Capítulo.- 26

No puedo respirar...

La presión que siento en mi pecho es enorme y la dificultad para tomar exhalaciones de aire es cada vez más dificultosa. Mi pecho me duele, quema al compás de cada pequeña exhalación que pretendo dar, me culpo de esto, me culpo de seguir gozando de la pasión de mi cuerpo junto al de este hombre...

Mis manos están sobre sus hombros y rara vez se escabullen detrás de su cabeza para tomar algunos de sus rizos con fuerza.

Su cuerpo esta cómodamente relajado mientras que la cabecera de aquella cama detiene su espalda de cualquier caída o dominio que yo quiera implantar ahora en él.

Sus manos están sobre mis caderas guiándome a un ritmo rápido y profundo mientras que me encuentro sentada sobre sus piernas recibiendo el delicioso placer que no termina de amenazarme con ser cada vez más intenso y profundo. Mis piernas tiemblan, sus manos apenas si pueden estar quietas mientras que sus dedos se deslizan sobre mi cintura, piernas y a veces sobre mis pechos.

Mi cuello grita de dolor, mi espalda grita de las punzadas dolorosas que me avisan más que nada que pronto no soportare más tiempo estar disfrutando de su éxtasis, me avisan que pronto pediré más que nada un arduo descanso recostada a su lado.

Orgasmo tras orgasmo, y esto sigue como si fuese el principio de todo.

Sus manos bajan hasta mis glúteos sujetándolos con presión, poniendo fuerza firme sobre estos mientras que sus labios abandonas los míos para unir su frente con la mía y mirarme directamente a los ojos, sus ojos oscuros desencadenan los secretos más inimaginables sobre él, los secretos más inimaginables que me hacen saber que este sujeto no solo oculta el dolor de sus asesinatos, no solo oculta secretos conmemorables, oculta secretos que me harían cavar mi propia tumba bajo su placer, bajo su mando, bajo su incomparable sexo que me sigue dejando extasiada de más.

Jadeos suyos me hacen erizar la piel, esos jadeos profundos, esos jadeos rápidos, esos jadeos que me avisan que esto está por terminar, sus movimientos duros se mesclan con los míos, el juego del placer es cada vez más profundo, más exquisito, de esa clase de placeres que sabes que valdrán la pena repetir en cualquier momento.

Empuño los ojos al momento en que siento que el orgasmo final está por llegar, los empuño al momento en que sus labios y los míos vuelven a unirse en un beso apasionado, en un beso que no pide más que el gozo del momento llegado.

Gruñe contra mi boca al momento en que sus caderas las mías se mueven con lentitud, gruñe contra mi... Gruñe por el final del orgasmo.

Suelto un suspiro profundo al momento en que me aparto de sus labios, un suspiro que por fin se decidió a salir para tenerme en completa relajación aun frente a él, aun sintiendo el gozo de nuestros cuerpos juntos.

Un quejido sale de sus labios, ponto su cabeza se recarga por completo en la cabecera de la cama mientras que sus ojos analizan los míos, mientras que sus manos, vuelven a mis caderas con lentitud. Su pecho sube y baja su respiración es irregular, y la sonrisa juguetona que aparece en sus labios causa que también aparezca en los míos.

Tira de mi para besarme, tira de mis brazos con fuerza para unir nuestros labios en un beso urgido, un beso que deja mucho de qué hablar... Mis manos acarician levemente su pecho sintiendo los palpitares de su corazón, late con fuerza, late como si planeara escapar de él en cualquier momento.

El celular que se encontraba en la mesita de noche a comenzado a vibrar una vez más logrando que el beso terminara, por sexta vez el celular vibra sobre esta mientras levemente se mueve hacia una sola dirección, la pantalla de este se encuentra con la pantalla abajo mientras esta se ilumina levemente.

Sigue mirándome, es como si en este momento no existiera nada más que nosotros, como si en un segundo todo hubiese desaparecido y solo fuéramos nosotros en el universo.

─Debías de haber estado con Jolson hace una hora ─le digo en un susurro, el asiente con lentitud.

─Alguien me impidió marcharme ─suena relajado, más de lo habitual, casi es extraño para mi escucharlo en este estado de relajación pura, sin embargo, me las arreglo para acostumbrarme a su voz.

