xviii. shield debe caer


LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA,
capitulo dieciocho: shield debe caer!



          —VAMOS—DIJO MARÍA ABRIENDO LAS PUERTAS.

          De ahí salieron en el medio del bosque, donde había una edificación muy grande y vieja, fueron hasta la puerta y la abrieron. Caminaron por los pasillos hasta que un hombre se acercó.

          —¡Herida de bala!—indicó la agente personal de Fury, manteniendo la calma en sus palabras—. Perdió al menos medio litro de sangre.

          —Deja que me ocupe de ella.

          —Querrá verlo primero—acotó María, con un paso acelerado.

          Hill condujo al pequeño equipo por otro pasillo, donde había una cortina que tapaba, cuando la corrió todos se quedaron petrificados.

          —Ya era tiempo—dijo aquella voz.

          Nick Fury había sobrevivido e Irina no lo sabía. La rubia hizo una mueca—Vaya mierda, Fury.

          —Eso no lo dudo.

          Todos se encontraban alrededor de Nick Fury, este estaba en una camilla, con una máquina que mostraba su pulso. Natasha estaba sentada mientras le atendían, presionaban la herida con un paño.

          —Columna lacerada, esternón quebrado, clavícula hecha trizas, hígado perforado y una terrible jaqueca—enumeró Fury.

          —No se olvides tu pulmón colapsado.

          —Por supuesto, no lo olvidaré—continuó—. Más allá de eso. Estoy bien.

          —Merezco saber la verdad—dijo Irina cruzándose de brazos—. Te hicieron una cirugía, tú corazón se detuvo. Yo misma lo vi.

          —Tetrodotoxina B—declaró el director Fury, sorprendiendo a Morgan—. Disminuye el pulso a un latido por minuto, Banner la desarrolló para el estrés. Pero no le sirvió de mucho a él. Nosotros le encontramos una utilidad.

          —¿Por qué todo en secreto?—preguntó Steve, el soldado sintió un poco de desconcierto ante tal secreto—. ¿Por qué no nos lo dijiste?

          —Cualquier intento de asesinato al director debía ser exitoso—dijo Hill cruzada de brazos.

          —No pueden matarte si ya estás muerto—aclaró el aludido con voz grave—. Además, no sabía en quién podía confiar.




━━━━━━━━ 




          Irina Morgan se mantuvo sentada en una de las sillas, esperando mientras que Steve y Natasha regresaran. Fury le miró fijamente, buscando descifrar algún dato de ella, hasta que finalmente soltó—Conocí a tus padres, Morgan. Aunque no lo creas.

          Irina le miró con los ojos abiertos, esperando a que prosiguiera. Ella, en realidad, nunca había conocido a sus padres completamente. HYDRA siempre mantuvo eso en secreto, la verdad siempre estaba oculta.

          —Los mató él, cuando tenías cinco años—continuó, aludiendo al soldado del invierno—. Era una pareja muy fuerte, muy decidida. Pero prefirieron dar su vida por la tuya.

          —Y ellos pagaron el precio—murmuró sonriendo torcidamente—. Y mira, aquí estoy.

          —¿Qué?—preguntó Erika entrando junto a Steve, Sam y Natasha—. ¿Nos perdimos de algo?

          Nick Fury observaba una foto de, justamente era una foto del colega del director, Alexander Pierce—Este hombre rechazó el Premio Nobel de la paz—habló—. Decía que la paz no era un logro, sino una responsabilidad—Dicho esto, dejó la foto en la mesa y observó a los presentes—. Estas son las cosas que me generan desconfianza—prosiguió.

          —Hay que detener el lanzamiento—dijo Irina—. Sé que podemos hacerlo. Puedo hacerlo.

          —No creo que el consejo acepte mis llamadas—respondió Fury, abriendo una maleta, donde habían tres chips grandes—. Además, no creo que Pierce nos reciba con los brazos abiertos.

          —¿No?¿Lo dices en serio?—preguntó Erika con sarcasmo. Fury suspiró y mostró los chips.

          —¿Qué es eso?—preguntó Sam.

          —Una vez que los helicarriers alcancen los 900 metros de altura—dijo María Hill dando vuelta su computadora portátil—. Triangularán con los satélites del proyecto, y serán armas.

          —Los que intercepten esos transportadores, deberán ir y reemplazar sus objetivos con los nuestros—indicó el hombre con el parche en su ojo.

          —Uno o dos no serán suficiente. Debemos interceptar los tres—siguió Hill—. Porque si una de estas naves sigue funcionando...muchas personas morirán.

          —Debemos asumir que los que están a bordo don de HYDRA—advirtió Fury—. Debemos pasarlos, insertar los servidores y tal vez podamos salvar lo que queda.

          —No salvaremos nada—acotó Steve—. No solo desmantelaremos a los helicarriers, haremos caer a SHIELD.

          —SHIELD no tiene nada que ver con esto—respondió Fury.

          —Oh, claro que lo tiene—acotó Irina, mostró notorio enojo en sus palabras, atrayendo la atención de los demás—. Tú nos asignaste esta misión, así es como termina—dijo con tono firme—. SHIELD no es confiable, eso fue lo que nos has dicho. HYDRA quiere equilibrar el mundo con el caos, está activando a sus tres proyectos más importantes.

