Shadow of your love♡

Dónde Sareen un demonio al servicio de Quan Chi se enamora de un Lin Kuei, después lo encontró en el mismo infierno donde sirve y se dio cuenta del grandísimo patán que ama.

Y que no puede dejar de amar la sombra de su antiguo amor.



• ● •


Ahora que era Señor del Netherrealm y Amo de todos los demonios, de ese fuego eterno, dueño de los tormentos que asolaban a las pobres almas que había acabado ahí, poseía completo control sobre Retornados y el ejército Oni, un ser temido y despreciado; Noob Saibot.

Caminando por los pasillos interminables y confusos del Fuerte de Quan Chi –ese que había muerto a manos de Havik solo por diversión– mientras su terrible sombra le seguía gritando en silencio el nombre de un demonio en específico.

Sareen.

El demonio que buscaba tenía... un peculiar aspecto; tenía un hermoso cabello negro –brillante y suave– que caía sobre sus hombres, uno de sus mechones era blanco dándole ese toque rebelde en el hermoso diablo que tenía como sirviente, aquello sin mencionar su nívea piel –la cual Noob añoraba marcar siempre– y claramente el aspecto que lo distinguía de cualquier 《 niño bonito 》 que se encontrará en esas tierras malditas.

Los tatuajes oscuros de su cara y los tatuajes gemelos de sus hombros.

Una alusión a su demoníaca forma, a su vínculo con el Infierno.

A su propia relación con quien alguna vez en vida fue llamado Sub-Zero.

De quién alguna vez lo miró con compasión; sus ojos azules miraron a través de los grises y tristes ojos grises de Sareen. Le dio una oportunidad, le dio un regalo importante... uno que parecía no tener devoluciones.

Le entrego su corazón, su amor.

Y ahora... ¿Qué se suponía que debía hacer con eso?

Si ahora vivía en constante terror, era cierto que Sareen era un demonio –uno poderoso y aterrador– sin embargo, el esbirro de las sombras lo tenía amaestrado, subyugado y dominado como nadie nunca lo tendría.

Él tenía el corazón de Sub-Zero, un muerto que nunca regresaría a rescatarlo de ese Infierno; mientras que Noob Saibot tenía el (amor) corazón de Sareen.

Por mucho que el diablo de ojos plata deseara odiarlo, por mucho que quisiera arrancar esos sentimientos de su alma y darlos de comer a algún Oni o a algún Sineater.

No le era posible.

Aun –muy dentro de él– podía ver en esos cándidos e intimidantes ojos blancos el reflejo de unos ojos color cían que parecían suplicarle una sola cosa.

Amor incondicional.

A veces le susurraban perdón pero siempre parecían pedirle su amor, por eso seguía a la sombra maldita a todos lados; aun había esperanzas de Bi-Han entonces.

–Sareen –su voz denotaba molestia.

El Guardián estaba en su labor, entrenar hasta que su cuerpo se entumiera, sus nudillos sangrarán y la energía de su cuerpo se acabara hasta la última gota.

–Mi Señor.

Dejo caer sus ganchos de hierro al suelo caoba, provocando un chirrido mientras se arrodillaba ante Noob.

–No tienes por qué arrodillarte –tan frío y serio como siempre–. Levántate.

–Le debo mi vida mi Señor –a pesar que se levantó su mirada se encontraba en el suelo–. Lo menos que podría hacer es postrarme ante su grandeza, es el gobernante de este reino.

El ser de sombra gruño.

Se planto delante del azabache, tomándolo de su barbilla mientras lo obligaba a mirarlo la cara. Su fuerza era increíble, por un momento el demonio creyó que Noob le partiría la mandíbula.

–Ningún consorte va arrodillarse frente a mí.

En ese momento Sareen no había comprendido bien, pero escuchar su preocupación lo hacía recordar tiempo atrás, le hacía recordar todos esos momentos que lo hizo sentir más que un arma, más que un Guardián, más que un horrible monstruo.

–Sí mi Señor –murmuro aun un poco avergonzado.

–Te estuve buscando –admitió.

–Sabe dónde encontrarme si no estoy en la torre –replicó.

–En mi habitación, claro –comedia oscura, como solía llamarlo el clérigo a sus bromas–: te quiero ver ahí ahora.

–Como ordene mi Señor.



