RENACIMIENTO,
capitulo cuarenta y uno: una nueva visión!

Nueva York.

          —ESTE MARCO NO ES COMPATIBLE—DIJO TONY TECLEANDO ALGUNOS BOTONES.

          —El código genético está al 97%—dijo Bruce, caminando hacia el lado izquierdo de la Cuna—. Tienes que subir ese esquema en los próximos tres minutos.

          Tony continuó tocando algunos botones.

          —Lo diré solo una vez—apareció Steve junto a Irina.

          —¿Y si mejor ninguna?—dijo Tony.

          —¡No sean idiotas y apáguenlo!—gritó Tatiana enojada—. Podría ser peligroso.

          —No, no puede ser—el millonario negó.

          —No saben lo que hacen—insistió.

          —¿Y ustedes tres sí?—preguntó Bruce y señaló a Wanda—. ¿Ella no está en sus cabezas?

          —Sé que estás enfadado...—Wanda se excusó.

          —Es mucho más que eso—respondió el doctor—. Podría ahogarte sin cambiar de color.

          —Bruce, calmado—dijo Erika y sacó su pistola con dardos—. O juro que te pondré a dormir.

          —Erika, baja el arma—ordenó Steve pero Erika ignoró su orden.

          —Con lo que ha pasado...

          —¡Nada comparado con lo que llega!—respondió Tony.

          —¡No saben lo que hay ahí dentro!—se excusó Wanda.

          —¡Si, lo sabemos!

          Pietro suspiró y salió corriendo desconectando cosas, cables esparciendo papeles y otras cosas importantes. Dejó a todos muy sorprendidos cuando volvió a su lugar.

          —No, no. Adelante—dijo Pietro mirándolos a todos—. ¿Qué decían?

          Un disparo. Pietro vio una bala pasaba lentamente a centímetros de él en dirección hacia arriba y cuando se dio cuenta, el suelo se vino abajo.

          —¡Pietro!—gritó Wanda.

          Este gruñó del dolor y cuando quiso levantarse, Clint lo detuvo—¿Qué?—le preguntó el arquero a Maximoff—. ¿No lo has visto venir?

          —Reduciré la carga—dijo Tony.

          Steve lanzó su escudo y rompió varias cosas, Tony pudo acceder a uno de las manos de su traje y disparó contra Steve quien cayó al suelo. Wanda iba a hacer algo pero Bruce le detuvo—Vamos, enójame.

          Clint subía con la pistola pero Erika lo vio primero y le apuntó con su arma—¡Baja el arma, Clinton!—gritó Erika—. ¡AHORA!

          —¡Bájala tú!

          Erika disparó al suelo, sobresaltando a Clint para luego abalanzarse sobre él. Tony y Steve salieron volando por ambos lados, Wanda logró zafarse del agarre de Bruce y ahí fue cuando Thor entró. Este observó la cuna, Irina supo las intenciones del dios nórdico. Este saltó encima de la cuna e Irina hizo un escudo para que alguien no arruinara lo que haría. Él le miró.

          —Has visto lo mismo que yo, él podrá ayudarnos.

          —Entonces ayúdame a terminarlo.

          Este alzó su martillo y rayos salieron de este para luego, chocar con la cuna. Irina extendió su mano hacia adelante para que el fulgor azul se concentrara en la cuna. Todos se quedaron estáticos y observaban como las pantallas decían "SOBRECARGA". Cuando los rayos desaparecieron, Thor se quedó quieto. La cuna se rompió repentinamente, sacando a volar a Thor. Un cuerpo apareció, algo desnudo pero con colores distinguidos. Rojo y verde.

          Irina se interpuso, recordando algo que tenía en la frente, cosa que había visto en su visión. Este fue en contra de ella y ambos salieron volando pero el androide se detuvo en seco en la sala principal, observando a la venta mientras volaba. Irina estaba tirada en el suelo, a un par de metros detrás de él. Se levantó con dificultad pero consiguió mantenerse de pie e hizo una mueca al ver que la herida no había sanado aún. Los demás se acercaron armados pero Irina les observó.

          —Quietos—ordenó y miró atentamente al androide.

          Este se giró, yodos observaron que creaba un traje para encontrarse con la chica castaña y aterrizó junto a ella.

          —Lo siento, eso ha sido...—dijo algo confundido—. Raro—observó a Thor y a Irina—. Gracias.

          —Thor—dijo Steve sintiéndose ofendido—. ¿Has ayudado a crearlo?

          —Thor y yo hemos tenido una visión—replicó la castaña y miró al dios nórdico—. Un remolino que absorbe toda esperanza, y en el centro está eso. Lo hemos visto. Wanda nos hizo verlo. Y es peligroso.

