Celebración

Hanzo sintió que se acercaba antes de escucharlo o verlo, la temperatura bajaba considerablemente a su alrededor. Ladeó la cabeza a modo de saludo y observó a Kuai Liang que le devolvía el gesto.

—Pensé que estabas participando en la celebración por el triunfo– dijo Hanzo.

Kuai se encogió de hombros, cruzando los brazos sobre el pecho. 

—Se está volviendo un poco ruidoso para mis gustos. ¿Que hay de ti?–

—No creo que mi presencia sea del todo bienvenida.– Hanzo resopló

Kuai lo miró, buscando algo, aunque Hanzo no podía imaginar qué. Todavía dudaba de su nuevo hallazgo... ¿respeto? ¿Alianza?

—¿Me acompañarías por un momento?–

—¿A dónde?–El Shirai Ryu parpadeó, sorprendido por la solicitud.

—Adentro. Hay algo que deseo mostrarte.– Kuai hizo un gesto hacia el edificio detrás de ellos, que después de un momento Hanzo reconoció como un conjunto de barracones.

El antiguo espectro dudó por un momento, mirando entre el Cryomancer y los barracones. Gruñó y asintió, sin pensar en la forma en que la sonrisa de Kuai lo hizo sentir. Entraron y el Lin Kuei lo condujo por un pasillo hasta un tramo de escaleras, llevándolos de dos en dos hasta que llegaron al tercer piso. Solo cuatro puertas se alineaban en el pasillo, y cuando abrió una de ellas, Hanzo pudo ver por qué cada uno conducía a un pequeño apartamento, con una sala de estar que daba a una cocina a un lado y un dormitorio al otro.

El hombre de piel más clara cerró la puerta detrás de ellos, haciendo un gesto a su contrario para que se sentara ante la pequeña mesa puesta en el centro de la habitación. Podía oír el tintineo de porcelana en la cocina, aunque no podía ver quién hacía el ruido.

—La última vez que me pediste que te acompañara a tomar el té, casi me asesinan.–

Kuai bajó la cabeza, frunciendo el ceño. 

—Algo que lamento profundamente. Si hubiera sabido que Frost habría actuado de esa manera, habría estado mejor preparado–

Hasashi giró la cabeza hacia la cocina justo a tiempo para ver a Kenshi atravesar la puerta, llevando consigo una bandeja con un tokkuri y tres ochoko . Se había quitado la armadura por ropa más informal, un par de pantalones negros sueltos y una camiseta negra, la ropa que siempre permanecía bajo aquella coraza, aunque su venda permaneció en su lugar. Puso la bandeja sobre la mesa, y el pelinegro se dio cuenta de que se trataba de la vivienda de Kenshi en la que se encontraban.

—Entonces, ¿finalmente has encontrado un lugar para establecerte?–

Kenshi sonrió, vertiendo cuidadosamente el sake en uno de los ochoko y pasándolo a Hanzo. 

—Por el momento. Es agradable, pero no es cómodo como hogar.– Kenshi inclinó la cabeza hacia un lado. —No es que esté seguro de que alguna vez me sentiré como en casa en ningún lado, he vagado por tanto tiempo–.

—Sabes que siempre serás bienvenido en el templo– Hanzo dijo en voz baja, tomando el tokkuri y llenando el segundo ochoko. entregándolo a Kuai.

—O con el Lin Kuei.– Agregó Kuai, tomando el tokkuri y llenando el último ochoko .

—Lo tendré en cuenta– Hubo un latido de silencio incómodo. —Es bastante agradable estar cerca de Takeda también.–

Hanzo asintió a sabiendas. Las cosas a veces todavía estaban tensas entre los dos telépatas, pero no tanto como lo había estado al principio.

—Se ha convertido en un joven excelente. Gracias a ambos esfuerzos.– Kuai le dirigió una mirada a Hanzo, una que no tuvo tiempo de descifrar antes de que desapareciera.

—Principalmente de Hanzo.– Kenshi sonrió con tristeza. —Aunque también tomo mucho tiempo después de lo de su madre.–

Hanzo bajó los ojos hacia la bebida que tenía en las manos, intentando y sin poder evitar los recuerdos de su propia esposa fallecida.

—Estoy seguro de que lo hace. Pero no estamos aquí esta noche para sacar a relucir el dolor del pasado.– Kuai sonrió, y Kenshi también lo hizo. —Estamos aquí para celebrar nuestra victoria, la protección de Earthrealm– volvió a mirar a Hanzo. —Y el final de una historia de rivalidad y violencia–

Hanzo parpadeó y luego sonrió. 