• ● •



El peto acorazado de cuero que solía usar estaba tirado en alguna parte de la habitación –si es que no estaba en el pasillo– mientras que sus ajustados pantalones de cuero negro habían sido bajados hasta la altura de la rodilla, la silenciosa habitación tan solo contaba con una mullida y extensa cama junto a un escritorio y otra mesa en la que había criaturas en formol, libros de brujería, pergaminos extraños y otras cosas que no le concernían a alguien como él.

Sareen jugueteaba un poco con su pene sentado en la orilla de la cama, se tapaba con una mano la boca y con la otra acariciaba el origen de su erección, finos hilillos de líquido pre seminal se distinguían en la oscuridad de la habitación.

–Quiero escucharte –ordenaba el Saibot altanero, quería todo del Guardián de la Torre, quería su espectáculo completo.

–S-sí... –su voz apenas y era audible, pero la respuesta fue complaciente ante los oídos de Noob.

Entonces quitaba su mano de su boca casi temblando –decir que nunca tuvo relaciones con alguien era una mentira, lo que nunca hizo fue masturbarse frente a alguien– pues sentía vergüenza, el esbirro de las sombras seguía siendo el hombre el cual amaba y que lo viera de esa forma tan... débil, lo hacía sentir avergonzado.

El nuevo Emperador del Infierno estaba sentado recargado en la pared, con sus brazos cruzados sobre su pecho. Sus ojos cándidos estaban fijos en el bello cuerpo de Sareen.

Lo deseaba, lo deseaba tanto.

Quería adentrarse en el Guardián infernal, deseaba robarse todos sus suspiros, deseaba desesperadamente atarlo a su voluntad y cumplir todos sus lujuriosos deseos con él.

–Ah... Noob.

Gemía, con vergüenza bajo sus manos a su pecho.

Sus grandes pectorales y su torso tonificado dignos de admirar al igual que su espalda ancha, sin dudas era un hombre hermoso. Sus dedos comenzaron a vagar levente por su pecho –no estaba seguro de lo que iba hacer, pero iba a darle la mejor vista a su Señor– hasta encontrarse con uno de sus pezones –los cuales estaban erectos– el cual pellizco levente, haciendo que un grave gemido se escapara de sus labios.

–Mmh...

Aquella acción hizo que el hombre de ropajes oscuros dejara su postura rígida, ahora parecía más interesado.

Sareen por su parte, lo tomo con una aceptación... su amado quería más.

Su falo duro y goteante que bombeaba con rapidez, hizo lo que nunca creyó, dejo de complacerse para escupir en su propia mano.

Untando su saliva con su glande –mojándolo aún más– mientras volvía a retomar su trabajo de ordeñar su propio pene.

–¡Noob, Noob! –exclamaba con sensualidad, su mirada lo invitaba a acercarse.

El Saibot sabía que aquello era jugada sucia, casi como si fuera una trampa.

Invoco a su sombra, le hizo una seña para que se uniera al jugueteo de Sareen.

La sombra se apresuró a tomar partido con ese diablo.

La fría mano sombría sujeto los testículos lampiños del azabache, aunque el toque fue rudo no pudo evitar excitarse.

Se sentía tan jodidamente bien como jugaba con sus testículos, la mano libre de la sombra lo obligo a recostarse en la cama mientras lentamente otras sombras aparecían a su lado.

Una sombra sustituyo la mano de Sareen por las suyas, haciéndose cargo completamente del ritmo de su masturbación, otra sombra fue tan amable para sujetar sus brazos aprisionándolos contra la cama, una más le proporcionaba suaves caricias por todo su torno y cuello; una sombra más juguetona se atrevió a meter dos dedos a su boca, quería que los lamiera.

Sareen simplemente gritaba y gemía de placer, arqueando la espalda contra la mullida cama.

–¡Ah, Noob~! –jadeaba su nombre, lo quería a él no a sus sombras, aun si estas le proporcionaban un placer inigualable.

Entrecerraba los ojos, sentía que todo su cuerpo se calentaba debido al placer que sentía.

Pronto escucho los pasos de las pesadas botas del antiguo Sub-Zero, sin embargo, por la gran cantidad de sombras no pudo verlo.... Pero si sentirlo.

Una mano enguantada se coló entre sus nalgas.

