III

§


— ¡Este si que es un milagrazo! Vos venís justo en el momento indicado, porque mi mujer estaba con los pelos de punta ya que va pa'un mes que no sabe nada del muchacho. — Hoseok le dio la mano al Señor Chae sonriendo amable, desde adentro salió la señora Chae limpiándose las manos con el delantal, en tanto buscaba a su hijo con la mirada; cuando lo encontró bajando del auto sus ojos casi se llenan de lágrimas.

—Señora Chae, está usted cada vez más hermosa. — La voz de Hoseok trajo de vuelta a la linda mujer,  ella giró a verlo sorprendida, sonrió y corrió a abrazarlo.

—¡Hoseok! gracias por haber venido a pasar el fin de semana. Estoy demasiado feliz de tenerlos aquí. — la emoción de la mujer era evidente, abrazó con fuerza al rubio de fuerte cuerpo y este le correspondió sin ningún problema.

—Mamá, Papá.

—¡Mi muchacho! Vení pa'acá a saludar a su papá. —Hyungwon sonrió y abrazó a su padre, este ultimo le dio un par de palmadas en la espalda y después se separó tomando al menor de los hombros, teniéndolo así lo sacudió un poco.

—Está más grandote mi muchacho.

Hyungwon se avergonzó de la actitud de su padre, no estaba de acuerdo con que exagerara y menos con Hoseok estando ahí presente. Seguramente él usaría eso para afirmar que seguía siendo un niño o peor. —Recorcholis papá, no me he ido por años. — trató de disimular desinterés, pero su padre insistía.

—Creéme cuando te digo que te ves más grande, caramba. — Por las palabras de su padre el castaño rió y miró en dirección a donde estaba Hoseok y su madre hablando, asintió con la cabeza y habló de nuevo.

—Tal vez sí, papá — se tragó un suspiro de enamorado y volvió a ver a su padre que lo esperaba con atención — ¿De verdad me veo más grande? Quizá más ¿como un adulto?

—Carajo, tampoco. Usted sigue siendo mi muchacho. — su rostro de una mostró el inconformismo.

—Pero, papá, acabas de decirlo. — le reclamó esperando dejara de jugar; esperaba fuera así.

—¡Vení, Mujer! mirá que este muchacho insiste en ser un adulto.

La señora Chae volteó a ver ante el llamado y corrió apenas vio a su hijo de pie en el porche junto a su esposo; lo abrazó fuerte muy fuerte, y lo miró de arriba a abajo buscando que este no tuviera ni una herida ni nada. —Ay, mi niño,  claro que eres un adulto. Ya eres un joven bastante responsable. Gracias por haber ayudado a Hoseok en todo lo que necesitaba, fuiste muy responsable. — Hyungwon miró sobre el hombro de su madre al rubio y este sonrió satisfecho.

—Padre, aunque Hyungwon no posea la edad para ello, pronto cumplirá 19 y después de eso 20; sólo miré su cuerpo y su estatura, es claro que está bien hecho su muchacho. — La mirada por parte de los padres de Hyungwon fue de absoluta sorpresa.  primero Hoseok llamó padre al Señor Chae y luego habló de Hyungwon de una manera desbordada que no era muy propia de él; hasta donde tenían presente Hoseok casi que lo odiaba debido al incidente con el auto. El menor sonrió con un leve sonrojo en su rostro y miró a Hoseok hacerlo también, él aclaró la garganta y continuó. — ammm, huele tan bien. Madre, debe haber cocinado algo fantástico. Siento que extrañaba esta hospitalidad lugareña. — nada más terminó el rubio comenzó a entrar en la casa y Hyungwon le alcanzó en una corrida, pasando su largo brazo por sus hombros lo rodeó brindando desde atrás una imagen muy atractiva; aprovechando la cercanía Hyungwon se acercó al oído de Hoseok y susurró.

