Capítulo.- 28 (resubido)



El temor es presente, inunda cada rincón de aquella enorme oficina en donde yacen hombres y mujeres mayores de treinta años. Entusiastas, nerviosos, temerosos de todo lo malo que podría pasar si algo sale mal, si alguna de aquellas armas detona los sonidos estruendosos acompañados de metales pesados cubiertos de plomo.

Los ladridos de aquellos perros son grabes y estruendosos, la saliva de estos caen de sus hocicos con regularidad mientras los colmillos afilados son presenciados por todas esas personas que han aceptado ayudar con tal de salvar sus vidas. Es temprano en la ciudad y el movimiento ha comenzado a ser consistente en una preparatoria de la cual se ha hablado las últimas semanas debido al incidente de aquel tiroteo en el cual personas fueron dañadas, en el cual personas perdieron la vida.

La mujer, directora de aquella preparatoria pasa el dinero a cada uno de los profesores que dominan el área llena de pánico, Jolson atento y con una sonrisa en su rostro observa a la mujer pasar los dólares que yacían sobre sus manos cuidadas y temblorosas, mientras que cuatro de los hombres de Jolson observan y vigilan con atención que nada se salga de las manos de aquella mujer.

Los perros causan pánico entre las personas, las armas causan que la sangre de las personas se congele, causan nerviosismo y ansiedad, causan emociones que se revuelven con regularidad en ellas.

Fue fácil convencerlos, fue fácil al darles una suma de dinero e implantar grandes amenazas de muerte hacia ellos y hacia sus familias.

Cuando la directora da el último fajo de billetes a una mujer ambas se miran directamente a los ojos, esperando que todo saliera bien en este día... La directora, lleva la vista hacia Jolson quien ha notado la incomodidad de la mujer, quien ha notado el pánico abundante que recorre cada vello del cuerpo de la mujer.

─Jackson estará al pendiente de usted y su familia, señorita Pérez─ Jolson suena ansioso y tranquilo a la vez, la mujer asiente─ evite a toda costa que sus hijos y esposo mueran a manos de ese cabrón... ¡Todos! Están advertidos.

Las miradas de algunos profesores estaban sobre Jolson y otras estaban sobre el piso sucio. No había cosa más interesante para Jolson que sentir el miedo de las personas, no había sensación más placentera para él que verlos llorar, que verlos suplicar por sus vidas...

─Por favor ─habla una vez más al tomar de un hombre las correas de aquellos dos perros─ evitemos la pena de soltar las correas y ver una masacre de sangre...

Oh, mejor aún, evitemos que haya una masacre en este colegio el día menos esperado.

─... Puede confiar... En que todo saldrá de acuerdo al plan, señor Jolson...

─Bien ─Jolson, con una sonrisa radiante camina unos pasos hacia la mujer para detenerse cuando aquellos perros pretendían atacar a la directora, esta retrocedió asustada─ evitemos que sus familias mueran... En especial la suya... Si me entero, que alguno de ustedes dijo algo a la policía... Señorita Pérez, le puedo prometer que esta institución será una gran noticia en todo el mundo... Ian.

Aquel hombre se acercó a Jolson con calma para mirarlo a los ojos, Jolson, examino al hombre de cabello corto y negro, de ojos vivarachos, pequeños, rasgados y de color verde, con aquella tez clara sonrosada. Con atención, el hombre arqueo una de sus gruesas y arqueadas cejas esperando una palabra de Jolson, este subió a mirada con indiferencia hacia el hombre.

─Llama a Steven... Que esté atento a cualquier extraño suceso que ocurra en la televisión o cercas de la comisaria. Si algo pasa contra mis hombres, vendré directamente aquí.

─Steven ha comenzado a cubrir el área de la salida a New York Jolson... Styles no tardara en volver, nos sorprendería saber que el inepto no llamo la atención.

─Obedece Ian, Steven puede controlar ambas cosas.

