En todos los mundos se hablaba de eso.

Inclusive en el mismísimo Netherrealm.

Noob Saibot estaba meditando a las afueras del Palacio de Shinnok, dominaría por completo todas las artes oscuras.

O al menos eso pensó hasta que escucho la voz del demonio de fuego.

–Tú hermano es un marica –su voz burlona con ese toque espectral, solo le revolvía el estómago.

–No sé cuántas veces debo decirte que te alejes de mí –gruño, ¿de qué hablaba Scorpion?

–Tu hermano se ha metido con un hombre –aunque llevaba máscara (y prácticamente fuera una calavera), casi podía deducir que estaba sonriendo, a menos que las calaveras no sonrían.

–No es mi hermano –gruño más alto, esta vez su sombra hizo acto de presencia–. Compartimos lazos de sangre, pero no es mi maldito hermano.

–Entonces no te importara saber que esta embarazado –Scorpion soltó la risa más maquiavélica que pudo escuchar Bi-Han en su vida.

Noob sintió tantas ganas de asesinar al demonio de fuego.

Debía ir a ver a su hermano, no tenía ni la más mínima idea de si eso era mentira o en verdad los ancianos del Lin Kuei tenían razón sobre sus orígenes y su sangre de Cryomancer.

–Cierra la puta boca –gruño invocando un blackhole.

–Suerte encontrándote con la realidad.

Bi-Han se juró darle su merecido al japonés cuando regresara al Netherrealm. Nadie creaba rumores falsos y estúpidos hacia su querido hermanito.

Al salir del blackhole se encontró en las grandes puertas del Clan en el cual acogió toda su vida.

Trepo las puertas, bajando de un salto en perfecta sincronía con su sombra.

Miraban a todos lados, el lugar parecía el mismo de siempre, aún era de mañana eso quería decir que los estudiantes debían estar en el Dojo entrenando y otros más en actividades de limpieza.

Se camuflo entre las sombras de los arboles hasta llegar al Templo que estaba subiendo las escaleras, el frío de la montaña le recordaba su antigua vida.

Camino por los pasillos, buscando algún rastro de su hermano menor.

Añoraba poder restregarle en la cara a Hanzo que nada de lo que salía de su boca era verdad.

Pero su sorpresa fue mucha al abrir la puerta que daba a los aposentos del Gran Maestro, y encontrarlo acurrucado plácidamente en su futón con un hombre; y no cualquier hombre era el corrupto Smoke, bueno más bien el demonio de Enenra.

Se llenó en ira.

Kuai Liang debía aprender a controlarse y él le enseñaría esa lección al invocar a su sombra.

Ya iba a soltar el primer golpe, pero de repente la sombra se inclinó a ver más de cerca al Lin Kuei, alargo una mano descubriendo el vientre crecido bajo la sábana.

Antes de poder encajarle alguno de sus shuriken, lo vio.

Su qipao azul no escondía su embarazo, podía ver perfectamente su vientre hinchado, había algo viviendo dentro suyo.

Vio la desgracia en el frágil cuerpo de su hermano menor, si aún tuviese corazón entonces se hubiese detenido al verlo.

Bi-Han había tenido devoción completa por el Lin Kuei, siempre fiel a la causa.

Pero tenía un hermano.

Una familia y aunque en su infancia Kuai era molesto e hiperactivo, era su hermano.

Su maldito hermano.

Le dolía verlo así.

Dejo caer el shuriken al suelo, causando un ruido metálico en el suelo de madera.

El ruido provoco que el azabache despertara, se tallo los ojos bostezando.

–Smoke, Smoke ¿eres tú? –su mirada se desvió a su acompañante.

Se dio cuenta que el demonio de humo estaba dormido y quien estaba parado frente a él era una sombra de su hermano y el propio Bi-Han.

–Hermano... –miro con temor al esbirro de las sombras, veía los ojos luminosos mirando directamente su abdomen crecido.

–Lo que dicen es cierto –su voz siempre había sido neutra, pero esta vez sonaba decepcionado–. Te has acostado con un hombre.

Podía leer el desagrado en sus ojos.

–Cometí el terrible error de...

En un segundo Noob le proporciono un puñetazo en la cara.

–¡Te acostaste con Smoke! ¡Después de que nos advirtieron de que esto sucedería! ¡Te atreviste a llenar tus venas de fuego! –gritaba eufórico, estaba molesto por ver a su hermano menor soportando ese peso.

–Lo siento Bi-Han –volvía a ser aquel niño de seis años siendo cruelmente reprochado por su hermano mayor.

Iba a volver a golpearlo, pero su puño fue detenido por los increíbles reflejos del demonio enamorado del Cryomancer menor.

