Slaughter♡

Donde Stryker investiga una serie de misteriosos homicidios, tiene que encontrar la razón detrás de este asesino psicópata.  



• ● •



Stryker suspiró.

Llevaba horas mirando la computadora.

Leyendo y releyendo el informe que se suponía debía estar mañana jueves a primera hora en el escritorio de su capitán.

–Mierda...

Se reclina en la silla de oficina, esta tan cansado y mira la hora en el reloj de la pared.

Son cuatro antes de la media noche y él apenas lleva medio reporte escrito –borrando y reescribiendo sin parar desde hace horas– pues no quiere quedar en ridículo frente a su Capitán de nuevo.

Los ojos le pesan.

Sosteniéndose el puente de la nariz con dos dedos dejando que las ruedas de la silla lo desplacen lejos del escritorio.

Necesita otra taza de café si es que quiere seguir en este caso. Necesita estar despierto y atento.

La comisaría es solitaria a estas horas, al menos la zona de oficinas en el segundo piso está vacía.

No hay nadie en los cubículos pero agradece que el oficial Krane le dejara encendidas las luces antes de irse hace más de dos horas.

Sortea con cuidado los pisos mojados y el carro de limpieza que están a medio pasillo, el intendente no está por ningún lado pero el rubio ya sabía que ese muchacho debía estar fumando en la azotea. No podía culparlo, estaba tan estresado que anhelaba tener el tiempo para fumarse un cigarrillo y olvidarse de este caso al menos por unos minutos.

Pero en su lugar (y porque le faltaba tiempo) estaba caminando hacia la pequeña cocina del cuartel.

Entró notando que ya había café hecho en la pequeña cafetera.

Otra vez olvidaron vaciarla, fue el primer pensamiento de Stryker que tomó el mango de la jarra para verter su contenido cayendo en cuenta que ese café no estaba frío y mucho menos rancio por pasar muchas horas sin consumirse.

Estaba caliente, humeante.

Sorprendido volvió a dejar en su lugar la jarra, aquello lo despertó por completo.

Tomó su pistola desde la funda apuntando hacia todos lados.

Se puso alerta en segundos.

–Maldición, sal de donde quiera que estés.

Gruñó el policía sin temor, si había algo en que temer era la puntería del rubio.

Un golpe seco resonó por todo el lugar, sin perder más tiempo el oficial corrió hacia donde pensaba que provenía el sonido.

Recorrió el pasillo sin encontrar nada al igual que caminó entre los cubículos de la oficina.

Desconcertado se dispuso a regresar a la cocina pensando en si lo que escucho fue real o producto de su imaginación debido a estar más de 24 horas despierto.

Iba a reírse de sí mismo por ser tan patético al creer en ese ruido.

Sin embargo en la pared estaba escrito con sangre las palabras "muy lento".

Ese ruido había sido una trampa.

Stryker salió corriendo a la sala donde se encontraban las literas y encontrándose con una horrible escena.

–¡Tenemos a un oficial muerto, necesito una ambulancia y peritos en la estación West Coast! –grito mientras activaba su radio–. ¡Repito, oficial caído!

Stryker lo reconoció como el recluta Mike, el muchacho no debía estar ahí. Debía estar en casa con sus padres y sus hermanos. En cambio estaba cortado por la mitad conservando aún los ojos abiertos.

Para un policía novato esa escena le provocaría repulsión y ganas de vomitar, para Kurtis Stryker era...

–¡Repito oficial caído, maldita sea dense prisa!

Un día normal en su trabajo.



• ● •



Stryker ingreso a laborar hace casi 4 años, por azares del destino su ingreso fue un lunes 31 de octubre.

Se suponía que empezaría en el mes de noviembre pero los de la Academia veían irrelevante el hecho de que comenzara patrullando las calles un día después del Halloween.

Era un día ajetreado debido a delitos menores como vandalismo, ventanas rotas y muchas Karen llamando por las fiestas escandalosas del vecindario.

Un trabajo perfecto para un novato como Kurtis.

Fueron 3 meses de arduo entrenamiento, 14 semanas en la Academia, 2352 horas de disciplina y lo que pareció una eternidad lejos de su amado novio.

Su turno comenzaba desde las ocho de la mañana y acabaría justo a medianoche.

Normalmente estaría asignado solo 8 horas pero al ser un día ajetreado le ordenaron doblar turno.

Kabal como todo buen novio le despertó con el desayuno en la cama; algo de huevos revueltos con muchas especias y algo de arroz, coronando con una caja de jugo bien helado pues lo acaba de sacar del refrigerador.

El azabache besó y jugueteo por unos minutos más en la cama con el recién nombrado oficial de la ley.

No dejaría que en un día tan especial como ese su rubio favorito se esforzará en cualquier otra cosa que no sea su trabajo de ensueño.

Ofreciéndose a levantar los platos y lavarlos.

–Cariño serán casi las 7 y aún no te veo en la ducha –le apuró desde la cocina–: ¡no quiero que llegues tarde en tu primer día!

Soltó una risa que hizo que el Stryker sonriera mientras descolgaba su uniforme planchado –Kabal había planchado sus tres conjuntos la noche anterior, si seguía así de adulador no dudaría más en darle ese anillo– y gritaba un "ya voy".

