IV

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Las luces del auto alumbraban bien el camino y, para cuando llegó al claro donde estaba su cábaña, se encontró con que la misma estaba rodeada de muchos autos negros; suspiró y parqueó la camioneta donde pudo.

Al bajar del auto cerró la puerta del mismo con fuerza y en menos de lo que imaginó ya estaba rodeado de hombres vestidos en trajes elegantes; uno le pasó una libreta con varios horarios y una pluma, el otro daba un informe detallado sobre lo ocurrido con la empresa, mientras tanto los otros contestaban teléfonos y pasan información importante.

— ¡Hoseok!

Una clara voz lo sacó de la burbuja que estaba comenzando a crear, eso lo hizo reaccionar, así que le gritó a todos que se alejaran y como mandato divino todos se abrieron lejos del fornido rubio.

— ¿Por qué mentiste, Minhyuk? — ni siquiera se dispuso a saludar, ya comenzaba a sentir la impaciencia proveniente de toda la situación.

— Hola, querido hermanito. Yo también te he extrañado muchísimo, me alegra verte sano y salvo ¿Dónde diablos estabas? — su hermano menor se cruzó de brazos interrogando, su manera animada de hablar no ayudaba en nada a que encontrara un punto medio para no estallar.

— Eso a tí no te importa. — le respondió creyendo que la vena en su cuello en cualquier momento cedería — Dime de una maldita vez ¿¡por qué no tomaste la presidencia como me dijiste!? — El menor hizo una cara de desagrado y se cruzó de brazos totalmente orgulloso.

— Cállate, no sabes de lo que hablas. Sólo estoy haciendo las cosas a mi manera. — trató de defender la postura de sus decisiones, pero Hoseok lo único que oía era disparates.

— ¿¡Permitiendo que Sung in deje que la empresa entre en crisis!?

Minhyuk suspiró dejando su orgullo a un lado, se acercó a Hoseok y dio un beso en su mejilla saludándolo como debía ser, una vez hecho se permitió explicarle todo lo había estado haciendo; le diría la verdad.

— Sólo quise mostrarle al viejo que estaba equivocado en su decisión de proponer a nuestro primo para ocupar la silla del CEO; me hice pasar por enfermo unos cuantos días y sucedió esto ¿me ayudarías a enmendar mi error y tomar la presidencia? Por favor.

Hoseok lo vio al rostro sin poder creerlo — ¿me estás diciendo que por ir en contra de los mandatos de los ancianos, has dejado que el inútil ese haga las cosas por si mismo e hiciste que descuidara la parte de aportes de la empresa, solo por que sí?

— Ho-Hoseok... — El mayor sonrió de manera brillante, feliz lo cargó celebrando que no hubiese sido nada diferente y no se midió a la hora de mostrar lo tan orgulloso que se encontraba de él.

— Me has engañado a mi también — Bajandolo  Hoseok le dio unas palmaditas en los hombros y este sonrió avergonzado — ¿Qué esperabas qué pensara? Nunca fuiste desobediente, temía demasiado que estuvieran usandote.

— Sabía que reaccionarias mal una vez te dieras cuenta de la crisis, pero me sorprendió que no estallaras. — Hoseok no entendió cuál era la diferencia, no era como si fuera un ogro malhumorado.

— Oh, vamos, tengo una buena actitud frente a las cosas siempre. — estaba segurisimo de eso, no era posible que ahora Minhyuk estuviera haciendolo ver como el villano de un cuento de terror.

— Mejor entremos, está haciendo un frío increíble y mi llave no funciona. — olvidando todo lo referente a su malhumor, Hoseok rió porque recordó perfectamente el por qué la antigua llave que traía Minhyuk no funcionaba.

— Hyungwon ha cambiado la cerradura, así que tendrás que usar las mías. — dijo sacando un juego de llaves nuevo que era decorado con un lindo llavero de conejo, y habría sido normal, si tan sólo no supiera que su hermano mayor odiaba ese tipo de indumentaria; Minhyuk no quiso preguntar nada, absolutamente nada.

Observando a su hermano con minucia lo analizó cuánto pudo antes de que este se girará a verlo, Hoseok estaba sonriendo demasiado y parecía muy diferente de cuando dejó la casa principal; desde su humor, hasta su falta de histeria, todo en Hoseok parecía inusual.

Recordó la última vez que habló con su hermano mayor y tenía presente lo que escuchó con claridad en ese entonces, en su memoria aún se reproducía aquella otra voz que llamaba a Hoseok tan cariñosamente; para ser sincero, esperaba poder conocer cuánto antes al sujeto y así comprender qué era lo que sucedía, así que cuando Hoseok abrió la puerta, entró como un rayo mirando por toda la cabaña pero lo único que encontró es que la misma se veía tal y como la recordaba.

—¡La cabaña ha quedado de maravilla, Hoseok! ¿quién logró remodelarla de esta manera? — estaba demasiado asombrado — ¿No me dijiste que estaba hecha un desastre? Pensé que nunca volvería a verla así.  — Corrió a la primera habitación y abrió la puerta quedándose de piedra al ver que estaba siendo ocupada por alguien.

— ¿A quién buscas?

— ¿Hay alguien más aquí? — su mirada prácticamente lo decía todo, estaba esperando una buena explicación para lo que estaba viendo y que no podía creer. Hoseok recordó perfectamente lo que sucedió, alcanzó a su hermano y se cruzó de brazos

— El carpintero quien ayudó a reparar la cabaña se está quedando en tu habitación, pero ahora está con sus padres. — esa fue su explicación, una que por supuesto sólo generó más dudas que respuestas.