─Creo que no soy la única culpable ¿oh, sí?

─No ─responde─ no lo eres.

El silencio ha vuelto, pero ahora, un silencio distinto, un silencio que ha dejado la confianza, la confianza y algo más grande... Un suspiro brota de mis labios al momento en que sus dedos recorren mis brazos desnudos, sigo encima de él, sigo sintiendo la calidez de ambos ser trasmitida por nuestros cuerpos. Bajo la mirada mordiendo mi labio inferior mientras aparto un mechón de cabello que cubría parte de mi rostro, al levantarlo, una sonrisa corta aparece en los labios de aquel hombre.

¿Te apetece tomar un baño? ─ preguntó con relajación, solo lo miraba, atenta, callada, lo miraba con mis ojos fijos en los suyos, lo miraba mientras la afirmación se construía en mi garganta.

Me encantaría hacerlo.

***

A veces el pecado, es la entrada al paraíso.

Sus palabras a la hora del baño fueron claras, sus palabras roncas y arrastradas eran la clave perfecta para saber que ambos habíamos cometido un error, un error que fue el más atrevido y placentero. Un error que estaba claro, no sería el primero en ser cometido.

Y es que me enamore de unos ojos que no dejaban de mirarme con cada acción que pasaba en esa habitación...

Me enamore de él, me enamore de todo lo que posee, me enamore del riesgo, me enamore de la mismísima muerte en persona...

Se lo que corremos ahora, se lo que yo corro ahora... Peligro, un peligro eminente, un peligro que deja en claro que ahora más que nunca deberé aprender a jugar con fuego, si y no sé si lo lograre. No puedo decir que esto es valioso, no cuando sé que él no puede sentir lo mismo que yo, pero al menos sé que lo disfruto al igual que yo...

No sé qué pasara, no sé siquiera como llevaremos esto al más profundo agujero de nuestras mentes... No sé cuánto daño pueda causar.

Al menos, quisiera estar tranquila y consiente, de que las cosas pueden seguir como si nada, pero el temor abunda, el temor avisa, el temor seduce a la verdad y esta se podrá convertir en nuestro peor enemigo frente a Jolson. No quiero que suceda nada desagradable, no quiero ser la segunda adolescente que deja este mundo por fijarse en un hombre que decide tomar los riesgos tal y como son...

─ ¿Te arrepientes? ─su voz me saca de mis cavilaciones, subo la mirada y la llevo directamente hasta él, sus dos manos se encuentran sosteniendo el volante del auto mientras su mirada va al frente, atento a cualquier movimiento o salida de autos. Niego.

No puedo arrepentirme de algo que me encanto ─admito serena, una sonrisa se dibuja en sus labios, sigo mirándolo─ apuesto que por eso Charlotte es así contigo, sabe lo que le conviene ─rie levemente.

─ ¿Por qué no sigues mirando por la ventana? ─responde divertido.

─Y valla que hasta tú lo sabes ─vuelvo a decir sonriendo.

¡Oh, pequeña mierda! ─exclama─ calla y ve por la ventana.

No digo nada más, giro mi vista hacia el lado de mi ventanilla percatándome de los locales que lucen cerrados, la gran mayoría de ellos lucen cerrados y otros siguen abiertos dejando ver a las personas que siguen comprando en estos, hace minutos que salimos del apartamento, me ofrecí a acompañarlo ya que no tenía el deseo de quedarme en el apartamento con la incertidumbre del miedo. Aceptó, no lo pensó y solo aceptó.

Decido estirar mi mano hasta la radio para cambiar de estación, sin embargo, tal parece que solo hay noticias de asesinatos en grandes partes de Seattle, había olvidado por completo que Harry esta allá, había olvidado que... Tuvo que hacer algo por él mismo.

─Michael ─lo llamo en un susurro, siento su mirada sobre mí al momento en que una luz roja se interpone en que el auto siga avanzando, lo miro─ ¿piensas cometer el mismo error una vez más?

─ ¿Qué? ─la confusión inunda su voz, su ceño luce ligeramente fruncido mientras sus manos bajan del volante─ ¿mismo error?

─Sabes de lo que hablo... Es solo que, no quiero saber que

─Alto, detente Lily, no sabes la mierda que estás diciendo.

