Capítulo.- 23
Truenos...
Los escandalosos sonidos que avisan sobre la tormenta me traen como recuerdo los días en los cuales solía jugar con Dylan debajo de la lluvia, mientras brincábamos de charco en charco en busca de la diversión más pura y sincera que cualquier niño esperaría volver a experimentar.
Las gotas de lluvia golpean contra la ventana mientras las duras ráfagas de viento causan azotes sobre los cristales de las ventanas. Las cortinas, levemente se mueven mientras el aire entra a la habitación en la que me encuentro.
Me incorporo sobre la cama con mi ceño fruncido recordando que ayer, me quede dormida, lo hice después de que Harry Styles llegara e impidiera el momento tan agradable que pasaba con Michael... Después de eso, él salió de la habitación fingiendo no saber nada acerca de lo pasado, fingiendo que solo una charla amena y simpática era la responsable de que él estuviese aquí.
En parte, el moreno tuvo la razón de haber estado aquí por una charla amena, pero también, fue otra cosa más la cual le impedía dejar la estancia en la que nos encontramos sumidos en el silencio y en las escasas palabras dulces y claras que escapaban de nosotros...
Conozco el riesgo al igual que él, conozco todo aquello que puede suceder en un abrir y cerrar de ojos, me he reprimido en no caer en la tentación que poco a poco se va descubriendo al estar frente a él, me he reprimido que no es justo jugar con él de esta manera sabiendo el pasado tan torturador que lo acorralo por años y que aun, sigue torturándolo.
Al estar sentada sobre la cama, hago a un costado las sabanas y la colcha de color lila que me cubrían el cuerpo para poder poner los pies sobre el piso y levantarme de esta. Me encamino hacia la ventana con tranquilidad abrazándome a mí misma después de sentir la ráfaga de viento sobre mi cuerpo, la pequeña pijama que luzco conforma parte de un short rosado con estampados de círculos blancos y una blusa de manga larga rosada.
Abrigadora, al menos para mí pero no para abrigarme de las ráfagas frías que amenazan con ponerme la piel de gallina en las piernas.
Al ver por la ventana me he percatado de que el auto de Harry acaba de llegar a la estancia, frunzo mi ceño al saber que el conductor no es Harry, no es el hombre de ojos esmeralda y cabello acaramelado quien lo ha conducido y dejado frente al apartamento de forma cuidadosa.
Cuando el auto abre una de sus puertas puedo ver a un hombre bajar con extrema precaución de no pisar algún charco de agua que se ha acumulado en la zona, es entonces cando reconozco el rostro de uno de esos sujetos.
Él, se aproxima hacia las escaleras del apartamento después de haber cerrado aquella puerta del auto, me aparto de la ventana escuchando las voces de Harry y Michael quienes lucen completamente relajados, no lucen afectados por estar aquí.
Camino hacia la puerta abriéndola para salir en seguida de la habitación y dirigirme hacia el pasillo color blanco, cuando llego al final de este Harry luce depositando algunos papeles en la mesita de centro, un computador y un celular están en esta mientras que grandes fajos de dinero han sido colocados de igual manera pero estos están encima del computador portátil.
Sin camisa, Harry llama mi atención por la tinta que yace sobre su piel, su cuerpo, pareciera estar marcado por variedades de imágenes gracias a esa tinta, sus brazos ejercitados lucen completamente de la misma manera que su torso y pecho, su cabello luce enmarañado pero aun así no pierde la pinta de verse increíble y amenazante.
Un trueno más estruendoso que el anterior es captado por todos, me sobresalto en mi lugar mirando hacia la puerta con disgusto, una risita carente brota de los labios de Harry. Llevo mi vista hacia él mirándolo sonreírme de una manera amigable y nada extraña para mi persona. Medio sonrío.
─ ¿Aun en pijama, Collins?
─Sigue siendo temprano ─murmuro, el golpeteo de la puerta es sinónimo de que aquel hombre ha llegado hasta aquí.
Unas manos sobre mi cintura me hacen sobresaltar una vez más, al girar mi rostro hacia tras solo puedo ver sus hipnotizantés ojos marrones acompañados de una hermosa y pequeña sonrisa blanca, bajo la mirada al momento en que siento mis mejillas ruborizarse debido al acto de sentir sus dedos traspasar parte de aquella camisa que llevo puesta.