–Yo no fui el que tuvo el honor de yacer junto a Kuai –admitió mirándolo con esos enigmáticos ojos ámbar–. Acepta lo que ha sucedido a como yo lo he hecho.

–Me dices que perdone la falta que ha cometido no solo contra sí mismo, sino contra nuestros orígenes que no debían esparciese.

El Saibot negó con un movimiento de cabeza.

–Te creí más inteligente, Enenra... ahora veo que te conformas con muy poco demonio.

La burla no le dolió al demonio, si no a Kuai.

Enenra pudo detectar el miedo y la tristeza en su amante.

Pasión de la manga cortada –murmuro el demonio de humo en un siseo.

–No me hables de esa mierda ahora –replico Noob esta vez dirigiendo su mirada al hombre que abrazaba a su hermano.

–¿De que no hablo? –en sus ojos se deslumbraba la victoria, si molestaba a Kuai entonces él lo molestaría también–. ¿De Cyrax? ¿De cómo te rechazo por ese imbécil?

Y soltó una risa, Bi-Han no se burlaría de su obsesivo amor por Kuai Liang.

–¿Cyrax? –pronuncio el de ojos azules–. Así que por eso siempre querías estar a su lado.

En su adolescencia y parte de su pre adultez, Noob Saibot conoció al hombre más hermoso que sus ojos habían visto; a Cyrax. Lástima que hubiese sido rechazado.

–Prefiero vivir mi vida solo –gruño con exasperación–: mira cómo has acabado, hermano. Debíamos ser los únicos y ahora tendrás descendencia.

–No me arrepiento de mi error, lo acepto y lo afronto.

Eso fue todo lo que pudo decir antes de ver como su hermano desaparecía en un instante al igual que su sombra.



• ● •



El nacimiento fue lo más difícil, pero cuando escucho el llanto del bebé pudo sentir un alivio, el más grande que tenía en toda su vida.

En especial cuando su mejor amigo lo tomo de la mano, bajando su máscara para dedicarle una sonrisa.

–Lo hiciste Kuai –la emoción pudo más con el demonio–. Eres padre.

No dejo que el Lin Kuei dijera algo, se inclinó a besar sus labios, los devoro con hambre. Se posesiono de ellos por un minuto.

Sesenta segundos que hicieron que su inexistente corazón palpitara, se sintió vivo por solo ese corto tiempo.

–Iré a ver al bebé –se alejó–. Descansa.

Los ojos azules del maestro de hielo miraron a Smoke con confusión.

No debía enamorarse de su mejor amigo.

No debía.



• ● •



Ser padre no era lo que había esperado.

Creyó que las noches en vela, los mareos y los terribles antojos eran lo peor. Que equivocado estuvo.

Cuidar de un bebé y entrenar a un Clan no eran trabajos fáciles.

Sub-Zero debía encontrar el equilibrio para no descuidar una cosa; si descuidaba al bebé este posiblemente moriría por falta de atención y si descuidaba al Clan posiblemente todos los acólitos murieran por falta de entrenamiento.

Así que hizo un trato con el demonio enamorado.

–Sub-Zero, ¿qué necesitas? –Smoke siempre estaba frente a la estatua del primer Gran Maestro, meditando hasta que sintió la presencia del Cryomancer.

–Quería hacer un... trato –suspiro–: eres mi único salvador.

–Dime que deseas, yo lo poder cumplir –ese acento tan característico suyo, aun no podía cavilar que dos personalidades estuviesen ahí, causando desgracias y confusiones a su vida.

–Necesito que lo cuides, debo atender mis asuntos –hinco una rodilla, mirando, exhalando hielo que se filtraba tras su máscara.

–¿Ahora donde esta? –el demonio se levantó, cumpliría prácticamente todo lo que Kuai quisiese.

–Está durmiendo en mi habitación –informo mirándolo serio, desde que el bebé había nacido Smoke ya no pasaba las noches en aquel lugar.

–Entendido –su cuerpo se volvió humo, desapareciéndose.

Sub-Zero se levantó, mirando la estatua del primer Gran Maestro. Suspiro derrotado.

–Pido a los dioses antiguos ayuda...



• ● •



Debía salir y despejar su mente, poner en orden todo lo que sucedía.

Así que decidió acudir con la única persona que tendría conocimiento sobre esas cosas; Sonya Blade.

Aunque para eso debía abandonar su Templo y viajar hasta los Estados Unidos, tuvo miedo porque para tener esas lecciones debía llevarse al bebé y dejar a los estudiantes.