—¿¡Se queda aquí!? ¿Contigo? — la manera de expresar la incredulidad que sentía fue espontánea, habría creído que el sujeto se alojará ahí, pero nunca junto a Hoseok; él odiaba incluso acampar con los chicos porque no le gustaba compartir espacio con nadie más y la cabaña era grande, pero no era lo suficiente grande para que Hoseok tuviera su tan preciado espacio íntimo — ¿Y cuántos años tiene? — Minhyuk miró a Hoseok aún demasiado impactado.

— 18 años. Hyungwon tiene 18 años.

Y ahí fue cuando su idea murió por completo.

— Oh ...es un niño — su voz salió con desánimo e intentó seguir buscando alguna pista de aquél sujeto de la otra noche. — ¿Y hay alguien más? — Restándole importancia, el menor continuó hasta entrar a la cocina y ver que, de toda la cabaña, esta era la que presentaba el cambio más notable. — me encanta el trabajo hecho en la cocina, Hoseok. En serio todo es maravilloso.

— No, no hay nadie más. Y sí, el chico es bueno en todo lo que hace — el rubio tenía otras cosas en mente cuando dijo la última parte, pero Minhyuk no captó tal picardía en sus palabras, sino que continuó explorando asombrado.

— Entonces lo que quieres decir es que no hay nadie a parte de tí y el chico. — volvió a verlo para constatar que hablaba en serio, pero ni un musculo de la cara se le movió a Hoseok a la hora de responder.

— No, no hay nadie más.

— Pero... La otra noche...

— Era él.

— ¿De verdad? Vaya, creí que... — lo reconsideró y prefirió rendirse por completo en la idea — Olvídalo. — Minhyuk aceptó ello como si nada; pensó en que, si no había nadie más ahí, entonces todo lo que estaba pensando sobre Hoseok y algún novio escondido no era nada más que una fantasía sin sentido. Suspiró apoyándose en una de las paredes del pasillo y miró a su hermano mayor con un poco de preocupación, de alguna manera le atormentaba que comenzara a ser tratado de solteron virgen, y es que no le quedaba nada para ser llamado así.

Ya pensaría en cómo arreglar eso.

— ¿Deberíamos comenzar a trabajar? — comentó intentado centrarse en lo primordial — Hay un montón de cosas qué solucionar. Sólo fueron tres semanas, así que no entiendo cómo pudo Sung In hacer tal cosa en tan poco tiempo.

Hoseok rió burlesco.

— Fue mucho tiempo para él — Los dos hermanos se miraron a los ojos y rieron con fuerza, les era inevitable burlarse de su primo siendo que era un completo tonto y un incompetente.


S

entados todos en la mesa y con el tema del misterioso novio de Hoseok en el olvido, Minhyuk conversaba ágilmente con los abogados y su hermano sobre qué harían respecto a la crisis de la empresa y el incumplimiento del contrato con las escuelas. Se suponía necesitaban la firma de Sung In para aprobar cualquier cosa, pero el susodicho no aparecía por ningún lugar de Seúl.

Estaban muy serios y concentrados en lo que hacían.

— Llama a Jongho — Ordenó Hoseok a su secretario; sostenía una carpeta en mano y revisaba el contenido con atención.

— Sí, señor — Luego de un momento el teléfono le fue entregado al rubio, habló muy secó nada más lo sostuvo.

— ¿Dónde está Sung In? — Preguntó sin siquiera en preocuparse en anunciarse.

— ¿Hoseok? ¿De dónde demonios me llamas?

— ¿Dónde está Sung In? — esta vez algunas vetas de impaciencia de evinciaron en su voz, Hoseok no tenía ni una pizca de tolerancia cuando se trataba de sus descerebrados primos.

— No lo sé. Y no vuelvas a insistir, porque no sé.

Hoseok colgó, bajó la carpeta y miró a uno de los hombres que trabajaban junto a él en la mesa.

— Cancela su tarjeta.

— Sí, señor.

Varias horas pasaron, todos volvieron a pegar sus ojos en el montón de papeles que habían sobre la mesa y el café era lo único que los mantenía firmes; ya amecido, algunos de los tantos se habían ido a dormir, incluido Minhyuk, mientras tanto Hoseok se quedó en la mesa con uno que otro insistente que quería acabar rápido, de repente su teléfono sonó.

— Jongho — contestó Hoseok sin mirar de quién se trataba. Lo suponía. — ¿Me dirás dónde está Sung In?

— ¿¡Cancelaste mi tarjeta!? — En medio del reclamo Hoseok colgó la llamada volviendo de nuevo a sus papeles, en segundos volvió a sonar su teléfono.

— ¿Y bien? — su tono aburrido y poco consensuado le dejó claro al otro que le importaba un rábano lo que sea que sucediera con su tarjeta, lo único que necesitaba era saber la ubicación de Sung In y ya.

— ¡No tienes el derec... — Volvió a colgar. En el pasado hubiera gritado histérico por la ubicación de Sung In, pero ahora simplemente disfrutaba de jugar a molestar a su primo.

De manera insistente volvió a sonar el teléfono, lo puso sobre la mesa dejando que sonara hasta perder la llamada varias veces, el mismo sonaba y sonaba, rechazó unas cuantas y finalmente contestó después de un par de un par de timbrazos más.

