xlix. un peón pequeño
AMENAZAS,
capitulo cuarenta y nueve: un peón pequeño!
HOPE VAN DYNE OBSERVABA A SCOTT LANG SERIAMENTE, mientras que tecleaba algo en su teléfono. La joven ex-asesina no sabía cuando lo habían traido. Irina le acompañaba, ella se encontraba con los brazos cruzados y supo que Scott despertaría en cualquier momento. Y así lo hizo. Se despertó de repente, como si hubiera tenido una pesadilla y al ver a las dos jóvenes, se echó hacia atrás.
—Hola—dijo él después de un minuto de silencio y Hope le ignoró, sin embargo, Irina alzó una ceja—. ¿Quiénes son?
—Mi nombre es Irina Morgan—respondió la castaña con una sonrisa de lado mientras que Hope continuó usando su teléfono.
—¿Han estado ahí paradas, mirándome dormir, todo el tiempo?—preguntó Scott.
—En realidad, yo dormí—replicó Irina y Scott alzó una ceja—. Dormí en otra habitación, idiota. Tengo novio.
—Yo si—replicó Hope sin quitar la vista de su teléfono.
—¿Porqué?
Hope guardó su teléfono y miró a Scott seriamente mientras cruzaba los brazos sobre su pecho—Porque la última vez que estuviste aquí, robaste algo.
Scott cayó en la cuenta de que se encontraba en la casa que robó días antes. Se tocó la cabeza mientras que lamentaba y se levantó de repente—Oye, escucha...—dijo para levantarse de la cama pero al hacerlo se encontró con millones de hormigas alrededor de la cama.
—Peraponera Clavata—anunció Hope—. Hormigas tropicales gigantes, primeras en el índice de dolor de Schmidt. Están aquí para vigilarte mientras no estoy.
Irina hizo un paso y observó a Scott—El doctor Pym te espera abajo—y sin más, ambas chicas se fueron. Scott llegó al comedor cinco minutos después, dando pasos lentos y de puntitas de pie. Erika lo miró y continuó bebiendo su té al igual que Irina.
—Podría hackear los servidores y Cross no se enteraría. No lo necesitamos.
—Supongo que ya conociste a mi hija, Hope y a Irina Morgan—dijo Hank mirando de reojo a Scott.
—Sí, muy simpáticas.
—Hope cree que no te necesitamos—aclaró Hank.
—Así es. Podemos hacer esto solos—replicó Hope.
Scott tomó asiento al lado de Erika y Hank prosiguió—Me esforcé tanto por dejarte robar mi traje y luego Hope hace que te arresten.
—Está bien, podemos intentarlo, y cuando él falle, lo haré yo misma—dijo Hope mirando a su padre.
—Está muy ansiosa—replicó Hank y tomó la tetera para servirse en su taza blanca—. Y es por culpa de este trabajo que, considerando que sigues sentado frente a mi, supongo que te interesa.
—¿Qué trabajo?—preguntó Scott.
—¿Quieres una taza de té?—ofreció Pym y Scott asintió, luego Irina le acercó su taza para que le diera más y así lo hizo—. Me impresionó como lograste violar mi sistema de seguridad. Congelar ese metal fue una buena decisión. Ellas dos te vieron.
Scott observó a Irina y a Erika—¿Ustedes dos me observaban? Espera, ¿quién eres?—le preguntó a la castaña oscura.
—Erika. Erika Barton—murmuró la joven llevándose la taza a los labios.
Scott miró a Irina—¿Barton?¿Ella es la hija de...?—Irina asintió y Scott observó a Erika asombrado—. ¡Genial! Soy un gran fan tuyo.
Erika se sonrojó y asintió—Gracias...supongo.
—Scott, te he estado observando hace un tiempo—dijo Hank y agarró un periódico viejo—. Desde que le robaste a la Corporación Vista—Irina tomó el periódico examinando la noticia principal—. Ex-empleado de la Corporación Vista. Implicado en un complejo atraco. Oh, discúlpame. "Hurtaste" a la Corporación Vista. El sistema de seguridad Vista era uno de los más avanzados. Se suponía que era Inviolable. Pero tú le ganaste. ¿Quieres azúcar?
—Sí, gracias—respondió Lang y al ver que los cubos de azúcar eran transportados por las hormigas, hizo una mueca—. ¿Sabes qué? Mejor no—y vio como las hormigas daban la vuelta para devolver los cubos de azúcar, las señaló—. ¿Cómo las controlas para que hagan eso?