─Se lo que digo... Y dudo que sea una mierda tratándose de un asunto como este.

─ ¿Me crees tan estúpido como para cometer el mismo error Collins? ─pregunta con molestia, sigo atenta a su mirada─ ¿lo crees?

─Sabes que estamos jugando con fuego... Sabes que nos estamos quemando en ese fuego Michael.

Bueno. Al menos me quemo en el fuego que quiero.

─...

Él. Se acomodó mejor sobre su asiento para girar hacia mi dirección, lo miraba con reocupación, lo miraba con temor y un enorme pánico de sentir las consecuencias de esto... Aprisiono mi rostro con sus manos mientras su miraba comenzaba a penetrarme en lo más profundo de mi alma.

─ ¿Me crees estúpido? ─pregunta arrogante, niego─ ¿me crees un maldito imbécil? ─vuelvo a negar─ ¿crees que te hare sufrir en un momento asfixiante, donde creas que no tienes salida? ─trato de hablar, pero nada sale de mis labios así que vuelvo a negar con rapidez─ entonces deja de temer, porque en el único lugar que sufrirás será cuando estes desnuda bajo mi cuerpo, si sientes que te asfixias será simplemente cuando mis movimientos sean tan placenteros que sentirás tus rodillas temblar apenas comencemos y cuando sientas que no tendrás salida será únicamente cuando mis manos aprisionen tus caderas para seguir dándote aquella estimulación tan placentera que vivimos hace minutos. ¿Te queda claro?

La bocina de un auto nos trajo a la realidad, a la realidad de sentir el mundo arder frente a mis ojos, no por temor, sino por la sinceridad de palabras que él acaba de usar. Arrogante y todo hombre que sabe cómo controlar los impulsos de malos pensamientos... Ahora, me queda claro que he jugado con fuego, me he quemado, pero sigo jugando con él... Sus palabras han causado una oleada de escalofríos, una oleada de satisfacción pura... Una oleada contra todas mis emociones.

Todos somos el secreto de alguien, Collins, ahora tu eres mi secreto y yo el tuyo. Fin de la conversación.

***

Minutos más tarde nos encontrábamos fuera de la enorme casa de Jolson, fuera de aquellos portones que poco a poco iban siendo abiertos por dos hombres que tenían armas en sus manos. Jamás había venido de noche, jamás había podido conocer la residencia de noche y déjenme decirles que es mejor de día...

¿La razón? Hay hombres armados en cada esquina, vigilando, sin quitar la mirada de encima del perímetro que deben cubrir, al interior de esta hay más hombres armados, hombres que analizan quien entra y sale del lugar... Hombres con enormes armas en sus manos...

Mi vista va hacia todas las direcciones posibles, asegurándome de que nadie cometa alguna estupidez, asegurándome de que ninguno llame a Jolson por el celular, pero eso termina cuando el auto para al estar frente a aquella casa con las luces encendidas. El auto es apagado en su totalidad, las llaves de este ya han sido quitadas por Michael, este me mira.

─Si Jolson pregunta, hubo un problema con el auto. ¿De acuerdo? ─asiento rápido antes de ver a un hombre golpear el cristal del auto con amabilidad, Michael lleva su rostro hasta el hombre quien sonríe amablemente─ toma tu arma y guárdala.

No digo nada, hago lo que me ordena al momento en que él abre la puerta del auto para bajar, al colocar el arma detrás de mis pantalones abro la puerta del auto y bajo cerrándola enseguida. Camino hasta Michael quien yace entregándole las llaves al sujeto de piel blanca.

Este es el tercer auto que cambias en menos de dos meses Joe ─el hombre habla con curiosidad, miro a Michael quien luce sorprendido por las palabras de ese hombre─ ¿Dónde están los demás?

─A salvo... Están a salvo. ¿Esta Jolson en casa?

─Si, si esta, Gilberto esta con él. No luce nada contento.

─Bien, más le vale que lo esté al verme.

─No eres la primera maravilla del mundo Joe ─el hombre rie al igual que Michael, este comienza a caminar, lo sigo─ procura no hacerlo emputar más de lo que ya luce, Joe.