—No te confundas, Sub-Zero; sigues siendo mi rival.– Una mirada de dolor pasó por la cara de Kuai. —Pero en términos más amigables–

La sonrisa de Kuai casi le partió la cara, y Kenshi se echó a reír, sintiendo la inmensa felicidad que salía del criomante.

—Vaya, eso suena como un desafío–. Dijo, sabiendo que los dos eran competitivos por naturaleza.

—Lo es– dijo Hanzo simplemente. —Uno que no pretendo perder–

—Ya veremos sobre eso. Incluso la llama más caliente puede templarse –.

—E incluso el hielo más frío se puede descongelar–

—¿Se están retando a una pelea o se están pidiendo una cita?– pregunto Kenshi con calma mientras bebía de su ochoko.

Hanzo abrió la boca, pero las palabras de Kuai lo detuvieron. 

—¿Por qué no los dos?–

Kenshi se echó a reír, tomando un trago. 

—Hmm.. esa sería una cita interesante. Ten cuidado con los kunai, él es muy experto en usarlos.–

Hanzo sintió que el calor le subía por las mejillas, y no por él invocando sus poderes. Kenshi sintió la inquietud y discretamente puso una mano sobre el muslo de Hanzo, enviándole una ola de calma.

—¿Sabes esto a ciencia cierta?–

—Quizás.–

Él, de hecho, lo sabía muy bien. Y aunque estaba seguro de que Kuai sabía de su relación con Hanzo, no quería que el piromántico se incendiara por la vergüenza.

La noche transcurrió de la misma manera, con risas y más bebidas hasta que ya no pudieron recordar cuánto tiempo habían estado allí. El cabello de Hanzo se había soltado en algún momento y su cinta que cubría su frente ahora estaba alrededor de los ojos de Kenshi, la venda de los ojos de Kenshi estaba perdida en el suelo en algún lugar. Kuai estaba pasando los dedos por el cabello de Hanzo, completamente embelesado.

—Nunca imaginé que tu cabello sería tan suave, Maestro Hasashi– Murmuró, dejando caer su otra mano sobre la cadera del hombre. Hanzo miró la mano, pero antes de que pudiera decir algo, otra mano la cubrió.

—¿No es así?– Kenshi ronroneó, arrastrándose más cerca hasta que estuvo casi en el regazo de Hanzo.
 

De repente se sintió atrapado, aunque no estaba seguro de si debía tener miedo o no. Por lo menos, confiaba en Kenshi.

De repente encontró unos labios en la piel de su cuello, haciéndolo jadear. Las chispas siguieron a su exhalación, su garganta brillo con fuego sobresaltado. Sintió a Kuai reír, y Kenshi sonrió, inclinándose hacia adelante para atacar el otro lado de su cuello. Hanzo se arqueó al tacto, levantando una mano para hacer... algo, solo para que Kuai lo atrapara suavemente. Fríos labios presionaron contra sus nudillos, y Hanzo se estremeció.

—¿E-Es esto lo que deseabas mostrarme?–

Kuai asintió, volteando su mano para arrastrar sus labios hacia su muñeca, sintiendo el pulso latir salvajemente. Kenshi continuó trabajando en su cuello, dejando marcas rojas de una combinación de dientes y lengua.

—Un poco de cuidado para la próxima vez–

—¿Uh?– Kenshi inclinó la cabeza. —¿Habrá una próxima vez?–

Hanzo no respondió, sino que echó la cabeza hacia atrás y exponía su garganta al renovado ataque de Kuai. Sintió como los dos hombres estaban tratando de devorarlo, mordisqueando y chupando. Su mano fue guiada al hombro de Kenshi, donde agarró la tela de la camisa con fuerza. Respiró hondo cuando los dientes le abrieron camino hasta la mandíbula, luego desapareció por un breve momento antes de que los labios encontraran los suyos. Eran demasiado cálidos para ser los de Kuai, que se estaba volviendo cada vez más frío a medida que perdía el control de sus poderes y cedía al momento...

Hablando de frío, manos frías estaban subiendo por su abdomen, metiéndose entre sus ropajes y deteniéndose para masajear de sus pezones. Jadeó e intentó alejarse del repentino cambio de temperatura, solo para presionarse contra sus pectorales igualmente fríos. Sin embargo, antes de que pudiera alejarse, Kenshi se deslizaba hacia el espacio vacío donde había estado, sonriendo ampliamente mientras se movía para besar a Hanzo, solo para moverse en el último segundo y presionar sus labios contra los de Kuai.