Después de unos minutos bajo el agua fría de la regadera y vestirse a la velocidad de la luz se encontró con Kabal sentado en el horrible sofá que Kira les había "obsequiado", este miraba las noticias.

Era un reportaje acerca de los niños que pedían dulces, la joven reportera entrevistaba a un ruidoso grupo de niños que no pasaban de los 7 años.

–Es injusto –Kabal no quitaba la vista del televisor–: ellos disfrutando de salir a pedir dulces y llenarse hasta el culo de golosinas.

Kurtis iba a responder que era bastante mayor para disfrazarse y pedir dulces a las personas del vecindario.

–... pero al menos sé que tendré una dulce recompensa cuando vuelvas –lentamente giro la cabeza para lanzar le una sugestiva mirada a su pareja.

–Idiota.

Rió el policía mientras buscaba con la mirada sus llaves en la mesa.

–Te gusta que sea sucio –se burló–; vamos oficial no sea un santurrón y déjeme...

Stryker sintió unas manos afianzándose a su cintura mientras el cuerpo de Kabal se apoyaba contra él, susurrando un "te amo" en su oído.

Aquello le dio un escalofrío, Kabal sabía cómo excitarlo.

–Tengo trabajo –dijo firme aunque las piernas le temblaban.

El azabache volvió a reír.

–Cuando te entreguen las esposas las cosas serán más divertidas.

–Por supuesto que no voy a dejar que las uses.

–¡Oh pobre de mí! –suspiró dramático, abrazándose a sí mismo–. Mi amor no quiere consentirme.

Stryker negó con la cabeza mientras reía.

–Por otro lado, yo sí se consentir al mejor novio de todos.

Dijo abruptamente mientras corría devuelta al sofá y mostraba una lunch box de "Mimo Ninja 9" haciendo que el rubio cambiará drásticamente de actitud.

Rodó los ojos con molestia.

–Nunca debí contártelo –bufo.

–No te culpo cariño –comenzó a reírse–. Si yo me quedará dormido viendo esa porquería de película también soñaría con Cage salvándome del Emperador del... del... ¿de qué lugar dijiste?

Kabal estaba muerto de risas.

Hacía unos meses Stryker había pasado una aburrida noche de películas pues Tremor era el maldito fan número uno de Johny Cage y vieron las nueve cintas de "Mimo Ninja" ya que a finales de año se estaría estrenando el especial navideño de "Mimo Ninja: Operación Regalo".

Todos los del grupo burlaban a Tremor por ser fan de Cage pero Stryker disimulaba tan bien su rechazo a ese actor que Tremor terminó por convencerse que el rubio también era fan.

Logró convencerlo de ver la saga completa pero Stryker terminó por dormirse en la séptima película y soñando como el Mimo Ninja hacia una travesía (aún más estúpida que todas las películas juntas) para salvar al príncipe Stryker de las garras del Emperador del Mundo Exterior.

Sueño –o pesadilla– que le contó a su pareja en una noche de insomnio.

Kabal por supuesto utilizó ese relato para molestarle, todo en pequeñas bromas inocentes.

Como lo era invitarlo a salir al cine donde verían alguna película de Cage o mencionar el nombre del actor mientras Tremor estaba presente y así hacer que este último comenzará hacerle plática a Stryker sobre Johnny y la farándula.

Todo con el afán de burlarse pero sabiendo hasta donde llegaba el límite.

Kurtis no se molestaba en realidad.

Resopló por último tomando la lunch box.

–Este es uno de mis regalos en un día tan especial como este cariño –dijo antes de besarle.

A pesar de la broma Kabal seguía siendo un novio atento y espectacular.

Desde el primer día se mostró así y no parecía flaquear en su amor.

–Gracias –devolvió el beso con entusiasmo.

–Corre antes de que llegues tarde a tu primer día oficial –susurró con sus labios rotos–. Y esta noche te tendré solo para mí.

Se despidieron en el umbral de la puerta dándose otro beso y fue así como el día de Stryker comenzó realmente.



• ● •



Fue interrogado nuevamente por su Capitán. El hombre sabía que Stryker era inocente pero aún no podía comprender el modus operandi ni las motivaciones de este asesino así que debía seguir con el procedimiento de justicia.

Pero quien peor se la estaba pasando era Stryker que comenzaba a quedarse dormido, estresado y sumamente cansado de todo.

–A este paso terminaré renunciando –gruñó con la cabeza entre los brazos, casi al borde de las lágrimas.

Era horrible ver como uno de los mejores elementos estaba siendo brutalmente vapuleado por la pista de un asesino psicópata.

–Ve a casa hijo –el Capitán se levantó haciendo un gesto con las manos a los otros oficiales que se encontrar del otro lado del cristal.

–¿Q-qué?

–Tómate unos días libres –se acercó a la puerta que se abrió mostrando a una preocupada detective.

–Stryker tienes que dormir y ducharte –la mujer arrugó la nariz por el olor–. No puedes sobrevivir de las barritas de avena de la máquina expendedora y café.

–Tengo que hacerlo –el rubio se puso de pie tan rápido que se tambaleó–. Ese maldito monstruo está ahí afuera debo...