─... Lo que digas...

─Damas, caballeros ─Jolson habló─ no cometan el error de meterse a la boca del lobo... Estaremos vigilándolos, porque aquí, anqué no lo crean hay dos estudiantes que tienen contacto con nosotros... ─los profesores se quedaron asombrados por las palabras de aquel hombre, todos incluyendo a la directora quien ahora no sabría cómo salirse con las suyas si planeaba traicionar al hombre más mafioso de New York─ con su permiso.

***

Lily

El silencio es estremecedor, no hay señales de alerta a la policía, ni siquiera hay autos circulando en la zona... Son casi las seis de la mañana y esto se me ha hecho eterno... Anoche tuve el valor de llamar a Jolson y avisarle sobre los hechos, el hombre no se molestó, no actuó de forma grosera, en cambio me

felicito por todo aquello que hice puesto que el hombre sabía que todo iría directamente al grano.

Me dijo su idea, venir temprano antes de que la policía y los estudiantes llegaran a esta institución, me dijo que Michael y yo estaríamos fuera del colegio esperándolo para así darnos el dinero que dimos a la directora y por si las cosas salían mal. El dinero se encuentra dentro del auto ahora solo esperamos atentos que todo salga de acuerdo al plan...

Llevo la mirada hacia el hombre que yace mirando hacia la institución, serio y callado, con sus sentidos puestos en la entrada principal de ese sitio.

No hemos tenido contacto visual en todo este tiempo, no hemos tenido si quiera buenas palabras cruzadas, no hemos tenido si quiera un rose de nuestros labios...

Distante y sereno son las mejores formas de describir a este hombre, actúa diferente, actúa como la primera vez que lo vi cruzar la puerta por el despacho de Jolson...

Los sonidos de los perros de Jolson se hacen presentes, es entonces que Michael baja el espejo del auto un poco para tener mejor vista de aquel hombre quien ya ha salido acompañado de sus hombres y de la directora, esta, lleva su vista hasta el auto para dedicarnos una sonrisa pequeña y llena de terror, Michael no responde hacia el gesto de la mujer por lo que mejor, sube el cristal del auto para recargarse por completo en el asiento del conductor.

Su mano, es levemente estirada hacia las llaves del auto para encenderlo, veo que no esperara a Jolson para recibir nuevas órdenes, veo que ahora su único propósito es salir de esta zona lo antes posible. Un golpe al cristal me pone la piel gallina y al girar hacia mi dirección veo al hombre de ojos pequeños y verdes mirarnos con atención. Bajo la ventanilla del auto y lo miro con afán desesperado de que diga que ocurre.

─Jolson quiere que nos quedemos hasta que llegue la policía Joe ─habla el hombre con arrogancia, Michael suspira─ quiere confirmar si la mujer calla o dice algo.

─ ¿Quiere arriesgarnos? ─Michael pregunta.

─Tal parece... Apaga el auto, Frank y Andrew irán hacia Steven, estarán esperando a Harry afueras de la ciudad, la cosa se está poniendo caliente Joe.

─Bien. ¿Qué será de Tatiana?

─Está cuidando de Dylan, Rachel no está a disposición, más tarde Tatiana hará un trabajo con John.

─ ¿Paso algo con Rachel?

─Está indispuesta... Te contare pero no ahora ─la bocina de una de las camionetas sonó, Michael miro por el espejo retrovisor antes de que aquel hombre se apartara del auto─ atento Joe, esto se puede convertir en una masacre si la mujer habla.

Dicho y hecho, el hombre se apartó de la camioneta para caminar de forma rápida hasta una de las camionetas en las que Jolson lo esperaba, al subir a esta la camioneta arranco para girar por una avenida y estacionarse en esta. Mientras que la otra camioneta simplemente retrocedió a cinco o seis calles de distancia. Y nosotros, nosotros nos dirigimos a una calle poco transitada que quedaba a un costado de aquel colegio.

