Little Brother♡
Bi-han es serio, ágil, fuerte, honorable y muy atractivo, ¿que harías si lo tuvieses a tu lado, desnudo y apegado a tu propio cuerpo? Es lo que se pregunta Tundra en está calurosa velada en las frías montañas de la gran China.
• ● •
Las noches de invierno son sus favoritas.
El frío es extremo, solo los fuertes sobreviven esos climas y él es fuerte. Su raza lo es.
Los vagos recuerdos de una infancia lejana lo invaden; Bi-han solía lanzarle bolas de nieve como entrenamiento, recordaba la sonrisa de su hermano al golpearlo con estas.
El mayor siempre tuvo una excelente puntería de hecho... Bi-han era quizás el mejor Lin Kuei que había existido nunca.
Era hábil, fuerte, sigiloso, honorable y muy apuesto –aunque eso ultimo no tiene nada que ver– su hermano mayor eclipsaba a todos los estudiantes e incluso a algunos maestros y en especial al idiota engreído de Jiao-Long –el unigénito del Gran Maestro Oniro– ¡oh como le encantaba molestar a ese idiota!
Bi-han era bastante modesto y humilde, sabia destacar por que en verdad era excelente, pero si se trataba de opacar a Sektor entonces lo haría con total plenitud.
En especial si Jiao-Long intentaba impresionar a Abejide –Cyrax–, aunque era más que obvio que el joven botsuano tenía cierta preferencia por el Cryomancer mayor. Y a decir verdad ¿quién no? Muy pocos interactuaban con Bi-han y no por que este fuera arisco o anti social –cosa que si era–, es porque él nunca tenía tiempo de tener amistades, su vida era vivir por completo para el Lin Kuei.
Vivías para morir por el Clan.
Pero a la edad de 14 años una de las adquisiciones nuevas del Clan era ese niño de piel morena y mirada perdida, Hydro lo había traído consigo desde su último trabajo; él junto a un puñado de estudiantes habían sido enviado a Botsuana a detener a unos traficantes americanos –irónico que traficantes alemanes contrataran al Lin Kuei para detener a "otros" traficantes– aquel país sumido en la pobreza y la enfermedad no llamaba para nada la atención del Maestro Enlai pero al llegar a la aldea que estaba cerca de la mina de plata y diamantes descubrió a uno de los pocos jóvenes saludables peleando.
Su valor llamó su atención y cuando terminaron con el "problema"... lo tomó.
Le hizo entender que no tendría futuro ahí y lo subió a la embarcación.
Para los demás estudiantes –la mayoría eran asiáticos, europeos y solo un puñado americanos– verlo era risible; no solamente porque algunos se burlaron de su color de piel o el acento de su inglés pues apenas aprendía hablar aquella lengua.
Hydro no podía "protegerlo" todo el tiempo, el maestro siempre estaba muy ocupado y Bi-han noto eso; una de las reglas era que solo el más fuerte sobrevivía y los débiles debían morir.
Pero esto ya no se trataba de lucha o resistencia física, era maltrato y fue algo que no soportó Bi-han.
Y lo ayudó.
Se acercó a él, le proporciono ayuda.
Le extendió la mano y le brindo una sonrisa –algo sumamente legendario pues la única persona que la conocía era su hermano menor Kuai Liang– sabía que los demás acólitos le hacían eran una mierda, pero, aprovecharse de Abejide era una puta basura.
No lo hacía por lastima.
Lo hacía porque...
Realmente no sabía por qué lo hacía, pero ver la sonrisa franca y la mirada brillantes de los ojos oscuros de Abejide fue un regalo que nunca antes había imaginado recibir.
Y para el hermanito de Sub-Zero ver como ambos se hicieron amigos lo hicieron arder en furia.
Su hielo quemaba.
Kuai Liang estaba celoso, no quería que el joven botsuano se robara a su hermano.
Esas sonrisas eran solo suyas, pero bueno, ¿qué mierda iba a saber un niño de 11 años sobre celos?
