x. la culpa


LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA,
capitulo diez: la culpa!



Triskelion, Washington D.C

          ULTRAVIOLENT Y EL CAPITÁN AMÉRICA LLEVABAN SUS RESPECTIVOS TRAJES, iban en el ascensor, en silencio. Ambos estaban serios pero Irina Morgan se encontraba en un estado bastante irritante.

          —¿Porqué no me dejaste ir con ellas?—preguntó la muchacha de ojos verdes, mirando por la ventana.

          —Porque sabría que escaparías.

          —Debiste dejarme ir.

          —Pues no lo hice.

          —Podría haber ocupado su lugar.

          Rogers tomó su brazo, acercándolo a él—Deja de lamentarte por todo ¿entiendes? Esto no ha sido tu culpa, Irina—la muchacha intentó safarse pero el capitán le aferró el brazo con más fuerza—. Sé que quisiste evitarlo, pero si también quisieras saber mi opinión, hubiera preferido que él hubiera muerto antes que tú.

          Irina abrió los ojos con completa sorpresa y Steve le soltó. Las puertas se abrieron, dejando ver a una joven rubia y al director Pierce.

          —No se preocupe, hizo todo lo que pudo.

          —Gracias, señor.

          Era la vecina de Steve, Kate. Esta giró y observó a Steve, empezó a caminar hacia el ascensor—Capitán Rogers, Irina Morgan.

          —Vecina—dijo Steve de mala gana.

          Kate se retiró mirando de reojo a Steve y a la rubia.

          —Capitán—dijo Pierce—. Soy Alexander Pierce.

          —Señor, es un honor—dijo Steve estrechando su mano.

          —El honor es mío, capitán. Mi padre sirvió en la división 101—Alexander observó a la joven—. Bienvenida sea, agente Morgan.

          —Gracias, señor Pierce.

          —Adelante.




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          —Esta foto se tomó hace 5 años después de que Nick y yo nos conociéramos...—dijo Pierce acomodando algunas cosas, mientras que Irina observaba esa foto que él le había mostrado—. Cuando yo estaba en el Departamento de Estado de Bogotá. Los rebeldes del ELN atacaron la embajada y la seguridad me sacó, pero los rebeldes tomaron rehenes.

          Steve observaba la foto atentamente, mientras que Morgan—con su mirada verde—se dedicaba a observar cada movimiento de Alexander.

          —Nick era el subjefe de la estación de SHIELD. Y vino a mi con un plan—Pierce continuó, ahora acercándose hasta los dos con una carpeta—. Quería entrar al edificio por el drenaje. Le dije: "No, vamos a negociar"—Steve puso la imagen de Pierce en la mesa—. Parece que el ELN no negocia, así que me emitieron una orden de muerte —siguió relatando—. Entraron al sótano, y ¿qué encontraron? Lo encontraron vacío.

          Pierce colocó la carpeta en la mesa, se sentó en los sillones que habían ahí, mientras que el capitán y Ultraviolent le imitaron. Irina intentaba mantenerse serena, no nerviosa, aunque ya había estado en esas situaciones antes. Disimularlo no se le hacía difícil—Nick ignoró mi orden directa—habló Pierce—. Realizó una operación militar no autorizada en territorio extranjero. Y salvó la vida de una docena de funcionarios políticos, incluyendo a mi hija.

          —Entonces lo promoviste—dijo Steve—. ¿Tiene hijos?

          —Sí, una hija—afirmó Pierce—. Jamás me he arrepentido de haberlo hecho. Vayamos al grano. Capitán, ¿Porqué estaba Nick en su apartamento anoche?¿Y por qué la agente Morgan estaba contigo?

          —No lo sé.

          Pierce observó a Irina, con expresión serena.

          —Yo tampoco—respondió ella—. Estaba por quedarme en la casa de Steve para pasar la noche.

          —¿Sabía que tenía micrófonos ocultos?

          —Nick me lo dijo.

          —¿Le dijo que él los había puesto?

          Steve guardó silencio, al igual que su compañera.

          —Quiero mostrarles algo.

          Una pantalla se encendió y dejó ver un vídeo, era el pirata francés. Batroc.

          —¿Está en vivo?

          —Lo encontraron ayer en un lugar no tan seguro en Argelia—respondió Alexander.

          —¿Quiere decir que es un sospechoso? Batroc no es un asesino—dijo Morgan mirando a Pierce por el rabillo del ojo.

          —No, es más complicado que eso—acotó Pierce—. A Batroc lo encontraron anónimamente para atacar a la Lemurian Star. Lo contactaron por correo electrónico, le pagaron por transferencia. El dinero entró y salió...por 17 cuentas falsas. La última es de una compañía de tenencia registrada a nombre de Jacob Veech.

          —¿Necesitamos saber quién es?—preguntó Steve.

          —Es poco probable, Veech murió hace 6 años. Su última dirección era 1435 Elmhurts Drive. Cuando conocí a Nick, su madre vivía en el 1437.

          —¿Estás diciendo que él contrató a los piratas?—preguntó Morgan a la defensiva, sin dudarlo en su expresión—. ¿Porqué?

