xlviii. la prueba de fuego


AMENAZAS,
capitulo cuarenta y ocho: la prueba de fuego!



          IRINA Y ERIKA OBSERVARON A HANK PYM CON UNA CEJA ALZADA AL VER QUIÉN SERÍA EL NUEVO CANDIDATO. Hank se encogió de hombros e Irina leyó el expediente atentamente.

          —Hank, ¿estás seguro de esto?—preguntó Erika mirando de reojo al expediente.

          —Por supuesto—replicó el aludido.

          —Es un criminal, solo por decir—declaró Irina mientras seguía leyendo los expedientes.

          —Lo he estado observando por mucho tiempo y realmente pienso que es él. Además, yo lo dejaré entrar a la casa.

          Ambas abrieron sus ojos de par en par y Erika hizo una mueca—¿Acaso dejarás que él robe tu propia casa?

—Es solo una prueba de fuego—dijo Hank haciendo una mueca—. Veremos cómo se lleva con todo eso—miró a las dos chicas—. Y ustedes serán mis compañeras de crimen.




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9 días después.

          Luego de aquellos nueve días, Erika e Irina permanecieron en la casa del científico y ex-mentor de Erika elaborando un plan para atraer a Scott Lang—el nuevo cómplice a unirse al equipo de Pym. Hank se había encargado de todo y se veía bastante emocionado con esta idea mientras que Erika e Irina disfrutaban sus 'vacaciones improvisadas y sin avisar' de los Vengadores. Steve había llamado a Irina más de cinco veces y ella no había contestado. Morgan lo encontró divertido pero al mismo tiempo no. Sin embargo, sabía que Steve pensaba que podía cuidarse sola. Había llegado la ansiada noche del robo y las chicas cerraron todas las puertas, activaron la alarma y Hank las condujo a una puerta secreta al sótano. Y allí permanecieron.

          Los tres escuchaban cómo se comunicaban los ladrones con Scott—Línea de teléfono cortada y señal móvil tapada. Nadie podrá llamar a la policía esta noche—Morgan escuchó a uno de los hombres hablar con acento.

          —Prueba.

          —Te escucho. Cambio.

          Erika soltó una carcajada y miró hacia la pantalla donde se encontraba una camioneta.

          —Espero que esto pueda funcionar—murmuró Irina y observó atentamente como el hombre llamado 'Scott' saltaba por la gran cerca y llegaba a estar en el patio de la casa.

          Los tres observaron bien como trepaba por las paredes y llegaba hasta una caja para luego abrirla encontrándose con el sistema de seguridad de la casa de Pym. Irina observó cómo lo hacía y al presionar un botón, observó por otra computadora que la alarma se había desactivado.

          —Alarma desactivada—dijo Lang.

          —Bien.

          —Estoy caminando por la casa.

          En otra pantalla, los tres observaron que Lang ya había entrado a la casa en silencio. Caminó por la habitación y bajó las escaleras encontrándose una llave en una de las mesitas. Se movió hasta la puerta que estaba debajo de la escalera y bajó otro par de escaleras encontrándose con otra puerta. Tomó la llave y la abrió, pero se encontró con otro problema.

          —La puerta tiene un acceso por huella dactilar—escucharon a Lang.

          —¿Qué tiene qué? Ernesto no me dijo nada de eso. Oh viejo ¿estamos jodidos?

          —No, necesariamente.

          Irina observó cómo seguían a Lang las cámaras y lo llevaban a la cocina, este tenía una gran idea. Morgan miró la cámara que se encontraba en la cocina y observó cómo buscaba cosas apresuradas en la cocina. Divisó una argolla para un llavero, cinta y pegamento. Utilizó la cinta para ponerla sobre la manija de la puerta y luego sacarla, la argolla estaba en el punto exacto donde se encontraba la posible huella y utilizó el pegamento para poner el contenido dentro de la argolla.

          —Qué astuto—murmuró Irina.

          Observaron que volvía de nuevo a las escaleras que daban al sótano y cómo entraba sin que la alarma sonara—Estoy dentro.

          —No se activó ninguna alarma. Entró como por arte de magia.

          Observaron cómo Scott entró y se encontraba con algo más complicado. Supieron que estaba cerca de su escondite.

          —Oh, cielos—Erika reprimió una carcajada al escuchar a Scott y continuó observando a Lang.

          —¿Qué sucede?

          —Bien, no bromeaban. La caja es cosa seria.

          —¿Qué tan seria, Scotty?

          —Es una Carbondale. Es de 1910. Hecha con el mismo acero del Titanic.

          —Vaya...¿Puedes abrirla?

          —Bueno, tiene un defecto. No se lleva muy bien con el frío. ¿Recuerdas lo que hizo el iceberg?

          —Sí, viejo. Mató a DiCaprio.