Su torso luce al descubierto, los pantalones y zapatos están sobre su lugar presentes en él, el inicio de sus boxers blancos son notorios en el sujeto que yace observando una camisa que yace sobre sus manos, me dedica una que otra mirada digna de hacerme sonrojar aún más, ¿Cómo no hacerme sonrojar? Estando en esa posición y dedicándome miradas que me sonrojan y causan miles de sensaciones en todo mí ser...
─Es Aidan ─digo en un susurro perceptible, él alza ambas cejas.
─Dijo que vendría más tarde.
─Yo le pedí que viniese a esta hora ─resuelve Harry levantándose de su asiento─ necesitaba mi auto, no me gusta compartir las cosas contigo Joe. Pedirte tu endemoniada camioneta era un desperdicio de tiempo para mí.
Sin más que decir, baje la mirada al piso una vez Harry se dirigió a abrir aquella puerta, Michael en cambio se ha dirigido a la pequeña sala para tomar aquel celular y comenzar a teclear algunas cosas, la ráfaga de viento choco contra mis piernas una vez que la puerta fue abierta.
Aidan, el hermano de Dylen entra al lugar tras ser invitado por Harry quien luce una sonrisa grande y amable al tener al chico de veinte años aquí con nosotros. Michael en cambio no muestra la misma emoción, serenidad y un disgusto excesivo me hacen saber que no es de su agrado.
En sus manos, lleva un folder color paja tamaño carta, este no luce con arrugas o con manchas de suciedad, luce limpio en su totalidad, el hombre, me mira con una corta sonrisa antes de alzar ambas cejas para abrir la boca e intentar decir algo. Sus esfuerzos son en vano cuando no sabe que articular.
─Creo que me recuerdas ¿no? ─habla con tranquilidad, asiento.
─Aidan, un gusto volverte a ver.
─El gusto es mío, Lily... Ahm... ─me estiro el folder para que pudiese tomarlo, al hacerlo, lo mire mientras lo abría, cuando baje la mirada note que aquel certificado de la preparatoria lucia en completa limpieza, lucia como nuevo─ lo encontré después de que abandonaron el lugar, después de que la gente de Liam se fue del sitio, lo vi tirado y lo tome, supe que era tuyo, al parecer eras la única Lily Collins del lugar.
─Gracias... Es decir... Gracias ─sonreí al no saber que decirle, un simple gracias no era suficiente pero tampoco sabía que palabras usar para agradecerle, el bajo la mirada unos segundos para subirla con una sonrisa grande y esplendida.
─No es nada ─respondió.
─ ¿Trajiste lo que te pedí, Aidan? ─Michael, lo llama con un tono grueso en su voz, Dylen lleva su vista hacia él.
─Todo lo que han pedido está en el auto de Harry... No fue fácil conseguirlo.
─ ¿Y? ¿cuánto será?
─Quince grandes ─respondió Aidan con serenidad, Michael lo miro con sorpresa.
─ ¿Qué?
─Viejo, son maletas con gramos y gramos de cocaína y marihuana, las dos armas fueron lo más difícil de conseguir. Además están en buen estado.
─ ¿Qué paso con el dinero que tu hermano me prometió pagarme Aidan?
─Está en la maleta plateada... Los veinte están allí. Cada dólar verde esta sobre esa maleta.
─ ¿Puedo confiar en el Harry? ─hay interrogación en la voz de Michael, Harry lo mira con ceño fruncido y yo, lo observo atenta─ ¿Styles?
─Puedes hacerlo, nunca me ha fallado en algún pedido de marihuana o cocaína. Incluyendo el dinero. Las armas dalo por hecho que está allí.
Michael, se deja caer en el sofá con la vista en Aidan, el chico, no sabe que hacer, su piel ha palidecido y sus labios titilan de forma nerviosa.
─Me gustaría contar ese dinero, Aidan. Los gramos de marihuana y cocaína me importan un bledo, pero el dinero y las armas son lo que me importan.
─... Pu-puedo traerlas, puedo traer las maletas y verificar que todo está en su lugar... ─asustado, Aidan mira a Harry como si de él esperara una confirmación, Michael asiente mientras que Harry se adentra al pasillo y pronto a su habitación. Michael me mira.
─ ¿Puedes ir a vestirte? ─su tono molesto hace que mi piel se erice─ iremos a hacer un trabajo Collins.