Cuando apago el auto, mire amabas direcciones percatándome de que no hubiera nadie cercas de la zona, fue entonces que subí el cristal del auto para recargarme en el asiento. Suspire.

─ ¿Harry ha respondido a tus llamadas? ─pregunto en tono bajo mientras lo veo, el niega.

─Estará bien, tal vez está ocupado divirtiéndose con alguien antes de abandonar la ciudad de Seattle.

─Tal vez... Oh, tal vez está escondido, acorralado...

─Nunca pienses lo negativo de algún hecho Collins ─dice─ siempre imagina el mejor escenario aunque veas que no tienes otras alternativas.

─Si, quizás sea bueno... Aunque la realidad parezca otra...

─...

Se recargó por completo en el asiento del conductor mientras sus ojos se empuñaban con fuerza al soltar un bostezo. Está cansado al igual que yo, cansado de vivir así, cansado de volver a enterarse que ha vuelto a ser buscado, cansado de liderar con una tipa como yo que necesita de las experiencias de este trabajo.

Miro hacia atrás observando que las calles lucen vacías, observando que apenas el sol ha comenzado a salir, los postes con luces en las esquinas siguen alumbrando, y los grillos siguen con aquel canto inigualable.

Al quitar el cinturón de seguridad le di una última mirada a aquel hombre antes de dirigirme hacia su dirección y sentarme sobre sus piernas, él abre los ojos con sorpresa y confusión al ver aquella acción mía hacia él. Giró la cabeza hacia el lado de la ventanilla en donde yo estaba para después girar su cabeza hacia su lado de la ventanilla, una sonrisa pequeña ha comenzado a nacer en su rostro mientras que sus manos se han colocado en mi cintura.

Me mira con entusiasmo en su mirada, me mira con esa pizca de dulzura y diversión en sus ojos marrones.

─Nos estas exponiendo Collins ─murmura antes de que mis labios capturen los suyos con avidez, el hombre, responde ante mis suplicas mientras sus manos se adentran bajo mi camisa recorriendo mi piel con lentitud. Me separe de él para mirarlo con atención, mordió su labio inferior con suavidad antes de sonreír de una manera coqueta.

─Comenzaste a exponernos desde ayer ─digo antes de bajar la mirada─ ¿te has arrepentido?

─No ─sonríe para tomar mi rostro con sus dos manos─ es solo que... No quiero arriesgarme a algo de lo que podamos arrepentirnos Lily.

─Tampoco yo... ─respire antes de que sus manos se deslizaran sobre mis mejillas, baje la mirada una vez más mirando hacia un punto en específico de su pecho.

Me quedo estática contemplando al hombre que tengo frente mí, estática al pensar que solía odiarlo a muerte, pensando que no toleraba siquiera escucharlo hablar. Una sonrisa se forma en mi al recordar lo mucho que lo odiaba por ser tan duro conmigo, sonrío por recordar que poco a poco pudo ganarse mi confianza y yo la suya... Sonrío, porque ahora no hay odio, no hay rencor, sonrío porque he comenzado a sentir coas por él... Cosas, que solo una vez en la vida experimente y ahora nuevamente he vuelto a sentirlas y a experimentarlas...

Pero se, que no puedo decir lo mismo de él...

Poco a poco la sonrisa que se había formado en mi rostro, va dejando una huella que se va esfumando, ahora ya no existe sonrisa alguna, solo recuerdos y pensamientos difíciles de digerir y de aceptar.

-Nunca lograras reconstruir lo que Diana dejo en él- mi mente suena clara y sincera, sé que tiene razón, pero también sé que quiero experimentar esta sensación, sé que quiero hacerlo, sé que estoy decidida por crearlo y también sé, que estoy decidida a afrontar el riesgo.