          —La teoría principal—respondió Alexander observando con seriedad a ambos.

          Steve desvió la mirada hacia el archivo.

          —¿Qué?—preguntó Irina, utilizando sus métodos de interrogatorio—. ¿Supones que Nick vendería información confidencial?¿Qué eso lo codujo a su muerte?

          —Eres más inteligente de lo que pensé, Irina Morgan—suspiró—. Tomé un puesto en el consejo no porque quería...lo tomé porque Nick me lo pidió, porque ambos eramos realistas—dijo observando la ciudad de Washington y apoyando un brazo—. Sabíamos que a pesar de la diplomacia, los apretones de manos y la retórica...para construir un mundo mejor a veces necesitas demoler el anterior—Morgan escuchaba expectante, algo de las palabras de Pierce tenían verdad. Este observó a Steve junto con su compañera—. Eso genera enemigos. Como los que te llamaron inmortal porqué tenías las agallas de ensuciarte las manos e intentar construir algo mejor. Y la idea de que esas personas sean felices hoy...me enoja mucho.

          Los dos observaban impasibles a Pierce, esperando que prosiguiera—Capitán, Agente Morgan—prosiguió—. Ustedes fueron los últimos que vieron a Nick vivo. No creo que eso haya sido un accidente. Y me parece que ustedes tampoco lo creen.

          Morgan intentaba descifrar la expresión de Pierce, ¿acaso les estaba acusando o algo?¿Acaso ya los habrían descubierto?

          —Se los volveré a preguntar—dijo Alexander alternando su vista a Irina—. ¿Porqué estaba ahí?

          Steve guardó silencio pero luego respondió—Me dijo que no confiara en nadie, que confiara en Morgan.

          Irina se tensó levemente.

          —Me pregunto si eso le incluye a él—dijo Alexander.

          —Perdón, esas fueron sus últimas palabras—respondió Steve con una absoluta sinceridad—. Con permiso. Morgan, nos vamos.

          Dicho esto, Steve agarró a la mencionada y se encaminó a la puerta junto con ella.

          —Capitán, Ultraviolent—llamó Pierce, el nombre de Irina le sonó raro—. Alguien mató a mi amigo y descubriré la razón. Si alguien se interpone en mi camino, lo lamentará. Quién sea.

          —Entendido, señor Pierce—dijo Morgan asintiendo, sonriendo—. Que tenga un buen día.

          Ambos salieron dejando a Alexander solo.




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          Steve y Morgan entraron al ascensor, ambos en silencio, hasta que Steve habló—Control de operaciones.

          'Confirmado.'

          El ascensor comenzó a bajar. Steve se mantuvo en silencio.

          —Steve.

          —¿Qué?

          —Pierce cree que somos los asesinos de Fury.

          —Repite eso.

          Irina rodó los ojos—Pierce nos estaba acusando indirectamente por la muerte de Nick Fury. Lo vi en su cara, en su tono de voz, hasta en sus ojos.

          —¿Estás diciendo que nos ve como asesinos?—respondió—. Porque la verdadera asesina eres tú.

          El ascensor se detuvo y Morgan sintió a alguien fuera—Alguien viene.

          Ambos se dieron vuelta, entraron Rumlow con dos compañeros más—Mantengan a todo el personal de STRIKE en las instalaciones ¿entendido?—dijo este—. Departamento forense.

          'Confirmado.'

          —Capitán, Ultraviolent.

          —Rumlow—dijeron los dos al unísono, con mala gana.

          El ascensor empezó a bajar otra vez.

          —El equipo de evidencias encontró fibras en el techo que quiere que veamos. ¿Quieren que reúna al equipo?

          —No, primero veamos de que se trata—dijo Steve.

          —De acuerdo—respondió.

          Este se giró, Irina observó que uno mantenía su arma y codeó a Steve, quien también observó. Este agarró su mano y colocó a la asesina rusa disimuladamente detrás de él. El ascensor se detuvo otra vez, las puertas se abrieron dejando ver a unos empresarios.

          —¿Cuál es el estado hasta ahora?—preguntó uno.

          —Administración—dijo otro.

          'Confirmado.'

          Y las puertas se cerraron. Todos quedaron en silencio, Irina observó como los empresarios sudaban por el nerviosismo.

          —Lamento lo sucedido con Fury, chicos—se lamentó Rumlow.

          —Tranquilo, debe de estar en un lugar mejor que aquí—Irina se encogió de hombros.

          'Claro, en un lugar lejos de ti, imbécil' pensó.

          Se detuvo una vez más, vinieron tres hombres más. Morgan estaba bastante harta en presencia de tantos hombres. Entraron otra vez.

          —Registros.

          —Confirmado.

          Las puertas se cerraron. El silencio reinó completamente.

          —No sé lo que está ocurriendo aquí, pero recuerden que si alguno de ustedes me toca...—Irina comenzó a hablar—. Alguien perderá un dedo.

          —Antes de comenzar...—dijo Steve, mirando a Morgan de reojo—. ¿Alguien desea retirarse?





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