Aunque no estaba tan preocupado por los acólitos; Enenra sabría manejarlo, ese demonio estaba tan enamorado de él que le había jurado que pondría a esos Lin Kuei en forma en unas pocas horas.

–De eso no dudo –menciono ajustando sus guantes, no quería lastimar a su pequeño–: nunca he salido con alguien... sin experiencia en espionaje.

–Eres un gran padre –su acento hizo reír al maestro del hielo, jamás había escuchado a Smoke decir aquello.

–Lo intento –alargo una mano, delineando las venas del brazo de quien alguna vez llamo "amigo".

–Sub-Zero eres un gran kombatiente, seguro puedes llevar a tu hijo a ese lugar sin daños y sin asesinar a nadie.

Tomo su mano, bajo su máscara.

Inclinándose para poder besar el dorso de esta.

–Que te vaya bien.



• ● •



El viaje había sido relativamente corto, llevaba consigo una pequeña mochila donde llevaba lo "necesario" para el bebé que apretaba levemente contra su pecho viviera para el viaje y el de regreso, estaba nervioso.

Todos dormían, pero no podía conciliar sueño... su mente se perdía en temores que se suponía no debía tener.

Estaba sentado a un lado de la ventana, mirando la luna llena y brillante, la piel de su pequeño parecía brillar, bajo esos parpados se escondían los mismos ojos que tenía Bi-Han y el mismo Kuai Liang. Su cuerpo frío a pesar de estar envuelto en mantas y pequeñas prendas que encontró en el Templo.

Lo apretó un poco contra su pecho, los errores no existían.

Y su bebé no era un error.



• ● •



Todos lo veían como un bicho raro, caminando por las calles de Houston, buscando el número de la casa que estaba escrito en la dirección que había pedido al Comandante Briggs.

–Buhh... neeu... –el pequeño se quejaba debido al calor que le producía el clima de la ciudad, alzando sus manitas intentando alcanzar la máscara de su Padre.

–Ya casi llegamos, solo espera un poco más –murmuraba mientras pasaba una mano al aire haciendo aparecer lo que parecían copos de nieve.

El pequeño emitió una risa, intentando tomar un copo.

Aquello hizo que su corazón diese un vuelco.

Sub-Zero sonrió bajo la máscara, al menos ya sabría cómo mantenerlo ocupado.

Siguió caminando con el bebé en una mano y el trozo de papel con la dirección en la otra, iba a morir de nervios si no encontraba la casa de los Cage.

Al verlo corrió despavorido a golpear la puerta con fuerza, esperando que apareciera la mujer y no el fastidioso actor.

A los pocos segundos se escuchó un llanto y después una voz femenina.

–¡Ya voy, ya voy! –grito cuando sus pasos se escuchaban cerca.

Fue una enorme sorpresa para la militar ver al Ninja del hielo parado en su porche con un bulto envuelto en mantas que producía la voz de un infante.

–Así que de esto –señalo el bulto que se movía–: quieres ayuda, ¿o me equivoco?

–General Blade –dio un paso hacia adentro, debía poner a su pequeño en un lugar cómodo, no en el pectoral de su armadura–; necesito lecciones de cuidado de niños.

–Claro pasa, estás en tu casa –dijo irónica haciéndose un lado para cerrar la puerta y conducirlo a la sala–. ¿De quién es? Me refiero, desde cuando los... hombres como tú –su mirada lo decía perfectamente–: tienen hijos. El honor o lo que sea, ¿no los detiene a "eso"?

El Cryomancer la miro a los ojos antes de responderle.

–No eres la primera que me lo dice... aunque si la primera que no decidió atacarme por eso –a su mente llegaron los recuerdos de Smoke y sus amenazas contra el "padre de su hijo" y su hermano mayor dándole un golpe en la cara.

–Créeme que si tuviera fuerzas te daría un golpe también, creí que serias el único que no tendría hijos –suspiro cansada sentándose en el sofá individual–. Siéntate, debes estar cansado.

–A ti también te veo cansada –la imito, descubriendo un poco al pequeño para que Sonya lo viera.

–Cassie tiene apenas un mes y llora cada hora –se tomó la cabeza–. Y con Johnny parece que tengo dos bebés.

–¿Al menos tienes permiso de las F.E.? –cuestiono sorprendido.

–Sí, pero solo los primeros 14 meses –la rubia suspiro–. Pero dejemos de hablar de mis problemas, cuéntame, ¿quién es la Madre?

–No tiene –respondió cortante, recordaba las noches en las cuales lloro–. Solo me tiene a mí.

–¿Accidente o problemas?

–Problemas y si Smoke se entera de quien es probable que tenga un "accidente".

–Siempre creí que él y tú...