Una maquiavélica risa se escapó de los labios de Noob.

–¿Lo quieres?

Pregunto antes de presionar con dos dedos su entrada, aun sin meterlos, tan solo disfrutando de la contracción del anillo de carne.

–¡Ahh, sí! –gimió, las sombras no se detenían por nada.

–¿Te gusta que te penetre? –pregunto monótono, aunque Sareen que seguramente se reía en sus adentros.

–¡Sí Amo, sí! –gritaba extasiado, sería como su pene se tensaba casi en liberación.

El cuero se frotaba descaradamente contra su ano, tan solo jugando.

No entraba, tan solo lo hacía sufrir casi en silencio.

–Por favor Noob... por favor –jadeaba como si hubiese corrido todo un maratón.

Pidió retorciéndose, frustrado sexualmente.

Quería que lo empotrara contra la cama, que lo hiciera tan rudo como siempre se lo hacía.

–Mmh...

Escucho la tapa rosca de una botella seguido de un escalofrió en su trasero.

Había lubricante, pronto sintió como unos dedos volvían a frotarse.

–Sareen –pronuncio su nombre–: gime por mí.

Fue cuando sintió como dos dedos se adentraron en su trasero, lo penetraron sin más preámbulo, sacándole tantos gemidos.

–¡Nghh, aah! ¡N-Noob, nghh!

Se sentía tan delicioso, lo penetraba tan rápido y errático; totalmente desigual a como la sombra lo bombeaba y en poco tiempo llego a su orgasmo.

Unos pequeños chorros de líquido blanco mancharon las sabanas y el abdomen del Guardián infernal.

–Aún no hemos acabado.

Noob Saibot insertaba dos dedos más, continuando con su trabajo.

Su ritmo lo volvía loco, gritaba y jadeaba.

–¡Aaah, aah, sí sí! –la lujuria era palpable para este punto y Sareen lo sabía.

Casi podía sentir la muñeca del esbirro de las sombras dentro suyo, quería más y más.

De un momento a otro su mano se retiró con rapidez dejando un vacío dentro del demonio, aunque este vacío no duro mucho pues fue llenado con la verga del Señor del Infierno que entro sin previo aviso, golpeando su próstata con fuerza.

–¡Noob!


• ● •



La mujer muerta que yacía a sus pies era uno de los súbditos que no habían sobrevivido al arranque de furia de Noob Saibot, debido al "cambio de gobernante" muchos retornados y demonios habían intentado arrebatarle el reinado al esbirro de las sombras, algo bastante tonto a decir verdad.

Noob no solamente era un gran tirano, un digno gobernante sino que también un oponente bastante raudo.

De todos los que quisieron asesinarlo para reclamar el puesto ninguno lo había logrado, todos perecieron ante él.

–Ella era... era mí... –Sareen miraba el cuerpo inerte y mutilado de una de sus hermanas.

–Zheer era un estorbo, no hay razones para arrepentirse.

El sombrío estaba sentado en el trono de calaveras que había hecho el clérigo del Caos para él. Un regalo para su amante favorito.

Sobre una plataforma de acero negro con incrustaciones de lo que parecía ser rubíes y decoraciones en plata con distintos símbolos, el gigantesco trono estaba hecho de cientos de calaveras. Havik lo había encantado para que cada contrincante que Noob asesinara su cráneo se convertiría en un eslabón más para el trono.

–Zheer sabía que no tenía ninguna probabilidad de ganar y aun así kombatió conmigo –sus brillantes ojos miraban a los de su amante.

–No tenía por qué terminar así –se lamentó del azabache bajando la mirada.

Cerro los ojos un momento, preguntándose si aun valía la pena quedarse en ese Infierno con él.

–No tienes por qué sentirte triste –pronto una sombra estaba frente a él, tomando su mano para acercarlo al trono.

La sombra lo conducía al regazo del sombrío que sin cuidado piso el cadáver de la mujer que yacía en medio de la sala, aunque Sareen la esquivo.

No solamente por ver a un hermano caído, sino porque sabía que esa no era la manera de actuar de Sub-Zero, esa era la forma de Noob Saibot.

–Últimamente te ves... decaído –sí, esa era la palabra.

–Creo que no he tenido suficientes ánimos estos días –murmuro sin mirarlo.