Sin mirar atrás, sigo a Michael quien luce decidido a entrar a la enorme casa que luce vigilada por dos hombres un tanto robustos, sin embargo estos abren las puertas de cristal una vez estamos frente a ellos, entramos a la enorme casa en un completo silencio mientras que las puertas eran cerradas tras nuestras espaldas.

Al fondo, una mujer de unos cincuenta años luce limpiando un jarrón color blanco con azul, esta luce cansada, su mirada dice más que mil palabras sobre estar aquí, con la mirada sobre nosotros la mujer siguen limpiando aquel jarrón con tranquilidad, pero con curiosidad por saber qué hacemos aquí.

Cuando caminamos a fondo, la mujer deja el jarrón y el plumero color gris para mirarnos con más atención, luce más mayor de lo que parece...

─ ¿Dónde está Charlie? ─Michael pregunta con aire exasperante, la mujer lo mira.

─En la sala... En la segunda sala...

No agradece, sigue su camino de largo mientras la mujer ahora me examina a mí, tiene un gran parecido a un hombre que yace controlando toda la ciudad con narcotraficantes a su mando, tiene un gran parecido con Charlie Jolson... Paso de largo a aquella mujer de la misma manera y sigo a Michael quien yace girando por uno de los pasillos de la enorme estancia.

Cuando lo alcanzo llegamos a una de las tantas puertas de la zona, voces de molestia se hacen presentes, golpes duros y toscos son los siguientes en presenciar... Oh no.

Cuando Michael abre la puerta, un rastro de sangre en lo primero que puedo ver, el rastro de sangre me lleva hasta un hombre que yace tirado en el piso siendo
brutalmente golpeado por Andrew y Frank. Jolson lo contempla con una sonrisa en su rostro, Rachel su esposa no hace más que mantener la calma y no explotar de la incomodidad y del enojo...

─Que adorables pendejos ─Michael habla llamando la atención de aquellos hombres y mujer, Andrew sonríe─ golpeando a su ex compañero... Valla, tienen testículos para hacerlo.

Frank, le proporciona al hombre una última patada en el rostro ensangrentado del sujeto, el hombre suelta un quejido de dolor al recibir aquel golpe, pareciera como si estuviese agonizando, como si estuviese pidiendo terminar con su dolor con una sola bala...

─Testículos tienes para aparecerte aquí después de casi dos putas horas de que Jolson te llamo ─responde Frank─ y veo, que trajiste compañía ¿no sabes respetar las horas?

─Surgió un contratiempo, Frank, ya estoy aquí ni Jolson es tan abusador de la privacidad como tú. Vine y es lo que importa.

─ ¿Dónde dejaste a Harry? ─Andrew pregunta con voz arrogante, Michael lo mira.

─Harry esta de vengador en Seattle, llegara en dos días a lo mucho.

─Lo echaré de menos ─responde nuevamente─ Lily ¿Qué tal has estado? ¿Has pensado en mi propuesta?

─... No tengo nada que pensar Andrew. Trabajo cómodamente con Harry y Michael.

─...

Jolson se levantó de su asiento mientras mantenía la mirada fija en Michael, Rachel baja la mirada al momento en que Jolson saca su arma de aquel saco que llevaba puesto. Cada vez está más cerca de nosotros, cada vez me intimida más... Cuando llega hasta nosotros, me estira su arma, esperando que la tome y cuando lo hago, mira al tipo agonizando en el piso. Vuelve su mirada hacia mí.

─Mátalo ─me ordena con voz ronca, abro los ojos como plato, Michael se aparta de mi camino al momento en que Jolson dijo aquello, veo al hombre de rizos y a Frank tratando de poner a ese hombre de rodillas, los veo forcejear por lograr aquellos, llevo una vez más mi mirada hacia Jolson.

─...

─Te he dado una orden Collins.

─... De-deme una razón para hacerlo... ─pido y lo hago porque quiero saber que hizo para merecerse esto, Andrew niega.

─Te daré dos razones... Una de ellas es que si tú no lo matas, mis perros lo harán, y hablo de mis perros no de estas malditas perras inservibles ─suena más que molesto, más que enfadado, trago saliva─ y la segunda... ¿Cómo te sentirías al saber que este bastardo abuso de ti, o de tu hermanito?