─ ¿Lily? ─su voz me saca de mis cavilaciones, levanto la mirada observando como su ceño luce ligeramente fruncido, una sonrisa pequeña lo acompaña mientras su mirada me analiza con atención y concentración─ ¿sucede algo?

─... ─lo miro por unos segundos antes de verlo fruncir su ceño un poco más, empuño los ojos y niego con rapidez─ nada... No es nada.

Al momento en que sus labios se abrieron para decir algo pude presenciar con claridad que dos autos de policía pasaron por la calle que estaba detrás de la camioneta, palme con fuerza sus hombros logrando que mirara hacia atrás, su

ceño dejo de estar fruncido, luce impresionado por la cantidad de autos que siguen pasando por aquella calle, sigue ansioso... El celular que estaba sobre el tablero del auto comienza a sonar, este lo toma y lo conduce hasta su oído, yo sigo viendo los autos de policía que conducen a una velocidad alta, Aaron tenía razón, son muchos autos...

Me coloco en el asiento del copiloto aun observando a aquellas patrullas avanzar y cuando creo que por fin llegan a su fin, un último auto entra por la calle en la que nosotros estamos, una camioneta con oficiales en la parte trasera ambos observando hacia la camioneta de cristales polarizados en la que estamos.

Siento que la sangre se me congela al verlos atentos a la camioneta en la que nos encontramos, todos ellos con armas grandes y chalecos anti balas... Michael los mira por el espejo retrovisor aun hablando por teléfono. Lo miro con temor, lo miro esperando a que arranque el auto de inmediato...

─Jolson ─dice a través del teléfono─ tenemos un problema.... Hay una camioneta de policía detrás de nosotros... Están analizando las placas por lo que puedo ver a través del espejo retrovisor...

Una larga pausa crece, la tensión es grande a la hora en que uno de aquellos hombres baja de la camioneta para caminar un poco hacia el frente, dudoso, el policía no sabe si es algún auto robado o algún auto que se le haya hecho conocido... El auto, de algún criminal.

Michael, enciende el auto en su totalidad sin quitarle la mirada de encima al policía que se encuentra dudoso, gira hacia sus compañeros recibiendo una negación, tal parce que ellos no han identificado el auto, tal parece que no se han dado cuenta quien lo conduce...

Con lentitud y normalidad, Michel abandona la calle girando por una avenida un poco transitada por autos, el alivio que se construyó en mi garganta es grande, suspiro relajada y llena de paz al saber que iremos a casa, ha tomado ese camino, el camino que nos llevara directamente a casa...

***

Minutos más tarde la camioneta se encontraba girando por la calle que daba directo a los apartamentos, me dijo que Jolson se quedaría a averiguar sobre si la mujer abrió o no la boca, confió plenamente en ella, confió en que la mujer no dirá ni una sola palabra sobre esto...

Al llegar a los apartamentos el auto es apagado en su totalidad, pronto, bajamos de este cerrando las puertas y caminado hacia las escaleras de aquel edificio, no

hay personas a la vista por lo cual debemos aprovechar para subir rápido y estar seguros en el interior del apartamento.

La oleada de seguridad es grande al momento en que entramos a este, Michael, cierra la puerta tras sus espaldas para después colocarle la llave y quitarla del cerrojo cuando esta ya había asegurado la puerta.

Desoto nos mira desde la pequeña cama en la que está sin siquiera reaccionar con ladridos o gruñidos. Lo saludo llamándolo pero el can solo baja la cabeza mientras mira a distintas direcciones, bien, creo que estaba dormido.

─ ¿Quieres desayunar algo? ─Michael pregunta con amabilidad, me giro para verlo y negar.

─Quiero dormir un poco... Sigue siendo temprano.

─Buen punto ─responde mientras camina hacia el interior del pasillo, me cruzo de brazos mientras bajo la mirada y comienzo a adentrarme hacia él pasillo de la misma manera.