Los dos hombres gimieron, dividiendo su atención entre ellos y el piromántico, las manos continuaban vagando sobre la piel expuesta. ¿Cuándo se quitó exactamente la camisa? Se separaron el uno del otro y regresaron toda su atención a Hanzo, Kuai volvió a besar su cuello mientras Kenshi arrastraba los pellizcos y los besos por su abdomen, deteniéndose justo por encima de la cintura de sus pantalones. Se acurrucó contra el bulto creciente en sus pantalones y lo atravesó con la tela. Hanzo maldijo, agachándose y tirando de su banda para la cabeza hasta que estaba alrededor del cuello del telépata, lo que le permitió ver su rostro. Siempre fue muy expresivo, y ahora no era diferente, sus ojos se arrugaron mientras sonreía, el brillo aumentaba en su emoción.

Kenshi desabrochó la faja que sostenía los pantalones de Hanzo, quejo de artículo, inclinándose más hacia Kuai mientras lo hacía. Kenshi arrojó sus pantalones, con suerte en algún lugar fácil de encontrar más tarde, y presionó una serie de suaves mordiscos en el interior de los muslos de Hanzo.

No había escapatoria de las atenciones de los dos hombres, cada uno con la intención de convertirlo en un desastre sin control. Parte de él deseaba luchar en su control, para corresponder los movimientos en lugar de simplemente tomar lo que daban, pero con cada movimiento que hacía simplemente se ajustaban. Cuando Kenshi llevó el falo de Hanzo a su boca, los ojos de este se pusieron en blancos y los gemidos salieron disparadas de su boca.

—Él es bastante bueno en eso, ¿no es así?– Kuai ronroneó en su oído. Él acarició su mejilla contra la de Hanzo, tarareando profundamente en su pecho. —Es natural–

—No estoy seguro de que me guste lo que estás insinuando allí– Kenshi levantó a Hanzo para hablar, pero rápidamente volvió a su tarea.

—¿Por qué estaría implicando algo? Simplemente estoy comentando tu nivel de habilidad.– Kuai movió el cabello de Hanzo a un lado, respirando aire frío en la parte posterior de su cuello. Hanzo gimió, mucho más fuerte de lo que hubiera preferido, permitiendo que Kuai volviera la cabeza y apretara los labios. Steam inmediatamente llenó el espacio entre sus labios y se condensó, volviendo el beso mucho más húmedo de lo normal.

—Pido disculpas por mi falta de control– Kuai respiró contra sus labios. —He deseado por un momento como este por... un largo tiempo–

Hanzo lo miró fijamente, sin ver nada más que honestidad en su mirada. 

—¿Incluso mientras intentaba matarte?–

—Disfruto de una buena pelea–

—Quiere decir que es un masoquista– Kenshi intervino, sacando a Hanzo de su boca con un pop. 

Miró a Kuai, inclinando la cabeza hacia un lado, y Hanzo supo por la expresión de su rostro que se comunicaban telepáticamente. La mirada desapareció, solo para ser reemplazada por una mirada hambrienta cuando Hanzo fue movido para ponerse de rodillas, mirando a Kenshi con su trasero hacia Kuai. Sabía exactamente lo que estaban planeando ahora.

Eso no significaba que no estaba sorprendido cuando Kuai lamió una franja fría en su espalda baja. Kenshi ahuecó su mandíbula con ambas manos, frotando un pulgar sobre sus labios antes de inclinar la cabeza para besarlo. Kuai estaba revolviendo algo de ropa, Hanzo no podía ver qué (ni le importaba realmente), hasta que soltó un gruñido y abrió la tapa de una botella. Kenshi atrapó su labio inferior entre sus dientes cuando Kuai vertió el líquido sobre sus dedos y deslizó uno dentro de su antiguo enemigo. Hanzo gimió en el beso, separándose para empujar contra la intrusión.

—Otro–

Kuai sonrió y no obedeció, en su lugar usó un solo dedo para explorar la cavidad del Shirai Ryu. Hanzo bufó una nube de humo, desviando su atención cuando Kenshi finalmente se quitó los pantalones, arrodillándose ante él y esperando, este se relamió los labios y besó ansiosamente la longitud que se le presentaba, zumbando cuando un segundo dedo se unió al primero dentro de él. Kenshi suspiró, pasando los dedos por el cabello largo y luego tirando de el, no lo suficientemente fuerte como para mover la cabeza, pero lo suficiente como para que sintiera su tacto.

—¿Le gusta eso?– Preguntó Kuai.

