xvi. nuevas pesadillas


LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA,
capitulo veintiseis: nuevas pesadillas!



          LA LLEGADA A LA TORRE STARK FUE TRANQUILA, nadie sabía que estaban allí. Irina logró acomodarse a la perfección pero eso no quitaba las pesadillas que tenía por la noche. Cada noche tenía una diferente. Pero todas tenía un tema en común: HYDRA. Algunas noches se despertaba en silencio y dejaba que los brazos de Steve la reconfortaran. Pero había otros que despertaba con un grito ensordecedor. Era como si diera un brinco de un mundo paralelo a la realidad. Le asustaba.

          Steve intentaba de reconfortarla de todas las maneras, había veces que ambos subían al balcón por las noches que Irina no dormía y se sentaban allí. Hablaban y hablaban hasta que Irina se durmiera. Otros solamente se quedaban en la cama y hablaban, Steve acariciaba a Irina con lentitud y apartaba sus lágrimas.

          Pero esta noche era diferente.

          Irina se encontraba en el mismo lugar que en Washington. El frío le calaba hasta los huesos, la muchacha tiritaba por todo el frío que hacía. Sus ojos verdes viajaron por el entorno. Nieve por todos lados. Escuchó dos risas de nuevo y se giró para ver a dos chicas corriendo por la nieve.

          'Recuerda tu cabello' se dijo a sí misma.

          Tomó un mechón de su cabello y descubrió que este había cambiado de color rubio a negro. Su ropa se volvió blanca y su piel se volvió un poco más pálida por el frío. Persiguió a las dos niñas que corrían por el bosque blanco, sus risas no cesaban, se mantenían constantes. Sintió que el frío empezaba a desaparecer mientras se movía. Vio cómo las niñas saltaban de un lado al otro mientras reían.

          '¡Ven, Tatyana!'

          '¡Ya voy, ya voy!'

          '¡Iryna, Tatyana!' escuchó nuevamente la voz de Krostov. '¡No pueden estar fuera!'

          Las muchachas corrieron hacia la doctora que les esperaba con su bata y Morgan le observó. Comenzó a seguir a las tres hacia un edificio cubierto de nieve. Subieron un par de escaleras y la muchacha con ojos verdes les imitó.

          Al subir las escaleras, Irina se encontró con aquel grande edificio y caminó junto a las dos niñas. Las cuatro fueron hacia una puerta y la doctora la abrió con un código. Irina miró atentamente el código que la castaña introducía: 3348. Las puertas se abrieron ante ella y entraron sin dudar.

          Repentinamente, la visión de Irina se oscureció un poco y giró para ver cómo su entorno cambiaba. Todo había cambiado, la tecnología había cambiado. Su cabello era castaño otra vez, pero tenía la misma ropa blanca.

          Pero se encontraba en el mismo lugar y lo reconocía, aunque había algo que obstruía su memoria para descifrar el nombre de aquel lugar. Buscó a Tatyana con la mirada pero no la encontró. Comenzó a caminar por los pasillos, reconociendo cada parte del lugar. Divisó al doctor List en aquel lugar, andaba solo pero concentrado. Corrió hacia él y se encontró tres celdas, pero a las primera dos no las reconocía. A la tercera sí. Allí estaba su amiga.

          Corrió hacia la celda y se chocó contra la ventana. Observó que Tatyana estaba conectada a un millón de cables y tenía varios golpes.

          —Voy a sacarte de aquí—le dijo aunque ella no escuchó.

          'Irina...'

          Era una voz que ella reconocía perfectamente y se giró para encontrarse con Steve. Y su entorno volvió a cambiar otra vez.

          Estaba sola, pero sus ojos mostraban horror a lo que miraba. Eran los vengadores, muertos. Natasha a un lado, Erika con una lanza en su pecho y a otras personas que Irina no conocía. Buscó a Steve con la mirada y lo encontró tirado en el suelo con su escudo partido en dos. La muchacha se encontraba con una herida en el abdomen y descubrió una lanza en ella.

          'Irina...'

          Miró que no estaban en la tierra. E Irina pudo caer en la cuenta de que no estaba en una visión. Era una pesadilla.

          —¡Irina!