Cuando él llega hasta su habitación, lo veo entrar de una manera lenta mientras sus manos han tomado los extremos de su camisa para subirla con lentitud y quitarla por completo de él, una vez más tengo a la vista su perfecto cuerpo.

Lo pierdo de vista al momento en que se introduce a su habitación así, que decido pararme frente a su habitación mientras lo contemplaba quitar aquellos zapatos. Erguido hacia adelante y con la mirada baja, me atrevo a mirarlo demás, me atrevo a recorrer mis ojos por sus brazos ejercitados y por su espalda ancha.

Cuando sube la mirada se topa con mis ojos, sonríe levemente mientras ahora yo me encuentro retrocediendo algunos pasos, sin embargo, mi piel se congela al momento en que una de sus manos toma la mía con delicadeza logrando que gire por voluntad propia para encararlo. Sus ojos recorren los míos, su mano acaricia mis nudillos con lentitud y la calma que crece en mi interior es demasiado relajante.

─No tienes porqué dormir sola Lily ─mi corazón palpita de la emoción ante sus palabras, siento mi respiración agitarse y mis rodillas temblar─ anda, metete a la cama en lo que voy por un poco de agua.

─...

Asiento lento sintiendo su mano soltar la mía, lo contemplo dirigirse hacia la cocina atravesando aquel pasillo, atravesándolo con una calma increíble irreconocible de él.

Giro sobre mis talones contemplando su habitación oscura y sin dudarlo, me aventuro a cruzar el marco de la puerta para quitar mis zapatos y subir a la cama

de inmediato, cubriéndome con las sabanas y colcha, cubriéndome con el dulce aroma que se apodera de la estancia y de cualquier cosa que este en esta...

***

La calidez que cubre mi cuerpo es cómoda, relajante y sincera... De esa calidez que pocos pueden poseer... Si, una calidez que de ahora en adelante será única para mí...

Un peso extraño se ha hecho presente en mi cintura y cuando veo por debajo de las sabanas puedo contemplar el brazo del hombre que sigue dormido en su totalidad.

Sonrío un poco al sentir su pecho subir y bajar con relajación, suspiro porque por fin puedo verlo dormir y descansar adecuadamente... Miro la mesita de noche observando el celular que descansa sobre esta y al tomarlo para verificar la hora puedo ver que ya pasan de las once de la mañana.

Dormimos de más, dormí de más debido a la seguridad y calidez que este hombre transmitió... Una oleada de escalofríos recorre mi cuerpo debido al viento que se introdujo por la ventana medio abierta, no hay rayos de sol traspasar la ventana, pero tampoco hay gotas de lluvia golpearla, tal parece que es un día nublado y de viento.

Su cuerpo se mueve levemente mientras que su brazo es removido de mi cintura, de inmediato se queda quieto es entonces cuando me giro hacia su dirección, sus ojos lucen abiertos, su seriedad presente, y su calma apoderándose de todo su ser, le muestro el celular y medio sonríe quitándolo de mis manos, me mira.

Sonrío un poco para incorporarme de la cama y buscar mis zapatos para colocármelos enseguida. Me quedo sentada en aquella cama por minutos antes de sentirlo a él levantarse con aire exasperante. Cuando se coloca a mi costado ya lleva puesta su camisa y ahora comienza a buscar sus zapatos, comienza a colocárselos para quedarse quieto mirando a un punto en específico.

─Tenía años sin dormir así ─murmura con un tono dulce en su voz, sonrío─ relajado, cómodo... En una calidez inigualable.

─Entonces somos dos ─sonrío.

Una sonrisa más grande se apodero de sus labios, una sonrisa que causo que quisiera probar sus labios una vez más y al querer hacer aquella acción, lo que pareciera ser un vaso de cristal cayó al piso de la cocina.