— ¿Vas a hablar?

— Espera , espera, Hoseok. Por favor, no  vayas a colgar. Sung In está en China, viajó allá para encontrarse con uno de sus tantos amantes — lo dijo tan rápido que se quedó sin aliento, Hoseok levantó una ceja y asintió levemente — Me vas a reestablecer la tarjeta, ¿cierto?

— Lo pensaré.

— ¡Hoseok, este no era...

Con aquella información — y satisfecho por la forma desesperada en que había pedido Jongho que le devolvieran su dinero — colgó y procedió a desarmar el teléfono para así ya no escucharlo más en al menos unas horas.

— Llama a la sucursal en china y diles que busquen a Sung In hasta en el último rincón. Necesito que ese idiota esté viajando de regreso a Corea a más tardar hoy en la tarde.

— Si, señor. Lo haré.

Con una sonrisa celebró su victoria, Hoseok era una persona demasiado hábil y podía solucionar cualquier problema que se le presentara; feliz por ello se levantó y caminó hasta el sillón donde estaba Minhyuk tendido, sonrió de verlo ahí descansando profundamente dormido y aceptó que lo había estado extrañando bastante.

Cansado bostezo estirando los brazos, tuvo suficiente con todo el tema de la crisis y sentía que debía descansar como mínimo unos minutos. Caminó tambaleante hacía su habitación, abrió la puerta y entró con los ojos casi cerrándose del sueño, cuando se lanzó a la cama echó otro bostezo que lo dejó desinflado, giró buscando la pared y miró el reloj que descansaba en la mesa de noche; 10:39 de la mañana. Se acurrucó y miró la puerta, contando de 10 a 1 se imaginó a Hyungwon entrando en cualquier momento con su impermeable y sosteniendo algún bicho raro, al llegar a 1 se reafirmó que era imposible que sucediera, volvió a estirar todo su cuerpo en la cama y dio una patada en al aire condenando a su primo el haber arruinado su fin de semana por completo.

— Extraño a ese chico lindo y tonto... — soltó en voz alta mientras cerraba los ojos y trataba de no pensar en la mucha falta que le hacía el castaño.

◇◇◇

Exactamente pasaron cuatro días, era una tarde espléndida del día Jueves, parecía que la lluvia había cesado por fin, dejando que el sol hiciera del lugar un maravilloso sitio para descansar; el lago a lo lejos se veía maravilloso y los pájaros cantaban de vez en vez. Hoseok estuvo trabajando de la mano de su hermano Minhyuk durante largas jornadas y casi habían terminado de solucionar todos los problemas que había causado su primo, este, quién no demoró en ser encontrado, ya estaba en Seúl dando la cara por sus errores.

El rubio estaba conforme porque su abuelo había llamado a Minhyuk muy preocupado, diciendo que jamás debió haber tomado tal decisión de poner al cabeza hueca de Sung In en aquel puesto tan importante, que debió, sin importar qué, haberlo nombrado a él así le hubiese tocado decir toda la verdad sobre su procedencia.

Al final los dos lograron, a su manera, mostrar que eran más que necesarios para la familia, y que, aunque fuera por un capricho, lograron también demostrarle a su difunta madre que podían superarse por si solos y que no la decepcionarian jamás.

Ambos se encontraban en la entrada de la cabaña, el mayor estaba recostado en el marco de la puerta abrazando de manera tierna a su hermano menor, Minhyuk, quien disfrutaba de ese momento feliz y se aferraba con fuerza a la cintura de Hoseok; él cerró los ojos y aspiró su aroma.

— Extraño mucho a mamá. — lo comentó de repente, Hoseok miraba a la nada pensando en que en serio era demasiado lo que extrañaba escuchar su voz y ver su rostro. — Lamento no haber insistido más para que la vieras. — el mayor hizo que Minhyuk lo viera al rostro una vez escuchó eso.

— ¿Por qué siempre te disculpas, aún cuando es evidente que el que falló fui yo? — sintió que debía saberlo, preguntar por eso que no entendía aún y que le era necesario entender.

Minhyuk rió acomodando algunos de los cabellos rubios que caían por la frente de Hoseok, mientras este cerraba los ojos y lo dejaba arreglarlo. —Cuidarte es mi deber como hermano menor. Se lo prometí a mamá, y así no me lo hubiese pedido, de igual forma siempre estaría ahí para ti, Hoseok. Porque te amo.

Hoseok se quedó pensando en ello por un momento.

— Siempre viví pensando que me odiabas... No sé qué pasaba conmigo. — de manera sincera se cuestionó su propia forma de pensar, porque ahora que lo analizaba se le hacía un sin sentido.

— ¿De qué hablas? — Minhyuk se apartó aún más para verle el rostro de nuevo y una sonrisa sé formó en su rostro.

— No sé, solo lo pensaba — el rubio volvió a  abrazarlo de manera fraternal, estaba portándose como un niño, pero qué más daba, estaba haciendo lo que nunca antes se atrevió a hacer después de que su madre murió. Siempre pensó en su hermano como alguien que sólo estaba a su lado por obligación, porque le tocaba y era lo que le mandaban los ancianos que hiciera, más sin embargo los días que había pasado junto a él fueron una fuerte arma de convencimiento de lo contrario; su hermano no sólo era alguien excepcional para todos los negocios y alguien genial, sino también alguien con un corazón noble que podía amar sobre cualquier cosa y agradecía profundamente que fuera así.