─ ¿Qué? ─pregunto.

─Tres mujeres y una niña Collins. Fueron encontradas muertas y con marcas de violación pasando por el Canal Street. ¿No se merece esto?

─... ¿Y porque no hizo lo mismo con Andrew y Frank cuando abusaron de Diana?

La pregunta salió sin pedir permiso, salió dejando atónito a Andrew, a Frank a Michael... Se siente bien decir tus pensamientos a flote, se siente bien hacerlo... Pero sé que he cometido un error...

Un suspiro de fastidio sale de los labios de Jolson, baja la mirada un segundo antes de darse la vuelta sobre sus talones y mirar a Michael con severa molestia. Su mirada pasa sobre Andrew y cuando quiero mirar al hombre blanco y de barba de candado, solo veo su palma dirigirse hacia mí con rapidez y esa rapidez causo que su palma se estrellara contra mi mejilla derecha.

El golpe fue duro, su palma logro impactar contra mi mejilla con dureza y mucha furia descargada... Mi mano viaja hasta la zona afectada detectando la humedad que se ha prolongado en mí... Las lágrimas ya han caído, el llanto se ha comenzado a construir, no llores Lily... ¡No llores!

─ ¡Pero con una mierda Jolson! ─Rachel grita molesta, sus tacones resonantes se aproximan hasta mí, al levantar la mirada, solo veo a Michael con su vista fija en Andrew, esa mirada... No promete nada bueno, cuando Rachel llegó hasta mi apartó mi mano de mi mejilla mirando la hinchazón en esta─ ¡¿Por qué mierda has permitido esto?! ─vuelve a exclamar la mujer molesta, Jolson la mira enfadado.

─ ¡No te metas en lo que no te llaman Rachel, y más te vale cerrar la puta boca porque la siguiente serás tú!

─...

Todo se fue más a la mierda, todo concluyo en esto y todo por abrir la maldita boca... Trago saliva con dureza una vez siento una punzada en mi mejilla, Andrew se ha encabronado por aquello que dije, lo hizo y desquito su enojo contra mí...

Vuelve a acercarse a mí, es entonces que retrocedo un poco hasta sentir sus manos tomar mis brazos con presión, Michael se aparta de Gilberto y de Frank para caminar hacia mí, Jolson lo detiene de inmediato al tomar una segunda arma de su saco, esta es más pequeña...

─Jolson has algo... ─pide mirándolo, pero Jolson no dice nada.

─Creo que... Le tiene que quedar bien en claro que paso en realidad Joe... Y la realidad, es la que te ha delatado por tres miserables años... ─Jolson suena arrogante, Michael no dice nada se limita a mirarme, se limita a ver a Jolson─ déjala Andrew ─al decir aquello Andrew me suelta y se aparta de mí, Frank nos mira divertidos, nos mira como si este fuera el mejor espectáculo pagado...

Jolson, dejo de estar frente a Michael para dirigirse a mí, lo mire directamente a los ojos esperando un golpe más. Pero no... Arrebato el arma de mis manos y soltó la detonación sin mirar, si ver hacia donde apuntaba el arma... El grito de dolor de Gilberto se hizo presente. Un grito torturador, un grito tan insoportable que no paraba...

─El siguiente ira hacia Michael, pero también, puede ir hacia arriba, donde esta Dylan... Oh... Puede ir hacia donde esta Harry, claro que no alcanzara distancias largas, pero si puedo ordenar que lo maten Lily... Sé dónde está, pero no lo hare si repites lo siguiente conmigo... No diré mentiras y ─dijo con sinfonía─ repite...

─... N-no diré... No diré mentiras y...

Creeré.

─... Creeré...

En que Michael Jackson violo y mato a Diana Walker About, por ser una mal parida inservible.

─...

─ ¡Dilo completo!

─... N-no diré mentiras... Y creeré en que... Michael Jackson... Violo y mato a Diana Walker About... Por ser una... Una...

Mal parida inservible, Collins... ─Jolson termino aquella oración, después miro a Michael─ esa es la verdad Joe.

