Not what I mean♡
Cuando las puertas se abrió Kano se sintió más desubicado, el chino ese parecía llevarlos a ningún lado sin embargo, cuando vio el interior supo de inmediato que esta mierda podía ser demasiado extraña –y lo será aún más– incluso hasta para un tipo como él.
–El gran protector –hace una señal para que se detengan, hablando con su armoniosa voz–; Lord Raiden.
Para Kano la princesa hace la reverencia más estúpida de todas, seguro le chupa el escroto al viejo que está a solo unos cuantos metros de ellos.
Lo cual en su mente debe ser fantástico.
Tener una perra amarilla que pueda usar su boquita para mamar su pene todo el día mientras le habla con ese tono tan complaciente ¡todo un deleite!
–Mi señor he reunido –se levanta mientras les indica con la cabeza que entren a la sala–: a los campeones restantes de la Tierra.
Al australiano no le parece ese tal "Raiden" un supuesto salvador, es solo un viejo con un sombrero ridículo.
Claro, hasta que este subió la mirada.
Sus malditos ojos eran luminosos, lanzaban chispas... literalmente.
Los miraba con un aire de superioridad, torciendo la boca en una mueca.
Se levanta y el aire cambia notando por el rabillo del ojo como el asiático de Chicago y la rubia dan un paso hacia atrás.
–¿Esto es con lo que tengo que trabajar? –no suena nada amigable.
Observándolos con genuina decepción.
–Tú no estás en condiciones físicas o mentales para pelear –dice acercándose a Cole.
Lo mira de arriba hacia abajo bufando cuando este baja la cabeza como un niño regañado.
–Tú ni siquiera tienes marca –Sonya se muerde la lengua, se nota que quería decir algo pero no puede contradecir a ese hombre.
Kano ya estaba pensando en una respuesta mordaz pero Raiden solo se dio la vuelta para regresar a su asiento.
–Hey espera Gandalf, oye ¿qué dice mi galleta de la fortun...?
Ni por un segundo espero que ese maldito pudiera lanzarle rayos por las manos y mucho menos que le doliera tanto.
Fue lanzado varios metros, arrastrándose por toda la terracería.
Quería gritar de dolor para luego darse cuenta que ni siquiera eso podía, tenía el cuerpo totalmente paralizado.
Sonya y Cole se asustaron visiblemente, sobresaltando mientras se alejaban lentamente cuando el Dios del Trueno dio unos cuantos pasos hacia Kano.
–Indefenso arrogante.
Suspira como si hubiese caminado los malditos 53 kilómetros hacia el Templo.
–¿Saben lo que haría Shang Tsung con ustedes? –mira a los tres kombatientes que se encuentran de pie–. Ha ultrajado a todos y cada uno de nuestros guerreros en cada derrota, cada kombate se ha vuelto un martirio para ustedes.
Kano gruño.
El Dios se paró a su lado, mirándolo con desprecio. Cuidadosamente se agachó a su altura mientras extendía una mano hacia el rostro del australiano.
–¿iPiensas acaso en los horrores qué caerían sobre nosotros, sobre ustedes humanos si no ganan este Mortal Kombat?
Kano quisiera gritar para decirle al bastardo que le quite las malditas manos de encima pero ni siquiera puede abrir la boca.
Solo hace un ruido similar a un chillido.
–Deben tener cuidado mis kombatientes, hemos perdido 9 torneos seguidos.
Toma a Kano como si no pesara nada volviendo a su posición de flor de loto mientras posa al Dragón Negro sobre su regazo bocabajo.
–Quiero que sepan que en este lugar, si lo encuentran su arcana... solo encontrarán dolor y muerte.
Kano apenas y se puede mover, lanzando unos cuantos chillidos que impresionan a los otros kombatientes.
–¿Quieres saber cómo se disciplina a un perro como tú? ¿Cómo lograr que alguien como él colabore?
Liu Kang no parece sorprendido en realidad, los americanos en cambio se muestran visiblemente perturbados cuando Raiden levanta la mano y da la primera nalgada.
–Nghh...
Todo es extraño y enfermo.
Kano gime por la humillación, se intenta mover pero le es más difícil cuando siente otra nalgada.
Incluso con ropa puesta, duele.
Se siente mucho más electrizante.
Más doloroso.
–Tendremos la victoria, mi deber es velar por todas y cada una de las almas.
–Uhhh... ah...
Hay una lágrima rodándole la mejilla que cae sin ser detectada por sus compañeros, sigue siendo azotado sin descanso como si se tratara de un niño pequeño pero los minutos pasan como horas.
–Has sido un hombre malo Kano.
Lo dice con total seriedad pero en la cabeza de Cole resuena la palabra "daddy" al observar todo.
–Tienes que ser un buen chico ¿entiendes? ¿Cómo lograras salvarlos? ¿Salvarte, uh?
La rubia habia sido entrenada en Fuerzas Especiales, le plantearon todos los escenarios posibles como tortura –incluso los que contemplaban bajezas propias de depravados– pero nunca se le paso por la cabeza aquello.
Por su propia salud mental aparto la mirada.
–¡NGHHH!
Es ese sucio sonido lascivo lo que rompe incluso con la calma del monje de puños ardientes, Kano ya no pelea.
Comienza a gustarle el castigo.
Por supuesto que a ese enfermo le gustaría ser sometido como una perra, piensa Sonya.
Los golpes en su trasero no cesan hasta pareciera que Lord Raiden ha aumentado el ritmo.
Casi como si no se hubieran dado cuenta, los cuchillos y los cinturones caen con un ruido sordo.
Sus pantalones descansan hasta los tobillos del hombre que jadea intensamente, chillando de placer.
El color rojo es visible en su piel.
Liu Kang casi deja escapar un sonido cuando observa al ladronzuelo babear y gimotear mientras es maltratado.
Raiden solo sonríe cuando ve a Sonya huir por completo.
La profecía está por cumplirse.
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