─... ¿Qué trabajo? ─la inseguridad de mi voz es grande, temblorosa y débil, como si estuviera a punto de romperme para comenzar a llorar.
─El trabajo que probara que si eres digna de estar aquí.
***
Todo el ambiente era completamente tenso, el que Michael no confiara en aquel hombre me era de mucha rareza, nunca lo había visto desconfiar de uno de aquellos vendedores de drogas jamás lo había visto interactuar de la manera en la que lo hizo con Aidan. El chico, trataba de calmarse y no ponerse nervioso al estar frente a Michael, se le notaba el temor, el entusiasmo por no provocarlo de una manera en la que todo se fuera a la mierda para el chico.
Aidan, no luce como la clase de hombre que le guste meterse en problemas, no luce como el hombre que debe ser rudo y arrogante a la hora de pasar los pedidos de droga al menos a lo que yo vi solo luce como un hombre que odia este trabajo y que odia tener que socializar con Michael...
Al estar abajo, las ligeras gotas de lluvia golpeaban nuestros cuerpos con algo de fuerza, frente al auto de Harry con la cajuela abierta Michael cuenta el número de dólares que hay en aquella maleta plateada, dólar por dólar, fajo por fajo.
Luce satisfecho, pero Aidan en cambio luce nervioso. Cuando el moreno deja de contar las grandes sumas de dinero toma al menos cinco mil dólares dejando lo demás a disposición de Aidan. Lo mira.
─Estamos a mano. Ahora las armas.
Aidan, asiente lento mirando hacia el interior de la cajuela del auto, me cruzo de brazos mirando hacia ambos lados de la acera observando que nadie haya visto lo que yace dentro del auto, cuando verifico que no hay más que un auto a lo lejos vuelvo la mirada hacia la maleta pequeña que Aidan ha tomado entre sus manos.
La maleta pequeña, es colocada encima de una maleta con droga, después es abierta dejando ver dos tipos de armas con un pequeño equipo incluido. Silenciadores...
Michael toma una de aquellas armas sosteniéndola con precisión, mi mirada no deja de recorrer la otra arma que sigue posada sobre la acolchonada maleta negra.
─Imagine que querrías armas cuarentaicinco, después de todo... Se adaptan mejor al silenciador ─Aidan habla─ ¿no lo crees?
─Si ─Michael responde tomando un silenciador de la caja, lo observa─ creo que tienes razón. Se ajustan mejor, más sencillo para mí... Harry ─Harry, se dirige a Michael mirándolo con atención─ las demás maletas, necesito que las lleves al edificio, yo lo haría pero nuestro cliente espera una visita inesperada...
─Bien, ¿llevaran a Desoto con ustedes? ─Michael niega de inmediato, lo miro frunciendo mi ceño.
─Desoto aun esta en recuperación Harry... Además, este es trabajo de Lily, no del perro.
─Bien. Aidan me ayudara a subirlas y espero, puede ayudarme a distribuirla a alguno de tus clientes Joe.
─Suena bien ─su miraba penetraba hasta en los más profundo de mi alma, tomó la otra arma con el silenciador en esta, me la estiró esperando a que la tomara, lo dudo y lo hago porque sé que querrá que y cometa algo de lo que me podre arrepentir en toda mi vida─ tómala y colócale el silenciador ─ordena con voz ronca, lo miro con nerviosismo─ tómala Lily, es una orden.
Harry y Aidan han comenzado a bajar las maletas del auto, estoy nerviosa, estoy asustada, estoy estática al tener que tomar esta decisión tan grande en mi vida... No quiero asesinar a nadie... No a una persona que no conozco y que jamás me ha hecho daño en mí jodida vida...
La tomo, y lo hago por la impaciencia en el rostro de Michael... Me indica cómo debo colocarle el silenciador al arma y cuando repito la acción que él ha hecho con aquella arma en sus manos lo logro.
─Ve a mi auto y sube.
Una orden más me pone la piel de gallina, camino con nerviosismo hacia la camioneta de aquel hombre, sintiendo la pesadez de mi cuerpo, sintiendo todo aquello que jamás imagine sentir...
Tengo nauseas... Mi cuerpo tiembla y la temperatura de mi cuerpo ha bajado sintiendo nada más que frío...