          —Mató a todos.

          —Pero no mató a la anciana. Aun así tiró la joya al océano.

          Irina se pegó con su mano en la cara ante la completa idiotez de los secuaces de Lang. Pero atrajo su atención algo que Scott se encontraba haciendo. No sabía que estaba planeando pero observaba que Hank le miraba meticulosamente. Estaba inflando un colchón y colocando un spray sobre la puerta de acero. Escucharon un sonido sordo al otro lado y por un momento Erika pensó que Lang los descubriría. Todos miraron la pantalla hasta que uno de los secuaces de Lang habló—¿Qué haces?

          —Tiré agua en el mecanismo de cierre y lo congele con Nitrógeno—respondió Lang—. El hielo se expande, el metal no.

          —¿Ahora qué haces?

          —Espero. Espero.

          Y observaron cómo los tornillos salían disparados hacia afuera y chocaban contra el acolchado que Scott puso y la puerta cayó sobre el colchón.

          —Bien.

          Observaron en otra pantalla como Scott entraba en la pequeña habitación y este se encontraba algo desconcertado al ver que no había nada de valor allí dentro. Sin embargo, sus ojos se encontraron con un traje.

          —¿Qué tiene?¿Dinero?¿Joyas?

          —No hay nada dentro.

          —¿Qué dijiste?

          —Es un traje.

          —¿Qué?

          —Es un traje viejo de motocicleta—declaró Scott examinando el traje.

          —¿No hay dinero, ni joyas, ni nada?

          —No. Es un fiasco.

          —Lo siento mucho, Scotty. Sé que necesitabas eso.

          Aunque, observaron cómo Scott se llevaba el traje sin dudarlo. Hank observó a las chicas y luego señaló las pantallas—¿Qué les parece?

          —Astuto, en verdad—respondió Irina y observó la imagen del traje—. Ese traje. ¿Es tuyo?

          Hank asintió.

          —¿Entonces Ant-Man fue real?—preguntó Erika y Hank volvió a asentir—. Todas esas historias que me contabas, ¿eran reales?

          —Lo fueron, hace mucho tiempo—respondió Hank y se levantó para abrir la puerta del escondite—. Descansen. Mañana seguiremos con la prueba.




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          A la mañana siguiente, la lluvia en San Francisco estaba muy fuerte. Irina y Erika permanecieron dentro de la casa de Pym. Terminado el desayuno, Erika se encargó de cocinar—y no quemar la cocina de su mentor en el intento—mientras que Hank e Irina se encontraban en el sótano observando a Scott.

          —Se ha puesto el traje—declaró Irina—. ¿Y ahora qué?

          —Solo hay que esperar.

          —Me pregunto...qué será esto—admitió presionando el botón izquierdo y al ver que estaba el derecho, Irina observó que todo su alrededor se volvía más grande.

          —Oh dios...—murmuró asombrada.

          Hank sonrió y dijo por el micrófono—El mundo parece muy diferente desde acá abajo. ¿No, Scott?

          —¿Qué?¿Quién dijo eso?

          Ambos observaron lo que Scott miraba siendo tan pequeño, a uno de sus secuaces corriendo la cortina de la bañera—¡Luis, acá abajo!

          —Es una prueba de fuego, Scott—dijo Hank y observó como el llamado Luis—. O en este caso...agua.

          Los dos observaron cómo Scott corría por la bañera para ser arrasado por el agua que salía del grifo. Pero era demasiado tarde. El agua provocó que saliera de la bañera y que terminara estrellándose en el azulejo blanco del baño.

          —Así que eres más fuerte de lo que creías.

          —¡No!¡No quiero verlo!—dijo tapándose los ojos al ver que su amigo desabrochaba sus pantalones—. ¡Luis!—gritó y el cinturón cayó al suelo provocando que Scott se tambaleara y cayera por unas tuberías—Hijo de...

          Terminó cayendo hacia un disco que giraba rápidamente. La música resonaba en la habitación y al ver que no podía más, se soltó para terminar en el suelo. Esquivó un par de pies que saltaban, grandes tacos que caminaban y zapatillas que pisaban. Irina se echó a reír con fuerza al ver a Scott esquivando cada pie pero terminó cayendo por una rendija. Terminó en otra habitación y fue absorbido por una aspiradora, pero salió volando de allí hasta una puerta. Hank e Irina observaron cómo intentaba relajarse pero al escuchar el sonido de algo acechando a Scott, el aludido se giró y se encontró con una rata. Corrió hasta una trampa y salió disparado por una ventana. Las gotas le mojaron y Scott terminó fuera. Repentinamente, todo a su alrededor volvió a la normalidad.

          —Nada mal para una primera prueba. Quédate con el traje. Estaré en contacto.

          —¡No!¡No!¡No, gracias!





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