—¿Padre, madre? —miró al más bajo y rió de nuevo. — ¿se enloqueció?

—Estoy pidiendo permiso de manera indirecta, así nadie podrá decir en un futuro que he hecho algo ilegal.

La risotada del castaño salió sin poderla contener y Hoseok le golpeó el costado avergonzado por la burla a sus palabras; estaba hablando en serio,  quería buscar la forma que lo aceptasen porque tenía muy claro que Hyungwon era el hijo preciado de los Chae y que no la tendría para nada fácil si actúaba de mala manera.

Por parte de los esposos, estos se miraron entre sí. La mujer sonrió con una expresión incrédula en su rostro y su esposo siguió con la mirada a los dos hombres que terminaban de entrar a la casa mientras jugaban entre los dos. —¿Padre? ¿Ese muchacho me llamó padre? — La señora Chae se rió mientras se cubría con la mano la boca, lo hacía de manera muy sutil.

— No sé, a mí me ha llamado madre. Pregúntale tú. — ni ella podía alcanzar a descifrar qué era lo que había sucedido para que todo terminara así, pero igualmente era muchísimo más placentero que verlos matarse entre ambos.

—Santa María... — la mujer le dio un beso en la mejilla a esposo y lo miró de nuevo

— ¿Qué piensas?

El viejo creyó no entender. —¿Sobre qué? —la miró y el corazón le palpitó emocionado al ver el rostro de su esposa; era hermosa,  igual a cuando la conoció.

—Cariño, sobre lo que acabamos de oír ¿qué piensas? —el señor suspiró y miró hacia la entrada de nuevo,  golpeó con los dedos el costado de su silla de ruedas en una señal clara de estar pensando y luego habló

—Ellos verán qué hacen. Ya soy muy viejo pa'esto.

La bella mujer sonrió aún más espléndido. —Perfecto, eso quería oír. Por eso eres el amor de mi vida. — El hombre rió por el comentario de su esposa y esta comenzó a llevarlo hacía dentro de la casa y así enfrentar como pareja la nueva noticia que les había llegado de imprevisto.

◇◇◇

Todos se encontraban en el comedor disfrutando de un grandioso almuerzo hecho por la señora Chae,  Hoseok comía con ganas y Hyungwon no podía creer cómo era que le gustaba tanto, si todo el tiempo se quejaba de que la comida del pueblo era increíblemente horrorosa.

—Hoseok, es un placer verte comer bien. Gracias a Dios hice comida suficiente. — Hoseok se saboreo hasta los dedos y sonrió feliz.

—Señora Chae, he quedado encantado con su comida y debo decir que me ha hecho mucha falta desde la última vez que estuve aquí. En serio. — Hyungwon entrecerró los ojos; Hoseok sólo quería quedar bien con su madre.

—Este muchacho es muy gracioso. —comentó el padre del menor y todos rieron contentos. Hoseok miró la escena de la bella familia sintiéndose cálido, y extrañó mucho a su hermano y madre.

Agachó la mirada evitado afligirse más.

Después del banquete Hoseok decidió descansar en el porche de la casa como la primera vez, se sentó en la mecedora y comenzó a disfrutar del fresco de la tarde mientras reposaba el almuerzo; se meció disfrutando de ver a los niños a fuera corriendo y divirtiéndose, de paso recordó cuando también disfrutaba de esa manera junto a su hermano Minhyuk.

llegó a su mente aquél día de verano, Minhyuk corría por todo el frente de la casa mientras llevaba puestas unas botas de mazinger Z y por su parte vestía un conjunto de Fullmetal Alchemist; en su camiseta tenía estampada a Edward Elric y lucía genial,  al menos para Hoseok quien era fan de la serie. Toda la mañana jugaron a un sin fin de juegos habidos y por haber, saltaron, pelearon y volvieron a reconciliarse hasta cuando su madre,  con su dulce voz, los llamó para tomar el almuerzo; corrieron y se abrazaron a ella amandola tanto... eran tiempos inolvidables y realmente maravillosos.