          —HYDRA creció bajo sus narices y nadie se dio cuenta—dijo Steve, dándole la razón a Irina—. ¿Es que acaso no lo ves?

          —¿Por qué creen que nos reunimos en esta cueva?—preguntó Fury, mostrando cierto enojo—. Yo me di cuenta.

          —¿Y cuantos pagaron el precio antes que tú?—preguntó Erika, repudiando la respuesta que Nicholas Fury había dicho—. Lo pagó Howard Stark, lo pagaron los padres de Irina, posiblemente.

          Fury se quedó mudo y miró a María, después habló—Mira, no sabía nada de Barnes.

          —Aunque lo hubieses sabido ¿Me lo hubieras dicho?¿A ella?—respondió el capitán—. SHIELD, HYDRA, todo desaparecerá.

          —Tiene razón—dijo María.

          Fury observó a todos, observando cómo le daban la razón a Rogers, luego observó al joven—Bien. Parece que usted es que da las órdenes, capitán.



━━━━━━━━



 

          Tatyana Belkova observaba como le reparaban el brazo al ahora llamado Bucky, mientras que a ella le presionaban una herida en su sien izquierda. Había quedado algo impactada con el suceso de ver a su compañera Morgan junto al Capitán América y saber sobre la verdadera identidad del soldado. Se mantuvo impasible durante varias horas, para no empeorar las cosas. Se mantuvo quieta, sentada, dejando que los doctores hicieran su trabajo. Se sentía cansada, pero débil no estaba, aún quedaba un poco de adrenalina en su cuerpo.

          Repentinamente, vio que el soldado giraba la cabeza abruptamente, sobresaltando a los doctores. Tatyana se mantuvo quieta, mirando con atención las acciones del soldado. Luego le pegó un codazo al doctor, desplomándolo en el suelo. Belkova se levantó súbitamente y se acercó a él mientras que los guardias apuntaban sus armas.

          —Tikhiy (Tranquilo)—murmuró Prodigy, intentando tranquilizar al soldado—. Tikhiy, soldat (Tranquilo, soldado).

          El soldado respiraba agitadamente, pero al ver a Tatyana frente a él, hizo que su respiración se aligerara. La muchacha rusa se alivió por un momento, pero percibió que alguien se acercaba. Giró su cabeza hacia la puerta y escuchó a los doctores—Señor, está inestable, errático.

          Alexander Pierce se abrió paso entre los guardias, cerrando la puerta tras de él. Prodigy se hizo a un lado, manteniendo una postura sumisa ante su superior. Pierce guardó sus lentes y pidió que bajaran las armas. Miró primero al soldado, luego a Prodigy—Informe de la misión—dijo simplemente.

          Los dos se mantuvieron en silencio, Tatyana esperó a que él respondiera, pero no lo hizo.

          —Informe de la misión. ¡Ahora!—insistió.

          Tatyana se puso firme y dijo—Nos hemos encontrado con el capitán y Ultraviolent, sin embargo...lograron escapar.

          Pierce se acercó a Bucky, esperando a que dijera algo. Pero al no haber emitido ninguna palabra, Alexander le pegó en la mejilla con fuerza. Tatyana quería detenerle, pero no podía. El soldado volvió a su estado normal, pero miró a Pierce.

          —El hombre en el puente...—dijo suavemente, frunciendo el ceño—. ¿Quién era?

          —Tú y Prodigy lo conocieron esta semana en otra misión—respondió Alexander, mirando de reojo a su compañera—. Allí vieron a Irina Morgan.

          El soldado miró a Tatiana con sus ojos azules—Lo conocía...

          Alexander acercó una silla, para sentarse e indicarle a la muchacha que se acercara. Ella lo hizo sin chistar y se sentó al lado del soldado—Su trabajo ha sido un obsequio de la humanidad—empezó a hablar pausadamente, atrayendo la atención de ambos—. Moldearon el siglo. Y por eso, necesito que lo hagan una vez más. La sociedad está al borde de un cambio entre un orden y el caos. Mañana por la mañana le daremos un empujón. Pero si ustedes no hacen su parte, yo no puedo hacer la mía. Y HYDRA no podrá darle al mundo la libertad que se merece.

          —Pero lo conocía—volvió a hablar.

          Alexander meditó un poco las palabras que había dicho el soldado y luego miró a la muchacha—Llévensela y bórrenlo.

          —¿Qué?—preguntó Tatiana—. ¿A dónde iré?

          —Tranquila, el Barón Von Strucker te tendrá bien atendida.

          Tatyana quiso golpearlo pero fue inmovilizada por los soldados que había allí. Gritó con frustración y miró a su superior—¡No puedes hacerme esto!

          —Fue un placer conocerte, Tatiana.

          —¡Suéltenme!

          Finalmente, le propinaron un golpe en la cabeza. La arrastraron hacia la puerta, mientras que los gritos del Soldado del Invierno resonaban en la habitación.





━━━━━━━━

editado ✓

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top