Tomas tenía 12 otoños en ese entonces y le decía que era malo llenar su corazón de ese rencor, en verdad Cyrax era alguien agradable, el joven checo veía con buenos ojos al moreno e incluso lo trataba con respeto pues al igual que él, eran extranjeros y tenían la "suerte" de haber sido trasladados al Lin Kuei.
Quizás no tanto respeto cuando se le veía cerca del pirómano de Jiao-Long, pero junto a Bi-Han entonces era distinto.
Pero el menor de los Cryomancer no escuchaba al joven de ojos claros, miraba como entrenaban los estudiantes de alto rango, le molestaba porque los tres tenían la misma edad y podía notar como Sektor y su hermano peleaban silenciosamente por la compañía de Cyrax.
Le deprimía eso, siempre había sido el mundo del mayor.
Eran los únicos Cryomancer que tenían una relación de hermandad en base a la sangre y no a la raza.
Ambos eran únicos en el mundo.
A medida que los años pasaban, su hermano dejaba de concentrarse en él.
Incluso en la actualidad, ahora que él tenía 19 años –era la mayoría de edad en el Lin Kuei– y su hermano 22 se sentía alejado, el mayor ocupaba todo su tiempo en misiones especiales para el Clan.
Quería estar junto a su hermano.
Un deseo tonto.
Pero esas noches de invierno, donde el frío extremo le recuerda a su hermano.
A su gélida mirada y sus abrazos glaciales, lo hundía en su pecho mientras sus manos frías le revolvían el cabello.
Deseaba pasarlas a su lado hablando como lo hacían cuando él tenía 6 y Bi-han 9 años.
Las Montañas de Mainri esconden a un joven Cryomancer que desea cubrirse de la escarcha de su hermano, alguien como Kuai Liang no conoce el amor.
Solo desea permanecer al lado de su hermano.
Nunca antes se había enamorado, nadie habla de amor en el Templo.
Se dicen cosas como que Sektor quiere hacer a Cyrax su amigo especial, o de como Hydro busca una de las mujeres de los monjes tibetanos para tener un hijo.
Sin embargo, las palabras noviazgo, amor, casar o esposos no se dicen.
El amor es peligroso para el Clan.
Solo los Lin Kuei más poderosos pueden tener descendencia y no es con cualquier mujer que les parezca atractiva.
Hacen un pacto para embarazarlas y cuidarlas como verdaderas reinas durante el proceso de gestación y el primer año de vida del nuevo Lin Kuei. Aunque no todos los Lin Kuei llegan a la edad o a ser poderosos, esos se conforman con aventuras con las mujeres que viven en el pueblo al pie de la montaña y otros más practican la homosexualidad.
No es mal vista en el Templo realmente.
Usualmente en las misiones de recopilación de datos eran en pareja, eran sumamente delicadas y secretas por eso debían elegir a un dúo en especial.
Elegían a los estudiantes más capaces y la que compartía amistad o un romance.
No podía caer ninguno y si uno lo hacía también el otro.
Así no podría haber información sobre el Lin Kuei o los sucios trabajos que realizaban.
Desvíanos un poco del tema y centrándonos en Kuai Liang.
Él joven de cabellos oscuros esta acostado en el suelo de madera, cubre su cuerpo con una manta, aunque realmente no la necesita pues no siente el frío.
Las sombras de la habitación son espantadas por la luz de la ventana abierta del Templo, dejando que el gélido viento recorra la habitación que fue asignada para los Cryomancer; en su cabeza lleva el conteo de los días (con minutos y horas incluidas) que Sub-Zero ha estado afuera, fue enviado junto a otros acólitos más a Shanghái un cargamento de armas para la mafia de la ciudad necesitaba protección.
Debido a la lejanía del Templo ellos habían tenido que partir dos días antes (y lo mismo sería para el regreso) sin contar los días que estarían con esos mafiosos.
Pero Kuai Liang sabía que una misión así duraría alrededor de 6 días, asegurar el perímetro, llevar la carga y deshacerse de cualquier policía o bienhechor que se le hubiese ocurrido meter las narices donde no le llamaban, era algo fácil.