Observó a uno de los niños correr de un lado a otro y sonrió abiertamente al ver que se caía, parecía que iba a llorar pero otro chico se le acercó y lo motivó a levantarse y seguir jugando. La simple imagen era linda de ver y la sinceridad de los sentimientos de los niños le hizo ser consciente de lo que alguna vez dijo la señora Chae; eso de que uno nunca dejaba de ser niño. Se meció de nuevo y cerró los ojos,  aspiró el aire fresco y escuchó como alguien se acercaba desde atrás.

—Oh,  lindo...

Escuchó que comentaron como si nada.

Hoseok sintió como se acercaron por su costado y luego a su rostro, mantuvo los ojos cerrados fingiendo dormir, esperó a que el intruso estuviera lo suficientemente cerca, y cuando al fin sintió la respiración del menor prácticamente rozandolo,  abrió los ojos y le robó un beso.

Así, totalmente espontáneo y sorpresivo.

—¡Buh! —Dijo, para después echarse a reír como un niño, mientras que Hyungwon se cubría la boca con las manos; el menor abrió los ojos tan sorprendido, que fue evidente que no podía con la misma sorpresa.

—¿Esperabas tomarme por sorpresa? — algo de su arrogante ser supo brotar con palabras llenas de ironía y burla, era natural y Hyungwon lo sabía.

— ¡No es justo!

—Claro que lo es, y más si vienes siempre a mi como un acosador pervertido. — No era mentira que se sentía en la firme posición de haberlo hecho sin ningún problema, de haberlo asustado. Hoseok decía firmemente ser muy diestro en ya no dejarse sorprender, y menos luego de lo que, según Hoseok, fue la gran vergüenza de su vida; que Hyungwon prácticamente lo hubiese acorralado para tener sexo aún era tema de discusión y discutía constantemente que podía haberlo hecho mejor si tan sólo Hyungwon no lo hubiese presionado a mostrar su lado más tonto e inocente.

El orgullo era su motor, al fin y al cabo.

—Santos recorcholis, eres de boca dura ¿cómo se te ocurre decir tal cosa? —con un puchero Hyungwon se cruzó de brazos y miró a otro lado que no fuera a Hoseok porque quería mostrar su molestia ante las palabras del mayor.

—Tú también eres lindo... — el orgullo fue momentáneo, porque apenas escuchó esas palabras por parte del rubio, de nuevo una sonrisa se formó en el rostro del castaño; juguetón caminó hacia él, rodeó su cuello con sus brazos y besó su barbilla como acostumbraba hacer siempre, luego dio un beso corto en sus labios, uno corto y lleno de sentimiento. 

—Te amo. —musitó el menor separándose y mirándolo a los ojos. Hoseok sintió su cuerpo temblar una vez lo escuchó, pero mantuvo la calma, sonrió y asintió con la cabeza sin decir nada más; para Hyungwon no era una acción que fuese adecuada para responder a sus palabras sinceras, pero agradecía mucho que al menos el mayor no se había levantado gritando histérico,  eso ya era un enorme avance en su relación.

Para los dos, el tiempo que pasaban juntos simplemente era el mejor, se centraban en eso y lo veían suficiente para justificar muchas cosas.

Hyungwon se sentó sobre las piernas del mayor acurrucandose  como pudo, cómodo puso la cabeza sobre su fuerte pecho,  mientras este le abarcó el largo cuerpo con sus brazos; lo sintió tan bien, tan correcto y tan cálido, que no le interesó que tal vez los vecinos chismosos de al rededor estuvieran haciendo alguna platica sin sentido

¿Qué iban a saber ellos lo se sentía?

Sentía hasta lástima por esos pobres que no se habían enamorado de verdad.