–Somos tan cercanos como hermanos, era obvio que se enfadaría si "esa persona" se aleja de mí... al romperme el corazón y alguna ilusión mía. Es por eso que no debía tener descendencia.

–Lamento escuchar eso –se levantó para cargar al menor–. ¿Puedo?

–Adelante –asintió.

La rubia tomo al bebé en brazos, notando lo frío que era.

–Sin duda es tú hijo –sonrió al ver aquellos ojos zafiro verla confundido–. No te preocupes pequeño –dijo suave, Sub-Zero nunca la había escuchado hablar así–: soy Sonya, amiga de tú padre.

El pequeño extendió sus bracitos, quería tocar la larga trenza de la rubia.

–Le agradas –el maestro de hielo veía sorprendido la escena; la última persona desconocida que lo había cargado usualmente había acabado con vomito de bebé en el uniforme y el llanto escandaloso del menor.

–Ojalá Cassie fuese igual –lo arrullo–. Cada vez que Johnny la carga llora, parece que no quiere a su Padre.

Ese comentario le hizo reír, realmente que la mayoría no soportaba la actitud del actor.

Se quedaron en silencio un rato más, jugueteando con el bebé hasta que la puerta de la casa se abrió de golpe dejando escuchar la voz del artista.

–¡Ya llegué! ¡Sonya querida!

Su voz hizo que ambos infantes lloraran, el de Kuai y la misma Cassie desde su cuna en el segundo piso.

–Perfecto –la militar bufó.

–No eres la única –el Lin Kuei estaba intentando detener los gritos de su hijo.



• ● •



–Hielito, tú hijo no me quiere –se quejaba el castaño al ver como el bebé de ojos azules lo había intentado morder.

–Ni a Cassie le agradas –dijo Sonya pasando por ahí con algunas mamilas.

El Ninja no dijo nada, su primera lección iba a empezar.

–Bien, Kuai –estaban sentados en la mesa con dos biberones–. Primero debes poner de esta forma al bebé.

Le mostro con Cassie lo que debía hacer; la pequeña Cage estaba en el regazo de su madre, poniendo su cabecita en el brazo de la militar.

–Debes ver si el bebé no está incómodo, ahora hazlo tú.

Sub-Zero miro a su hijo quién le devolvió la mirada mientras jugaba con un oso de peluche de la niña.

Intento imitar lo que hizo la rubia, aunque al principio no tenía idea, pero logro hacerlo.

–Bien –sonrió–. Ahora debes hacer esto.

Inclino la punta del biberón hacia la boca de la pequeña, esta última abrió la boca para empezar a succionar el líquido.

–Espero que esto no salga mal –murmuro tomando el otro biberón imitando a Sonya.

El pequeño vio con extrañeza el biberón, estaba acostumbrado a beber leche en las tazas de té.

–Tómala –ordeno firme, era su hijo pero igual debía demostrar autoridad.

–Quizás no está familiarizado, déjalo un momento –recomendó la rubia.

Sub-Zero asintió, dejando que el pequeño observara el objeto.

Sus pequeños y rasgados ojos se dirigieron a Cassie, ella bebía del objeto que se parecía al suyo.

Todavía con un poco de duda acerco su boca al biberón, eso alivio un poco al maestro del hielo que inclino un poco más la botella para que este succionara.

–Bien hecho Kuai –Sonya sonrió–. Aprendes rápido, solo deberás practicarlo más seguido.

–Lo haré –respondió sin quitar la vista de su bebé.

Mientras que la militar le enseñaba al Lin Kuei como ser padre, el actor estaba metido en "asuntos especiales".

Su segunda lección fue cambiarle el pañal.

Algo que pasó demasiado rápido y muy asqueroso para el gusto de ambos.

–Bueno creo que es tiempo de la tercera lección –abanicaba con su mano, el olor era insoportable.

–Estoy preparado –el Ninja azul intentaba no desmayarse del apeste.

–La tercera lección es darle un baño, espérame arriba –la rubia salió al jardín, estaba a punto de vomitar.



• ● •



–Cuándo dije "espérame en el baño", no creí que lo tomarás tan... literal.

Kuai estaba desnudo dentro de la bañera junto a su pequeño que chapoteaba riendo.

–Estaba sucio –dijo con desdén–. Así lo baño también, es más fácil que quedar con el uniforme mojado.

–Supongo que lo es –ella desvió la mirada–; termina en eso, iré por una toalla para él.

–¿Y no hay una para mí?

–Usarás la habitación de invitados, le diré a Johnny que te presté ropa.

La rubia se fue, dejando la puerta abierta.