Pero el plazo de seis días se había cumplido hacía dos días y ahora estaba ansioso.
Si Bi-Han decía que la misión tardaría seis días así era, si decía que le cortaría el cuello a algún jefe del clan enemigo lo hacía y si decía que...
Jamás rompía su palabra ¿entonces en donde estaba? ¿Por qué no regresaba ya?
Tomas también se sentía ansioso, ambos Cryomancer eran sus amigos –y familia– cuando el octavo día llego a su fin no pudo evitar confrontarse con los Maestros que habían aceptado dicha misión y enviaran a Sub-Zero.
¿Su castigo? Permaneció de rodillas y desnudo sobre la nieve seis horas, cargando en sus brazos pesados bloques rocosos.
Aunque Tundra quiso protestar también fue acallado.
Smoke estaba consciente que lo que había hecho, desafiar de un Maestro no había sido correcto, pero es que no podía hacer nada más que quejarse y exigir que su hermano mayor –con el tiempo los tres se habían acogido los unos a los otros como familia– regresara.
No le importaba que Sektor o Cyrax regresaran bien, solo pedían a los dioses antiguos por Sub-Zero.
Era un ritual que hacía antes de dormir, pedir por Bi-han.
Había pedido ver a su hermano, la ansiedad y la preocupación lo estaban matando lentamente.
Al entrar a su habitación horas antes pudo ver el futón vacío de su hermano, mientras su querido Tomas tiritaba de frío y le daba un caluroso abrazo.
–Regresará pronto –aseguró, con los dientes castañeándole.
–Quisiera que así sea –contestaba mientras abrazaba al joven de cabellos plateados.
–¿Seguro no quieres dormir conmigo, Tundra? –preguntaba mientras rompía gentilmente el abrazo, mirando esos bellos zafiros.
–Ya no soy tan pequeño hermano, puedo dormir solo.
–Bien, pero sí de nuevo unos demonios de sombra quieren arrastrarte al Infierno no corras por mi ayuda –bromeó.
–Por amor a... Tenía 10 años –se excusó, había sido una noche de pesadilla, Bi-han había salido a una misión y no pudo dormir bien.
–Como digas Kuai –le revolvió el cabello sonriendo, girándose sobre sus talones para seguir caminando por el pasillo pues aun debía llegar a su habitación–. Buenas noches, mañana Sektor impartirá la lección matutina.
Dio un suspiro al escuchar eso, sí, también odiaba al hijo del Gran Maestro.
–Buenas noches –susurró, mientras entraba a su fría y solitaria habitación.
Y así fue, pasaban las horas.
Acostado mientras su cabeza daba miles de vueltas, extrañaba a Bi-han.
Cerraba los ojos, deseando que, al abrirlos, su amado hermano estuviese ahí.
La noche en Mainri se acaba, dejando paso a la madrugada y con ella los deseos de Kuai Liang de ver una vez más los ojos de su hermano.
Y casi como si lo llamara, cuándo cerro los ojos de nuevo la puerta de la habitación se abrió lentamente mientras unos delicados indicaban que alguien entraba.
En un principio creyó que era Tomas, se preocupaba demasiado por él y seguramente habría venido para hacerle compañía.
Sin embargo, escuchar como piezas metálicas caían al suelo de madera y los suspiros después de tronar algunos huesos de la espada lo hicieron abrir los ojos.
Encontrándose con la silueta de espaldas de su hermano mayor, no cabía en alegría.
¡Era Bi-han! Estaba bien, estaba ahí.
Quiso hablarle, pero sus palabras murieron en su boca al ver como este se deshacía del kosode, pudiendo observar la espalda desnuda de Sub-Zero.
Sintió un latido en la garganta.
El mayor tenía una espalda ancha y marcada –tanto como por batallas como por entrenamiento–, está daba la impresión de verse brillante quizás un efecto de la luz lunar pero lo cierto era, que estaba sudado y el suspiro de hacía unos segundos era muestra se su cansancio.
Casi suelta un "no" al ver como Bi-han tomaba una camisa sin mangas negra.