–Es una orden chico.

Torció la boca en una mueca.

–Si Señor –apretó la mandíbula.

Con lentitud camino hacia afuera de la sala de interrogación, le quedaba poco tiempo para resolver el caso.



• ● •



Su primer día fue aburrido.

Patrullando junto a otro oficial, James tenía diez años laborando así que le explicaba lo que estaría viendo los próximos días.

Hasta el momento lo más emocionante fue detener a unos adolescentes enmascarados con cajas de huevos y papel de baño.

Solamente les confiscaron sus "materiales" y les advirtieron que si los volvían a encontrar haciendo eso iban a llamar a sus padres.

Eran las tres de la tarde cuando James se estacionó frente a un restaurante de comida rápida para pedir su almuerzo; Stryker abrió su lunch box encontrándose con algunas verduras y carne además de una sorpresa envuelta en papel celofán transparente; un dona con glaseado rojo que simulaba un corazón que tenía una nota pegada.

Se rió para sus adentros, Kabal es todo un cursi.

Tomó el tenedor desechable y comenzó a comer mientras esperaba a su compañero que en cuestión de minutos regreso con una hamburguesa y algunas golosinas.

–Qué suerte –soltó el hombre mientras comían–. También quisiera que mi chica cocine.

Stryker se hundió en su asiento.

–Uhh...

El cambio de actitud por parte del rubio no pasó desapercibido.

–¿Lo hiciste tú? Se ve delicioso –corrigió.

–Yo no... –mencionó por lo bajo–: fue mi novio.

El otro solo le miró sorprendido por la declaración sin embargo no hizo más preguntas.

Con el ambiente tornándose un tanto incómodo.

Stryker se había ocultado ante su familia por más de 19 años, se había alejado de ellos para perseguir su sueño y ahora que estaba haciéndolo realidad junto a su maravilloso novio no iba a avergonzarse de quien era.



• ● •



Stryker fumaba en la pacífica azotea.

Tenía meses que no probaba nada de nicotina, sabía que le hacía daño –llevaba tres cigarrillos ya– pero en un momento como ese ya no le importaba.

Estaba nublado aún, no parecía que fuese a mejorar el clima.

Su Capitán y la detective le hicieron recostarse en una de las camas hasta que hubiera algo de sol para poder dejarlo ir.

–Te traje algo gruñonsito.

El rubio miró por encima de su hombro al otro oficial; no recordaba su nombre pero él estaba muy enamorado de la detective y si ella metía las malditas narices en algún caso entonces también este tipo lo hacía.

–Ya me iba –dijo lanzando su cigarrillo al suelo y pisarlo.

–Sabes que eso es violación al código de limpieza núme...

–Adiós.

Stryker ya se iba cuando fue sujetado del hombro.

–Espera amigo, no hay prisa.

Bufo ante ese comentario.

Para los otros elementos este asesino era alguien atemorizan que había cobrado más vidas de las que estaban dispuestos anunciar ante la prensa.

Y el hecho que este ahí afuera, libre.

Significa que la matanza continuará.

–Yo no soy tu "amigo" y te recomiendo que me sueltes –le miró con sus fríos ojos azules–. Puede que este relegado de mi trabajo por hoy pero sigo teniendo autoridad.

El otro le soltó alzando sus manos.

–No hay porque ponernos físicos Kurtis –bajo lentamente las manos sosteniendo la bandeja de unicel cerrada–. Jess te envía esto, dijo que ya podías irte a casa.

Con lentitud la tomó.

–Sí ya me iba –puntuó lo obvio–: dele a la detective mis agradecimientos.

Relajó el cuerpo semi sonriendo.

–Cuando quieras –contestó viendo como el rubio se dirigía a la escaleras.

Al menos esperaba que Stryker obedeciera a ese "novio" que tenía en casa y descansará un poco.



• ● •



–¡Oficial caído, oficial caído! –el joven recluta gritaba casi al borde de las lágrimas.

Su turno debía acabar en unos 10 minutos pero atendieron una solicitud de una madre que se les había acercado para decir que a unas cuadras había una casa donde se escuchaban horridos lamentos.

Su compañero iba a dejarlo pasar pues había demasiados bromistas haciendo creer a las personas que se trataban de torturas o escenas del crimen reales.

Pero Stryker se aferró a la idea de que era alguien en peligro, prefiriendo hacerle caso a la pelirroja.

Con mucho pesar llegaron hasta una casa completamente normal, la gente parecía pasar de aquella casa debido a los gritos y lamentos que se habían escuchado minutos atrás.

Los niños eran menos pero seguían con sus adorables disfraces y padres cansados detrás de ellos. La noche era tan tranquila.

El rubio y su compañero llegaron hasta ma entrada, notando que estaba abierta.

–¿Hay alguien en casa? –preguntó el oficial al notar señales de entrada forzada.

Al momento de Stryker poner un pie en la propiedad supo de inmediato que ese sería su peor error.

Caminaron hasta la sala encontrándose con la televisión encendida reproduciendo una película de terror ochentera aunque la película pudo haber parecido un filme de estudiantes a un lado de la verdadera escena del crimen.

Había dos adultos tirados en un enorme charco de sangre, había algunas extremidades faltantes y el rastro del "invitado no deseado" iba hacia otro pasillo.

