Se encontraba desnudo en el baño de la habitación del Emperador, después de una agitada noche el alba se alzó sobre las montañas dando la señal de que era hora para empezar su trabajo como Consejero y confidente del Kahn.

Pero todas las mañanas eran iguales desde que esos sentimientos se enraizaron en su corazón, era algo peligroso que había germinado de forma lenta y progresiva.

D'vorh, el padre del enjambre se había enamorado del Príncipe Osh-Tekk; de quien le ofreció una mano cuando esa perra de Mileena le hizo la vida imposible.

Era algo que, sin duda alguna, no había planeado y ahora ponía en peligro la resurrección de Shinnok

Había esperado más de 25 años por aquello, espero pacientemente para qué todo estuviese a su favor –a favor de su Amo–, no podía acobardarse justo ahora.

No ahora que estaba cerca de lograr su objetivo.

El kytinn suspiro pesado, ¿en qué mierdas estaba pensando?

¿Es que acaso la selección natural no le había enseñado la ley de la vida?

Debía ser fuerte, muy fuerte.

–Este es fuerte –hizo una mueca frente al espejo del baño, mostró sus colmillos en un intento de convencerse de su valía como próximo traidor.

Pero no pudo ya que la puerta del baño se abrió revelando a un hombre musculoso, su pecho tatuado y cicatrizado por distintas batallas, no era necesario decir que no llevaba ni una sola prenda puesta.

Bostezo acercándose por detrás al Patriarca del enjambre.

–Buenos días –lo abrazo por detrás, frotándose levente contra el hombro del kytinn.

–Emperador... –murmuro un tanto nervioso, no le gustaba ser descubierto en medio de su dilema moral.

–Ordenaré que traigan prendas y el desayuno –le susurro de forma sugestiva mientras sus manos danzaban por el vientre plano del insectil.

Kotal Kahn no exactamente alguien que por las mañanas estuviese cansado de lo que sucedía la noche anterior, por el contrario, amanecía tan radiante y lleno de energía.

–Este tiene trabajo que hacer mi Emperador –hacia un esfuerzo por no gemir, pues las callosas y grandes manos del Osh-Tekk jugaban con su flácido miembro.

Soltó un gruñido de frustración; D'vorh tenía razón.

Tenía que arreglar todo el desastre que hizo la semi tarkatana.

–Te esperaré para desayunar –dejo un camino de besos en el hombro y cuello de su amante.

Esa acción hizo que el Padre del enjambre se estremeciera, arañando el mármol que conformaba en lavamanos mientras una sonrisa lujuriosa surcaba su rostro.

Kotal era una bestia, un salvaje completo... solamente sabía que tener relaciones en pleno día hacía que caminar se volviese un trabajo bastante pesado.

Ese era el único motivo por el cual se contenía a ponerse de rodillas y suplicarle a su amado Kahn que lo penetrara ahí y en ese mismo momento.

–Te esperare afuera –sonrió, D'vorh lo miro por el espejo.

El Patriarca del enjambre suspiro cuando vio cómo su amado Osh-Tekk cerraba la puerta.

¿En serio debía traicionar esa sonrisa sincera?

Esos luminosos ojos le decían la verdad.

Estaba dispuesto a olvidar a la doncella de Kitana por él.

–Este está confundido.

Se miró una vez más en el enorme y redondo espejo preguntándose solo una cosa.

¿Qué fue lo que Kotal Kahn vio en él?

N⊗TA DEL AUTOR:  

Howdy!

No soy JervisCrane, soy D.va una vez más en este maravilloso fandom de Mortal Kombat.

Mi amigo Jervis me dejo participar en este proyecto de One-Shots en temática Slash, por supuesto no lo voy a defraudar

Y como primer probada un drabble de uno de mis shipps favoritos acompañado por el dibujo de Panky~

Y sí, yo sé que canónicamente D'vorah es una mujer pero aquí en el fanfiction podemos hacerla hombre.

Espero les haya gustado, no olviden comentar.