Aquella era suya, pero ver lo ajustada que se me veía a su hermano, termino por obsequiársela.
Amaba verlo así.
Soñaba que alguna vez la usará en los entrenamientos.
Así podría ver sus fuertes brazos al descubierto; tenía unos impresionantes bíceps que hacían que todo el templo estuviese celoso, al igual que su pecho; era tan solo su imaginación, pero ver los pezones erectos de su hermano era una de sus fantasías al igual que ver sus pectorales húmedos de sudor por el entrenamiento. Tan solo pensarlo lo hacía sentir un segundo latido.
Aquello le hacía tener una sonrisa en el rostro, pero al ver como Bi-han se daba la vuelta cerro los ojos.
Fingiendo dormir.
Se sentía extraño, como hacia muchas noches atrás dónde Tomas le mostró como apaciguar las ansías, sentía un leve cosquilleo en el estómago. La sensación de calor era algo que no podía soportar pues tanto él como Bi-han eran... Hielo.
El frío era su elemento, a fin de cuentas.
Pero volviendo a la realidad.
Escuchó los pasos del mayor caminando hacía su futón, lo escucho quitarse las botas mientras se metía entre las sábanas.
Ni él ni Tundra sentían el gélido aire, pero se había vuelto una costumbre arroparse al dormir. Los hacía sentir "normales".
La respiración pesada del mayor duró alrededor de siete minutos, hasta que por fin cedió ante su cansancio y se durmió.
Ahora que su amado hermano dormía, era hora de comenzar.
Tragó saliva, sentía los desvergonzados latidos de su pene, una de sus manos serpenteo por encima de sus pantalones holgados, aun por encima de la ropa podía sentir su creciente excitación, estaba duro y listo para ser sacudido; sin pensarlo más cuela su mano dentro del pantalón.
Tomando su verga –el Templo, nadie conocía la palabra "ropa interior", solo se tenía la tela exacta para hacer uniformes, qipaos y trajes ceremoniales, además, que al momento de desvestirse o ponerse los hanfu era más rápido– por la base, reprimiendo un gemido.
Solo había hecho eso una vez, cuando Tomas le explicó cómo funcionaba, pero, ahora sentía esa necesidad, ¡por los dioses antiguos, casi cumplía 20 años y seguía siendo un virgen inexperto! Sin embargo, quería hacerlo.
Exprimir su sexo, por qué esa sensación de su verga temblando era debido a su hermano.
Y Bi-han... Era ardiente.
Entonces aprieta un poco la base, subiendo su mano con lentitud a pesar de que ha hecho esto con anterioridad, los temblores de su cuerpo lo sacuden violento, recordándole lo inexperto, un buen Lin Kuei debe dominar por, sobre todo.
Aprieta los labios temblorosos, se siente bien tocarse, mueve su diestra por toda su longitud, su mano libre alcanza su pecho.
Su camisa le estorba.
Quiere apagar el fuego que le quema por dentro, suelta un débil suspiro e introduce calmado su mano.
Al parecer todo su cuerpo arde en lujuria (menos sus manos), posó su palma dónde debería estar su corazón el cuál late de manera rápida.
Se deja llevar por sus sensaciones, por el sentimentalismo y accede ante sus primitivos deseos.
¡Oh por los dioses antiguos!
Aprieta uno de sus pezones, obligándose a morderse el labio.
Cuando Tomas lo hizo le pareció increíble, ahora que lo hacía él solo no era lo mismo, aunque, ciertamente le excito, internamente se preguntó cómo se sentiría que su hermano mayor le tocase de esa forma.
Pronto esa idea en su cabeza pareció ocupar toda su atención.
Su diestra masturbaba con fuerza su sexo, sí, la idea de que Bi-han apretara sus tetillas le producía un placer inigualable; imitaba vagamente lo que Smoke le enseñó, trazando círculos sobre su areola, pero ¿qué más podría hacer? Apretaba el botoncito que tenía, ahora tornándose rojizo por la fuerza que aplicaba –seguía siendo un inexperto– gimió bajo, cambiando de pezón, debía estimularse muy bien.