Stryker estaba temblando cuando llego a la segunda habitación que despedía un olor a químicos de limpieza.

Trago duro al ver a una muchacha clavada 20 centímetros en una pared con el estómago abierto. En la mesa había frascos de limpiadores y algunos dientes y por supuesto... un ojo recién arrancado.

–Esta abajo, en el sótano.

Fue lo único que pudieron comprender, ayudaron a bajarla, notando que la espalda de la chica tenía laceraciones profundas y supuraba sangre junto a un asqueroso olor a cloro y vinagre.

Pidió de inmediato una ambulancia.

–Estarás bien querida –el otro oficial estaba ayudándola a sentarse y recostar la cabeza contra su mano–. Se fuerte, la ayuda viene en camino.

La joven respiraba con dificultad, su cuerpo severamente lastimado y quemado hacían que Stryker quisiera vomitar.

Pero no tuvo tiempo para eso.

Antes de que la joven chillara y... solamente tuvo tiempo para hacer eso.

En un destello el brazo de su compañero fue cortado en un rápido movimiento, este grito asustado.

–No esperaba más niños –el asesino estaba de pie, sostiene la extremidad cercenada.

La chica fue empujada hacia el suelo nuevamente.

–Y díganme ¿se portaron bien este año?

–¡Maldito enfermo! –exclamó el otro policía disparando a quemarropa contra el asesino.

Este las esquivó acercándose silencioso hasta Kurtis que también le apuntaba.

–Los buenos niños se van acostar temprano –menciona divertido–. Y ninguno de ustedes merece golosinas este año.

El rubio se congeló cuando el asesino se giró hacia otro oficial que intentaba recargar.

–Muy lento...

Le dio una patada que lo llevó a chocar contra la pared donde la chica había estado colgada sin embargo este fue apuñalado repetidas veces en el pecho.

El arma entraba y salía del cuerpo del hombre.

Los gritos fueron opacados por el traumatizados sonido de carne y huesos rompiéndose, el arma se llevaba consigo parte del uniforme y carne.

Corrió hacia afuera, debía llegar al auto y usar la radio para llamar refuerzos.

Antes de salir pudo escuchar la risa del asesino.

No puedes correr.

Se encerró en la patrulla, gritando a la operadora.

–¡Oficial caído!

Esta mierda le superaba.



• ● •



Normalmente Kabal estaba en casa por las mañanas su trabajo comenzaba cerca de medio día por lo que pensó que estaría echado en el sofá viendo la televisión.

Pero no era así.

Había tomado un taxi para llegar a su apartamento más rápido.

Se sintió estúpido cuando notó que estaba vacío, su novio podía hacer lo que sea con su tiempo libre.

No estaba obligado a escuchar los lloriqueos de Stryker.

Dejó la bandeja de unicel en la mesa suspirando con cansancio.

Saco su celular mientras abría el refrigerador, después de comer iba a dormir por el resto del día.

Estaba por enviarle un mensaje a Kabal cuando escuchó la puerta abrirse.

El moreno traía una bolsa con cervezas y botanas.

Se sintió mal.

Apenas estaba recordando que le prometió hacer un maratón de películas por la noche.

–Hey –se acercó a la mesa–. Llegaste temprano, aún no preparo nada.

Kabal notó la expresión ida de su pareja alargando una mano para entrelazar sus dedos.

–¿Quieres hablar de eso bebé?

Negó con la cabeza.

–Está bien –besó sus nudillos–. Qué tal si comes y te das un buen baño porque...

Arrugó la nariz tosiendo, ya sabía que no podía soportar ese olor.

Stryker le sonrió de vuelta comenzando a comer el sándwich.

¿Qué haría sin su alma gemela?



• ● •



Kabal se asomó a la habitación notando como el agente seguía en un profundo sueño.

Eran las cuatro de la tarde y muy posiblemente Stryker comenzaría a despertar por lo que estaba terminando todo para que su amante tuviera el estómago lleno cuando eso pasara.

Por aspirar el departamento y bajar al sótano del edificio para usar las lavadoras no tuvo tiempo de hacer comida, por lo que caminó hasta el restaurante de comida más cercano y compró unas hamburguesas.

De regreso se aseguró que Stryker estuviera profundamente dormido.

Sonrió mientras abría la bolsa, quitando el pan y lechuga de la hamburguesa.

Seguramente estaría muerto de hambre por lo que no se fijaría en estas nimiedades.

Kabal molió una pastilla para dormir tan finamente que se perdía entre la mayonesa del pan.

Se lavó las manos, guardándolas en el microondas.

Pegó una nota en el refrigerador donde le decía que su almuerzo/cena estaba en el microondas y que su "cita nocturna" podía esperar ya que no quería interrumpir el descanso de su sexy policía.

Yéndose a trabajar de lo más contento.



• ● •



Despertó al sentir como el colchón se hundía por el otro lado de la cama, el moreno estaba acomodándose para descansar después de un largo día.

Pero Kabal dormía como el perro sucio e indecente que es y siempre sería; desnudo.

Decía que le daba calor usar cualquier prenda.

Y Stryker le creía.