–Nada debería preocuparte ahora –se retiró la máscara, dejando ver sus labios.

Con cautela comenzó un dulce camino de besos en el cuello del demonio, este último tan solo jadeo; está bien, las relaciones sexuales con Noob eran tan placenteras que enseguida olvidaba su enojo, se sostuvo de los hombros del ente de sombras.

–Te daré el ánimo y los incentivos suficientes –le susurró al oído.

Acto seguido lamió lento el lóbulo de la oreja, mordisqueándolo un poco.

–Mí... Mí Se-Señor ¡ah~! –gemía, estaba excitado ahora.

Las manos oscuras del Saibot se deslizaban ahora en su pecho y con rapidez desanudaban el torso de Sareen.

–¡Mi Lord los Onis han...! –Kia estaba parada en la puerta, sorprendida de ver a su hermano intimando con su Amo.

–¿Qué sucede? –pregunto el esbirro de las sombras molesto, no le gustaba esas interrupciones.

–Los ejércitos Oni del sur ha hecho una rebelión –dijo cautelosa–. Hemos enviado a los Shaolines y al Nightwolf a controlar la situación.

–¿Es todo?

–Sí mi Señor –hizo una reverencia arrepentida.

–Puedes irte –Noob Saibot se escuchaba furioso, la guardiana de la torre pudo sentir miedo al escuchar su voz.

–Como ordene mi Señor.

Hizo una reverencia y prácticamente corrió del Salón cerrando la puerta tras sí.

–Prosigamos –dijo con sensualidad, su sombra le acaricio el hombro desnudo mientras otro par de manos comenzaban a deslizarse a su entrepierna.



• ● •



Havik corría por los pasillos con su risa alocada, decía buscar al Señor del Infierno.

Era bastante extraño ver al clérigo en el Templo de Shinnok, en realidad era bastante extraño verlo.

Siempre se escuchaba su voz pero nunca era visto.

Desde su alianza con Noob Saibot muchos habían especulado que hasta ahí acabaría su "amistad", sin embargo, no fue así. Él regresaba; cada cierto tiempo a visitar a Saibot y aunque muchos creyeron que Noob no soportaba a Havik todas esas visitas parecían indicar que no era así.

Si el esbirro de las sombras odiara al clérigo entonces ya lo hubiese destripado o al menos le hubiese dado un buen susto para no verlo cerca de nuevo.

Pero no era así, al parecer los negocios de su Señor no se acababan nunca.

El habitante de Chaosrealm se paseaba por sus anchas, buscando al sombrío.

–¡Nooooooob! –gritaba su nombre, esperando que este no le respondiera.

Era bien sabido que le gusta interrumpirlo a cualquier hora y cuando le entrase la gana, eso le molestaba a Noob peor no lo suficiente para echarlo de sus dominios.

Sabía dónde quedaba la habitación del Saibot –consiente de que él no necesitaba dormir realmente pero aun así sus encuentros carnales eran ahí– sin embargo, escucho débilmente su voz en otros lugares del Castillo de Shinnok.

Débil y susurrante.

Sin perder el tiempo corrió buscándolo, riendo como un infante antes de hacer su travesura.

Havik llego a parar hasta las habitaciones de los Guardianes de Torres, pudo escuchar perfectamente la voz de Noob a través de la puerta de caoba oscura, aunque no distinguió la segunda voz que lo acompañaba.

Realmente no le importo mucho, quería verlo a él no a su acompañante.

Abrió la puerta sin más, descubriendo al demonio Sareen y al Saibot sobre la cama, el azabache tenía la cadera en alto y el pecho contra el colchón, su rostro sorprendido y confuso por ver al clérigo parado en la puerta.

A diferencia del Guardián, el demonio de sombras –que aún estaba dentro del primero– se mostraba molesto, torció la boca en una mueca de desaprobación y sus ojos brillaban en ira pura.

–¡Noob! –su noto alegre, casi como una broma.

Se le abalanzo, dio un salto a la cama doblando sus rodillas de una forma anormal para poder sentarse casi junto a Sareen que estaba aún recostado.

–¿Qué mierda haces aquí? –gruño el esbirro de las sombras, incómodo realmente esto no debía pasar.

–Vine por qu... –fue interrumpido por el sombrío.

–Mejor no me digas –sabiendo realmente había venido a buscar el clérigo–. Vete y espérame ahí.

