xxi. de regreso a casa


LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA,
capitulo veintiuno: de regreso a casa!



          EL SOLDADO DEL INVIERNO ARRASTRÓ A STEVE ROGERS Y A LA PERSONA QUE ALGUNA VEZ FUE SU COMPAÑERA: IRYNA MORGAN, la muchacha terminó escupiendo agua y buscó el oxígeno que necesitaba. Estaba débil, todo el dolor carcomía su cuerpo y sus poderes no podían detener aquel dolor.

          Vio que el soldado comenzó a alejarse y le llamó—¡Bucky!

          Este se detuvo y se giró para mirar a la muchacha. Irina intentó moverse pero no lo logró, tragó saliva con dureza y le sostuvo la mirada al soldado—Gracias—dijo finalmente, para luego mirar a Steve—. ¿Dónde está Tatyana?

          —La llevaron a otra base, en Europa.

          —¿Q-Qué?

          Irina intentó procesar lo que él le había dicho, sentía que se desvanecía cada segundo que pasaba. Y sin más, vio que él se alejaba poco a poco. Comenzó a marearse, a sentirse débil y a desvanecerse. Se recostó contra el pecho de Steve, escuchando como recuperaba la respiración y luego como ella cerraba los ojos poco a poco.




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Siberia, años antes.

          —Morgan—habló un hombre a través del vidrio—. Hay alguien que quiere verte. Levántate.

          La muchacha obedeció y se levantó lentamente, fijando su mirada hacia una muchacha de cabello bien corto y castaño. Se acercó a pasos lentos, descalza y débil. La susodicha esperó con paciencia y sus ojos se movían ante los movimientos lentos de Morgan. Irina se detuvo frente al vidrio y miró a través de ella.

          —Hola, Morgan.

          Y esa voz resonó por toda la habitación, inundando los oídos de Irina. La joven no se movió, sus ojos le miraron sin expresión alguna. La castaña oscura le miraba con atención, se encontraba muy pálida y sus ojos al principio eran negros pero luego se relajaron permitiéndole ver sus ojos verdes.

          —Gusto en conocerte, de todas formas—respondió seca.

          La castaña oscura miró al doctor que estaba a su lado, alzando una ceja—¿Podría entrar para hacerle unas preguntas?

          —Me temo que es muy arriesgado, hace una semana tuvimos un...episodio.

          —Tomaré los riesgos—acotó la joven—. Por favor.

          El doctor pareció meditar su respuesta, tenía miedo por la seguridad de la doctora y también por Morgan, pero finalmente accedió asintiendo con la cabeza. Miró a Morgan con sus ojos marrones y declaró—Morgan, siéntate en la cama.

          La muchacha obedeció sin chistar, caminó hasta la cama y se sentó tranquilamente en la misma. El doctor Livvy miró a la muchacha de cabello oscuro y abrió la puerta—Tiene una hora.

          —Perfecto—sonrió—. Muchas gracias, doctor Livvy.

          Al no agregar nada más, la joven doctora cruzó el umbral y entró en la habitación donde confinaban a Irina. La doctora caminó hasta la mesa, para apoyar sus manos en ella y miró a la muchacha de 10 años.

          —Sabes que yo no muerdo, Irina—espetó la doctora.

          —¿Por qué llevas un arma?—preguntó la muchacha, con aquel destello de curiosidad en sus ojos—. Pensé que los doctores nunca llevaban una.

          La doctora hizo una mueca y le miró fijamente—Es por seguridad, lyubov'¹. En mi trabajo también corro riesgos, siempre hay alguien que se interpone en mi camino.

          —Hablas ruso—afirmó Irina.

          —Sí y sé que tú no te llevas tan bien con el idioma.

          —He sobrevivido con él durante cinco años—respondió Morgan mirándole fijamente—. Ellos me enseñaron todo lo que sé.

          —¿Haces otras cosas además de estar...ya sabes...encerrada aquí?—comenzó a acercarse lentamente.

          —Bailo Ballet—abrió la boca para soltar aquellas palabras, mientras que miraba cómo la doctora se acercaba—. La profesora es algo exigente y suele castigar a las chicas que hacen mal las cosas.

          La doctora examinó sus ojos verdes, mostrando pequeños fragmentos de azul en ellos—¿Y te ha castigado?

          Morgan asintió y aclaró su garganta—Sí, desde ese momento, usé mis poderes en secreto para evitar caerme.

          —¿Pero qué clase de castigos son?

          —En su mayoría, nos azota en los brazos con su fusta o si no...ella nos envía con Soldat.

          '¿Soldat?' Se preguntó la doctora.

          'Puedo escucharte' Le habló Morgan en su cabeza y la doctora abrió los ojos de par en par.

          —¿Por qué estoy escuchando tu voz en mi mente?—se apartó de ella.