Sin palabras, Michael no dijo nada, simplemente calló llevando consigo aquellas palabras que Jolson repito... Llevando aquellas palabras que yo repetí... Rachel miraba a Jolson con odio, con un gran odio hacia el hombre con quien yace casada... Cuando Jolson miró a su mujer, este negó un par de veces antes de estirar el arma hasta Gilberto y tirar del gatillo como si hubiese sido por voluntad propia... El hombre cayó enseguida, lo mato con un disparo en la cabeza.

La sangre del hombre sale como torrente, las manchas que esta dejará serán profundas, tanto en aquella alfombra como en mi mente... El tipo está loco, no puede ser posible que lo haya matado, no puede ser posible que esto haya sucedido por algo de lo que nadie esta consiente... Nunca escuche noticias sobre cuerpos encontrados en aquella parte de la ciudad, jamás en el resto del día escuche tal noticia...

Un golpe duro es proporcionado en la cabeza del hombre que yace muerto, un golpe proveniente del pie de Jolson... Mis manos tiemblan, mis rodillas hacen la misma acción que mis manos mientras que mis labios titilan por el nerviosismo, titilan por el temor y por el llanto acumulado.

Jolson se coloca frente a Michael, mirándolo con una extrema serenidad mientras este se mantiene firme y callado. Jolson ha bajado ambas armas sin siquiera quitarle la mirada de encima a Michael, sin siquiera ser consciente de que sus dedos siguen en los gatillos de las armas y estas apuntan directamente hacia Michael.

─Sabes que los mentirosos merecen ser castigados Joe ─la voz de Jolson es fría, deja un camino de escalofríos por toda mi espina dorsal─ la próxima vez... No será una bofetada... Y te puedo asegurar, que tú harás lo siguiente. Y sabes de lo que hablo.

─Jolson

─Cállate ─ordenó con voz grave, Michael bajó la mirada─ métele buenas ideas a su puta cabeza, no farsas Joe.

─...

Jolson, se apartó de Michael para caminar hasta aquel sillón de cuero negro, al sentarse tomo la copa medio llena de vino que estaba en una pequeña mesita de centro, se cruzó de piernas mientras nos miraba a todos, a cada uno de los que se encontraban en esa enorme habitación.

─Buscan a Lily, Joe ─Jolson habla con arrogancia, lo miro─ Aaron, nuestro policía encubierto me dijo que mañana se habrá una investigación sobre Dylan y Lily Collins.

─ ¿Qué quieres que haga? ─sereno, Michael pregunta con la vista en el hombre que yace muerto, Jolson bebe de aquella copa y después prosigue.

─Hicimos un trato con el dueño del cementerio en donde descansa la perra de Diana ─Andrew rió─ a los costados de las lapidas de los padres de Lily,
encontraran dos lapidas con el nombre de Lily y Dylan. El dueño del cementerio aclarara que al día siguiente del tiroteo en el colegio Lily y su hermano fueron sepultados allí.

─ ¿Qué? ─pregunte─ es imposible... Si esto se corre mis profesores hablaran y

─ ¿Qué te preocupa, Collins? Podemos negociar con tus profesores... Negocios y amenazas.

─...

─Recolectaran cualquier evidencia, un equipo conformado por Andrew y Frank los acompañaran a esa escuela. Quiero... Que estén allí a primera hora, y hagan que la directora o director cite a todos los maestros en un punto en específico. Y quien no ceda a cooperar... Quiero que lo maten. Quiero que los hagan entender que Lily Collins y su hermano murieron en ese tiroteo.

─ ¿Qué se les dará a cambio Jolson? ─una vez más la voz de Michael inunda el ambiente, lo miro.

─Seis mil grandes a cada profesor. En cuanto a la directora o director, si cede le daremos un poco más. Andrew y Frank serán los encargados de repartir el dinero, ustedes dos amenazaran o hablaran y el demás equipo... Se encargara de intimidar.

─...

Siento que pase esto... Pero más vale prevenir a que sepan que Lily Collins trabaja para mí y que su hermano vive bajo el techo del mejor narcotraficante de todo New York.

─ ¿Y después?

─Te enteraras que pasará por medio de las noticias de las seis Michael ─afirmó Jolson─ toda la evidencia de Dylan y Lily será borrada. Asi como el caso y nombre de esa mujer y niño. Ahora, retírense... Rachel y yo, debemos solucionar algunas cosas.

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