Al subir al auto en el asiento del copiloto, lo escuche decirle algo a Harry en cuanto a la droga, Harry le respondió algunas otras cosas y pronto, Michael ya estaba sentado a mi costado con una calma increíble...
El silencio es presente, el sonido del motor de aquella camioneta es percibido por ambos y pronto, la grava que raspa con los neumáticos de la camioneta es el sonido que sigue para ser percibido... Trago saliva, no me ha dado una dirección de adonde iremos lo que hace que mi nerviosismo y ansias sean cada vez más grandes de lo normal.
He disparado un arma, he apuntado hacia una persona pero no con el deseo de matarla, no con el deseo de que mi nombre quede manchado con la sangre de alguien inocente... No con el deseo de tener que vivir matando a personas que ni siquiera conozco...
El auto sigue en marcha y el silencio sigue en su punto más alto. No hay música en el auto, no han nada más que el sonido de los autos que transitan por la carretera... No sé cuánto tiempo ha pasado desde que subimos al auto emprendiendo camino hasta una dirección desconocida para mí... Las calles son transitadas por algunas personas con paraguas enormes, con personas que no se preocupan por tener que acabar con alguien, personas libres de un trabajo así...
Michael ha hecho girar el auto en una avenida, no ha dejado de enviar textos con alguien por aquel teléfono negro que yace en sus manos, sin dejar de mirar hacia adelante llega un momento en que su vista se va hacia el aparato para responder de forma rápida, el celular es colocado en el tablero del auto al terminar de responder aquel mensaje.
El auto, se ha detenido...
Su vista, se va hacia la farmacia que está delante de nosotros cruzando la calle, una sola farmacia y algunos locales más están sobre la enorme acera. Callejones
pequeños donde yacen algunos perros sin hogar hurgando entre la basura de aquellos depósitos color verde. Atento, no deja de mirar aquella farmacia.
─... ¿Por qué? ─susurro con voz apenas perceptible, él gira su rostro hacia mi dirección para verme fijamente a los ojos─ ¿por qué yo, y no tú?
─Porque tu vida depende de que hagas este trabajo Collins... ─trago saliva con temor─ no quiero tener que darte una paliza por no hacer esto... No quiero Collins.
─... Na-nadie se enterara...
─En algún momento un auto rojo llegará Lily... Y en ese auto estará Fred gravando para enviarle ese maldito video a Jolson... Jolson no quiso pausar su viaje para ver como matabas a alguien frente a sus ojos, así que me pidió que en lugar de que yo terminara con la vida de aquel hombre de esa farmacia fueras tú quien lo hiciera.
─... No quiero hacerlo... No quiero hacerlo...
Una de sus manos subió hasta mi mejilla, acariciándola con las llamas de sus dedos y aun con esa mirada marrón sobre mis ojos, negaba y lo hacía por el hecho de tener que acabar con una vida de una persona que jamás me ha lastimado.
Una lágrima cae por mi mejilla, una lagrima que mostraba cual aterrada estaba, cual nerviosa me encontraba... Trago saliva empuñando los ojos.
─Si no lo haces hoy, la próxima vez Jolson te llevara hasta una persona diferente Lily... ─abrí los ojos mirándolo─ ¿quieres eso?
─... Quiero que esto pare...
─Y no parara hasta que lo hagas.
Una punzada de dolor domino mi pecho, ahora tiemblo más de lo que ya lo hacía, la intensidad que mi cuerpo ha comenzado a emanar es muy grande, tan grande que no tengo ni la menor idea de cómo hacer que desaparezca... Mis rodillas tiemblan y siento que mi piel ha palidecido por completo...
Su otra mano aprisiona mi rostro con fuerza, trato de ignorar su dulce y cálido llamado, trato de ignorar todo aquello que me haga sentirme más inmune de lo que ya me siento... Las lágrimas siguen brotando y él las borra con suaves caricias hacia mis mejillas y lagrimales, pronto, mis labios reciben los suyos, en un beso pausado y lento, un beso en el cual no puedo dejar de llorar, en el cual no puedo dejar de sentirme indefensa...
Lento y profundo sus labios se vuelven ávidos y necesitados, se vuelven desesperantes, se vuelven hambrientos...
Al separarse de mi pega su frente contra la mía, lamo mi labio inferior con lentitud mientras ahora él me observa de una manera profunda y atenta...