          —Soy una telepata o al menos es lo que tienen mis poderes.

          —¿P-Puedes controlar mentes?

          La muchacha asintió animadamente e hizo un par de movimientos con sus dedos, revelando su aura azul. La doctora le observó maravillada, pero había algo que no cuadraba en Morgan. ¿Quién era esa doctora?¿Para qué vino?¿Y por qué con ella?

          —¿Quién eres?—murmuró la muchacha de cabellos castaños.

          La castaña oscura sonrió y se acercó a ella—Mi nombre es Alyna Krostov, Irina. Y no tengo intenciones de hacerte daño, seré tu doctora. Así que...confía en mi.

          Confía en mi. Esas palabras no duraron mucho tiempo. Por lo menos para Alyna Krostov.




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          —Papá, te estoy diciendo que...no no—habló Erika Barton por el móvil—. ¡Estoy bien, maldita sea!¡Sana y salva! Sí...pero Irina y Steve están graves. Irina no ha despertado desde que llegamos.

          Natasha observaba a Sam Wilson que se encontraba al lado de Steve Rogers y a su lado se encontraba el cuerpo de Irina Morgan. Ambos tenían golpes y tubos que conectaban a diversas máquinas. Su hija no tardó en acercarse para observar la habitación.

          —¿Crees que se recuperaran?

          Natasha bajó la cabeza mientras meditaba su respuesta y luego miró a su hija—Son super soldados, se recuperarán.

          Allí dentro, en la habitación, Sam Wilson había puesto un tema que le había mencionado a Steve días atrás. Irina también lo escuchaba. Su pecho subía y bajaba con tranquilidad, sus ojos permanecían cerrados. Y su cuerpo se encontraba quieto a excepción de su pecho. Sam estaba dormido por la música y se mantuvo quieto.

          Lentamente, Steve abrió los ojos. Los entrecerró por la luz que había en la habitación pero al acondicionarse, giró su cabeza a la derecha encontrándose con su amigo—A tu izquierda—habló él.

          Sam sonrió y vio que Steve giró la cabeza hacia otro lado. Observó a la muchacha de cabellos castaños claros y vio su belleza. Una belleza adornada de golpes y magulladuras. Su mejilla derecha tenía un color morado mientras que el labio se encontraba cortado y rojizo. Tenía una marca tenue en su garganta, producto de se ahorcada en varias ocasiones. Irina volvió a la realidad abriendo los ojos lentamente. El pánico y la curiosidad le invadieron al ver que esto no era la costa del río que estaba frente al Triskelion. Giró su cabeza a la derecha y miró a Steve, quien le sonrió con ternura.

          —Hola, lyubov'.

          Se preguntó como supo ese nombre.

          Irina sonrió somnolienta—Hola, capitán idiota.

          —Vaya, los tórtolos se quieren demasiado—habló Erika entrando a la habitación, hizo una mueca de asco y se recostó contra la pared—. ¿Cómo se sienten?

          —Como la mierda—masculló Irina mirándole para luego hacer una sonrisa torcida.

          —Que fina—se mofó Sam.

          —¿Qué ocurrió con Fury?—preguntó Steve.

          —Nos encontraremos con él mañana—habló Natasha jugando con sus dedos distraídamente—. María Hill está en recursos humanos, irá con Stark. Y...tenemos una reunión con el gobierno.

          —¿Qué?—preguntó Irina—. ¿Tú?

          —Sí, en realidad, las dos—respondió ella—. Debemos enfrentarnos al gobierno, Morgan.

          —Esto no puede estar pasándome.

          —Tranquila, estarás con Steve—dijo Erika intentando de no soltar una carcajada—. No te tocarán ni te harán nada.

          —Eso espero—la castaña se acomodó—. ¿Él...se fue?

          —Desapareció—replicó la joven arquera—. Lo único que vimos fue a ustedes dos en la costa completamente mojados e inconscientes. Nada más.

          —¿Y cuántos han muerto?

          Erika hizo una mueca—No hay una cifra exacta para eso, Morgan. Te aseguro que Rumlow está muerto y ya no te molestará.

          —Espera, ¿conocías a Rumlow?—preguntó Steve.

          —Sí—Morgan rió con nerviosismo—. Larga historia.

          —El doctor nos ha dicho que si se sienten mejor hoy podrán irse—anunció Sam—. Podrán ir de vuelta a casa.

          —Mientras antes podamos ir a esa reunión o lo que sea, mejor para mi.

          Todos se quedaron en silencio por un momento. Sam miró a Irina con curiosidad y preguntó—¿Por qué fruncías el ceño cuando dormías?

          Irina se mantuvo muda en ese momento, memorizando el recuerdo que tuvo—Porque me encontré un recuerdo que nunca quise recordar.





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editado ✓

¹ cariño en ruso

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