xxiii. una decisión peligrosa


LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA,
capitulo veintitrés: una decisión peligrosa!



Siberia, años antes

          LA DOCTORA KROSTOV PERMANECÍA SENTADA EN EL ESCRITORIO, mientras que Irina Morgan—con solo 12 años—, jugaba con unos cubos de madera.

          —Irina...¿Puedo hacerte una pregunta?

          La muchacha le miró mientras que dejaba los cubos en el suelo con sus poderes. Sus ojos volvieron al verde que tenían y asintió en silencio.

          —¿Recuerdas a tus padres?

          Irina intentó de buscar alguna memoria del sus padres en sus recuerdos. Pero lo que recordaba eran gritos y llantos, una camilla que se movían una voz femenina que le decía constantemente: "Todo va a estar bien, estás a salvo". Negó lentamente con la cabeza y volvió su mirada hacia los cubos—El doctor Livvy dijo que mis padres me odiaban por ser una zorra malcriada y por eso me dejaron aquí—respondió.

          La doctora Krostov anotó eso en su carpeta y observó cómo Morgan volvía a jugar con los cubos de madera haciendo uso de sus poderes. La curiosidad le carcomía la cabeza, ella quería saber cómo Irina había adquirido esos poderes tan extraordinarios. Pero al mismo tiempo le asustaba y supuso que a Irina también le asustaban. Irina movió sus dedos lentamente, moviendo los cubos con lentitud, concentrándose en ellos solamente. Sus ojos verdes se volvieron azules, concentrándose en los cubos que flotaban en sincronía. La doctora los miró atentamente, esperando a que Irina hiciera algún movimiento más. Otra pregunta salió de sus labios—¿Cómo llegaste aquí?

          —Me dijeron que tuve un accidente y me encontraron—respondió sin perder la absoluta concentración en los cubos que levitaban gracias a su poder—. Casi muero, según ellos. Pero lograron salvarme.

          —¿Pero no recuerdas nada antes del accidente y eso?¿Nada?

          Morgan negó lentamente y continuó con sus cubos. Anotó en su carpeta: "Ver registros clínicos" y se levantó para sentarse al lado de Morgan. Observó sus ojos lentamente, examinando algún defecto. Pero no encontró ninguno.

          —¿Qué tanto miras?—le preguntó Irina.

          —Nada—respondió la doctora—. Porque no hay un defecto alguno en ti. Y eso es lo que me sorprende.

          —Claro que hay defectos, siempre los hay. Solo que falta tiempo para que lo veas.

          —Pues por ahora veo que está normal—resolvió Alyna alternando su vista en los cubos y en ella—. Y sí, puede que en poco tiempo lo vea. Aunque no creo que hayan imperfecciones.

          —Doctora, siempre hay imperfecciones—aclaró Irina, observándole con sus ojos azules—. Y eso siempre causa una falla en el sistema volviéndolo peligroso.

          —¿Y cómo sabes eso?—preguntó Alyna con cuidado, mirándole fijamente con sus ojos marrones—. ¿Cómo descifras eso?

          —No lo sé—respondió Irina volviendo con sus cubos otra vez—. Solo lo sé.

          Y la doctora Krostov agarró su carpeta una vez más para anotar: "Posibles visiones del futuro". Mientras que Morgan siguió moviendo los cubos con su mano.




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          Irina Morgan pisó el pasto del cementerio que había a las afueras de Washington. Entrando al silencio profundo de los muertos. No se sentía asustada pero se mantenía caminando lentamente mientras buscaba a sus compañeros. Natasha debía buscar algo y dejo que la acompañaría después. Irina retomó lo que había dicho Fury, ¿acaso era una pista para saber más sobre ella? O...¿una simple información acerca de lo que se avecinaba?. Ella no estaba segura en qué lugar estaba ahora, porque ya no era SHIELD y HYDRA. Ya no era nada. Pero Morgan juró estar de parte de los buenos, y así lo haría con Tatyana y Bucky. Caminó un par de pasos más y divisó a un hombre caminando hacia tres personas. Y sonrió, se permitió sonreír al reconocerlos. Nick Fury se mantuvo mirando la lápida con su nombre, Irina le veía desde lejos mientras se acercaba. Steve y Sam estaban junto a él. Erika también estaba allí. Caminó hasta ellos y Steve le recibió con una sonrisa.

          —Así que tuviste una buena experiencia—habló y observó a Irina—. ¿Cómo ha ido?

          —Mejor de lo que yo pensé—y miró la lápida—. "El camino de un hombre recto". Qué profundo...y estúpido.

