LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA,
capitulo veintisiete: el nuevo equipo!

UN AÑO DESPUÉS.

Manhattan, Nueva York, Estados Unidos.

          IRINA MORGAN CEPILLÓ SU CABELLO CON SUAVIDAD. Buscó su camiseta blanca con pereza entre las sábanas y miró la hora en el reloj: 9 am.

          —Buenos días—saludó Steve apoyando su hombro en el pie de la puerta.

          Morgan sonrió con pereza mientras se frotaba los ojos—Buenos días.

          —¿Estás lista?

          —¿Para qué?

          —Conocerás a tu equipo.

          —¿Qué?

          —Luego de un año de entrenamiento, Tony y yo hemos estado pensando...—Steve se rascó la nuca, intentando de encontrar las palabras necesarias—. En que deberías unirte a los vengadores.

          Irina alzó una ceja—Debes estar bromeando. ¿Yo en los Vengadores?

          —Todos han visto tu progreso y según Thor, piensa que eres digna.

          Morgan soltó una ligera carcajada al comentario, Steve no sabía si se burlaba de él o se había reido del comentario. Irina se levantó y le abrazó con fuerza—Si piensas que me estoy riendo de ti, no lo es—dijo en su oído y luego le miró a los ojos—. Pensé que nunca entraría una asesina de HYDRA a los Vengadores. Es...sorprendente.

          —Vaya que lo es—murmuró y abrazó la parte baja de la muchacha para atraerla a su cuerpo.

          —Debo admitir que también me siento alagada por esa oferta—murmuró ella sonriente—. Y la aceptaré con gusto.

          —¿De verdad?—preguntó Steve sonriendo contra sus labios y la besó rápidamente—. Entonces te daremos la bienvenida.

          Irina volvió a sonreír y besó los labios de Steve suavemente. El super soldado la arrastró por los incontables pasillos que la torre tenía, subieron un par de escaleras y Steve la llevó al laboratorio donde se encontraban todos. Ambos se quedaron en la puerta e Irina pudo ver a los miembros del equipo. Natasha estaba entre ellos y pudo divisar a Erika Barton por allí.

          —¿Lista?—preguntó Steve.

          Morgan asintió rápidamente, ansiosa. Steve abrió la puerta y condujo a Morgan por las escaleras, todos desviaron su mirada hacia ella. La castaña sentía todos los ojos sobre ella y por un momento se sintió nerviosa. Steve le apretó la mano y le envió una mirada reconfortante. Irina observó a todos los Vengadores juntos y Steve fue el primero en hablar—Vengadores, les presento a Irina Morgan.

          Y por un momento, el silencio se formó en la sala.

          —Creo que la dejaste sin palabras, Rogers—dijo Erika y caminó hasta Irina para abrazarle—. ¿Sabes cómo he pasado el verano con este?—señaló a un hombre de ojos azules.

          —Me lo imagino—murmuró Irina e hizo contacto visual con Clint—. No esperaba volver a encontrarte, Clint.

          —Ni me lo digas—respondió este—. Es un gusto volver a verte.

          —Espera, ¿Ya se conocían?—preguntó Tony frunciendo el ceño.

          —Tuve un pequeño enfrentamiento con él cuando trabajaba para HYDRA.

          —Vaya forma de presentarse—dijo Steve.

          —Lo sé—dijo Irina y observó al resto—. Los conozco a todos, en realidad. HYDRA me ha capacitado en casi todos los aspectos—miró a un hombre con anteojos—. Usted es el doctor Bruce Banner, un científico en bioquímica de primera y eso es completamente fascinante. Tú poder al enojarte es completa asombroso pero horrible—observó a Tony—. Tú eres el magnífico Tony Stark, aunque antes me parecías más idiota de lo que pensaba pero te tengo cariño ¿sabes?—luego miró a Erika y a Clint—. Ustedes dos son tan iguales que a simple vista solamente se distingue el género pero ya vi lo que han hecho. La primera pelea de Erika fue lo que ocurrió en Nueva York hace cuatro años y con ello se convirtió en una Vengadora. Clint tiene la precisión y la vista de un pájaro. Y digo esto porque casi termino con una flecha explosiva en la cabeza—miró a Natasha—. Tú eres como yo, una asesina completamente entenada. Armada hasta por los codos y puede derrotar a un soldado hasta con el dedo pulgar—observó a Steve—. Y tú eres el super solado que Howard Stark creó a la perfección, realmente no sabía que Soldat era Bucky pero al saber que te habían congelado...otras personas corrieron por la misma suerte—miró a un hombre rubio con su capa roja—. Tú eres el dios nórdico del Trueno, Thor. Tu hermano Loki ha estado aquí, pero HYDRA también conoció lo que ocurrió cuando viniste por primera vez a la tierra. Pero después de todo, con lo ocurrido en nueva York. HYDRA quería el Teseracto, me habían enviado a mi para buscarlo junto a mi amiga Tatyana. Demasiado tarde.

