Sinfonías de Amor
El joven Takeda y Jacqui se encontraban en el granero de la granja de los padres de esta última mencionada, tocando con sus instrumentos como forma de conectarse, disfrutando de su música y de la compañía del otro.
No fue hasta después de una hora de estar tocando sus instrumentos que decidieron tomar un descanso para entablar una conversación.
—Se oye bien, Jacqui. Muy bien – Declaro Takeda mientras quitaba sus dedos de las teclas del piano frente a el. —Solo estás un poco fuera de ritmo–
—Aja. Tal vez tú te adelantaste – afirmó la afroamericana con algo de desagrado en su tono mientras rodaba los ojos a la ar que separaba la boquilla de su clarinete de sus labios.
—Oh Briggs. Eres realmente linda cuando te equivocas– hablo el Shirai Ryu ganándose un gruñido por parte de su pareja. —¡Canaliza esa ira!–
—¡Me voy a poner hermosa, Tak!–
—¡Que tu instrumento pague mis pecados!– le reto.
La morena ya harta soplo con fuerza sobre la boquilla de su clarinete, entonando mejor su instrumento, alcanzando mejores notas, sorprendida intento mantener el ritmo.
—¡Si, así!– le elogio su novio.
Ambos seguían tocando su bella música hasta que unos golpes del otro lado de la pared de madera les interrumpió. Perdiendo así la concentración de ambos y dejando de nuevo sus instrumentos.
—¡Ya basta de ruido!– grito una tercera voz que apenas se escuchaba de su lado.
—¡Papá, esto no es ruido!¡Es la forma más genuina de arte!– grito la joven con una pequeña sonrisa sabiendo las intenciones de su padre, buscando bromear con ambos.
—¡Golpear las paredes es la forma más genuina de arte! ¡Y yo soy un Picasso!– declaro el ex- militar mientras bufo con alegría tocando de nuevo la pared.
—Deja de golpear– declaro Vera acercándose a su esposo.
—Querida, solo les estoy dando ritmo– admitió Jax mientras golpeaba más leve la pared.
—Cuando terminen, diles que entren a la casa. Prepare tarta de mora, tu favorito, y para el joven Takahashi y nuestra niña una de manzana– sonrió la mujer.
—Te amo, Vera– sonrió el mayor.
—Te amo, Jackson– la mujer dió un pequeño beso en los labios a su esposo para volver a su casa.
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Jackson Briggs sonrió amargamente tomando esa última foto que le tomo a Vera, acariciando la mejilla de la mujer fotografiada con los nudillos de sus manos metálicos.
Anhelaba tenerla a su lado, pero al menos ahora estaba seguro que su amada descansaba en paz, y gracias a su partida, su hermosa hija ahora era más fuerte, tomando su ida como impulso para progresar en las fuerzas especiales y en la lucha con Kronika. Con el único precio de que nuevamente estaba solo.
Solo con la casa, solo ante el silencio de su sala, solo siendo roto por el volumen bajo de su televisión, teniendo solo como compañía su cerveza que estaba apoyado en el brazo del sofá. Suspiro con melancolía mientras dejaba la foto de Vera en la mesita de noche.
Dejó caer una pequeña lágrima por su mejilla, desaparecido al chocar con la tela de su pantalón. Iba a derrumbarse a llorar hasta que escucho una risa de un menor y como abrían la puerta de su casa.
—¡Cariño, espera!– grito Takeda.
—¡Abuelo!– aulló una pequeña de aproximadamente cinco años.
—Hola, hermosa–
El mayor solo río mientras abrazo a la menor con poca fuerza.
Y esto fue todo por mi intento de traer otro sketch de la historia de cosas Random.
No olviden irse al perfil de Dvathebestgamer, quien me ayuda con varios one shots de esta historia.
Esto fue todo por mi parte, baibai
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