─Haz, lo que ella no pudo Lily... ─su aliento cálido choca contra mis labios y barbilla, sé que habla de Diana, lo sé─ gánate el puto respeto que ella no pudo ganarse...
Empuño los ojos con fuerza al sentir sus labios sobre mi frente, una pequeña sonrisa se apodera de mis labios y pronto los suyos abandonan mí frente al escuchar un rechinido de neumáticos. Cuando giramos el rostro, un auto color rojo entra al pequeño estacionamiento de la farmacia para quedarse allí parado por algunos segundos, un hombre baja del auto y se de inmediato se que es Fred quien ha bajado de este su mirada se va directamente hacia la camioneta en la que estamos para dar un asentimiento corto y dirigirse a uno de los costados de la farmacia. Se recarga en el enorme cristal de esta dispuesto a quedarse allí fumando de aquel cigarrillo que yace sobre sus labios.
Michael, estira el brazo hacia los asientos traseros para tomar ambas armas con los silenciadores en estas. Me entrega una y solo lo miro con mis ojos cristalizados.
Estira nuevamente la mano hasta la guantera del auto para tomar una petaca de metal en la cual al desprender la boquilla de esta el amargo olor al licor se hizo presente, cuando la llevo hasta sus labios le dio un sorbo grande, un sorbo cargado de intensidad...
Al desprender la boquilla de sus labios trago lo que había en su boca, no hay muecas de disgusto tal pareciera que hubo lo contrario, una satisfacción que no sé cómo describir.
Me extiende aquel recipiente plateado ofreciéndome un sorbo de aquel licor, lo miro dudosa, pero hasta yo sé que necesito un trago para darme el valor para hacer lo que hare... Tomo la petaca de metal con mi mano temblorosa, dispuesta a darle aquel sorbo, llevo el recipiente hasta mis labios hasta sentir la húmeda boquilla de este, bebo, bebo sin siquiera saborear el licor que abunda en mi boca...
La aparto de mis labios dejando aquel recipiente casi vacío, lo miro entregándoselo viendo como él toma lo último que había en ese recipiente plateado... Al terminar, lo dejo sobre la guantera para verlo alzar sus caderas y colocar aquella ara en la parte trasera de sus bolsillos, pronto, abrió la puerta del auto y bajo en seguida cerrándola... Repetí su misma acción, lo hice sintiendo la necesidad de quedarme en el auto, pero era inútil...
Michael me abrió la puerta del auto dándome la orden de que bajara y al hacerlo, azoto la puerta de este de manera brusca, pronto ya nos encontrábamos caminando hacia aquella farmacia...
Siento que me desvaneceré en cualquier momento, siento que mi cuerpo tocara de manera dura el pavimento...
Al estar frente aquella farmacia Fred nos miró mientras tomaba un celular de sus bolsillos, vi claramente como el hombre abría la opción de la cámara, vi... Como una sonrisa pequeña escapaba de sus labios...
La pequeña campanilla que estaba sobre la puerta soltó un sonido delicado y lleno de relajación, Michael entro detrás de mí con normalidad, entro sin siquiera especular alguna palabra... Miro por los pasillos de la farmacia la variedad de cosas que hay, no solo hay medicamentos, hay golosinas, frituras, refrescos, cosas para hombres y mujeres...
Y al fondo, un hombre moreno y de cabello negro llaman mi atención, la bata blanca de farmacéutico y pantalones color negros están presentes sobre aquel hombre, atento a un par de hojas que están sobre el enorme mostrador, un bolígrafo color azul esta sobre sus dedos, estos impulsan al bolígrafo a que la tinta haga su trabajo dejando escritos sobre las hojas...
Alza la mirada al notar nuestra presencia cada vez más cercas de él, un rostro perplejo lleno de terror es lo siguiente que puedo percibir, el bolígrafo fue dejado con delicadeza sobre el mostrador. Su mirada no está sobre mí sino sobre el hombre de rizos quien lo mira con serenidad, trago saliva al ver la mirada de Michael sobre mi acompañada de un asentimiento corto, quiere que le dispare...
Con temor, llevo mi mano derecha hacia la parte trasera de mis pantalones sacando el arma con el silenciador en esta, el hombre, palidece al ver que he llevado el arma hasta la altura de su cabeza, niega con temor y preocupación...