          —Pues...creo que ella sabe más de nosotros que nosotros mismos—añadió Bruce.

          —Eres un libro de sorpresas, niña—dijo Clint con los brazos cruzados—. Pareces Wikipedia.

          —Papá...—regañó la menor de los Barton.

          —¡Es la verdad!

          Irina soltó una ligera carcajada mientras veía como Erika golpeaba el brazo de su padre.

          —Pero será un gusto tenerte entre nosotros—acotó Tony sonriendo de lado a lado—. Y eso significa que le daremos la bienvenida como se debe.

          Thor negó—Stark, no me gusta esa cara.

          —Lo haremos entre nosotros, Ricitos de Oro—le palmeó la espalda—. Esta noche.

          —¿Acabas de llamar a Thor: Ricitos de Oro?—preguntó Irina.

          —Ajá—respondió el millonario—. A Steve lo llamo Capi, a Nat es normal que la llame Romanoff, Clint es Légolas, Erika es Katniss, Thor es Ricitos de Oro, Bruce no tiene sobrenombre y a ti...¡Ojitos diabólicos!

          Irina rodó los ojos mientras maldecía entre dientes por el sobrenombre que Tony le había dado.

          —No te molestes por ello—murmuró Steve—. Te acostumbrarás.

          —Bien, pero ella sabe quiénes somos, pero nosotros también sabemos quién es ella—dijo Bruce.

          —Lo imagino, han leído mis archivos.

          Todos se quedaron boquiabiertos, excepto las Romanoff y Steve.

          —¿Cómo supiste eso?—preguntó Thor.

          —Es uno de mis dones, soy telepata—replicó la castaña con sencillez—. Prosigan. Quiero ver que más han leído.

          —Tus padres fallecieron en 1996, un accidente que HYDRA provocó—continuó Steve—. Tú estabas allí, cuando tenías 5 años. Bucky te encontró y su misión era eliminar a tus padres y te llevó a HYDRA. Terminaste de criarte en un lugar en las montañas.

          —Siberia—acotó Irina—. Se llama Siberia. Allí terminé.

          —Luego de ello, fuiste entrenada como una asesina a sangre fría y te mejoraron—dijo Tony—. Ahora eres una asesina completamente mejorada capaz de patearle el trasero a Clint.

          —Estoy planteándome pateártelo a ti.

          —Qué amoroso, papá—se mofó Erika.

          —Lo heredaste de mi.

          —Pues vaya mierda.

          —¿Me dejan terminar?—habló Tony—. Bueno, pues al convertirte en un asesina. Te confinaron en una caja a los 12 años.

          —Lo recuerdo—murmuró la muchacha al sentarse en una silla cercana—. Me habían dejado bajo el cargo de la doctora Krostov. Pero la he conocido antes, en una ocasión.

          —Luego de eso, has estado entrenando y asesinando personas hasta hace un año.

          —Fue por que decidí escapar—respondió mirando a Tony—. Y luego ocurrió el incidente de Washington. Que traté de avisarles, pero nadie me creyó.

          —Hasta pocos días después—carraspeó Erika.

          —Eso es todo lo que conocemos sobre ti—dijo Bruce apoyando una mano en el hombro de Irina—. Sabemos que eres una fugitiva de la justicia, pero ahora eres una Vengadora. Estás a salvo. Nadie te tocará ni te lastimará.

          —Y por eso somos un equipo—dijo Natasha sonriendo—. Una familia.

          Irina sonrió torcidamente—Y vaya...qué familia.

          —Ahora puedes hacer todas las preguntas que quieras—anunció Tony.

          Irina observó a Thor y luego a los demás—¿Alguno logró levantar el martillo de Thor?

          Todos fruncieron el ceño y se miraron entre ellos. Irina observó a Steve mientras se encogía de hombros.

          —En realidad, lady Morgan—bramó Thor levantando su martillo un poco—. Nadie lo ha hecho aún.

          —Eso significa que yo tampoco podré levantarlo.

          —Bueno, pagaría bastante por verte intentarlo—se mofó Clint.

          —Con gusto, Barton. Pero no hoy.

          —Entonces...¡Habrá fiesta esta noche!—anunció Tony.

          —Tony, por favor cállate—murmuró Steve tomando la mano de Irina—. Afectas a Irina.

          —No es verdad. Tú la afectas a ella.

          —Sí, claro—dijo Irina despidiéndose de los demás—. Creo que pasaré el resto del día con mi Capitán Idiota.

          —¡Irina!

          La castaña soltó una carcajada mientras abandonaba el lugar con Steve Rogers.

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