— Hoseok, a veces no sé qué cosas pasan por tú cabeza. Me pones las cosas difíciles ¿sabes? — Minhyuk besó la frente de Hoseok y sonrió con los ojos cerrados, de lo poco que recordaba este era uno de los momentos más felices que había tenido junto a su hermano, lo adoraba y esperaba protegerlo con todo lo que puediera.

— ¡Por todos los recorcholis que pude haber tirado sobre la tierra, Hoseok! — Los dos hermanos se separaron espantados por el fuerte grito de reclamo. Cuando Hoseok miró en dirección de donde provenía la voz, se encontró con que el castaño de inigualable belleza iba hacia ellos hecho un toro enfurecido.

— Ay, Dios. — Hoseok vio totalmente perplejo a Hyungwon, estaba rojo y sus pasos prácticamente sonaban como pisadas gigantescas.

— Hoseok ¿Quién es él?

— ¡Te vas del rancho y regresas a la cabaña con la excusa de trabajar, así que vengo porque me preocupas demasiado y te encuentro abrazando a otro tipo! ¿¡Cómo diantres vas a explicar tú esto!? — todo eso lo dijo en menos de un segundo mientras se acercaba a la "pareja atrapada"; el dialecto de Hyungwon se hizo profundo y las palabras que usaba eran incomprensibles.

Desde el auto en el que iba, a lo lejos, el castaño vio la imagen de dos personas que estaban muy cariñosas; no lo creyó, hasta que no estuvo lo suficientemente cerca para confirmar que en serio de trataba de su Hoseok, quien estaba siendo abrazado por un cualquiera al que quería moler a golpes.

— Ey, espera ¿qué haces?— Hoseok trató de detenerlo poniéndole las manos en el pecho, pero este le mandó una bofetada que lo hizo ver las estrellas.

— ¿¡Y usted qué cree que hace con el hombre de alguien más!? —Hyungwon llegó como una ráfaga a donde estaba Minhyuk — ¡Si nadie le enseño a respetar, pues entonces yo lo haré! — sin temor alguno lanzó un puño que impactó en el rostro del otro hombre. En ese instante no le preocupaba si Hoseok lo juzgaba por ser un matón de escuela, eso era lo que menos importaba, él lo que quería era golpear hasta el cansancio al igualado que se había atrevido a meterse en su relación.

— ¡Estás loco! — Hoseok gritó espantado al ver cómo su hermano se agachaba cubriéndose el rostro debido al dolor, a ellos ya había llegado Hyunwoo, quien fue la persona que se ofreció a llevar a Hyungwon y así darle la sorpresa al mayor.

El "Playboy" tomó al castaño de los brazos apartandolo de aquel sujeto sin escrúpulos, no entendía muy qué estaba sucediendo, pero era evidente que las cosas se habían tornado feas de la noche a la mañana; lo supo desde el momento en que, en el auto, vió la sonrisa de Hyungwon desaparecer y ponerse rojo de la ira.

— ¡Por todos los dioses, Hyungwon, ya cálmate por favor! — Hyunwoo trató de hablarle, pero el menor no escuchaba razones y sólo intentaba zafarse una y otra vez para encestarle otro golpe al sujeto que Hoseok cuidaba con tanto recelo y preocupación.

— ¿Hermano, estás bien? — Minhyuk soltó un quejido de dolor como respuesta antes de siquiera poder hablar.

— Eso creo... — abrió los ojos viendo a ese joven tan endurecido, que creyó en serio había hecho algo malo — ¿Quién es él, Hoseok? — preguntó algo aturdido, y como si la pregunta le hubiera recordado la existencia del castaño, Hoseok volteó a verlo con los ojos llenos de llamas. El mayor se levantó de donde estaba y lo tomó del brazo arrebatandoselo a Hyunwoo de las manos y sacudiendolo como una muñeca.

— ¡Tú, idiota!

— Yak! ¡Eso dolió! — Hyungwon se movió e intentó darle otra bofetada al mayor, pero este ya teniendo claras sus intenciones lo agarro de la muñeca evitando cualquier cosa semejante; ya había tenido suficiente con la primera.

— ¿¡Cómo se te ocurre golpear a mi hermano, loco!?

Esas palabras para Hyungwon sencillamente fueron como un plop mal editado, quería creer que Hoseok estaba mintiendo, pero sus ojos se llenaron de lágrimas al instante. El mayor lo soltó empujandolo lejos, quiso acercarse a él para disculparse de manera sincera, pues de verdad le aterraba haber cometido tal error, pero el rubio no le dio tiempo y volvió con su hermano para ayudarlo a levantarse.

— Ay, por las aves del paraíso, Hyungwon, creo que tienes que pedir una gran disculpa — Hyunwoo se acercó a Hyungwon impresionado por todo lo que había sucedido; por un momento pensó que Hoseok era esa clase de persona que engañaba, pero ahora veía lo equivocado que había estado. Sintió culpa inclusive.

◇◇◇

Más de seis horas pasaron desde el incidente; Hyungwon estaba sentado frente a la encimera de la cocina con el rostro apoyado sobre el y mirando en dirección a Hoseok que se encontraba muy serio y con su mirada fija en una computadora portátil.

— Hoseok, mi vida, estoy arrepentido. Por favor, perdóname.