          El grito de Steve la trajo a la realidad. Se cubrió la nariz que tenía sangre para evitar decir una explicación. Abrió los ojos encontrándose con los orbes azules del soldado. Su cuerpo estaba cubierto por una fina capa de sudor y su respiración era entrecortada. Los brazos de Steve la envolvieron y la muchacha castaña hundió su cabeza en el pecho mientras intentaba reconfortarse.

          —¿Otra pesadilla?

          Irina iba a abrir la boca para decir que era una visión y pesadilla, pero se mantuvo callada. Debía descifrar la visión para decírselo a Steve. Sin embargo, le estaría mintiendo. Pero lo hacía para protegerlo. Asintió frenéticamente y escondió su rostro en el recoveco de su cuello.

          —¿Puedes contarme esa pesadilla?—preguntó él.

          La castaña asintió levemente, Steve la miró preocupado y la acunó entre sus brazos mientras que ella intentaba relajarse. Morgan tragó saliva y observó a Steve quien la abrazaba con cariño.

          —Los vi a todos...—murmuró ella con voz temblorosa—. Los Vengadores...muertos. Una masacre, pero...

          —¿Qué, Morgan?—insistió Steve acercándose más a ella.

          —No estábamos en la tierra—respondió en un susurro, con el miedo en los ojos—. Criaturas extrañas iban hacia ella. Y era demasiado tarde.

          Steve meditó la anécdota que Morgan le había dicho e intentó llegar a una conclusión. ¿Y si eso era una visión? Era algo misterioso que debía descifrar y necesitaría ayuda de Tony.

          —Steve, sé lo que piensas—le reprochó la castaña rodando los ojos—. Si hubiera sido una visión, me habría sangrado la nariz al instante.

          Rogers asintió rápidamente y se recostó en la cama con Morgan abrazada a él—De acuerdo, pero no intentes esconder visiones—Morgan asintió y Steve continuó—. Le pediré ayuda a Tony para que puedas dormir mejor.

          La castaña sonrió levemente y besó rápidamente los labios de Steve—Gracias.




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          A la mañana siguiente, Irina se encontraba en el laboratorio de Tony. Al llegar, la muchacha encontró todo en un perfecto orden y armonía, supuso que al ser un laboratorio tan grande no solo estaría él. Steve estaba a su lado, sus brazos se encontraban cruzados sobre su pecho y observaba a Tony con una Tablet en las manos.

          —¿Qué necesitas, muñeca?—preguntó él.

          Irina sintió que la mandíbula de Steve se tensaba, sus brazos permanecían cruzados y Morgan tocó su mano indicándole que todo estaba bien—Necesito que me ayudes a poder dormir—respondió Morgan.

          —¿En qué sentido?—preguntó Tony sonriendo con sorna mientras levantaba una ceja.

          —Olvídate del sexo, Stark—replicó la ex-asesina rodando los ojos—. He tenido pesadillas desde que llegué aquí.

          —Y eso fue hace una semana—dijo Tony poniéndose una mano en la barbilla, Irina se sentó en la mesa del laboratorio y lo observó pensar.

          Steve se encontraba a su lado, con el ceño fruncido y Morgan le observó—¿Sigues celoso?

          —No, no es eso. Aunque sí, lo estoy—respondió el capitán—. ¿Estás segura de esto, Irina?

          —Ya no quiero despertarte por las noches—declaró la castaña—. Además...tengo miedo a que esas pesadillas sean reales.

          —No lo serán ¿sí?

          —¡Tengo una idea!—bramó Tony levantando una mano—. ¿Alguna vez has tomado supresores?

          —Solo quiero algo para dormir, no supresores para anular mis poderes.

          —O es una cosa o es la otra—enfatizó el científico alzando ambas manos.

          Morgan resopló y observó a Tony—¿Cuándo tiempo durará?

          —Tus 8 horas de sueño.

          Irina miró a Steve, preguntándose si él diría algo o por lo menos haría una mueca desaprobatoria. Pero él la miró a ella y asintió levemente. La castaña pensó bien su respuesta. ¿Pero qué podría salir mal? Solo eran un par de horas sin sus poder así podría dormir mejor—Está bien—añadió ella y miró a Steve con media sonrisa—. Los tomaré. Pero sin trucos, Stark. Lo haces y te juro que yo personalmente te patearé el trasero.

          Tony alzó ambas manos en modo de defensa mientras que Irina sonreía torcidamente. El millonario comenzó a sacar químicos mientras que Irina y Steve abandonaban el laboratorio.





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