"Él me ama" (Erron Black/Takeda)

Lágrimas cristalizadas corren por su rostro mientras se acurruca silenciosamente en el rincón más oscuro de esta cámara del sótano, pasando frenéticamente los delgados dedos por los largos mechones negros de su cabello, apretando y tirando tan fuerte como pueda.

Cualquier cosa que cause dolor.

Cualquier cosa para bloquear la repugnante oscuridad que se extiende por su alma rota.

Sabe que no lo hará, pero lo intenta de todos modos. La vida es demasiado larga para vivir con la culpa.

Más lágrimas brotan de sus ojos ya hinchados, nublando su visión hasta que no pueda ni siquiera distinguir la forma de una pequeña ventana por encima de su cabeza. Las antorchas del pasillo se han apagado hace mucho tiempo. Está contento por la oscuridad.

Sus labios se abren y un suave ruido ahogado se escapa de su garganta. El medallón que ese hombre le dió, símbolo de todo lo que odia y ama, se desliza lentamente hacia el suelo de piedra sucia, sin que nadie se dé cuenta.

"¿¡Qué Ronin eres!? Te ves patético.

Es impotente las palabras de siempre... Pero está bien, nadie puede verlo aquí. Aquí está solo.

Aquí está a salvo.

Sin embargo, no puede soportarlo, no puede soportar su propia mente.

Todo lo que puede pensar es en él. Su cabello castaño, los orbes avellana de sus ojos y su sonrisa cada que se quita su bozal. Siempre tan amable, al menos hasta donde el podía serlo, siempre tan acogedor. Él lo es todo para si. Takeda se enfrentaría a las profundidades de Arnyek solo para verlo sonreír una vez más. Y sonríe. Cada vez que lo toca, cada vez que susurra en sus pequeños oídos, él se inclina, su rostro es una imagen de puro deleite.

El lo ama, dice.

Su corazón se rompe y todo es su propia culpa.

Cada noche, mientras yace aquí, roto, reza a todos los poderes que conoce para librarse de este deseo, este deseo de su propia sangre. Ya no lo tocará, se decide Takeda al borde de la cordura. Jura que mañana será diferente. Mañana, esto terminará. Mañana, no se rendirá.

Su cabeza con el cabello suelto cae cansada en sus manos, los ojos cerrados, y cuando los vuelve a abrir, los rayos de la madrugada golpean su rostro, atrayéndolo de vuelta a la vida. El tiempo vuela.

Antes de que vuelva a sus funciones, una vez más jura que hoy será diferente...

...Y casi lo es.

Casi.

Cuando Salazar entra a su habitación esa noche, vestido con nada más que sus pantalones, rogándole que sea suyo, el pelinegro deja su anillo de matrimonio en la mesa sin remordimiento y le indica que se vaya a la cama. Sin esfuerzo, el Ronin se levanta para conseguir un libro de una estantería cercana. Nunca podría rechazarlo. Cuando haya elegido el libro y haya vuelto a la cama, él se arrastra más cerca de si, acurrucando la cabeza del menor contra su cuello, y enganchando su brazo alrededor de la cintura ajena.

"Eres un niño tan dulce." Le susurra Black.

Mientras lee las palabras de la primera página, la gruesa mano viaja desde su cadera, sobre su vientre, hacia su pecho, deslizándose sobre el suave material de su ropa, provocandolo. Takeda intenta ignorarlo, pero cuando sus dedos sigilosos llegan al punto sensible debajo de su oreja, finalmente lo mira. Los ojos avellana sin parpadear todavía están fijos en el libro que estaba leyendo. Lentamente toca su barbilla puntiaguda y la inclinas hacia arriba para mirarse el uno al otro.

Ninguno de los dos dice una palabra.

Sus atractivos labios rosados ​​aparecen en la vista de Black y Takeda sabe que ha perdido. Agacha la cabeza más cerca, él no se mueve.

Takeda lo espera pacientemente. Él nunca es el que lo inicia, pero tampoco lo detiene.

Takeda se rinde. Él no sonríe en el beso, ni hace ningún sonido, pero Black puede ver el amor eterno en sus ojos entrecerrados.

Sus labios se vuelven a encontrar y, como siempre, él no se resiste.

Más tarde, cuando estén acurrucados en los brazos del otro, completamente saciados, el japonés tiene su expresión rota y les asegurará que los ama.

Esto arrancará su corazón de su cuerpo y la oscuridad volverá. Lo único que querrá hacer es llorar, pero esperará tranquilamente hasta que el hombre mayor duerma. Luego regresará a esa cámara oscura, en lo profundo del templo, donde nadie puede verle llorar, y todo comenzará de nuevo.

Porque por cada noche de placer pecaminoso, hay una mañana de pesar y dolor.

Porque ama a Erron Black más que a nada en el mundo...

...Incluso que Jacqui.

¡Hola, Meiko! 

No se si recuerdes pero me diste libertad creativa. 

Según yo, era Erron/Takeda y así que decidí tomar poner los cuernos porque tengo experiencia en que me los pongan JAJAJAJA... Odio la vida.

Entonces, no se si te guste y si aun quieras tu Smoke x Rain.

Ahora solo me falta Kenshi/Ermac y Kung Lao/Cassie, así que si alguien ha dejado pedidos recientemente, que no desespere porque estoy estrictamente medicado para el estres y no debo presionarme con esta cosa porque no tengo ayuda y así.

Se la lavan.

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