Con los ojos cerrados y una taza de té en sus manos, Minhyuk fingió no escuchar la voz del chico atrás suyo; dio un sorbo a su bebida y volvió a ponerla sobre la mesa para seguir trabajando como si nada. El secretario, quien estaba curioso por la presencia del muchacho de pueblo, hizo el intento de girar a verlo y en el intento casi pierde el alma.

— Si volteas a verlo estás despedido.

La voz de Hoseok sonó escabrosa en los oídos del pobre secretario, este volvió y se acomodó derecho frente a su computadora y respiró aliviado de no haber alcanzado a verlo o ya estaría fuera.

— ¡Hoseok, no me ignores por favor! ¡Seokkie, te estoy hablando! ¡Hoseok!

La paciencia era algo que el mayor perdía con mucha facilidad. Cerró los ojos tratando de aislar su mente, pero le era imposible ignorar al menor y menos cuando comenzaba a hacer esas pataletas infantiles que querían romperle la existencia. Todos los hombres de la mesa le miraban de reojo, no entendían nada de lo que estaba sucediendo y el morado que tenía Minhyuk en su rostro terminaba de tornar las cosas más raras todavía.

— ¡Cállate! ¡cállate antes de que decida enviarte a hacer esa casa para perros!— Inmediatamente el menor guardó silencio y se sentó derecho, Hoseok se había levantado de un tirón señalando la puerta trasera de la cabaña con intensidad y no tuvo que hacer ningún esfuerzo para darse cuenta de que hablaba muy en serio.

Acomodando su camiseta de un tirón el mayor se sentó de nuevo volviendo la vista a la computadora, una vena de su sien se sentía subir y bajar de la frustración y el desespero; claro que moría de ganas de levantarse y abrazar a Hyungwon, pero: 1. este golpeó a su hermano sin razón aparente y 2. estaba frente a sus empleados y su mismo hermano, no iba a permitir que lo vieran en alguna faceta vergonzosa que sería incapaz de justificar.

Al ver que no podía hacer más que enmendar su error, Hyungwon se dedicó a cocinar para todos, y cada que podía miraba a Hoseok trabajar diligentemente; un par de veces sus miradas se cruzaron y juró que su hombre parecía en esos pequeños instantes sonrojado, pero no podía confirmarlo con certeza pues el mayor volvía su vista rápidamente a la computadora sin darle oportunidad de nada. Luego de servir a todos los invitados de la cabaña, incluidos Hoseok y Minhyuk, el castaño volvió a sentarse y vio que todos dudaban de probar bocado; el rubio, quien fue el primero en comenzar a comer, les dijo a todos que podían parar y cenar con tranquilidad, y así siguieron la orden.

Un par de horas más pasaron, Hyungwon recogió los platos y amablemente se dispuso a limpiar, al fin y al cabo parecía que no había nada más que hacer y la aburrida reunión continuaba como si no fuera a tener fin; se preguntó cómo podían permanecer sentados por horas digitando y contestando teléfonos, leyendo, leyendo y tachando sin hacer nada más que eso. Ya aburrido y rendido en el hecho de poder hablar con Hoseok, se levantó y caminó hacia la puerta con la clara intención de salir.

— ¿A dónde crees que vas? — al fin escuchaba la voz de Hoseok, pero no por eso era agradable la pregunta. El mayor no había despegado la mirada de la computadora y mantenía clavado ahí como si no existiera, le costó mucho creer que le había hecho esa pregunta.

— Iré al lago. Necesito respirar aire fresco — Volvió a la puerta rodando los ojos, lo último que quería era discutir con su hombre por algo como un permiso para salir; no era un niño.

— Ven aquí.

El mandato de Hoseok fue absoluto, en serio no despegó ni por un segundo su vista de la laptop, pero aún así logró sentirse la tensión que emanaba de su cuerpo; todos miraron de nuevo al rubio de reojo, porque se encontraban muy sorprendidos debido a lo que estaba sucediendo.

— ¿Ahora quieres hablar conmigo? — el castaño se acercó reclamandole al mayor y cuando estuvo al costado de Hoseok le dio un golpe en el hombro. Uno de los abogados al ver la acción tan osada de ese niño, pensó que si hubiera sido el mismo que lo hubiese hecho, seguramente estaría siendo despedido y enjuiciado — Y mírame cuando te esté hablando que no estoy pintado en la pared.

Y Hoseok por fin lo miró.

— ¿Dónde dices que vas?

— Al lago, ya te lo dije — la voz del castaño sonó impaciente — No me estabas escuchando ¿No es así? — apoyando una mano en la mesa se inclinó para besarlo, pero Hoseok ya tenía maestría en esquivar cualquier ataque furtivo del menor. — Venga que no muerdo.

Hoseok no dijo nada y se quedó observándolo. Después de verlo por varios segundos y no decir nada, Hoseok comenzó a registrar el cuerpo del castaño pasando sus manos por su trasero y por sus piernas, luego subió al pecho y cuando estuvo satisfecho volvió a mirarlo al rostro; el castaño estaba sonrojado y el corazón le palpitó emocionado por aquellos ojos que lo miraban directo al rostro.

— Puedes ir — Hoseok aclaró la garganta y volvió a acomodarse en su asiento sin decir nada más.

— ¡S-santos Recorcholis, Hoseok!

Nada dijo el mayor, solo fingió una seriedad increíble y dejó que el castaño saliera como un rayo del lugar. Apenas la puerta sonó en señal de que el castaño ya se había ido por completo, Minhyuk saltó al lado de Hoseok asustandolo.

