Like a God♡
Los rayos del sol entran por la ventana al igual que una suave brisa no tenía muchas ganas de despertar; la Academia Wu Shi había enviado a sus mejores alumnos a unos entrenamientos especiales que los dioses hermanos estaban impartiendo debido a lo ocurrido hace unas semanas con las dagas de sangre.
Muchos de ellos eran jóvenes aún, no pasaban de los 25 años y todos estaban nerviosos.
Su primer día fue... Exhaustivo.
Raiden y Fujin eran maestros duros, poseían una fuerza increíble, le dolía la espalda y las piernas por las sesiones de entrenamiento, seguido de las horas de meditación que eran interrumpidas por los gritos de los dioses y otros trucos para desconcentrarlos a propósito.
Se removió en la cama intentando volver a dormir, hasta que sintió unas cálidas manos acariciar su mejilla.
Abrió los ojos enseguida, su expresión cambio cuando vio al dios del viento a su lado ni siquiera había sentido su peso al otro lado de la cama.
Sonriéndole con dulzura, con esa mirada luminosa que transmitía
–Buenos días ¿dormiste bien? –le preguntó antes de reír bajito.
Por los Dioses Antiguos.
El albino tenía la risa más melodiosa y hermosa que había escuchado, se veía precioso con los labios curvados en una tierna sonrisa.
Parecía un ser tan puro y divino que incluso se cuestionó a si mismo que si verlo directamente a los ojos se consideraba una ofensa o se quedaría ciego después de unos minutos.
No dijeron nada por unos segundos más, hasta que nuevamente y con voz dulce Fujin agrego.
–¿Deseas comer algo? Podría traerlo por ti, debes estar cansado por lo de anoche.
Un dios sirviéndole a un mortal.
Era algo inaudito, debía ser aquello una blasfemia.
Sacudió nuevamente la cabeza, no podía dejar que eso pasara.
–Yo puedo traerlo solo –las palabras salieron de su boca sin siquiera pensarlo, se arrepintió al momento.
¿¡Qué mierda había dicho?!
Ahora parecía que despreciaba al dios del viento.
La expresión suave del hombre de tatuajes cambia, con su sonrisa se borra y una expresión preocupada dio paso a una pregunta.
–¿Seguro que puedes levantarte? Anoche no podías moverte mucho, me pediste que llevara a la cama.
Un momento... ¿de qué está hablando esta hermosa deidad?
Con algo de vergüenza logro hablarle.
–¿Qué... Qué sucedió anoche?
Nuevamente las facciones de Fujin cambiaron a una más preocupada, rápidamente se sentó en la cama; al hacerlo pudo notar que llevaba el torso descubierto y su inmaculada piel ahora estaba marcada por uñas y dientes, inclusive en su cuello se podía observar unas huellas moradas, cerca de sus pectorales notó una mordida.
Sintió pánico por como el dios lo miraba, en verdad parecía preocupado.
–¿Cómo te sientes ahora? –alargo sus manos para poder tocarlo, pero se detuvo antes de hacerlo, con la mirada vacilante–. Puedes... ¿puedes sentarte?
La pregunta le hizo repensar las cosas, procesando la pregunta repetidas veces en su cabeza, estaba seguro que un dios nunca se equivocaba y a decir verdad la "preocupación" de Fujin también empezaba a asustarle.
Intentaba recordar que había pasado la noche anterior y simplemente no podía.
Le dolía la cabeza de solo pensarlo, solo recordaba la cena y haber hablado con otro estudiante, ir a su habitación y... y la cabeza estaba matándolo, retumbando con fuerza y pulsándole.
Tal vez necesitaba hidratarse, eso podía ayudarlo.
Pero al intentar sentarse cayo en cuenta que su cuerpo estaba débil, no pudo hacer esa simple acción.
–Por los Dioses Antiguos –el albino estaba verdaderamente angustiado–. Necesito curarte.
–Espera –haciendo un soberbio esfuerzo alargo un brazo para detener a Fujin que ya se estaba levantando.
Al sentir ese toque se detuvo, observándolo con esos enigmáticos ojos luminosos que lo habían cautivado desde el momento que los vio.
