Recuperando la esperanza (Reptile y Milo)
—Ustedes nunca cambian. – señaló el Zaterrano con furia. —Me creé una vida de verdades al fin, lejos de la magia y el peligro que simbolizan todo el Mundo Exterior, ¿Y ahora quieren que los ayude?
—Si, Syzoth. Porque aún eres especial.
—¿No lo entiendes? Ya dejé todo esto. – respondió el saurio mirando el revolver que colgaba atado a su vieja armadura, abandonada hace tanto tiempo en un rincón de su morada. –¡Que este reino en ruinas se quede con sus muertos! ¡Y que sus secretos egoístas mueran con ellos! –exclamó con odio, dándose la vuelta para guardar en una vieja bolsa de piel pocos alimentos, con la intención de escapar una vez de su pasado. Con el deseo de seguir huyendo de su dolor.
El saurio de menor edad relajo su expresión para caminar lentamente hacía el hombre que alguna vez ayudo en parte de su crianza. Retirando su gorra para dejarla caer en el suelo, comenzando a acortar la distancia con el otro.
—¿Recuedas quien era el que me protegió aparte de mi padre y me puso "Skxawng"? – el saurio de escamas mas claras detuvo al semi-edeniano de ropajes morados para evitar acercarse al mayor, continuando con su camino cuando dicho comenzó a caminar, ignorando sus palabras, ni siquiera volteando a verlo para fulminarlo con la mirada por seguir hablando. —Fuiste tu, Syzoth. – se detuvo en seco cuando el nombrado lo hizo. —Yo era un niño asustadizo que no pensó tener el valor de ahora... Uno que no se atrevía a soltar la mano del hombre que lo crió. Y cuando tu me cuidabas, empezaste a llamarme así. Con razón, ya que en nuestra lengua siempre aludía a alguien muy miedoso. Algo que se bien como es. – continuo caminando cuando noto que el antiguo protector de la corona apretó sus puños por aquellas palabras, escuchando la sangre corroer la piedra donde caía, proveniente por sus palmas perforadas, perforadas por el intento de Syzoth por retener sus emociones. —Y puede que lo demostramos de formas distintas, pero reconozco que sientes ahora. No estás enojado, Syzoth, tienes miedo.
Tienes miedo porque te das cuenta de que mi padre, Salazar, te confió todo esto, y temes decepcionarlo. –
Por tercera vez, se detuvo cuando Syzoth volvió a hacerlo, dándole su espacio cuando él se apoyó sobre el marco de la puerta de piedra que era parte del antiguo castillo de Zaterra, para procesar un poco sus palabras. Para poder entenderlo. Marcando la piedra una vez más con su sangre corrosiva, sin importarle dañar algo que alguna vez también tuvo un peso importante en su vida.
—Resulta que apenas lo conocía. – respondió a secas Reptile. Encogiéndose de hombros y solo mirando el horizonte que se extendía ante su vista, más allá de aquella puerta. —Tu sabías quién era en verdad.
—Y tu también. Era tu alma eterna. – puso una zarpa de forma cariñosa en su hombro para comenzar a deslizarla por su brazo hasta llegar a su mano, sujetandola con la fuerza para que el también pudiera ver que cargaba con un gran dolor. —¿Crees que Salazar habría hecho el sacrificio que hizo si no hubiera sabido que estarías para proteger El Mundo Exterior? ¿El reino que amó y lo hizo sentir bienvenido? Te confió algo más grande que su verdad, Syzoth.
Te confío el legado de Ermac. Te confío el único recuerdo de su familia. Te confío el casco del emperador que se sacrificó por ambos. El te confio El Mundo Exterior. –
El músculo que conformaba el labio inferior de Reptile comenzo a temblar mientras su ceño fruncido se relajó para darle paso un semblante triste y desolado. Su mano se deslizó por el marco de la gran puerta y su corazón pálpito con fuerza.
Reptile sentia un ardor en su pecho, una emoción que pensó no volver a sentir. No, esto era mayor. Este dolor, la pérdida de su alma eterna siempre fue más grande incluso que la pérdida de su reino natal.
Cayo de rodillas cuando sus piernas temblaron por todo lo que se juntó en su mente y en su corazón, comenzando a tapar su hocico para ocultar su llanto desconsolado sin ningún éxito.
Dionisio descendió lentamente para estar a su altura, sujetando los antebrazos de su hermano Zaterrano con calma para tirar de ellos con delicadeza, logrando que su mayor expusiera su rostro triste. Reptile solo dejo soltar sollozos y gritos de dolor que había ocultado de todos, incluso de si mismo, dejando al fin salir todo.
Lentamente subió a su rostro para sujetarlo con la misma delicadeza que sus brazos para poder verlo de frente, para ver el rostro que fue oculto por tanto tiempo y poder besar los ojos lagrimosos con cariño.
—Y si, puede que yo conociera quien era en verdad y como ayudo a conseguir el amuleto del monstruo que destruyo gran parte de los reinos, pero, Syzoth, tu conocías su corazón. Así que pregúntate: ¿Qué querría Salazar que hicieras?" –
Reptile abrazo con fuerza a su menor para inhalar profundo y exhalar así todo de un solo suspiro que expulso todo aquello, finalmente sonriendo lentamente luego de diez años de no volver a hacerlo.
—Siempre fuiste un buen hijo. –
Me imaginé esto para un escenario acá bien bonis de un rol que llevo, en parte, donde pues pasa el arco que pasa de Lord English, el villano contra el que nos enfrentamos. Es todo una trama, solo diré que es como un crossover donde tengo una ship con Boba Fett y yo soy Reptile, así de random es, pero es todo muy genial. Al final no supe adaptarlo, así que lo modifique para Mortal Kombat y creo que quedo mejor.
Volviendo al punto, al final de mi historia, Fett se sacrifica para proteger a los suyos, el sacrificio puede ser grande o no, pero tal vez si significativo. Entonces pues siguiente amenaza, y Reptile deja todo atrás para ser "feliz" para no vivir con ese dolor y solo escapar de él, y ponle que en algún punto Bernadette, la hermana adoptiva en el rol que aquí cambie por Milo, va con el pq ps se necesita siempre toda la ayuda posible para ganar.
Aquí quiero acalarar que Milo no es un personaje que me pertenezca, sino que es obra de @Tyler, y pues tiene una gran historia que me encanta sobre sus personajes, también esta otro personaje suyo pero no lo mencioné como tal.
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