— ¿Qué significa todo esto, Lee Hoseok? Auch! — se quejó por el dolor en su pómulo izquierdo, que era donde había atinado su puño el castaño.

-— Ustedes sigan trabajando. — Hoseok fue tan serio al dar la orden, que nadie quiso saber de qué se trataba, aunque lo imaginaban — Ven conmigo, Minhyuk. — caminaron por el pasillo en absoluto silencio y cuando estuvieron en la habitación de Hoseok, este se acercó al rostro del menor para constatar cómo estaba. — Déjame verte. Dios, ese mocoso...

— Necesito que confieses, Lee Hoseok. Te atrapé con las manos en la masa. — Minhyuk estaba peor que impactado, hace días estaba preocupado por la posibilidad de que su hermano mayor se convirtiera en un solteron virgen y ahora resultaba que salía con un muchacho de pueblo.

Tenía el corazón en la boca.

— Basta, deja de llamarme por mi nombre completo.

—Hoseok, dime qué sucede ¿quién es ese niño? — no estaba jugando y esperaba que eso le quedara claro a su hermano.

— No es un niño, Minhyuk, él es un hombre hecho y derecho. Sólo hay que ver el morado en tu rostro para darse cuenta de ello.

Hoseok volvió a revisar su rostro, y aunque tuviera razón, seguía siendo demasiado impresionante e imposible de dirigir de una sola sentada — Debo confesar que eso me tomó por sorpresa, tiene una buena izquierda ese muchacho — el mayor rió por el comentario de su hermano y se sentó sobre la cama sintiendose algo cansado.

— ¿Estoy haciendo mal al haberme metido con ese chico?

Para zhoumi era la primera vez que veía a su hermano reflexionar profundamente algo como eso, se sentó junto a él y chocó su hombro con el de él. — Tienes buen gusto para los Hombres — Lo miró con picardía y sonrió abiertamente, haciendo que el mayor sonriera también. No quería ocultar su orgullo.

— ¿cierto? Es un chico interesante.

— Claro, creo que es suficiente para un amor de verano. Cuando regreses conmigo todo quedará como un lindo recuerdo.

A Hoseok aquellas palabras no lo convencieron  para nada; primero, no sentía que su relación con Hyungwon fuera de ese tipo — pasajera — Si algo sentía, es que ese niño al que tanto le gustaba molestar, que era malgeniado, vándalo, que hablaba en dialecto y tenía una linda sonrisa, le gustaba mucho;  le gustaba mucho más de lo que creía y ahí venía la segunda razón de por qué no le agradaba nada de lo que dijo Minhyuk.

— ¿Volver contigo? — lo preguntó no estando demasiado seguro de si eso era lo que quería en realidad.

— Claro que sí, Hoseok, Debemos estar al frente de la empresa como hermanos, los dos.

Ahora ya nada le venía en gracia.

Era obvio que si decidía volver a Seúl tendría que dejar todo atrás y eso incluía la cabaña, la vida tranquila sin abogados, secretarios o escoltas, pero más importante aún, tendría que volver a una vida donde no habrían más "recorcholis" "santas cachuchas" o "carambas"; es decir, tendría que dejar a Hyungwon atrás, también y eso si que no lo quería para nada.

— No creo que eso sea necesario, tú eres muy bueno ¿por qué sería importante mi presencia ahí? No me necesitan — trató de buscar una razón suficiente para no irse, pero le era difícil hallar alguna.

— Es porque contigo obtengo fuerza, Hoseok, es por eso. Si no estás ahí siento que seré destrozado en menos de lo que canta un gallo... — su hermano se quejó, pero sólo una cosa vino a su mente.

— Los gallos no cantan de noche — Soltó recordando; Minhyuk lo miró confundido, así que se retracto. — Lo siento, Min, sólo fue... Fue una tontería, no sé qué me sucede.

Minhyuk sonrió — ¿Entonces qué dices? ¿Volverás conmigo? — Aunque dudó por un momento, a Hoseok le fue imposible negarse ante tal petición de su hermano menor, debido a que Minhyuk había sido supremamente incondicional durante sus días de CEO.

— Cla-claro, Minhyuk, iré contigo en cuanto esté todo listo. Lo prometo.

Ni siquiera sabía qué hacía.

— Perfecto, me hace feliz escuchar eso. Ahora deberías salir.

Hoseok estaba ido pensando en la conversación cuando regresó a sus sentidos — ¿A dónde? — miró a su hermano menor dubitativo.

— Te estoy diciendo que vayas a ver al chico hombre ¿Dónde más? — la jugarreta de Minhyuk y su risa le dejaron en claro la burla tan evidente.

— Por favor, Minhyuk. No estoy desesperado. — Minhyuk decía que Hoseok podía engañar a cualquiera que quisiera, pero nunca a el. — Ve, te siento tenso. Eso lo único que me hace pensar es que te mueres por ir tras él.

Hoseok lo pensó varias veces antes de levantarse, hasta que al fin, decidido, caminó a la puerta de habitación; salió por completo, y en mitad de camino se terminó de convencer de algo que le picaba el corazón, se devolvió y asomó medio cuerpo por el umbral.

— Minhyuk, no creo que sea algo pasajero porque él de verdad me gusta y mucho.

— ¿Qué? Hoseok, ven aquí.