          Fury soltó una ligera risotada mientras que miraba la lápida y luego observó a los tres que se encontraban parados frente a ella—Buscaré en los archivos de HYDRA. Parece que muchos no estaban en el mismo barco.

          —Otra mentira indescifrable—declaró Barton—. ¿Dejarás de esconder secretos, Nick? Porque no te creo.

          —Me voy a Europa esta noche—continuó—. Quería preguntarte si querías acompañarme.

          —Tengo que hacer algo primero—habló Steve.

          Fury miró a Morgan—¿Y qué me dices, Ultraviolent?

          Irina sonrió y abrazó a Steve—Gracias, pero no gracias. Prefiero quedarme con mi nuevo hogar y debo hacer algo con él primero. Y es de suma importancia.

          —Ustedes dos me dan asco—murmuró Erika.

          —¿Qué opinas, Erika?

          —Lo siento, Nick—respondió la muchacha—. Tengo a mi padre y...él no quiere que siga la carrera de espía. No por ahora. Además...le faltan enseñarme un par de trucos.

          —¿Y tú, Wilson? Necesito a alguien como tú.

          El intercambió miradas con Steve—Soy más un soldado que un espía.

          —De acuerdo—concluyó Fury y le tendió la mano sana a Steve y a Sam. Erika lo abrazó e Irina también—. Si alguien pregunta por mí, le dices que lo puedo encontrar después—y señaló su tumba—. Justo aquí.

          —Lo haremos, no lo dudes—declaró la castaña—. Buena suerte, Nick.

          —Debes de sentirte honrado—escucharon a Natasha Romanoff acercarse—. Dale las gracias.

          Todos se dieron la vuelta e Irina fue la única que vio a Fury desaparecer entre los árboles. Los cuatro se acercaron a la espía mientras que ella sonreía.

          —¿Te vas con él?—preguntó Steve.

          —Nope.

          —¿Te quedas aquí?—preguntó Morgan.

          —Revelaron mis identidades, tengo que encontrarme una nueva—respondió ella—. Y Erika debe irse con Clint. Está preocupado.

          —Ni me lo menciones, mamá.

          —¿Podrías ser un poco menos misteriosa, Romanoff?

          —Eso espero, Morgan—habló e hizo una pausa, sacando una carpeta—. Esto es lo que pediste. Hice uno que otro favor.

          Morgan observó las carpetas: N°12 y N°17. Eran los archivos de ella y Bucky Barnes. Irina los observó frunciendo el ceño y miró a Steve—¿Porqué...?

          —Porque pensaba que tendrías el derecho de verlos—respondió Steve—. Porque estos son parte de ti. Porque ya no eres un proyecto, eres libre.

          —¿Estás bien ahora?—preguntó Nat a Steve—. Hazme un favor y ve con Morgan a bailar. Sal con ella.

          —Y no a la enfermera.

          —¿Cómo se llamaba?—preguntó Steve.

          —Sharon—respondió Natasha y se acercó a Steve para darle un beso en la mejilla. Se separó de él y miró a Erika—. Tu padre te espera, pequeña Katniss.

          —Lo que me faltaba.

          Ambas comenzaron a dar un par de pasos y Natasha se detuvo—Tengan cuidado, chicos. Tal vez sería mejor terminar con Irina y nada más.

          —Sabes que no pararé hasta dar con Tatyana. Pero lo tomaré como un "Buena suerte".

          Y sin más, las dos se fueron. Sam se acercó y vio como Steve abría la carpeta. Estaba la foto de Bucky criogenizado pero debajo había una foto de él en los años 40. Irina lo observó con atención y Sam Wilson súbitamente dijo:

          —¿Voy tras él?

          —No es necesario que vengas con nosotros—repuso Steve.

          —Si, lo sé—respondió Sam.

          Irina abrió su carpeta, observando su foto detrás de ella. Todo lo que había acerca de ella era cierto: datos médicos, sesiones con la doctora, todo lo que ella recordaba estaba allí y seguiría allí plasmado para toda la eternidad. Todo aquel dolor, todo aquel sufrimiento. Vio que todo estaba escrito en ruso y ella lo comprendía perfectamente. Cambió la página y vio un mensaje en sus datos médicos:

          10 – 11 – 2006 / ÚLTIMA SESIÓN CON KROSTOV.

          A un lado de aquella anotación, vio que estaba la foto que se había sacado con ella a los 13—la única foto—recordando que esa fecha fue la última vez que vio a Krostov antes de la catástrofe. Cerró la carpeta, dispuesta a hacerle frente a lo que se avecinaba. Miró a Steve y decidida dijo—¿Cuándo empezamos, Capitán?

          —Ya lo hiciste, Ultraviolent. 





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