          Señaló la gema—Esa es la Gema de la Mente—explicó Thor—. Una de las seis Gemas del Infinito.

          —"El mayor poder del universo, con una capacidad destructiva incomparable"—citó Irina y cruzó ambos brazos—. Eso es un arma peor que yo.

          —¿Y si la destruimos?—preguntó Erika.

          —Destruiría todo el entorno primero.

          —¿Y por qué...?—insistió.

          —Porque Stark tiene razón—acotó Thor.

          —Ahora sí que se acaba el mundo—dijo Bruce mirando a todos.

          —Los Vengadores y las destructoras no pueden detenerlo—prosiguió el dios.

          —Solos no—dijo el androide.

          —¿Por qué tu Visión suena como Jarvis?—preguntó Steve.

          —Hemos reconfigurado la matriz de Jarvis...—dijo Tony acercándose a él, observándolo de pies a cabeza—. Para crear algo nuevo.

          —Yo estoy harto de las novedades—dijo Steve molesto.

          —Crees que soy hijo de Ultrón—replicó el androide.

          —¿No lo eres?—preguntó Erika.

          —No soy Ultrón—respondió—. No soy Jarvis. Soy...Soy...

          —He mirado en tu cabeza...—dijo Wanda acercándose a él—. Y he visto la Aniquilación.

          —Vuelve a mirar.

          Clint soltó una ligera risotada, acercándose—Lo que ella diga me da igual.

          —Basta—dijo Erika deteniendo a su padre—. Lo que ella le hizo a mamá no importa, es pasado.

          —Sus poderes, los horrores que vemos, el propio Ultrón—dijo Thor—. Salen de la Gema de la Mente. Y no son nada comparado con lo que desataría. Si está de nuestra parte...

          —¿Lo está?—preguntó Steve y luego observó al androide—. ¿Lo estás?¿De nuestra parte?

          —No creo que sea tan sencillo—dijo pensativo.

          —Pues más vale—replicó Irina perdiendo la paciencia—. Que se simplifique pronto.

          —Estoy de parte de la vida—respondió—. Ultrón no. Él acabará con todo.

          —¿Y qué espera?—preguntó Tatiana—. ¿A que le enviemos una invitación? "¡Hola!¡Ven y destruye nuestro mundo!"

          —A ustedes.

          —¿Dónde?—preguntó Bruce.

          —Sokovia—respondieron Erika y Clint al mismo tiempo—. Tiene a mi madre allí.

          —Si nos equivocamos sobre ti—dijo Bruce—. Si eres el monstruo que Ultrón predijo...

          —¿Qué harás?

          Bruce se mantuvo en silencio.

          —Yo no quiero matar a Ultrón—dijo el androide—. Es único. Y está sufriendo. Pero ese sufrimiento se tragará a la tierra. Por eso hay que destruirlo. Cada creación suya, cada rastro de su presencia en Internet. Hay que actuar ya. Y ninguno puede hacerlo sin los demás. Quizá sea un monstruo, no sé si lo sabría distinguir. No soy como ustedes, y no soy lo que pretendían—dicho eso, se giró—Quizá no haya forma de que confíen en mí, pero tenemos que irnos.

          Este le tendió el martillo a Thor sin dificultad alguna, dejando a todos mudos. Este lo agarró algo impresionando pero intentando disimular. Clint iba a formar palabra alguna pero no salió nada.

          —Está bien—dijo Thor algo incómodo—. Buen trabajo, Tony.

          —¿Qué rayos fue eso?—dijo Erika.

          —Que buen momento para haber hecho eso—murmuró Tatiana.

          —Tres minutos—dijo Steve—. Tomen lo necesario.

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          Irina y Tatiana fueron hasta uno de los vestidores, la castaña buscó un traje nuevo pero al ver uno solo decidió dárselo a Tatiana. Tony se encontraba allí e Irina le miró con una ceja alzada.

          —Es un nuevo prototipo—Irina enarcó más su ceja y Tony alzó las manos—. Y está terminado, lo juro.

          Caminó hasta una puerta y tecleó una clave, miró a la castaña atentamente y le indicó que se acercara. Morgan observó el nuevo traje. Era negro y tenía detalles en los costados que se encontraban negros.

          —Cuando usas tus poderes, los detalles negros se iluminan con el color azul de tu poder. Demasiado cool para el mundo, pero con un gracias bastaba.

          Irina abrazó a Tony con fuerza mientras que el mayor soltaba una ligera carcajada—No fue nada, pequeña—miró a Tatiana—. Usa bien esa espada, te haré una nueva pronto.

          Tatiana sonrió de lado y asintió—La esperaré.

          —Debemos juntarnos con el equipo.

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