—Pesas demasiado y eres muy grande ¿qué haces? — a pesar de tenerlo ahí entre sus brazos, una queja no se libró de ser lanzada por parte de Hoseok; Hyungwon simplemente suspiró satisfecho.

— Tan cálido. — se acomodó incluso más sintiéndose libre — Me encanta estar así contigo, mi vida.

Las palabras del castaño eran vibrantes, llenas de vida,  con la energía y la pasión que solo un adolescente puede tener. A claramente Hoseok eso le encantó y vaya que le fascinaba todo de Hyungwon, pero se limitaba a decir sólo palabras que hicieran salir una que otra sonrisa del castaño que tenía entre sus brazos; lo adoraba, pero no aceptaba aún que su sentimiento pudiera ir más allá del amor.

— Tú también me haces sentir muy cálido, mi amor...

◇◇◇

En la noche, mientras jugaban cartas en la sala de la casa, Hoseok miró con intensidad al rostro de la señora Chae intentando descubrir cuál sería su próxima jugada; solo necesitaba una carta,  una sola y ganaría la partida, estaba seguro que esta vez lo lograría.

—¿Cuál escoges? Vamos, no temas. —dijo la mujer retando a Hoseok. Hyungwon y su padre veían desde el sofá a los dos súper concentrados en la partida, la tensión entre  ambos era evidente, pero mentiría si dijera que no deseaba que su hombre ganara esta vez.

—Escojo... — Hyungwon juntó las manos casi rezando y una gota de sudor recorrió la sien del mayor cayendo después por su mejilla,  él miraba fijamente la baraja deseando tener la suerte que siempre había tenido para los negocios, y que parecía haber perdido de repente durante todo el juego. —¡escojo esta!

—¡Ha! —soltó muy animada la mujer—

—Oh, no.  Esto no es justo ¡Casi lo tenía! — Su queja se escuchó por todo el lugar, Hyungwon se desinfló tirándose por completo en el sofá y el señor Chae rio netamente orgulloso de su esposa.

—¡He ganado, de nuevo!

Llevaban más de cuatro horas jugando y Hoseok no había podido ganarle ni una sola vez a la señora Chae, ella parecía ser demasiado hábil en esas cosas, tanto, que el rubio llegó a dudar de si alguna vez aprendió o no jugar. Se levantó cansado y dió un par de golpes en su trasero por el entumecimiento, por otro lado, la madre de Hyungwon celebraba su victoria #20 y reía alegre por el buen rato que estaba pasando.

Para Hoseok no era fácil tener rendirse en algo,  no lo era,  le gustaba retarse e ir más a allá de lo que pudiera dar y es por eso que le resultaba sencillo y satisfactorio el manejar los negocios; lo hacía muy bien, Solo que esta vez ya no podía seguir así,  si continuaba retando a la madre de Hyungwon terminaría en bancarrota. Soltando un suspiro lleno de derrota encendió la televisión, encontrándose con que estaban dando las noticias, hacia tanto que no oía nada del mundo exterior, que se sintió curioso y extrañamente animado.

"Y en últimas noticias.  El gran emporio Lee,  propietarios de empresas de alimentos,  escuelas e infraestructuras,  han presentado la mayor baja en sus balances económicos en el último mes. Su actual presidente, Lee Sung In, no ha rendido ninguna declaración respecto a la crisis por la cual está pasando la empresa o tan siquiera de por qué han dejado de enviar los apoyos a las principales escuelas que administran.

Cabe resaltar que se esperaba que el presidente a cargo fuera el hijo del antiguo presidente,  Lee Ho Wook, el aclamado economista y administrador Lee Hoseok,  habilidoso CEO que llevó al emporio a su máximo esplendor durante los últimos años y quién al parecer renunció en los últimos meses, dejando así la empresa en manos de su primo.

Volvemos al estudio."