—Las hormigas pueden levantar objetos que superen 50 veces su peso. Construyen, cultivan, cooperan entre ellas—respondió Hank.
—Bien. ¿Pero cómo logras que hagan eso?—repuso Scott señalando la acción que hacían las hormigas con los ojos.
—Uso ondas electromagnéticas para estimular su centro nervioso olfativo. Les hablo—Scott alzó una ceja ante eso—. Puedo ir a todos lados, escucharlo todo...y verlo todo.
—Y aun así no saber absolutamente nada—dijo Hope levantándose—. Llego tarde a mi reunión con Cross—y salió de la habitación.
Scott levantó la mano, esperando a que Hank le diera la palabra—¿Doctor Pym?
—No necesitas levantar la mano, Scott.
—Lo siento, solo tengo una pregunta—respondió—. ¿Quién eres, quién es ella, quienes son ellas, que diablos sucede y cuando voy a poder volver a prisión?
—Acompáñame.
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Hank abrió la puerta del sótano y los tres que lo acompañaban entraron—Hace 40 años, creé una fórmula que cambió la distancia relativa atómica—dijo Hank mientras iba hasta una reja para tocar un par de botones, escuchó un "¿Eh?" por parte de Scott—. Descubría como cambiar la distancia entre los átomos. Eso es lo que impulsa al traje. Es por eso que funciona—empujó la puerta y Scott se encontró con el laboratorio de Hank, mientras que las chicas entraron sin problema.
—Está más sorprendido que nosotras—murmuró Erika.
—Pero era peligrosa—continuó Hank y movió el traje a la mesa central—. Muy peligrosa. Entonces, decidí no revelarla. Fue entonces cuando cambié de bando y empecé mi propia compañía.
—Pym Tech—dijo Scott rápidamente.
—Sí—respondió Hank saliendo hacia el otro lado para buscar la fórmula—. Elegí a un protegido llamado Darren Cross.
—Darren Cross. Es muy conocido—añadió Scott siguiendo con la mirada a Hank.
—Antes de ser muy conocido, fue mi asistente—respondió Hank mirando a Scott—. Creí ver algo en él. Tal vez lo vi como el hijo que nunca tuve. Era brillante, pero cuando entramos en confianza empezó a sospechar que había algo que le ocultaba. Oyó rumores sobre la llamada "Partícula Pym"—le enseñó los tubos con el líquido rojo.
—¿Los que mi madre y tú encontraron en el laboratorio de Stark?¿Lo que me contaste?—preguntó Irina.
Hank asintió y miró a Scott otra vez—Y se obsesionó con recrear mi fórmula. Pero me negué a ayudarlo. Entonces conspiró contra mí y me echó de mi propia empresa.
—¿Cómo pudo hacer eso?—preguntó Erika.
—La presidenta de la junta es mi hija, Hope. Ella tuvo el voto decisivo—respondió Hank y fue por el casco—. Pero volvió a mí cuando vio que Cross estaba cerca de imitar mi fórmula. El proceso es muy volátil. Si uno no se protege con un casco especializado puede afectar la química del cerebro.
—¿Darren se dará cuenta de eso?—murmuró Irina.
—No lo creo—replicó Pym—. De por si ya no es un tipo más estable.
—Entonces ¿qué quieres de mi?—preguntó Scott.
Todos miraron a Scott y Hank se acercó a él—Scott, creo que todos merecemos una oportunidad de redimirnos. ¿Y tú?
—También lo creo.
—Si nos ayudas, prometo que te ayudaré a que vuelvas a ver a tu hija. Pero, ¿estás dispuesto a redimirte?
—Absolutamente. Mis días de allanar casas y robar cosas quedaron en el pasado. ¿Qué quieres que haga?
—Quiero que allanes un lugar y robes una cosa—dijo Hank con suficiencia.
Irina y Erika rodaron los ojos ante aquello. Scott observó a las chicas y preguntó—Ellas...¿Están de nuestro lado?
—Sí, Scott—replicó Erika—. De hecho, somos vengadoras.
—Eso es asombroso. ¿Cómo conocieron a Hank?¿Una misión?¿Una...?
—Hank fue mi mentor cuando era pequeña—Erika le sonrió a Hank—. Él me enseñó mucha química. Hasta puedo hacer una bomba casera.
—¿De verdad?—preguntó Irina—. Porque pensaba en...
—¡Yo nunca te enseñé a hacer una bomba casera!
—Y siempre lo hacía enojar, pero tú me adoras, Hank.
—Ahora me doy cuenta, querida.
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