Su cabeza así lo ordenaba.
Y seguramente su hermano así lo haría, oh claro que sí.
Bi-han era muy estricto, incluso al cocinar algo de arroz su técnica tenía mejorías o incluso en un absurdo tiempo récord. Si aprendía algo (así fuera el simple hecho de atar algo) entonces él perfeccionaba la técnica hasta dominarla por completo, incluso haciéndolo con los ojos cerro ¿pero qué mierda tiene que ver esto con la masturbación? Pues el simple hecho de la torcida mente del Cryomancer joven.
Sub-Zero era un as en cualquier ámbito, seguramente sus manos duras y callosas recorriéndole el pecho debían sentirse como la gloria misma.
–Aah... –gimió, abriendo los ojos mientras se mojaba los labios.
Deseaba con fervor que fuera Bi-han el que lo hiciera sentir de esa forma, quién arranque sus gemidos desde lo más profundo de su ser, se suponía que el hielo no podía calentarse ¿entonces por qué alguien tan frío como Sub-Zero encendía la llama del deseo en Tundra? No sabía la respuesta y no le importaba en este momento.
Ya había algo de presemen escurriendo por su longitud y sus dedos, su mente alterada e intoxicada de un amor fantasioso.
La contrajo el estómago por un momento, quería que fueses su hermano quién tomara su semilla entre sus dedos.
Al ser un primerizo, su ritmo era un tanto abrupto. Al principio lo hacía rudo y enérgico, pero mientras más se acercaba a su orgasmo, lo hacía más despacio para disfrutarlo.
–Mmh~
No entendía exactamente como satisfacerse, pero lo poco que sabía le daba un intenso placer, seguramente las hábiles manos de su congénere podrían darle satisfacción incomparable. Estaba convencido de aquello, esa idea le excitaba de sobremanera.
Sí, quería las frías manos de Bi-han en su verga, exprimiéndolo y bombeando con fiereza; sí, claro que quería volverse la pareja de su hermano, añoraba con ser llenado por su esperma, mataría por besar esos labios. Y sin darse cuenta, aumento la velocidad de su diestra al igual que el volumen de sus jadeos.
Se sentía ansioso, listo para soltar su semen.
–¡A-aah~! –grito llegando a su tan deseado orgasmo.
El ruido hizo que Bi-han despertase, aunque no del todo.
Pero el susto fue casi de muerte para Kuai Liang.
–¿Mmh? ¿Qué fue eso? –se apoyó en sus codos, con los ojos entrecerrados mientras bostezaba.
El joven Cryomancer se quedó congelado, no sabía que responder.
–Hey –llamó de nuevo su atención, esperando una respuesta coherente por haberlo despertado.
–Uhm, tenía una... Una pesadilla –titubeo sin mirar a los ojos a su hermano.
–Ugh –resopló, estaba tan cansado que ni siquiera podía decir algo.
Se acostó de nuevo, acomodándose de modo que le daba la espalda al menor.
Algo que agradecía.
Al igual que agradecía que estuviera tan aletargado que no notó la erección que tenía.
Suspiró.
–Buenas noches hermano –murmuró el más joven algo apenado.
–Duerme snowflake –contestó con cansancio.
Así era como lo llamaba de cariño, algo que para nada ayudo a bajar su erección.
Ni siquiera lo pensó dos veces cuándo volvió a tomar su verga y volver a bombear.
A tan solo metros del cachondo Tundra, estaba el soñador húmedo Sub-Zero.
Había estado tan molesto por su ruidoso hermano y su estúpida pesadilla, por su actitud y por culpa de Jiao-Long tuvo que hacer un voto de celibato.
Era el alumno Lin Kuei más fuerte y a pesar de ser tan joven ya tenía la edad suficiente para tomar un compañero de vida, al igual que por su desempeño al clan podía tener descendencia.
Cuando el Gran Maestro le dio aquella noticia, por dentro su corazón dio un vuelco de alegría pues podría reclamar como pareja a su amado Abejide –el estúpido de Sektor se metía entre ambos, pero ahora era una oportunidad que no podía dejar pasar– aunque todo pareciera color rosa, el envidioso pirómano tuvo que abrir su boca para joderle los planes.
