—¿Crees que no veo lo que estás haciendo? Buscando su favor, siempre ahí con lo que quiera.

—Si quisiera traicionarte, Frost, no serías ni siquiera polvo cósmico bajo el reloj de arena, y lo sabes. –

La cryomancer mostró sus dientes, como un animal.

—Déjeme. Irme. "SEGUNDO Gran Maestro." –

Frost solía decir cosas que no quería decir. Este era uno de ellos. Sektor podía sentirlo en sus pensamientos, una línea de glidos divergiendo en dos significados: el hablar y el no hablar.

Sektor la envolvió con más

fuerza, saboreando la sensación de su piel calidad debajo de sus placas. Su equipo se movió con un zumbido al pensar en hacia dónde se dirigía.

—No. – dejó de protestar por el simple recurso de presionar un dedo sobre los labios de la mujer. Frost lo mordió, por supuesto, pero solo lo suficientemente fuerte como para hacer un punto, no lo suficientemente fuerte como para decirlo en serio.

Sektor gruñó en molestia y levantó a Frost sobre sus pies. No fue una hazaña fácil. En su nuevo cuerpo, Sektor apenas y podía adaptarse a la destreza, no a la fuerza. Si Frost aún no tuviese su protoforma, Sektor no habría podido levantarla en absoluto. Tal como estaban las cosas, El Lin Kuei solo podía lograr su deseo poniendo en juego pequeñas descargas: enrollando sus dedos alrededor de la cintura estrecha, las manos se presionaron contra las placas pectorales, mientras la otra mano robotica se deslizó por la longitud afilada de su pierna. Varias pequeñas descargas recorrieron la piel, subiendo por lo alto del muslo de la humana, incidentalmente frotándose contra su pelvis.

Frost luchó, por supuesto. Pero no lo suficientemente fuerte como para decirlo en serio.

Sektor consideró sus opciones. La litera siempre fue una posibilidad, por supuesto, pero no, esta vez no. Esta vez Frost respondería a una demostración de fuerza.

Se movió, presionando a la mujer contra la pared.