Su orden fue directa pero la sonrisa fantasma le hizo dudar, en especial la manera en la que lo miraba.

–¿Y si me uno a ustedes? –saco la lengua, pasándolo por sus dientes y los demás huesos de su mandíbula.

Lentamente su mano se dirigió a la ornamenta de su hombro, deslizando el tirante escarlata junto la manga negra, sus ojos grises y sin vida que se enfocaron en la entrepierna del demonio de sombras.

Una mano se alargó, queriendo toca el rostro de Sareen, esto último se vio detenido por un rápido movimiento de Klone quien sujeto la muñeca del clérigo antes de que tocaran a su diablo.

–¿Y si mejor te rompo los brazos? –con una mano sujetó la barbilla huesuda de este, mirándolo serio–. No te he dado permiso de tocar ni siquiera un solo cabello de mi consorte.

Havik lo miro divertido esta vez.

–Vámonos entonces, has tú truco Saibot.

Noob no dijo nada y con un movimiento de mano un blackhole se abrió, hizo un gesto con la cabeza para que el clérigo entrara.

–Nos vemos del otro lado –esta vez su voz seria hizo que Sareen se sintiera fuera de lugar.

Si, el guardián de la torre había visto y escuchado todo.

Sentía vergüenza, no era ni la primera ni la última vez que los descubrían, pero si la primera donde alguien se ofrecía a un trío.

–Me tengo que ir –murmuro, besando el cuello del diablo de dulces caricias.

–Sí, e-está bien –tenía la cara roja y su erección disminuyo, vaya que mata pasiones ese hombre.

–Terminaremos esto después –advirtió, saliendo.

Con rapidez busco sus pantalones y sus botas.

–Hey –lo llamo mientras veía como se acomodaba la máscara y el hoodie.

–¿Qué sucede? –contesto sin mirarlo, buscando sus guantes en el suelo.

Te amo –suspiro.

Sareen se sintió protegido en sus brazos, se sintió amado.

Pero no era solo eso.

La intromisión del hombre de Chaosrealm y que Noob no lo dejara tocarlo, eso en su corazón solo significaba que quizás estaba ablandando el duro corazón de Noob Saibot.

Él quería libertad, no libertinaje.

Quería a Bi-han.

Quería escapar.

Asombrado de la actitud de Noob de hace un momento, creyó que aun podía recuperar al Sub-Zero que bajo con engaños al Infierno y lo encontró.

Así era... ¿verdad?

Saibot miro sobre su hombro, la figura de Sareen en posición de flor de loto y esa endemoniada sonrisa, abrió la boca pero ningún sonido salió de esta.

Devolvió su mirada a la oscuridad de su portal y cruzo sin decir ni una sola palabra, tan solo un cruce de miradas.

Un cruce de miradas que hizo que Sareen quisiera detenerlo, tal vez aún no estaba listo para regresarle los "te amo", pero, no perdería esperanzas detener de vuelta a su amado Sub-Zero.



• ● •



Había robado ese poder, lo había corrompido y lo volvió suyo.

Lo había aceptado –sin ningún tipo de arrepentimiento–, abrazo las sombras.

Tomo lo que le pertenecía y lo hizo suyo.

Su apesta y tratos estaban sobre los hombros de su siempre fiel amante; Havik.

Se hizo del Infierno y sus habitantes, lo controlo y lo domino como si fuese una bestia y los amaestro.

Tenía que admitir, ser el encargado no fue como lo pensó, pero ahora poseía todo ese poder.

La magia de las sombras y muertos lo coronaban como Emperador y Señor de las Sombras.

Había disparado demasiado alto.

Y lo consiguió.

Bi-han siempre supo cómo lograr su objetivo.

Como ahora, nadie debía estar enterado que los sucios tratos que hacía con el clérigo iban más allá, como las ahora caricias que ahora esté le daba a su miembro.

–Mmh...

Havik en verdad era bueno, pero no de una manera normal.

La manera en la que lo masturbaba estaba bien, complaciente, pero...

–¿Quién es? –menciono antes de meterse el falo duro de Noob a la boca.

–No... No es de tu incumbencia.

El clérigo no le creyó, no era tonto. Havik amaba el caos y una oportunidad se abría justo ahí.