La mirada juguetona del actor se asomó, viendo el cuerpo mojado y musculoso del maestro del hielo.

–Tengo un regalo –mostraba una estúpida sonrisa.

–Si me vas a presentar una mujer otra vez, la respuesta es la misma.

Johnny le lanzo una toalla y rió como cada vez que hacia una travesura.

–No es para ti.

Sub-Zero lo miro espantado, ¿entonces que pendejada haría Cage?

–¿Dónde está la habitación? –pregunto con cierto eje de desesperación.

–Final del pasillo a la derecha.



• ● •



–¡Aww, vamos! ¡Solo una foto! –pedía el actor, más bien suplicaba.

–He dicho que no, esto es ridículo.

–Kuai tiene razón, ¿de dónde sacaste tiempo para hacer esta basura? –Sonya señalaba la tela.

Para resumir, Cage había hecho una versión pequeña y más ligera de la armadura de Sub-Zero, se la puso al bebé y ahora rogaba por una foto del pequeño.

–¡Por favor!

–¡Argh, está bien! ¡PERO SOLO UNA! –el Cryomancer se tapó los oídos, estaba harto del actor.

–¡Yaaay! –corrió por la cámara escaleras arriba.

–Pero que he hecho –se lamentó, sosteniendo el puente de su nariz.

–La borrare después, no te preocupes –aseguro la rubia, intentando reconfortarlo.

Sub-Zero desvió la mirada a su hijo, jugaba con un carámbano de hielo que le había dado.

Verlo vestido como él... ¿entrenaría a su hijo bajo el mismo camino sangriento de los Lin Kuei? Quizás para Sonya y Cage no fuera de importancia pues seguramente su pequeña hija Cassie no estaría involucrada en el Ejercito.

Pero para él, no conocía otro lugar que no fuese su Templo; el entrenamiento, el crudo frío y la muerte silenciosa.

No conocía otra vida que no llevara a estudiarse con cuchillas y sangre.

Su corazón se detuvo al parpadear y ver a si amado niño... ¿Qué sería de él?



• ● •



–¡Papá, papá! –escuchaba sus pies descalzos correr en la fría nieve de invierno–: ¡mira, mira!

Un niño de al menos 6 años corría hacia los jardines de entrenamiento donde Sub-Zero estaba dando la clase matutina, tras él venía una nube de humo oscuro.

Tenía la piel tan blanca como la de su padre, ojos brillantes y azules como un cielo de verano al igual que el cabello corto y oscuro como las noches sin estrellas.

Corría intentando ver a su padre, quería que fuese el primero en saber de lo que era capaz.

–Xuě, ¿qué haces aquí?

Estaba molesto, últimamente el niño lo interrumpía en cualquier momento del día.

–Smoke me ha enseñado a... –su voz fue silenciada por la mano del ente de humo.

–El Gran Maestro no está disponible, vamos a irnos. Pide disculpas.

Lo soltó, ahora el niño mostraba semblante serio, había sido regañado y su Padre tenía esa misma expresión que ponía cuando una misión salía mal.

–Lo siento Padr... Gran Maestro, no volveré a interrumpir.

El Cryomancer menor dio la vuelta, tomando la mano del demonio de humo; ¿por qué su Padre no era como aquel actor que una vez visitaron? ¿O como el hombre de katana? ¿O como Smoke? Ellos lo habían mimado cuando los conoció, pero su padre... no parecía que ese hombre fuese su padre.



• ● •



Había crecido, era todo un adulto; él mejor asesino de los Lin Kuei.

Era requerido por sus servicios y había una que otra mirada de sus clientes que pedía por un momento de compañía.

Sub-Zero decapitaba a quienes se atrevían a buscar algo con su hijo.

Snowflake.

Lo llamaron de ese modo al completar el rito de adultez, hoy era su cumpleaños. Había leído que otros jóvenes de la región lo celebraban con fiestas y pasteles –no sabía lo que era un pastel, pero estaba seguro que era algo delicioso– al igual que le daban presentes al cumpleañero, pero, ese no era su caso.

Había asesinado a muchos reos y desertores del Lin Kuei en tiempo limitado, demostró su agilidad al cortar los cuellos de animales salvajes y pudo lucir con orgullo su sangre de Cryomancer al enfrentarse con su Padre en un duelo sobre témpanos helados.

–Felicidades Snowflake –Kuai Liang sonrió, era extraño, la cicatriz de su rostro hacia parecer más macabra su sonrisa.

–No le fallare nunca, Gran Maestro –dio una reverencia, ya no le dolía ese rechazo.

Se refugiaba en el abrazo de las sombras nocturnas que lo visitaban casi todas las noches.