Sin escuchar una palabra más, Hoseok sonrió satisfecho y continuó caminando hasta salir de la cabaña.

De nuevo se encontró con la espeluznante noche, pero está vez había algo de confianza en su corazón; además, la luna estaba alumbrando el camino de manera brillante. Caminó a paso firme hacia el lago, y mientras más cerca estaba, más apuraba el paso; casi llegó agitado a la orilla y ahí, en el mismo lugar de la anterior vez, se encontraba él.

Relajó su respiración antes de anunciarse, buscaba que el menor no notará que casi había corrido por la ansiedad de verlo y hablarle. Cuando se sintió preparado se sentó en la piedra a su lado y hablo.

— ¿Has tenido el tiempo suficiente para arrepentirte? — El castaño asintió varias veces, pero no dijo nada ni lo miró. Hoseok aclaró la garganta y continuó - Eso esperaba ¿entiendes por qué te requisé? — De nuevo Hyungwon asintió varias veces con la cabeza pero no pronunciaba ni una palabra, Hoseok pensó que tal vez estaba de malhumor y que tendría que trabajar un poco más en entablar una conversación que llamará su atención. — Sabes, cariño, te extrañé mucho. Demasiado, diría yo... Me sentía solo sin ti y..

— ¡Running Blood! ¡Yeah!

para sorpresa de Hoseok, el castaño comenzó a cantar de una manera extraña; ya enojado se levantó poniéndose en frente del castaño y se dio cuenta que este estaba concentrado escuchando música, tenía unos auriculares y al parecer no había escuchado ni una sola palabra de lo que dijo con tanto esfuerzo.

— ¿¡Ahora eres satánico!?

— ¡Por el santo Buda de mi padre! ¡Hoseok! ¿Qué hace aquí? Pensé que estaba...

— Eso me pasa por estar diciendo y haciendo tonterías. — ya era suficiente como para que Hoseok hubiese estallado enojado de nuevo, se sentía como un tonto y también muy avergonzado por decir tales palabras que eran difíciles para el; de alguna manera agradeció que el castaño no las hubiese escuchado. Furioso Comenzó a alejarse, iba de regreso a la cabaña dando zancadas.

— Hoseok, por favor... — el menor lo tomó del hombro deteniendolo, corriendo se puso en frente y se colgó de su cuello sin tardar nada.

— ¡Por Dios, perdóname! Perdóname, por favor, Seokkie. Jamás quise hacerle eso a tu hermano, soy tan tonto que incluso desconfíe de tí — los besos a su barbilla no se detuvieron ni por un momento, incluso habían momentos en que rozaba sus labios y hablaba — ¿Sabes qué? No me perdones, mañana mismo haré esa casa para perros y dormiré ahí si eso quieres.

Era increíble tener a Hyungwon ahí, Hoseok se separó mirandolo, primero sorprendido por el sin fin de palabras que escupió en un segundo y después sonrió por el rostro de cachorro que solía poner cuando estaba arrepentido por algo.

— En serio qué eres tonto... un lindo tonto...

— ¿Eso significa que me has perdonado? — Hyungwon esperó atento por lo que diría Hoseok y este no mostraba un semblante que estuviera cien por ciento convencido.

— ¿Has visto el rostro de mi hermano? Has arruinado su hermoso y perfecto perfil, debería ser normal que te sientas arrepentido por más tiempo.

— ¿Me odia? — preguntó Hyungwon casi con la voz quebrada y Hoseok lo miró de manera cálida; ese chico no podía de ser malo de ninguna manera.

— Minhyuk jamás ha odiado a nadie. Es un ser de luz, así que tienes suerte.

Decirle eso hizo que Hyungwon consiguiera paz, aunque aún sentía que era bochornoso. — No sé cómo le daré la cara He perdido toda oportunidad de presentarme como el cuñado perfecto, Seokkie.

— Sí tan solo fueras menos malhumorado no te pasarían estas cosas. ¿Acaso matarás a golpes a quien sea que se me acerqué?—Hyungwon lo besó con mayor amplitud, el primer beso desde que regresó, así que su cuerpo vibró ante tal sentimiento; sonrió sobre los labios de Hoseok y se separó viendo como el mayor aun mantenía sus ojos cerrados, amaba mucho esa expresión y lo extraño tanto que casi pierde la razón.

— Caramba, si tengo que hacer eso con cada hombre que quiera ponerte una mano encima lo haría sin dudarlo, porque créeme Hoseok, eres mi hombre y ya no tienes escapatoria. — algo se encendió en el pecho de Hoseok debido a que eran muchos sentimientos que lo atacaban en ese instante. Nadie, durante los largos años de su vida, le había dicho tales palabras tan llenas de pasión; pero ahora Hyungwon las decía tan fácilmente y bastante seguro.

Sonrió para sí mismo y luego miró el lago, la luz de la luna lo hacía ver más esplendoroso; era como si lo estuviese llamando...

— ¿Quieres nadar?

— ¿En serio?

Hoseok asintió y comenzó a quitar su camisa dejando ver su torso bien trabajado— Quiero hacer esto antes de regresar a la cuidad. — Hyungwon pareció no entender las palabras del mayor, igual no quería que algo como eso sucediera nunca, así que no dijo nada y simplemente siguió al mayor al lago mientras dejaban sus ropas por la orilla.

— El agua está fría. — A pesar de que fue el de la idea, Hyungwon había sido el primero en entrar al agua; él se peinó hacia atrás el cabello que le caía por el rostro y secó el agua restante.