Durante la transmisión de la noticia enfocaban uno de los edificios más famosos de todo Corea, la familia ahí presente miró la televisión con alta impresión, mientras que Hoseok endureció su mirada. El rubio saltó asombrado al sentir que su teléfono sonaba en su bolsillo, soltando un suspiro se preparó para lo inevitable.

—¿Qué fue lo que sucedió? —Contestó rápidamente suponiendo el motivo de la llamada.

—Esto está mal, hyung,  hemos sido tema de noticia mucho antes de lo que esperamos. Los medios no están siendo nada amables, y aunque Minhyuk está de camino para encontrarse contigo y arreglar todo, no logramos contener a los noticieros de reportar la situación de la empresa. Necesitamos que regreses y tomes el puesto de presidente cuanto antes.

—No lo haré. — Ya había renunciado, lo que sabía con bastante claridad es que ese ya no era problema suyo.

—¡hyung, por favor! — gritó el hombre al otro lado de la linea— ¡Si no solucionamos esto pronto vamos a ser ahorcados todos!

—¿Por qué Minhyuk no estaba en la presidencia?— Hoseok se movió de donde estaba y comenzó a salir de la sala, Hyungwon se levantó del sillón dispuesto a seguirlo pero su madre lo detuvo negando con su cabeza; con un bufido volvió a sentarse crazado los brazos, mientras veía al mayor irse.

—Fue el mandato de los ancianos, pero Sung In ha desaparecido por completo, ese maldito irresponsable lleva semanas enteras sin contestar su teléfono y he ido a todos los bares, burdeles o zonas iguales en Seúl y no aparece ¿qué más debería hacer para remediar esto? — sonaba desesperado es cierto, pero no había nada que pudiera cambiar la decisión ya tomada de Hoseok.

—¡Debieron haber pensado en eso cuando le dieron la presidencia a ese desquiciado!   Changkyun ¿qué fue lo que te pedí antes de salir de viaje? ¿Por qué no lo cumpliste?

—Le insistí muchas veces, creeme, pero siempre me dijo que era la decisión que había tomado tu abuelo ¿¡qué podía hacer yo!? ¡Hoseok, soy un simple empleado! — el rubio suspiró fuerte, se encontraba ahora en el porche y camina de un lado a otro frotándose la frente, se sentía ya agotado de tanto pensar en una solución.

—¿dices que Minhyuk está en camino?

— Salió desde temprano con algunos abogados. De alguna manera piensa que no vendrás, pero lo harás  ¿cierto? ¿Hoseok?

—Changkyun,  dile a Jooheon que me llame y que comience a crear un plan de acción.

—¿Hyung? No piensas dejar esto así ¿cierto? ¿Hos... — Sin importarle la preocupación de su amigo colgó el teléfono y entró de nuevo decidido a volver a la cabaña. 

—Hoseok ¿qué es lo que pasa? — la señora Chae se veía preocupada — ¿por qué tienes esa cara?

—Lo siento, señora y señor Chae, tengo que volver. — se excusó buscando rápidamente sus cosas y la mujer asintió entregándole su chaqueta.

—¿Volver? ¿Volver a dónde? — el rostro de Hyungwon mostró todo el horror que sentía, y al fin siendo consciente de que sus decisiones ya no lo abarcaban sólo a él sino al menor también, lo miró ablandado su expresión en busca de que se tranquilizara; Hoseok pudo sentir su preocupación, así que respiró y tomó todo con más calma.

— Regresaré a la cabaña,  debo encontrarme con mis abogados ahí. — le explicó para comenzar, aunque eso no era suficiente para mantener al menor satisfecho sobre nada.

—Bueno, pues iré por mi chaqueta. —Hyungwon se apuró a ir hacia el comedor, pero el mayor lo detuvo tomándolo del brazo y poniéndolo de frente, tenía que hablarle de una manera que pudiera entender y ahí era donde su paciencia comenzaba a estar en prueba.

—Tú te quedas.

—¿Qué? —preguntó Hyungwon completamente incrédulo — ¿por qué debería quedarme? No, yo voy con usted.