─Por favor... Por favor deme un poco más de tiempo ─con temor, el hombre habla sin dejar de mirar a Michael, llevo mi vista hacia él mirándolo negar un par de veces.
─Has abusado de mi confianza y en especial de la confianza de Jolson, Erick.
─He prometido pagarles todo, pe-pero no me ha ido muy bien con el negocio... Por favor... Prometo pagarle todo...
─No es decisión mía Erick. Jala el gatillo Collins.
Cuando me ordeno aquello, el hombre ya se encontraba ahogado en lágrimas, ahogado en el temor y en la angustia, ahogado en la pena de no poder convencer al hombre que me ha ordenado matarlo para darle otra oportunidad.
Mi mano tiembla, mi vista yace borrosa por las lágrimas que se han vuelto a asomar sobre mis ojos, arden, arden por el nivel tan grande de lágrimas que están a punto de caer hasta resbalar por mis mejillas...
─Lo siento mucho ─digo en un susurro perceptible para aquel hombre quien ha abierto la boca para decir algo...
Jalo del gatillo... Lo jalo escuchando solo un pequeño ruido proveniente de aquella arma, un sonido tal como el de un encendedor al querer hacer prender aquella llama... Dos disparos salieron en dirección hacia ese hombre, dos disparos que simplemente terminaron con la vida de él... Viéndolo caer al piso con fuerza chocando con los estantes de metal que estaban detrás de él...
El movimiento tan brusco causo que algunas botellas de cristales repletas de jarabe cayeran al piso creando un desastre de cristales rostros alrededor del hombre...
Mi respiración entrecortada crece cada vez más, la respiración tan desagradable causa que coloque mis manos en el mostrador, mi cuerpo se tambalea, mi mirada viaja hacia el cuerpo del hombre con dos disparos en la cabeza... Y entonces, la sensación más desagradable se apodera de mí...
El raro apretón en mi estómago causa que la bilis suba por mi garganta, la sensación de asco es insoportable, la sensación es tan grande que de un momento a otro me encuentro devolviendo...
La garganta se abre dejando escapar todo aquello que en un momento saboree con tanta felicidad, el esfuerzo en mi estómago es doloroso, mi cabeza me duele y todo me da vueltas... Sigo devolviendo con desesperación mientras presiono mi estómago con ambos brazos, sus manos, han estado sosteniendo mi cabello mientras su voz es la única que puedo escuchar, pidiéndome que me calme, pidiéndome que me tranquilice...
¿Cómo hacerlo cuando asesine a un hombre?
Al terminar, mi vista se va hacia el cristal en donde yace Fred, su vista baja en aquel celular me traen a la realidad, al elevar su mirada me dedica una sonrisa grande, una mirada divertida y al final, un guiño de ojo... Ha girado sobre sus talones dispuesto a dejar la escena de manera rápida...
Mis ojos están llorosos, las lágrimas los abandonaron a momento en que comencé a devolver, mi estómago duele y mi cuerpo tiembla descontroladamente...
El sonido de agua corriendo en una pequeña puerta llama mi atención, al incorporarme la puerta de aquel pequeño cuartillo es abierta dejando ver a una mujer, cabello largo negro, vestido color rosado abajo de las rodillas, maquillaje sencillo y piel blanca... Al bajar la mirada, la rabia y la tristeza me dominan por
completo al saber que mate a un hombre que quizás estaba casado, que quizás... Próximamente seria padre...
La mirada de la mujer fue de horror, su mirada era solo pánico y tristeza pura... Una tristeza acompañada de un dolor inconsolable... Mierda y más mierda...
─Collins vámonos ─me pedía Michael en un intento desesperado por salir de este lugar, sin embargo seguía observando a la mujer que yace acercándose a aquel hombre tirado en el piso... Llorando, soltando un mar de lágrimas─ ¡con una mierda Collins, vámonos!
Sin más miradas, obedecí... Obedecí saliendo del pensamiento tan frustrante que me había comenzado a dominar... Gire sobre mis talones para comenzar a correr hacia una sola dirección, la salida...
Con Michael delante de mi yo corría con el arma en manos, corría sin haberla escondido, corría sin importar que algunas personas ya nos hubieran visto...
Los gritos de ayuda de aquella mujer eran alarmantes, pedía ayuda a gritos, pedía ayuda para su Esposo...
Que el infierno me trague ahora.
☪ClauJackson25
Maratón; 1/3
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