–¿Te desperté cariño? Lo siento –por supuesto que no lo siente–. ¿Puedo hacer algo para ayudarte a descansar mejor, eh?

El rubio sonríe.

Alza una mano y Kabal la toma para ayudarlo a sentarse en la cama. El policía se talla un ojo para ver mejor el esculpido cuerpo de su pareja, por los Dioses Antiguos es como si cada día que pasa Kabal se vuelve más y más sexy.

–Tal vez sí –murmura inclinándose hacia esos labios rotos–: tal vez no.

El moreno toma eso como un reto.

Quizás esta no es la mejor cita de pre celebración pero será más entretenido que ver películas.

–Bueno cariño ¿y qué te parece si te ayudo a relajarte un poco?

–Eso me gustaría Kabal.

El azabache alarga una mano para tomar el flácido miembro de su pareja por sobre la ropa, haciendo que su pareja gimiera con sensualidad. Lo masajea con los dedos y presionando un poco más el índice y el medio –conocía perfectamente a su novio y sabía que algo de presión en su pene era su delirio– y sin perder ni por un segundo el ritmo acerca sus labios a los del rubio, besándose lento.

–Mmh~

Con solo un beso Kabal logra encender todo su cuerpo; no intenta silenciar sus gemidos pues quiere darle el espectáculo completo a su pareja.

Además a Kabal le encanta su voz.

–Ah, ah...

Cuando siente como se endurece un poco más utiliza su palma completa, es tan fácil excitarlo.

Siguen besándose, pequeños y cortos besos mientras gimen sus nombres en la boca del otro.

–Carajo Kurt –suspira sacudiendo el miembro aún vestido.

El ambiente entre ambos es sensual, destilando lujuria entre sus acciones y gemidos.

–Me pones muy cachondo.

–Eres tan ardiente –responde entre risas, besándolo hambriento de su amor.

Kabal siente como el pene de su amado novio está duro; la deliciosa erección estira la tela del bóxer.

Debido a toda la estimulación –y que su piel es bastante clara– la cabeza del pene estaba muy roja y húmeda por el pre semen; el policía era fácil de excitar.

–Vaya vaya oficial —se burla mientras se acomoda entre las piernas del otro–. ¿No cree que es peligroso tener un arma así cargada?

Kurtis se ríe de nuevo.

–Chúpamela –ordena entre risas.

–¿Quieres que haga algo? ¿Y dónde está su permiso, oficial?

–Aquí lo tengo –toma a Kabal del cabello obligado lo a ver de frente su entrepierna.

El moreno solamente atina soltar una risa antes de lamerse los labios. A pesar de que es una escena repetitiva, se siente emocionado por saber que Stryker está tan necesitado de su tacto.

De su afecto.

Con la palma de su mano recorre el interior del muslo, el rubio se ve espectacular con las piernas abiertas.

En realidad, para alguien como el policía no existe nadie tan sexy como Kabal. Para él no hay hombre con ese aspecto tan perfecto.

Recíprocamente el Dragon Negro piensa lo mismo.

–¡A-aah!

Sus labios juegan con el glande, besándolo como si fuera a corresponderle.

Movía sus labios, lujurioso por tener todo.

Puede que eso sea algo que hacen con regularidad pero para Stryker se siente como la primera vez.

Ya había tenido un par de parejas antes que él pero nadie le evocaba el mismo placer y deseo que su amado Kabal, lo más probable es que nadie en este reino ni en ninguno otro, fuera así de bueno para la intimidad.

–Eso es cariño –murmura–. No te calles, déjame escucharte.

–¡Nghh, sí~!

Kabal se aguanta la ganas de vomitar cuando engulle el miembro de su novio, intenta suprimir cada sentimiento negativo y solamente quiere dejar el placer a manos del rubio.

–Sí, sí ¡aaah!

Se mueve lento ya que no quiere provocarse arcadas, inicia sin un buen ritmo lo sabe pero Stryker siempre fue tan susceptible que no lo nota.

Con el oficial soltando una serie de gemidos tan cautivadores que lo obligan a t9carse. Autocomplacerse mientras chupaba la verga de su novio.

–¡Aaah!

La saco de su boca, estaba húmeda y con la mano libre la masturbó unos segundos.

Sus dedos se deslizaban por toda la longitud con facilidad, exprimiendo el glande (el pre semen y la saliva mezclándose) para deleite de Kabal.

–¡K-Kabal, por los dioses... ¡Nghhh... antiguos!

Daba unas rápidas lamidas, extrañaba cuando Stryker le hacía faciales pero el limpiarlo ahora era un desastre.

Por lo que sin esperar más volvió a metérselo a la boca dejando que este acabará en su garganta.

Hizo un soberbio esfuerzo de no derramar ni una sola gota de la semilla de su pareja, manteniéndola toda en su boca e intentando calmar su respiración.

Ambos hombres jadeaban –especialmente el rubio– abrió la boca para decirle al moreno que lo esperara unos minutos y continuarían pero Kabal tenía otros planes.

Con rapidez hizo que Kurtis se acostará bocabajo, alzando sus caderas con tal velocidad que el policía no se dio cuenta de lo que su amante hacía sino hasta que sintió como abría sus nalgas; el anillo de carne expuesto ante Kabal.