—Oh si. ¿Por qué crees que me mantiene tanto tiempo en su boca?–

Hanzo se movió para soltar el pene de Kenshi de su boca y poder hablar, pero las manos del espadachín lo mantuvieron en su lugar. Miró a este que solo sonreía, moviendo una mano para apartar su cabello de su cara. Se ahogó un poco cuando un tercer dedo entró en él, estirándolo con movimientos cada vez más apresurados. Hanzo se apartó para respirar y echó un vistazo a lo que pronto estaría dentro de él. Aquel falo estaba bien erecto y grueso, orgullosamente cubierto de rizos negros, palpitando por poder entrar en el hombre de cabellos más largos. El Shirai Ryu se estremeció y volvió a trabajar su boca en el glande del hombre frente a si, pasando suavemente sus dientes por el eje de este hasta llegar la base mientras sus garganta se comprimía para apretar el glande.

Los dedos salieron de dentro de el y sintiendo como aquel miembro ajeno se presionaba contra su entrada, frotando el tronco lentamente, apretando las nalgas del Shirai Ryu contra su miembro erecto para sentir mejor el roce de pieles, Kuai se deslizó poco a poco dentro de el hombre y este soltó un gemido bajo, estremeciéndose por como sus paredes internas eran estiradas, sacudiendo levemente sis caderas para alentar al criomante a seguir adelante. Una palma abierta golpeó su nlga izquierda, dejando sobre esta una capa muy delgada de escarcha que rápidamente se derritió. Kuai agarró sus caderas con una mano y se guió con la otra, todo en un movimiento suave. Hanzo soltó un gemido largo y fuerte, haciendo que Kenshi se inclinara sobre él.

Sub-Zero estableció un ritmo rápido, manteniendo un firme agarre en sus caderas mientras lo embestía con avidez. Hanzo sacó el pene de Kenshi de su boca nuevamente para jadear cuando Kuai golpeó su próstata, moviendo una mano para acariciar aquel miembro mientras su boca estaba ocupada tragando aire, sintiendo como el líquido preseminal se deslizaba por la comisura de sus labios y su menton. A Kenshi no parecía importarle, seguía acariciando su cabello, cara, hombros, a cualquier lugar que pudiera alcanzar. Kuai liberó las caderas de su antiguo enemigo, arrastrándose sobre él, cambiando de embestidas rápidas a más lentas y más duras, sus brazos se sostenían por encima de la espalda de Hanzo. Kenshi lo recibió con un beso, gimiendo cuando Hanzo tomo su miembro para llevarlo de vuelta a su boca. Su mano se arrastró hasta el falo del piromántico, acariciándolo con dedos callosos por la espada, subiendo y bajando su mano cada vez más rápido, manteniendo un ritmo firme  hasta que después de varios minutos a ese ritmo se corrió, sacudiéndose casi por completo por su liberación, manchando la mano ajena con su semen espeso y caliente. Kuai por su parte gruñó y se quedó quieto cuando su propio orgasmo lo sacudió con fuerza, alejándose de la boca de Kenshi para presionar sus frentes. Algo pasó entre ellos y Kenshi estaba maldiciendo por eso.

Todos permanecieron quietos durante unos minutos, antes de colapsar en una pila. Kuai salió de Hanzo con un gemido, dejando que su semilla se deslizará entre las piernas de este, envolviendo sus brazos alrededor de él y acercándolo contra su cuerpo. Takahashi se presionó contra su frente, salpicando su cara de besos. Kuai tarareó y presionó sus labios contra la parte posterior de su cuello, apartándose y acariciándose contra él, mientras los tres suspiraban con fuerza, recuperando el aliento mientras se daban besos tiernos y pequeños recorriendo el cuerpo del otro.

—Hmmm sí. Definitivamente habrá otra vez– dijo Hanzo mientras daba un pequeño beso en el hombro de Kenshi.

Llevo dos semanas intentando publicar esto, siempre que actualizaba algo todo se volvía al inicio y tenía que empezar de nuevo. Así que perdón si no es lo que esperaban pero al menos lo intente.

¿Que les parece mi intento de portada?


Sé que está saturado y horrible pero me gusta el esfuerzo que le puse.

... Aparte de que PicsArt se gastó la mitad de mi espacio del teléfono con solo este edit.
¡Oh! Y también puse el nombre de Dvathebestgamer para que no digan que no tomo en cuenta el esfuerzo.

Vales 1000 patatita.

Opiniones para saber si se queda la portada recién mostrada, la cambiamos por otra o ya de paso nos quedamos con la que teníamos.

¡Moimoi!

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