—Es mejor que estés aquí por si a algún periodista llega a colarse por ahí,  no será bueno para tí de ninguna forma. — espero que con eso fuese suficiente para convencerlo, pero lo dudaba debido a la expresión en el rostro del menor.

—Pero...

—Sí eres un hombre sabrás entender mis razones y esperarme. Ahora, pórtate bien y quédate aquí,  junto a tu madre.

—Pero, Hoseok...

El mayor tomó su maleta saliendo de la casa y en el camino contestó otra de las mil llamadas que recibiría, detrás de él fue Hyungwon, quien se detuvo en el porche incapaz de hacer comprender al mayor su gran necesidad de ir con él y apoyarlo en lo que sea necesitara; era su hombre y se veía muy preocupado, lo que sea que estuviera sucediendo necesitaba estar ahí para él.

Terminando de acomodar todo, Hoseok  cerró la puerta del auto y caminó de regresó al porche, el menor permanecía de pie en el lugar, estaba firme ahí y de alguna manera se veía más alto y más sexy que nunca; eso lo perjudicó un poco.

—Volveré. — Se acercó a Hyungwon y lo besó con verdadera pasión, profundizó el beso al atraer más cerca su cuerpo, y cuando sus pulmones exigieron aire se separó y lo miró con un deseo abrumador saliendosele por los ojos; no quería demorar más su ida ni hacer más difícil la separación de lo que ya era, así que guardó sus sentimientos, apretó los labios y giró de regreso al auto.

—¡Espera, Hoseok! — el mencionado volteó a ver a Hyungwon que lo llamaba con tanta euforia, encontrándose con que este corría de nuevo hacia él. El mayor lo recibió entre sus brazos, cargandolo dejó que le acunara el rostro y que volviera a besarlo, Hyungwon lo besó una y otra vez, besos largos,  cortos, besos profundos....

—Hoseok, yo necesito ir.

—No es un No. Dios, eres demasiado intenso ¿Quién más podría soportarte sino yo? — sus palabras fueron dichas con completa seguridad — Mientras esté trabajando quiero que te cuides y nada de visitas al remedo de medico, hablo en serio. Maldito, playboy.

Hyungwon se le quedó viendo tan perdidamente, Hoseok lo sostenía en el aire, sus piernas se aferraban a su cuerpo musculoso y sus brazos le rodeaban el cuello, él seguía discutiendo sobre algo incomprensible que había dejado de escuchar hace mucho y simplemente se centro en el sentimiento que su pecho albergaba con tanto furor.

Lo abrazó soltando un profundo suspiro,  de verdad no quería dejarlo ir.

—Te amo, Hoseok.

El mayor se detuvo de advertirle sobre ir a buscar cualquier otro muchacho en su ausencia, se lo quitó de encima, lo miró, sonrío y lo besó de nuevo; esta vez se tomó su tiempo disfrutando cada momento en que sus labios apretaban los gruesos del menor, su mano acarició su nuca y se encantó con su dulce aroma

—Volveré por tí,  lo prometo.

Con esas palabras Hoseok dio vuelta al auto y entró, se puso el cinturón mirando por el retrovisor,  Hyungwon frotaba sus ojos y sintió que el corazón se le partía en mil pedazos; no entendía cómo podían las cosas salir tan mal de repente y juró vengarse de su primo en cuanto lo encontrara. Anulando las ganas de bajarse de nuevo y llevarse consigo a Hyungwon,  comenzó a manejar alejándose poco a poco para así enfrentar el desastre que tenía por delante.

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Hola, mis personas favoritas.
Aquí hay una nueva actualización de Morir De Amor, espero que les guste lo suficiente, que sea de su agrado y que haya llenado sus expectativas.
Gracias por siempre apoyar, por sus votos, comentarios y amor.
Nos leemos en el siguiente capítulo.
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