–¿Qué vas...?! ¡Carajo!

Escupió el semen diluido con baba en el agujero de Stryker. Aquella era su forma de prepararlo para lo que venía a continuación.

–Mi-mierda –chilló.

Kabal por su parte no dijo nada, lamiéndose la palma de su mano para darse unos generosos toques.

Su mano libre se encargó de jugar con él trasero del rubio, presionado dos dedos, entrando y saliendo con bastante facilidad, ya que tenía práctica.

Simulaba embestidas, hacia movimientos circulares que volvían loco al policía que ya rogaba para que lo penetraran.

–¡P-por los Dioses Antiguos Kab-Kabal! ¡Hazlo ya, nghh!

Con un movimiento previamente practicado deja que su verga lo penetre con fuerza, no hay ninguna suavidad ni consideración.

–¡Argh Kurt, mmh~!

–¡Carajo...!

Sus embestidas son duras, casi despiadadas.

Perfectas para un masoquista estresado, Stryker solamente tiene en mente lo bien que se siente como su novio le rompa el culo de esta forma.

–¡Ngh, más rápido!

Kabal tiene suerte de no poder ver los ojos llorosos del oficial; está gimoteando de absoluto placer, la fiereza de su amante no es lo único que le ha pegado. Lloriquea por su verga, por su toque, por su amor.

–¡Aaah, Stryker!

–¡Más, por favor más!

Él mismo mueve sus caderas, azotándose contra la pelvis del moreno en busca de placer.

Quiere todo de Kabal, se siente impotente ante toda la situación –más tarde lo atribuiría al arrebato sexual del momento– y no se fija en el dolor.

Mientras pueda estar junto a Kabal.

–¡Aaah, ah!

Agarra su trasero con tanta fuerza que hay moretones que encajan muy bien con la forma de sus dedos, se inclina más hacia el rubio echando la cabeza hacia atrás.

Embriagado en placer.

–¡Nghh~, Dioses!

Kurtis pierde fuerzas con cada embestidas sin embargo es necio y su necesidad de satisfacción con el miembro de su amante es mayor.

Empujándose con fervor hacia delante y hacia atrás ignorando el ritmo que marcaba el velocista, está desesperado por sentirlo.

Momentos así, piel contra piel son sus favoritos.

–¡Aaah!

Kabal hace hasta lo imposible por Stryker, aumentando la velocidad. Sus gritos y gemidos lo vuelven completamente loco con cada estocada, aguardando pacientemente el momento en el que el azabache deje su semilla en su interior.

Con pereza toca su propio falo, quisiera acompañarlo en su orgasmo pero se siente incapaz. Aunque sí bastante excitado.

–¡Kabal! –exclama, incluso después de tantos años de relación la intimidad le hace sentir como la primera vez.

Se esfuerza hasta sus límites cuando unos (muy largos) minutos después, su novio llegue con un gemido liberador.

No hay momento en su vida en el cual se sienta vivo, a excepción de este.

Dentro suyo hay esperma caliente y espeso... del hombre que más ama.

–¡Ngh!

Se arquea contra el rubio, se queda quieto unos segundos de forma abrupta para después (cuando se asegura que dejó de venirse) dar unas últimas estocadas que vuelven loco al hiper sensible policía.

Se queda caer sobre la espalda de su pareja con cansancio.

La respiración es pesada, demasiado fuerte.

Stryker tiene que hacer un soberbio esfuerzo para moverse hacia la mesita de noche.

Rebuscando algo en el único cajón.

La velada apenas comienza.



• ● •



Stryker despertó con el aroma a miel de maple y waffles deliciosos que Kabal podía hacer en una mañana como esa.

Se fijó en el reloj despertador, eran las diez de la mañana.

Vaya que había dormido.

Pero la justicia no podía descansar, no espero más tiempo para darse una ducha y ponerse otra vez el uniforme.

–Buenos dí...

El moreno entrecerró los ojos, su amado novio es un maldito terco.

–Sí, también te amo ¿me pasas un tenedor?

Se dispuso a disfrutar de su desayuno, ignorando la mirada desaprobatoria del otro.

–No te esfuerces de más cariño –murmura mientras le entrega el cubierto.

–Dormí toda la noche –sonríe radiante–. Además ya no tengo vacaciones, ¿recuerdas ese viaje a Los Ángeles?

Kabal apago la estufa, girándose a ver alarmado al oficial.

–No te estoy pidiendo que te quedes en casa –se preocupa por todo, en especial por la salud de su pareja–: ni que comas todo lo que preparo, ni que saques la basura. Te pido que veas por ti mismo antes que nadie, ¡por los Dioses Antiguos Kurt ya date por vencido! ¡Deja que lo resuelva alguien más!

Stryker apretó la mandíbula.

–¿Qué puede saber alguien como tú de lo que hago? –se levantó de la mesa de golpe, haciendo rechinar la mesa–. Ve a drogarte con Black y el imbécil de Kobra.

El azabache gruñó, hacía años que dejó las sustancias, ni siquiera podía fumar o inyectarse algo por lo que el insulto dolió más de lo que debería, solo el rubio sabía del pasado.

Kabal corrió a su habitación, cerrando de un portazo.