Nuestros ceños lucen fruncidos, la interrogación de aquel sonido fue de curiosidad al igual que el ladrido que Desoto soltó. Michael se puso de pie tomando el arma que yacía en la mesita de noche y pronto comienza a salir de la habitación en completo silencio, lo sigo de la misma manera hasta llegar al pasillo, a simple vista no se ve que nadie esté en la sala, las cosas de la mesita de centro están en su lugar y al parecer, no hay faltante de dinero.

Michael apunta el arma hacia el frente decidió a disparar si paso algo extraño, pero cuando giramos por el pasillo para adentrarnos por completo a la sala, vemos al hombre del que suponíamos llegaría hasta tarde.

Harry Styles esta hincado frente a nosotros mientras recoge lo que parecieran ser cristales de un vaso.

Mierda...

Michael baja el arma mientras que Harry se incorpora del piso con fragmentos de cristales sobre sus manos, estas lucen cortadas que han comenzado a emanar sangre, no dice nada, pero su mirada es la prueba existencial de que vio donde me encontraba y con quien...

Sigo con la mirada puesta en el hombre de ojos esmeralda, sigo atenta a cada movimiento que hace, a cada acción e incluso a cada gesto que hace. Cuando gira sobre sus talones para tomar una servilleta de papel y secar sus manos con lentitud sube su mirada hasta encararme y después sube su mirada hacia el rostro de Michael. Suspira.

─ ¿Durmieron bien? ─su voz enronquecida causa que mi piel se erice por completo, sigue mirándonos, sigue esperando respuestas─ parecían cómodos ─con un tono burlón, Harry comienza a caminar hacia la pequeña sala, cuando giro sobre mis talones para verlo mejor, puedo ver a Michael haciendo algunas muecas con su boca, su ceño luce fruncido hasta en lo más mínimo, su mano empuña aquella arma con fuerza al momento en que baja la mirada y gira hacia Harry.

─ ¿Hace cuánto que llegaste? ─Michael pregunta con voz casta, Harry suelta una pequeña risa.

─ ¿Eso importa ahora Joe? ¿Por qué mejor no me cuentan como la pasaron estas horas sin mi presencia?

─Harry, no es el momento para esto ─Michael aclara con molestia─ no cuando la puta policía ha vuelto a buscarnos.

─ ¿Debo asombrarme Joe? Y lo volverán a hacer en un par de meses por ser nuevamente responsable de la muerte de una jovencita más.

─ ¿Qué?

Al decir aquello, Michael dio algunos pasos hacia al frente, como pude camine a paso veloz para interferir entre ambos hombres quienes ahora, muestran rostros de disgustos, rostros de molestia e ira. La tensión ha crecido, la incomodidad también y el miedo ya ha comenzado a ser presente.

─Repite lo que has dicho Styles ─Michael suena molesto, Harry igual─ ¡repite lo que has dicho!

─ ¡La llevas por el mismo puto camino por el que llevaste a Diana, Joe! ¡¿Piensas matar a una adolescente una vez más?!

Al decir aquello, pude ver como Michael alzaba su arma apuntando hacia el hombre de ojos esmeraldas, apuntando hacia el hombre que reacciono por voluntad propia para tomar su propia arma con firmeza. Ambos se apuntan con aquellas armas, ambos se apuntan sin importar que yo esté en medio de ambos, separándolos de esa corta distancia que pudo haber provocado puñetazos...

Mis manos son colocadas en los pechos de aquellos sujetos, sintiendo el palpitar acelerado de sus corazones, sintiendo sus pechos subir y bajar con regularidad... Tengo miedo de que esto termine mal.

─ ¿Quién me asegura que la llevo por ese mismo camino Harry? ¿Un imbécil como tú? un pendejo que lo único que supo hacer fue traer problemas y disgustos con esa mujer.

─Michael, Harry basta... ─pido con voz temblorosa, ambos siguen mirándose con odio.