— Venga, la sentirá perfecta una vez esté dentro. — Hyungwon rio al instante y Hoseok tembló prácticamente.

— Eso no me trae ningún pensamiento puro. Deja ya de decir esas palabras en ese tono tan provocativo. — en un acto de valentía Hoseok entró por completo al agua y nadó hasta donde se encontraba el castaño, y cuando llegó al fin, el menor se aferró a su cuello y enrrolló sus piernas al rededor su cintura — Oh Dios, hace frío. Abrázame más fuerte. — Hoseok aceptó al menor con sumo placer, comenzó a pasar sus manos por su espalda mientras sentía como su cuerpo se calentaba poco a poco.

— Gracias a Dios estás aquí, Hoseok — Hyungwon repartió dulces besos en los labios gruesos de Hoseok y dio varios más por su cuello, comenzó a moverse contra su cuerpo y suspiró ansioso.

— No deberías estar haciendo esto. aquellas palabras salieron de la boca de Hoseok casi como un suspiro, su cuerpo temblaba ante el tacto del castaño y el frío claramente se había ido de su cuerpo.

— Será solo una vez, lo prometo. Siento que me volveré loco si no lo hago mio hora mismo... — Lo besó en cuanto terminó de hablar y sin querer escuchar ninguna objeción usó su lengua para entretenerlo y hacerlo caer; Hoseok podía mil veces discutir que no era apropiado, pero era un hombre y Hyungwon no conocía un hombre que no cayera luego de encontrar su punto.

Por cada caricia Hoseok sintió su cuerpo arder en segundos, agarró el cabello del castaño y tiró su cabeza hacía atrás para besar su cuello y dejar marcas que no serían fácil de ocultar, recorrió a punta de besos su pecho y jugó con sus pezones haciendolo jadear.

Cuando se sintió ansioso por continuar, Hoseok intentó penetrarlo robándole el aíre y haciendo que escondiera su rostro en su cuello, gimió alto por la sensación de entrar en el cuerpo del castaño, por el agua que ya no se sentía fría para nada y el ambiente simplemente que de la nada era perfecto; todo.

los labios de Hoseok a la luz de la luna se veían mucho más provocativos y el calor en su interior lo llenó de un placer abrumador. Hyungwon se dejó caer permitiendo que Hoseok terminara de deslizarse dentro suyo y gimió sobre sus labios, los cuales no dudó en besar profundamente y sin restricción.

— Dígame que le gusta — El castaño comenzó se aferraba al cuerpo de Hoseok ansioso, gimió en anticipación y jadeo una vez el mayor comenzó a moverse con cuidado.

— Me gusta todo de ti, Hyungwon — Hoseok habló gimiendo en seguida, se movió de nuevo embistiendo más lento y profundo, haciendo que Hyungwon echara una maldición al aire y regresara a devorarle los labios.

Lo embestia con anhelo haciendo que el cuerpo de Hyungwon se moviera producto de sus penetraciones, gemía sin ninguna vergüenza y se sentía libre de hacer lo que quería. Con furor Hyungwon se abrazó con mayor fuerza, su agarre buscaba mantenerlo cuerdo, los pulmones los tenía saturados y uno que otro quejido le fueron seguidos por más gemidos profundos.

— Me- me gusta. Por favor, sigue así... Siento... Ahh...

La velocidad de las estocadas aumentó, Hoseok disfrutaba ver el rostro lleno de placer de Hyungwon, sintió su vientre contraerse y una corriente que subió por toda su espina dorsal; siendo consciente de lo que le sucedía salió casi por completo del cuerpo del castaño embestió con fuerza hasta hacerlo gritar y gemir de placer, repitió aquello varias veces más y aumentó el ritmo y frecuencia hasta que ambos estuvieron satisfechos.

Para Hyungwon era muy diferente de lo que hubiese llegado a vivir, y en cuanto a Hoseok, su cuerpo y su mente comenzó a llenarse de ese sentimiento especial que lo invadió por completo.

— No me cansaría de esto jamás — Hyungwon apenas y recobraba el aire, besaba al rubio y sonreía totalmente enamorado de su hombre. — Y sé que te dije que sería una vez, pero no puedo detenerme aquí. — La risa de Hoseok sonó como eco al estallar en medio de la noche tranquila.

— ¡No te lo estoy impidiendo! Así que caballero de sonrisa brillante, más te vale que estés preparado porque pienso practicar mucho hoy — lo beso con gentileza, eso para Hyungwon era tan especial, porque a pesar de ser un adulto con experiencia y un amargado, aún sabía perfectamente cómo tratar con suavidad y cariño.

Hoseok de verdad que era alguien bastante especial y único.

— Te amo, Hoseok, estoy muriendo de amor por tí.

En el silencio de la noche, la enorme sonrisa que no ocultaba nada se fue opacado hasta quedar una ligera y reservada, Hoseok besó lentamente a Hyungwon, sintió su cuerpo delgado y acarició cada rincón con pausa y deseo; al separarse apoyó la frente en la del menor y lo miró a los ojos.

— ... Creó que yo también estoy muriendo de amor por tí, Hyungwon...

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Hola, mis personas favoritas.
Aquí les traigo un nuevo capítulo de Morir De Amor, espero que les guste los suficiente y las/los entretenga.
Muchas gracias por apoyar siempre.
Las adoro un montón!
Tengan una buena noche, dia, tarde.

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