No tenía ni idea de lo que había pasado, pero, si de algo estaba seguro, es que Fujin despeinado, lleno de marcas y rasguños se veía aún más sexy que cuando portaba las más finas galas en los festivales de la Academia.
–¿Necesitas algo en particular? Puedo traerlo por ti –dijo apacible, estaba dispuesto a ayudarlo.
–¿Puedes decirme que paso anoche?
Fue ahí donde la expresión del hombre de tatuajes se volvió un tanto... lasciva.
Ni siquiera sabía que los labios de una persona se pudiesen curvar de esa forma.
–Los mortales son... impresionantes.
• ● •
Se besaron con intensidad, gimiendo en la boca del otro; sus lenguas danzaron estaban tan concentrados que ni siquiera tuvieron tiempo de subirse a la cama.
–L-Lord Fujin... –se separaron unos segundos para tomar aliento, al menos para él porque el dios no le dio tiempo de calmar su agitada respiración.
Volvió a besarlo, esta vez con aun más fuerza, se inclinó para devorar los labios del menor, con brusquedad metió su lengua a la húmeda y temblorosa boca del monje. Su se coló en la túnica del moreno, palpando todo lo que estuviera a su alcance.
Los músculos, sus pezones y articulaciones reaccionaban ante el frio toque de la mano del elemental, se sentía de puta madre y se iba a morir ahí mismo si Fujin seguía tocándolo de esa manera; de una que ni siquiera era tan seductora, solo palpaba para tener un primer reconocimiento.
• ● •
–¡Lo siento Lord Fujin! –sus mejillas estaban teñidas en rojo, no se podía creer que había hecho aquello, escucharlo de la boca del Dios era una sorpresa.
–No tienes por qué disculparte –sonrió, ese hombre era un encanto–. Disfrute todo, incluso la parte en la que...
• ● •
Lo había tumbado en el suelo, él tenía el rostro entre las piernas del acolito.
La piel humana era tan suave, en especial en esas zonas, le encantaba eso; beso tiernamente el interior del muslo y bajo el ombligo, sabía que eso le llevaría una sensación electrizante a su compañero, quien solamente termino jadeando mientras pedía una mamada entre sollozos.
–Ten paciencia, los vientos soplan a tu favor –le guiño un ojo, últimamente estaba aprendiendo un tipo de bromas con Jax.
Continuando con su trabajo, masturbándolo mientras su boca se ocupaba de sus testículos y su diestra se hacía cargo de su propia verga acariciándola por encima de la ropa.
Besaba y lamia con esmero, le gustaba complacerlo.
Y era un experto en ello.
Pronto dejo de masajear esos testículos llenos de semen que en unos minutos terminarían en su boca, para poder meterse a la boca el falo duro del joven.
No pudo hacer nada más que gritar, mientras le salían lágrimas de felicidad, no habría día más feliz en su vida que este.
Subió su boca hasta la glande de Shaolin, succionando el pre semen mientras miraba directamente esos ojos oscuros.
• ● •
–Lord Fujin en verdad lo lamento –repetía constantemente con la cara enrojecida, no se podía creer lo que hizo.
–No debes disculparte, estoy plenamente agradecido con que me hayas dejado intimar contigo.
• ● •
–Escuche que la saliva no es un gran lubricante, podría ir a buscar uno si así lo deseas.
Una vez este joven había alzado una plegaria al cielo, esta se cumplió.
Iba a darle un beso negro al Dios más sexy de todos.
–Así... así está bien –gimió, aun creía que todo esto era una broma o producto de su imaginación.
Tenía a Fujin en cuatro, con su exquisito culo en el aire.
Sus nalgas eran suaves y jamás olvidaría ese toque, en especial cuando las abrió.
Nunca antes creyó haber tocado algo de esa contextura.
Que los Dioses Antiguos le dieran fuerza porque sentía como moría por tocar de formas depravadas a una deidad.
No se aguantó más y le dio una sonora nalgada, logrando que un gemido ronco se le escapase al albino.
El corazón se le derritió en ese momento, mientras se reclinaba para dar el black Kiss más intenso que alguna vez daría en su vida.
• ● •
–Podremos compartir la cama de nuevo hoy.
–Claro –concedió el elemental–. Siempre me ha gustado mantenerme cerca de los mortales.
Y dicho eso se inclinó a depositar un casto beso en aquellos labios.
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