Debido al enojo Kurtis no sintió remordimiento, él tenía razón y su novio solo lo quiere ver rendido.

Una puta mierda si se lo preguntan.

Salió del edificio en busca de respuestas, las cuales no estarían en la comisaría por lo que visito de nuevo los lugares donde fueron encontradas las víctimas.



• ● •



Gracias a su placa y uniforme le dejaron pasar a la morgue.

Daba gracias que nadie notificó que estaría fuera del caso por lo que charló bastante sobre algunas de las pistas recién descubiertas que también tenían los primeros cadáveres.

–Algunos restos que exhumamos tienen estas mismas heridas –señala el monitor, las imágenes no dejan de ser impresionantes incluso siendo solo restos–. Pensé que la detective ya te había informado de esto, de todas formas puedo imprimirte el reporte que le di.

–Tuve un día pesado ayer –miente–. Otro oficial abatido y estuve centrado en eso.

–¿Uno más? –teclea algunas cosas, levantándose hacia la impresora que esta al final del pasillo.

–No sigue el mismo patrón pero definitivamente es él.

Se quedan en silencio mientras las hojas se imprimen, el único sonido que hay es el aire acondicionado junto al zumbido de la impresora.

El forense se da la vuelta para entregarle sus documentos al rubio.

–¿Quién fue esta vez?

Se apoya al borde la mesa cruzando de brazos sin mirarlo.

–¿Importa?

–Bueno –se arregla los anteojos–: he trabajado aquí por casi doce años y juró por mi madre que he visto más oficiales bajo tus investigaciones en la plancha que en las calles.

Stryker abre los ojos ante la declaración.

–¿Crees que yo los pongo bajo tierra?

–No lo sé –se encoje de hombros–. ¿Importa?

–¿¡Crees que yo hago esto?!

Se exalta pero rápidamente se calma cuando ve que el otro no parece impresionado.

–No –dice por fin.

El forense le mira a los ojos, ni tan sorprendido por la respuesta.

–Revísalo, no voy a detenerte –contesta sin quitarle la vista de encima.

No tenía pruebas de que Stryker los hubiera matado pero, había algo que olía mal.

Desde la primera vez que llegó ahí lo supo y sin pruebas no podía hacer nada. No es oficial por lo que conseguir esa clase de evidencia era algo que no haría, además no tenía miedo a morir por su mano.

En realidad no tenían nada diferente.

–Quiero saber el por qué –observa como el otro arquea una ceja confundido–. Sólo lo hace en esta época del año, solo lo hace hacía mí.

–No soy policía pero a mí me parecen importantes esas pistas.

Stryker sonríe discreto.

Por supuesto importa.



• ● •



La detective abrió los ojos al escuchar un fuerte estruendo metálico para darse cuenta que tenía un mano encadenada a un clavo en la pared.

Se revisó con la mirada antes de sentir un terrible dolor en la cabeza, con su mano libre sostuvo su cabeza notando que su cabello estaba enmarañado y con alguna clase de sustancia que lo hacía sentir reseco.

Sangre.

Debían haber pasado horas, porque siguió explorando con los dedos su cabeza y notó que habia una costra bastante larga.

La sangre coagulada era una señal de que había pasado demasiado tiempo desmayada.

La igual que su pronto cansancio anunciaba que debió perder una cantidad considerable.

Aun llevaba puesto su uniforme pero no recordaba nada en concreto; el día anterior había estado discutiendo con el Capitán lo que sucedía con Stryker y esta mañana estaba terminando de agregar datos al informe incompleto del rubio hasta que lo vio y...

–Perfecto estás despierta.

Levanta la mirada, el chirrido era una pequeña abertura en la parte alta de la puerta.

Lo que parecían dos rubíes de sangre la observaban con recelo.

–¿Cómoda, eh bonnie?

–¿Cómo sabes eso? –con horror mira como la abertura se cierra, ahora en la puerta de fierro oxidada la que se abre.

El hombre busca un interruptor a un lado de la pared, los focos se encienden.

Y es cuando la mujer siente mucho más miedo.

En las paredes hay restos humanos.

No solamente lo que son huesos y pieles curtidas, en las repisas (junto a los detergentes y limpiadores) hay frascos en formol que contienen ojos, dientes, órganos en general.

Hasta ese momento se da cuenta del olor a lavanda y cloro.

Sobre algunas máquinas de lavado hay herramientas manchadas de sangre, una mesa que parece de operaciones donde descansa un cadáver cubierto por una lona negra.

–Te hice una pregunta bonnie –el asesino se acerca a la chica con pasos lentos.

A cada paso puede ver mejor al monstruo.

Tiene el cabello negro y desarreglado junto a esa máscara de metal que hace que sus "ojos" brillen, parece que la máscara conecta a dos tubos grises que se pierden en su espalda. La ropa andrajosa y sucia, con algunas salpicaduras de sangre.

Lo más destacable de si aspecto –por lo demás podría ser algún vagabundo– era la piel quemada que estaba expuesta.

Siente un nudo en la garganta cuando en lugar de acercarse directamente, se desvía hacia el otro cadáver.