–¿Tienes planeado a quién elegirás? ¿Es parte del Templo o bajaremos a la montaña a buscar a tú consorte? –Sektor hizo una mueca al pronunciar aquellas palabras.
–Liao-Long no te metas en los asunt... –las palabras del hombre mayor se vieron detenidas por Sub-Zero.
–E decidido concretar una relación aquí, en el Lin Kuei –estaba serio, aunque sintiera una gran fiesta por dentro, rebosante de alegría–: al igual que tengo en mente al estudiante que concederé mi vida.
Todos se quedaron en silencio por algunos segundos hasta que Sektor comenzó a reír.
–¿Un estudiante dices? –logró articular entre risas.
–¿Hay algún problema? –cuestionó mirando como el azabache se retorcía a carcajadas, haciendo una mueca que era ocultada por su máscara.
–¡Silencio! –exclamó el anciano con rabia, detestaba en sobremanera como su unigénito se burlaba de su mejor estudiante–. Si es alguien de rango menor me temo que hay cierta normativa que se debe seguir Sub-Zero.
Los grandes ojos azules de Bi-han se abrieron con sorpresa.
–Tú y tú compañero deben mantener un voto de castidad por un año, tomar el ritual en...
–Gran Maestro –interrumpió–. ¿Por qué debo... Debemos hacer eso?
–Durante mucho tiempo estudiantes y Maestros se han aprovechado al llegar a su mayoría de edad para poder unir sus vidas a la de acólitos más jóvenes, la ley se impuso hace más de tres décadas –sus ojos oscuros miraban con molestia al Cryomancer, no debía haberlo interrumpido.
No tenía lógica alguna, Cyrax y Sub-Zero tenían las mismas edades (tan solo era mayor por un par de meses) aunque quiso protestar se tragó su orgullo y sus palabras.
–Como usted diga Gran Maestro, perdón por interrumpir –agachó la cabeza, derrotado–; puede proseguir.
–Levanta la cabeza Bi-han –ordenó, un poco más calmado suavizando el agarre sobre el posa brazos del trono–. El ritual de unión consiste en...
Y mientras hablaba, Sektor sonreía.
Victorioso por separar por ahora a los amantes, planeando como separar a ese estorbo de quién él creía era su compañero de vida.
Bi-han ardía en ira mientras escuchaba a Oniro, pensando en las múltiples maneras de asesinar a ese bastardo de Sektor.
Al salir de aquella "reunión" le confesó a Cyrax lo que sucedía, este lo tomo bien, tomando el dorso de la fría mano de su –ahora– prometido.
–Ke a go rata (1) –pronunció antes de depositar un suave beso.
Tan solo ese gesto lograba derretir el corazón del frío Bi-han, derrotaba todos los muros que había construido para que nadie tocase su corazón.
Había estado equivocado toda su vida, observaba con orgullo la sonrisa sincera del moreno.
Fue tan rápido que ni siquiera notó abrazaba con ternura al joven botsuano.
–Todo estará bien –le prometió, aferrándose a él.
–Lo sé –respondió aun con esa hermosa sonrisa–. Lo lograste, estaremos juntos ahora.
Entonces ahí y solo ahí, era cuando Sub-Zero se permitía sonreír como un estúpido, cuando su corazón brincaba en su pecho y el hormigueo en sus labios le pedían encontrarse con los de Cyrax.
Unieron sus frentes.
Lo amaba.
Lo amaba como nunca amaría a ningún otro.
N⊗TA DEL AUTOR:
Howdy!
Ke a go rata (1): Te amo en setsuana que es el idioma de Cyrax
Al parecer Cyrax no tiene un nombre "real" por que su code name en el Lin Kuei es Cyrax, así que me tome la libertad de ponerle uno(?)
No he dejado botado nada(? nomas pongo en orden varias ideas que tengo, proximamente un Sonya vato cogiendose a Johnny
Ya saben, wachen las maravillosas historias de Jervis
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