Quería plantar su discordia incluso en lo que más amaba; Noob Saibot.

–¿Quién es tú consorte? –mordisqueo el glande, Noob lo tomo de la cola de caballo y lo obligo a verlo a la cara–. ¿Qué?

La expresión fúrica del esbirro de las sombrías debió darle un indicio de que sí, algo había dicho mal.

Aun sujetándolo le dio un rodillazo tan fuerte que lo hizo caer de espaldas al suelo.

–Havik –se levantó de la orilla de la cama y se le acerco.

La verga del clérigo estaba roja, chorreando semen –era un masoquista y eso era tan contrario a una relación sexual normal– se puso a un lado de este y le sonrió bajo la máscara.

Había intentado romper el cuello del azabache, desgarrarle las articulaciones, pero no había funcionado realmente, nada de eso lo podría matar.

–No te le acerques nunca a Sareen, nunca.

Y dicho eso le dio un fuerte pisotón al miembro erecto del habitante del Chaosrealm.

Aquello hizo que los inexpresivos y grises ojos de Havik se abrieran y un quejido saliera de lo más profundo de su garganta.

–Si llegas a tocarlo, si llego a enterarme que le has dicho sobre nuestros encuentros...

Piso de nueva cuenta el sexo del clérigo, veía como el miembro se apegaba al marcado abdomen de Havik, este lloraba y enterraba las uñas en el suelo.

Manchas de semen se pegaron a las suelas de las botas del Saibot y un poco más era regado en el estómago del azabache.

–Noob, Noob –gimoteaba su nombre, buscando liberarse pues ya estaba muy excitado.

–¿Escuchaste todo lo que dije?

Hizo presión contra su pene, incluso se movió un poco para también abarcar los testículos de Havik.

Pisándolos bajo su bota con odio.

–¡Sí, sí mi Señor!

Jadeaba y gemía como una puta, como su puta. Y eso le gustaba

Eso era lo que le gustaba de Havik.

Podía hacerle lo que nunca se atrevería a Sareen.

La presión disminuyo gradualmente, hasta que la bota se retiró de su pelvis, solo para volver a pisarlo, pero esta vez con una renovada fuerza.

–Te asesinaré Havik, eso es lo que haré si te le acercas.

El clérigo gritaba mientras se encontraba en medio de otro orgasmo, pensando en si desafiar esa orden le traería una erección tan grande como la que tenía ahora.

Aunque, siendo sinceros... Havik estaba consiente que ya había suficiente caos.

Tener dos parejas ya era lo suficiente caótico como para que él metiese mano en esa situación.

Noob Saibot era un imprudente.

Y se divertiría con ello.



• ● •



Sareen lo amaba, en verdad lo amaba.

Se suponía que un demonio no podía aspirar a la esperanza.

Estaba dispuesto a ayudar a su amado Bi-han, quería que regresará a la actitud que tuvieron al conocerse.

Lo amaba.

Lo amaba como no había amado a nadie, lucho para mantener su forma joven y hermosa.

Le gustaba como se sentían sus besos, se derretía ante aquellas caricias y amaba como su verga lo embestía.

Se sentía único, especial en cierta forma.

En una extraña, pero singular forma.

Habían retornados que habían encontrado el amor; como la princesa edeniana y el monje shaolin o los policías de la Tierra.

¿Habría amor para él también?

¿Noob Saibot lo amaría tanto como cuando estuvo vivo?

Sus respuestas fueron respondidas conforme el tiempo transcurrió, no de la forma normal claramente.

Pues ahí no existían las horas, no había sol ni luna.

Era sencillo saber o al menos fijarse del transcurso del tiempo mediante las torturas o hechos que marcaban al Guardián de la Torre.

Podía decir que ya había pasado bastante tiempo desde que Noob lo penetro con el mango de su guadaña, también podía decir que la última visita de Havik a la sala del trono fue reciente, la rebelión de la prisión y calabozos había sido bastante tiempo atrás pues algunas almas habían sido liberadas y Nightwolf fue lacerado junto a Jade por cometer ese error, otro hecho que llevaba tiempo es que Sindel junto a unos guardianes habían conseguido la ubicación del Amuleto de Shinnok.

No sabía si habían pasado días, semana o incluso años.

Pero sabía que el tiempo había pasado.