• ● •



–Supe que te convertiste en un adulto ahora.

Los ojos violáceos lo miraban como un depredador mira a su presa.

–Padre cree en mí –susurro acostado en su futón.

–Kuai Liang se volvió un testarudo, no debes preocuparte –lo miraba desde una esquina–: conozco perfectamente a mi hermano, él no desconfía de ti.

Aquello hizo mecha en el joven que abrió los ojos y miro el lugar donde siempre el demonio de sombra le hablaba.

¿Hermano?

¿De que hablaba Noob Saibot?



• ● •



Se besaron con intensidad, golpeándose contra todo lo que había en el pequeño pasillo que daba a su habitación.

El demonio de humo metía sus manos entre los pliegues del traje de Sub-Zero, mientras que el Lin Kuei devoraba con rapidez los besos de su amante; entrelazando sus lenguas hasta dejarse sin aliento.

–No aguanto más –el Maestro de Hielo gemía, vaya que su acompañante sabia como excitarlo.

–Sería un honor tomarte ahora mismo, pero tenemos compañía, Noob debe estar por aquí y no quiero que te vea así –Smoke estaba a poco de perder la cordura y empotrarlo contra la pared.

–Ha venido porque se lo pedí, no encontré hablándole a Xuě, parece que no me odia tanto ahora.

–En efecto hermano.

Una masa negra fue materializándose junto al Ninja de ropajes negros.

–Xuě es fuerte, mi querido sobrino es como su padre... Quitando lo morboso y depravado por supuesto.

–Es mi culpa –Enenra debía cambiar su nombre de "demonio de humo" a "demonio lujurioso".

–Lo sé, Kuai ya no volvería a cometer esos errores ¿cierto Kuai?

El Cryomancer asintió.

–Antes que lo olvide –invoco un blackhole, sacando una pequeña caja negra con inscripciones en chino–. He traído este presente, fue mío hace tiempo y lo guarde para ti, pero no fuiste digno –aquello hirió el orgullo del Ninja azul–: quiero que le des esto, cuéntale todo sobre mí. No merezco ser recordado, pero quiero que sepa que cuenta con más aliados que los que puede imaginar.



• ● •



Su traje había sido confeccionado como viejo traje que utilizaba Sub-Zero cuando tenía su misma edad.

Al igual que su máscara había sido heredada por el primer Sub-Zero; su nombre había sido olvidado, pero ahora tenía un recuerdo de él.

–¿Cómo me veo? –le cuestiono a Enenra que lo veía por el espejo.

–Te ves tan dulce, casi podría confundirte con Kuai –su tono sensual no pasó desapercibido–. Pero entonces tú padre me cortaría los testículos con su espada, aunque debo culpar lo ajustado que esta de tu bonito culo.

El Cryomancer se sonrojo, lanzando una bola de nieve que había invocado segundos antes.

–Eres prácticamente mi segundo Padre, no digas eso –aunque internamente deseaba que no se detuviera.

–Para tener 23 años eres muy susceptible a mis comentarios –Smoke lo veía con esos intensos ojos dorados–. Seguramente Bi-han también te dice algo como eso.

Claro que el esbirro de las sombras era al menos más sutil en aquellas sucias palabras.

Otra bola de nieve fue arrojada a su cara.

–¡Smoke!

–Vamos Snowflake, siendo tan inocente ¿crees que no podrás enamorarte del primero que diga amarte con la misma intensidad que tú padre te ha protegido?



• ● •



–Se ha confirmado, hay cuatro intrusos –algunos discípulos llegaron ante Sub-Zero.

El de piel nívea sonrió malicioso, mirando a su hijo, quien estaba a su derecha.

–Es hora de entretener a los invitados.

Ambos discípulos asintieron, mientras que Snowflake bajaba su máscara para sonreírle a su padre.

–Deberías ponerte presentable –advirtió levantándose del trono congelado–. Hay una chica linda con la cual solías jugar.

–Como ordene Gran Maestro.

Hizo una reverencia y corrió escaleras abajo.



• ● •



Estaban peleando contra el grupo de adolescentes, todo un desastre para ser sinceros.

Le habían ordenado no ser tan duros con ellos, pero una mierda de orden ¡ellos eran demasiado débiles y descoordinados!

Vio a su Padre derrotar a aquella chica rubia –si no mal recordaba, era la hija del General Blade y el actor gracioso–, intento seguirle, pero al ver como el hijo del telepata se le acercaba dudo un poco.

Mientras tanto decidió bailar un poco con la especialista en armas.