─ ¡Te lo asegura un pendejo que te advirtió de esto hace tres jodidos años Joe! ─Harry grita haciéndome sobresaltar, lo miro con mis ojos levemente cristalizados, el ardor ya se ha hecho presente y aquel nudo que raspa la garganta ya ha comenzado a quemar─ ¡¿es que acaso te gusta matar adolescentes Joe?!

─ ¡¿Fue solo mi culpa que Diana muriera Harry?!

─...

─ ¡¿Lo fue?!

─ ¡Comenzó a ser tu culpa cuando comenzaste a herirla Joe! ¡Desde ese jodido día en que comenzaste a ser de la mierda con ella, desde ese puto día que decidiste cambiar ese puto aspecto! ¡Lograste que nos odiara Joe! ¡Lo lograste!

El seguro del arma de Michael fue removido, su dedo índice ha sido colocado una vez más sobre el gatillo del arma mientras esta sigue apuntando hacia Harry, sigue apuntando hacia la frente de aquel chico de ojos esmeraldas.

Las lágrimas caen de mis ojos, las suplicas crecen en mi garganta para salir por voluntad propia y ser escuchadas por ambos hombres, el silencio es grande, el silencio promete que esto puede cambiar de un momento a otro...

─No fue solo culpa mía Harry ─Michael habla con aire exasperante, dirijo mi mirada haca el hombre que yace con la vista fija en Harry─ ella también te odio a ti, gracias por ese maldito sobrenombre... Te odio como yo lo hice por días Harry... Te odio a muerte.

─...

Mis rodillas temblaban, mis labios titilaban a un ritmo rápido, sentía mi cuerpo hormiguear sin control... Harry, trago saliva con dureza al recibir aquella respuesta de Michael, un suspiro crudo y de dolor abandono los labios de Michael. Su arma sigue en alto, su arma sigue apuntando hacia Harry.

─Fuiste tú un culpable más de que ella muriera Harry... No dejes a mi responsabilidad todo lo que le sucedió... ─su voz es quebrada, entrecortada, casi un hilo frágil que esta por romperse y soltar el llanto, sus ojos han comenzado a tornarse de un color rojizo, la humedad es presenciada por mí y por Harry quien ahora luce más como un culpable, luce afectado, luce como si le hubieran dado un golpe al estómago─ ella seguiría aquí si no hubiese sido por ambos Styles... Ella hubiese salido limpia de esto...

─Estas llevando a Lily por el mismo camino ─Harry murmura, lo miro mientras una negación se construye en mí, baja su mirada hacia mí, me mira y analiza cada una de mis facciones.

─Nadie me ha llevado por ese mismo camino Harry ─susurro mirándolo─ ni siquiera tú... Por favor... Bajen las armas...

Ambos llevan sus vistas hacia mí y después vuelven a mirarse como solían hacerlo, vuelven a mirarse con molestia y sobre todo con aquella incomodidad de no poder reconocerse, de no poder reconocer la acción que ambos realizan frente a mí.

─Si no quieren llevarme por el mismo camino de odio que Diana formo a su lado... Bajen sus armas, ba-bajenlas y olvidemos este asunto...

─...

─Harry, Michael... Por favor... Tengo miedo a que me hagan daño... Tengo miedo a hacerme daño con tantas cosas a mí alrededor... Tengo miedo a vivir sin la presencia de alguno de ustedes...

La ansiedad domina mi cuerpo, siento una fuerte presión en mi pecho por parte del miedo y el nerviosismo, es una sensación angustiante, una sensación que me

duele admitir, una sensación que me duele sentir y experimentar... No quiero vivir así, no quiero vivir con una rivalidad por parte de ellos... No quiero odiarlos, no quiero guiarme por el mismo camino en el que Diana se guio... Ambos, lentamente bajan sus armas hasta la altura de sus cinturas, las miradas de arrepentimiento son presentes, las miradas de angustia y confusión nacen en sus rostros.

─Que cuenten la verdad como quieran ─dice Michael con aire exasperante─ porque como es, nunca la contaran.

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