El suyo se había detenido, no dejaría de ser joven mientras la magia negra del hechizo estuviera sobre él.

Aunque el tiempo transcurriera parecía que nadie cambiaba, sus ropajes nunca desgastados y sus rostros de retornados seguirían como el primer día que ingresaron.

Menos la mentalidad del Amo del Infierno, quien se volvió un tanto descuidado en sus encuentros.

Ahora era aún más "normal" ver a Sareen en las piernas del Saibot, un par de veces se dejó ver con Havik de igual forma –sabía que nadie abriría la boca para decirle al demonio de la torre–, estuvo unos años de esa forma.

Disfrutando de los dos cuerpos que eran fieles.

Havik estaba enamorado profundamente de Noob Saibot, le gustaba su espíritu caótico y su arrogancia.

Sareen se había enamorado de Bi-han, amaba su determinación, lo honorable que era al igual que su seriedad.

Sus ojos azules cambiaron.

Su mirada cambio.

Ahora no había rastro del Cryomancer que fue alguna vez.

Ahora solo quedaba la sombra de lo que alguna vez fue.

Se había dicho a si mismo que lo amaría tanto como amo a Sub-Zero en su tiempo.

Algo que resulto imposible.

Quizás la gota que derramo el vaso fue encontrarlo con el clérigo del Chaosrealm o quizás porque nunca se arrepentido de haberlo engañado.

Le había dado su corazón, fue su sombra más fiel.

Y de esa forma le había pagado.

Todas esas mentiras que le susurro cuando compartieron su intimidad, cada pútrido beso en sus labios y las sucias caricias sobre su cuerpo.

Falacias dulces para un demonio.

Pero ya no habría más, ahora está frente a él.

Frente a frente al esbirro de sombras.

–Nunca de pie, ni siquiera para enfrentarme.

Estaba mirándolo desde su trono de calaveras, no tenía ni idea de que haría Sareen. No lo pudo encontrar después que salió corriendo al verlo llenar de semen a Havik.

–¿Qué es lo que piensas, en serio crees que podrás dañarme? –retó, no tenía intenciones de asesinar a Sareen peor si o atacaba él respondería.

–Soy un demonio –sonrió, mostrando su Demon Fang. La hoja brillaba, su filo era exquisito.

Miro la espada, esperando el primer movimiento de Sareen.

Sin embargo, este clavo la espada en el suelo sin borrar su sonrisa.

–Siempre tuve la sombra de tú amor –le sostuvo la mirada, desafiante y altanero como lo fue desde un principio–. Y mírate, ni siquiera puedes estar de pie mientras me ves partir.

Aquello hizo que Noob se sorprendiera.

–Malinterpretas lo que sucedió –intento justificarse.

–Vive tú maldita vida como quieras, ni siquiera eres tan sexy –tomo su arma, canalizo sus fuerzas para transportarse.

Sabía que esas palabras herirían el orgullo del esbirro de sombras, le dolería.

–Eres tan bueno... como un muerto.

–¿A dónde irás? –sus dedos apretaron los posabrazos del trono, tenía una mezcla de emociones en el pecho al ver como Sareen se iluminaba

–Iré a buscar a mí Sub-Zero.

El cuerpo de Sareen desapareció en un fulgor rojizo, el demonio encontró la forma de irse del Netherrealm.

No estaba arrepentido de su decisión en lo absoluto.

Oh Noob Saibot, lo que el Guardián de la Torre no te dijo es que ya te habías enfriado.

Era su momento de divertiste ahora que estaba en la Tierra.

Su búsqueda por su amado Sub-Zero sería eterna, pero sabes...

Nunca buscaría nunca más a esa sombra del amor.




NTA DEL AUTOR:

Howdy! 

Esa canción le queda perfecto al Noob y a la Sareena

Aunque siendo sinceros amo este shipp pero ni pedo aquí el drama aumenta los votos y vistas

Me gusta ver a Noob como un cabeza de verga para las relaciones, es mi main y lo amo un chingo pero escuchando esa canción solo me imaginaba una trama tipo así con ellos

Y sí ya sé que Sareena es morra pero... ya saben aquí el slash es lo que vende

Ya saben, sigan esta maravillosa cuenta, voten comenten y no olviden pasarse por las magníficas historias de mi compa el Jervis

Ya saben si quieren algún shipp comenten

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