Ella era buena, golpes que posiblemente dolerían si no fuera el hecho que parecía depender de lo que ella creía que debía ser, una lástima, pero dejo golpearse un momento por la morena. Hasta que ella se acercó más a su padre y comenzaron una pequeña batalla, quiso intervenir, pero detener a la rubia era su objetivo ahora.

O al menos eso pensó hasta que noto como el arquero intento ata catar a su Padre cuando fingía estar exhausto.

–¡Gran Maestro! –grito asustado, congelando las piernas del telepata que estaba a punto de usar su látigo en un Padre; vaya que era un temeroso al intentar un ataque por la espalda.

Sub-Zero no respondió, siguió golpeando al Ancestral que se oponía a trabajar en equipo.

Pronto los 4 acólitos y Snowflake amarraron con fuerza unos nudos en las muñecas de los militares, los tenían de rodillas frente al Cryomancer mayor; debajo de la máscara Xuě sonreía, estaba feliz de que el plan de su Padre saliera a la perfección.

–Si nos matas te vas a arrepentir –Cassie parecía desesperada, ¿en verdad todo acabaría así?

–Puede que sí –respondió con burla.

Los Lin Kuei querían reír, pero eso arruinaría su aspecto de asesinos.

Libérenlos ahora –ordeno en mandarín, Snowflake obedeció al instante cortando las cuerdas con su kunae.

Ante las miradas atónitas del equipo de F.E. los alumnos se retiraron, menos el dulce retoño de Sub-Zero y el mismo Maestro del Hielo.

–¿Funciono? –la rubia iba a llorar de la emoción si no fuera por el silbido característico de su padre.

Todos miraron con atención la entrada del Templo; Johnny Cage los saludaba mientras bajaba las escaleras.

–¿To-todo esto fue un... fue un...? –Jacqui no sabía si estaba sorprendía o furiosa.

–Un ejercicio de entrenamiento –contesto el líder Lin Kuei mirándolos serio.

–Hey no se desanimen –el actor escucho a su hija maldecir–. Vengan adentro, la "amable esposa" de Sub-Zero les preparo chocolate caliente.



• ● •



Los siete estaban sentados en una mesa del comedor comunal del Clan, mientras Smoke, Sub-Zero y Cage hablaban sobre algunos temas que no les interesaban a los adolescentes, Kung Jin era mirado con odio por la morena.

–¿Qué hace él aquí? –murmuro el arquero al Ninja menor mirando su taza aun llena de chocolate.

–No lo sé, quizás quiere socializar con nosotros solo míralo –Takeda no podía leer su mente, porque no estaba pensando en absolutamente nada–: se ve joven y no parece que nos odie como los otros.

–Hey tú, Lin Kuei –lo llamo el Ancestral con molestia.

Snowflake levanto la vista, al fin alguien se había dignado a hablarle, aunque fuese ese chico con aires de rudeza.

–¿Qué haces aquí?

–Yo...

–Sé buen alumno y atiende a los invitados, tráeme otra taza –se rió malicioso, no sabía en qué problema se había metido.

Un golpe seco en la mesa con un carámbano de hielo puro atravesando la madera.

–Más respeto Kung Jin –el Cryomancer lo miro furioso–. A quien le estás hablando es al sucesor del liderazgo de los Lin Kuei y mi hijo.

Los demás jóvenes abrieron la boca, ¿¡habían peleado contra el descendiente de Sub-Zero?! ¡Ese muchacho les había dado una paliza!

–Soy Snowflake, aprendiz del arte de mi Padre –murmuro, se sentía estúpido ahora.

–U-un gusto soy la especialista en armas Jacqui –la morena le extendió la mano, al menos ella tenía modales.

–Yo soy Takeda, nuestros Clanes se odiaban y la rubia de boca abierta es Cassie –el telepata le dio un leve golpe a Jin–. Y como sabes el imbécil de aquí es Kung Jin, ignóralo es un pendejo.

–Lo note –respondió mirando el contenido de su taza.

–¿Por qué no les muestras el Templo, copito? Entrénalos un poco –dijo Johnny sonriente.

–Claro señor Cage –se levantó tan rápido como pudo y les hizo un ademan–. Síganme.

Sub-Zero estaba molesto y todos lo notaba, aunque se tranquilizó después, su hijo era lo más valioso que tenía ahora.



• ● •



–Entrenamos aquí –los paseaba por los enormes jardines cubiertos de nieve suave–. Usualmente practicamos sigilo en el Dojo, pero las lecciones de camuflaje se hacen al pie de la montaña.

–¿En verdad eres su hijo? –la rubia cuestiono curiosa, ella no lo recordaba así.

–Tú y yo nos conocíamos desde hace años –respondió–. Usabas un vestido de princesa y yo era el príncipe.