–No te voy a culpar si no lo amabas –toma un cuchillo de carnicero antes de descubrir el cuerpo–: era un enfermo ¡totalmente loco! ¿Solo co tratan chiflados cómo ese? ¿O soborno a alguien?

Ella gime de dolor al ver de quien se trata, desviando la mirada.

–No te molestes en odiarme a mí –se gira hacia ella–; todo lo que sé de ti se lo robé a este sujeto. Él es el culpable, yo solo... te usaré.

La detective da unas arcadas, va a morir.

Tiene miedo.

–Creí que me divertiría con él pero tu resultaste más interesante.

Alza el cuchillo.
Baja el cuchillo.
La piel se corta.

El horrido sonido de la carne siendo cortado se queda grabado en su cabeza, no puede dejar de escucharlo.

Intenta con fuerzas quitarse la cadena, ya no hay salvación para su compañero.

–Hagamos esto rápido –su voz demuestra felicidad, una urgencia por acabar rápido–. Hoy es mi aniversario.



• ● •



El rubio conoció a Kabal cuando se sentía un justiciero sin licencia y solamente delataba a los dealers que estaban cerca de su preparatoria.

Su primer encuentro fue memorable pues el rubio actuó tan convincente sobre ser un miembro del Dragón Negro que avisaba sobre donde tenían que mover el reciente cargamento de drogas.

El rubio convenció a todos de subir a sus camionetas y encontrarse en otro sitio.

Kabal había caído rendido por ese muchacho de ojos azules.

Una mirada fría y autoritaria.

Dejo que los otros matones se fueran, él solo quería pasar tiempo con Kurtis.

Aunque capturaron a los otros miembros el velocista no culpó en ningún momento a Stryker. Su astucia contra ellos le sorprendió y cautivo a partes iguales.

Lo quería para él.

Stryker también quería a Kabal.

Cuando descubrió sus secretos –un amor incondicional hacia el rubio y ser el sicario violento de Kano– lo amó mucho más.

Ahora estaba al servicio directo del rubio, se amaron de las formas más enfermas que un mortal podía concebir en su juventud.

Incluso cuando una misión de asesinato salió mal y Kabal casi muere en un incendio.

Perdiendo toda su humanidad.

Para el rubio fue como si un velo se hubiera caído del rostro de su amante para por fin ver la belleza del matón de Kano.

Se salió de su casa al terminar la preparatoria diciendo 1ue perseguirla sus sueños y jamás volvería, la mentira fue para comenzó a cuidarlo como se debía.

La rehabilitación fue dura, hubo momentos donde su relación se volvió tensa.

Pero valió la pena cuando Kabal pudo volver a caminar, y lo más importante era que sus "poderes" ayudaron a que sanará.

Su piel por desgracia no volvió a su estado anterior pero para Kurtis, Kabal no podía verse más hermoso.

Gracias a todas esas noches en vela por parte del rubio supo de su sueño de volverse oficial y ayudar a resolver los casos que no involucraban al Dragón Negro.

Ideando así un plan.

Kabal se haría pasar por un asesino en serie que atacaba cada año en la misma fecha, todas las muertes fuertemente ligadas a Stryker pero no incriminatorias.

Solamente para tener al hombre ocupado con un caso como ese.

Siendo un tanto enamorado, el velocista propuso la fecha de su aniversario.

El 31 de octubre.

Su amado novio jamás olvidaría dejar un regalo digno de la ocasión.



• ● •



La mujer estaba leyendo los informes de Stryker y los otros policías que estaban involucrados en el caso.

Fue transferida desde Los Ángeles para poner orden y dar luz en la nueva ola de homicidios que se llevaban a cabo en estas fechas.

Para ella el hecho que Kurtis Stryker estuviera involucrado desde el primer día con el asesino era por lo menos, una extra coincidencia.

Suponía que la muerte de su primer compañero era lo que estaba dándole aliento para continuar.

Se levanto del cubículo para servirse más café cuando por el rabillo del ojo notó al rubio caminando por el pasillo medio distraído en su celular.

Casi no lo reconoce debido a su ropa de civil.

Le sorprendió también verlo con una carpeta de investigación.

–¿No te dijo el Capitán que debías descansar?

Los ojos azules tomaron enfoque de la mujer, no parecía siquiera que la hubiera notado antes.

–La justicia nunca descansa Jess –menciona con orgullo, sigue viéndose cansado pero al menos ya no parece un muerto viviente–. Pero tienes razón, me voy a casa. Las cosas se quedan en sus manos.

–Es razonable acatar las órdenes de tus superiores –sonríe de lado, sabe que el hombre mayor busca lo mejor para un oficial tan dedicado como lo es Stryker.

El policía asiente.

–Copiado, nos vemos después –deja escapar una risa antes de darse la vuelta para bajar por las escaleras–. Kabal va matarme si llego tarde, hoy es mi aniversario.





NTA DEL AUTOR:

Howdy!

Es D.va nuevamente jsjsjs

Vamos a fingir que aun es 31 de octubre y que esto es el capitulo especial de ese día(?)

Como dije, habia perdido la contraseña y por eso no estaba publicando los capitulos pero ahora que ya la encontre prometo ponerme al corriente con todo uwu
Recuerden seguir esta magnifica cuenta de mi amigo Jervis

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