–Aww, que tiernos –se rió la morena al ver el sonrojo de Cassie.

–¿Se conocían?

–Sub-Zero lo llevo a casa cuando teníamos 5 años –se justificó–; él me parecía un príncipe porque estaba vestido... así.

Kung Jin estaba callado, viendo por completo el cuerpo del hijo de Sub-Zero.

En especial su pecho con ese uniforme tan ajustado y diferente al resto, preguntándose que abría tras la máscara.

–Podríamos entrenar –ofreció Snowflake.

–O podrías hablar más, no todo en la vida es golpear –hablo por fin el arquero–. Me disculpo por lo que dije antes.

–No hay problema, soy tan frío como un tuétano –rió por su propio comentario–. O al menos eso es lo que Papá dice.

–No me imagino al Gran Maestro decir eso –Takeda también soltó la carcajada.

–Oh no. Me refiero a Smoke –dijo esta vez serio, recobrando su postura anterior–. El Gran Maestro es mi Padre biológico, pero Smoke me ha cuidado desde que puedo recordar, siempre estuvo a mí lado. Le debo mucho, es mi más grande admiración y también ayudo a salvar al mundo de la invasión...

Mientras más hablaba su voz se hacía más dulce, soñadora, como si todo lo que saliera de su boca fueran alabanzas a algún dios antiguo.

–Parece que te mas que agradecimiento, te enamoraste de Smoke –bromeo Takeda.

Los ojos azules de Snowflake mostraron tristeza.

–Mi Padre, mi verdadero Padre –su voz estaba quebrada ahora–: es su amante, los he visto y escuchado.

Se le oprimió el corazón.

Cassie se llevó una mano a la boca, Jacqui murmuro algo inentendible y miro a Jin que también estaba en shock.

¡¿Sub-Zero era homosexual?! ¡¿El hijo de Sub-Zero es homosexual también?!

–Yo... lo siento mucho Snowflake –Takeda lo miro serio–. Yo me enamoré de mi Maestro, para después saber que se la chupaba a mi papá, lo más asqueroso del asunto es que los vi(1).

–Lamento escuchar eso –sonrió un poco, al fin alguien que entendía su dolor.

Después de eso se sentaron en el suelo rocoso (sin hielo), hablando de otras cosas.

–Chicos, es hora de irnos –Johnny Cage salió al jardín–. Tenemos cosas por hacer, la General Blade llamo y es alerta de prioridad uno. Son del mundo exterior.

Al escuchar eso todos se pusieron de pie, inclusive del Cryomancer.



• ● •



–¿Vienes? –pregunto Takeda mientras abordaban el jet de combate.

–El Gran Maestro me matara si descubre que no estoy de vuelta –respondió un poco temeroso.

–Descuida, te cuidamos la espalda –Jung Jin le hizo un ademan para que entrara.

–¡Vamos! –ambas chicas lo animaron.

Y sin volver a pensarlo, uso su desliz helado para alejarse de sus compañeros Lin Kuei que despedían a los militares, entrando al jet.

–Arranquen está mierda antes que este metido en más problemas de los que debería.

–¡Papá mueve el culo!

Sub-Zero miro como la nave tomaba vuelo, gruño lo suficientemente fuerte como para que todos lo escucharan.

–Regresara –Enenra lo abrazo por la espalda–. Hoy tendremos visita de Bi-han... quizás él también quiera quitarte lo enojado.

El tono lujurioso que Smoke uso no tranquilizo para nada a Kuai Kiang.

–¿Puedes pensar en otra cosa que no sea meterme el pene o chupármelo? Mi hijo se acaba de ir y te preocupa más cogerme.

–No Kuai, no puedo pensar en otras cosas... no ahora que sé que tendremos un momento a solas está noche. 




NTA DEL AUTOR:

Howdy! 

Yo me enamoré de mi Maestro, para después saber que se la chupaba a mi papá, lo más asqueroso del asunto es que los vi(1): para mí el Kenshi y Hanzo se daban sus arrimones, originalmente esto hace referencia a otro capítulo pero creo que igual queda como micro referencia(?)

Es un intento de mpreg, se supone que se sitúa entre el final de MK9 y entre esos 25 años antes de MKX (seh, me valió mucha verga los cómics pero no sabía como acomodarlos para que esta madre encajara)  y ya para el final en la campaña de MKX justo en el capítulo de Sub-Zero (que neta esta bien aburrido y no tiene relevancia para ni vergas gggg)

Intentaré subir más OS seguido---- por que ya note que tengo puros drabbles y reworks que he hecho

No olviden seguir a Jervis por que todo su contenido es la mera reata.

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