o. corre, escapa
LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA,
capitulo cero: corre, escapa!
Siberia.
IRINA MANTENÍA EL EQUILIBRIO DOLOROSAMENTE ENTRE SUS PIES, respiró hondo y soltó el aire por la boca, su mano sudaba por sostenerse en la barandilla. Su cuerpo le dolía como el infierno, estiró su pierna izquierda hacia arriba tocándola. Dio un par de giros con su pie de apoyo y finalizó posando ambos pies en el suelo, flexionó un poco las piernas y terminó por colocarse de forma correcta. Sus orbes verdes miraron a la institutriz, quien se encontraba con una fusta, mostrando orden y disciplina hacia las muchachas que se encontraban allí.
—Bezuprechnyy, kak vsegda (Impecable, como siempre)—habló la institutriz, mirando con sus ojos marrones a la castaña clara—. snova (Otra vez).
Irina tragó saliva con dureza, sintiendo un sabor amargo en la boca, observó algo temerosa a su instructora. Ella no quería hacerlo otra vez, sus piernas reclamaban descanso, su entrenamiento de ayer le había destrozado por completo. Respiró hondo y observó algo molesta a la mujer con la fusta.
—YA uzhe sdelal tri raza (Ya lo hice tres veces)—respondió Iryna.
La cara de su instructora cambió completamente, a una horrorizada y estupefacta, Iryna Morgan observó como sostenía la fusta con fuerza. Sabía perfectamente las consecuencias que conllevaban las cinco palabras que había dicho.
—Chto vy skazali, Morgan? (¿Cómo has dicho, Morgan?)—inquirió la institutriz, acercándose lentamente a ella—. Vy ne khotite? (¿Que no quieres hacerlo?).
La castaña se mantuvo en silencio, observando a la mujer que se acercaba—YA ne budu sprashivat' snova balovnya (No volveré a preguntártelo otra vez, niña malcriada)—sentenció la mujer, frente a ella—. Otvet'te mne! (¡Responde!).
Los orbes verdes de Morgan observaron a sus compañeras, quienes la observaban con miedo y pena. Luego miró a la mujer—a la que tenía que por obligación llamar—su instructora, estaba enojada, eso no lo dudaba.
—YA ne khochu, chtoby (No quiero volver a hacerlo)—respondió en voz alta, su voz era áspera y ronca por el esfuerzo.
Juró haber sentido la mano de la institutriz estrellándose en su mejilla, en un golpe fuerte que le dejó una sensación de ardor en la parte izquierda de su cara. Sintió esa misma sensación en su otra mejilla, y de nuevo. Sintió un latigazo en sus piernas, producto de la fusta, realmente la había hecho enojar. Sus pies le fallaron, cayó de rodillas al suelo de madera pulido ahogando un gemido de dolor. Los golpes eran interminables, cada parte del cuerpo le ardía, se cubría para evitar el dolor pero sabía que este siempre se presentaba. Morgan hizo una mueca antes de empezar a llorar por la impotencia por aquellos golpes, ella estaba débil, ella quería terminar con aquella tortura. Pero no podía, nadie podía. Gritó en cuanto la fusta golpeó su espalda, dejándole una descarga de dolor en toda su columna.
—Prekratite, pozhaluysta! (¡Para, por favor!)—suplicó Morgan entre sollozos.
—Eto to, chto vy zasluzhivayete dlya vashey guvernantki vyzov! (¡Esto te lo mereces por desafiar a tu institutriz!)—le golpeó con el pie en el abdomen—. Ne plach', Irina! Eto delayet vas slabym! Vy slaby!(¡No llores, Iryna!¡Eso te hace débil!¡Eres débil!).
Morgan sollozó e intentó levantarse, pero un golpe en sus brazos le hizo mantenerse en el suelo. Miró el suelo, estaba saliendo sangre de su nariz y el labio.
—Vy slaby! Net sdacha v HYDRA! (¡Eres débil!¡No hay rendición en HYDRA!)—gritó—. Povtorite! Ne sdavat'sya! (¡Repítelo!¡No hay rendición!)
Irina tragó sus propios sollozos y observó a la mujer, quien esperaba su respuesta—Net kapitulyatsii (No hay rendición)—dijo la joven.
La institutriz sonrió con satisfacción y observó a una de las chicas que se encontraban sentadas—Tat'yana, vzyat' yeye v lazaret, a zatem otpravlyayetsya v laboratoriyu (Tatyana, llévala a la enfermería y que luego vaya al laboratorio).
La nombrada se levantó y fue hasta Morgan, pasó un brazo por su cintura y la levantó—Tikhiy, Morgan (Tranquila, Morgan)—susurró Tatiana Belkova, su mejor amiga—. Vy v bezopasnosti (Ya estás a salvo).
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Tatiana le dejó caminar por los pasillos sola, ya que necesitaba ir al laboratorio. La muchacha tenía una especie de cinta en su mejilla derecha por la marca de la fusta y de la mano de su institutriz. Y una lastimadura en su labio. El pasillo era iluminado por pocas luces, cosa que no asustaba a la joven ya que acostumbraba al laboratorio por pruebas. Entró tranquilamente pero se encontró sola, en el laboratorio no había nadie. O al menos era lo que veía, pero sentía otra presencia en la habitación que la alarmó. Tomó una jeringa y se giró para producir un corte a su contrincante. Este se alejó un poco pero Morgan se acercó corriendo para hacerle una llave y mantenerlo en el suelo. En cuanto pegó la patada, sintió el metal frío en ella. Se colgó en él e hizo que su peso fuera hacia adelante provocando que terminaran los dos en el suelo. Iryna colocó la jeringa en el cuello de su enemigo y le miró con frialdad.
Era el soldado.
—Soldat (Soldado).
—Ultraviolent—dijo con voz ronca y observó la jeringa—. Eto luchsheye, chto vy poluchili? (¿Es lo mejor que tienes?).
Morgan odiaba ese nombre, rodó los ojos y se levantó—Vy znayete, ya nenavizhu eto imya (Sabes que odio ese nombre).
—No eto tol'ko odin ya znayu (Pero es el único que conozco).
—Chto ty zdes' delayesh', soldat? (¿Qué haces aquí, soldado?).
El soldado fijó sus ojos azules en los verdes de ella, dejaba que las gotas de agua cayeran de su cabello largo, se tocó el corte que le había hecho la muchacha. Sangraba—To, chto Vy ne zainteresovany (Eso no te interesa).
Morgan tornó sus ojos verdes a unos azules—Nu, vy libo zainteresovany v tom, pochemu ya zdes' (Pues a ti tampoco te interesará el porqué estoy aquí)—replicó dejando la jeringa en su lugar—. Yavlyayetsya li segodnya vy dadite mne yeshche poboi? (¿Hoy me darás otra paliza?)
—YA vizhu, ty uzhe dal vam (Veo que ya te la han dado)—dijo acercándose a ella, tomando su mejilla.
La muchacha le apartó la mano—Ne prikasaysya ko mne, potomu chto u vas yest' k Tat'yane (No me toques, para eso tienes a Tatyana).
—Ne iz -za etogo (No la metas en esto).
Morgan sonrió—YA znayu, chto oni do trekh let, no tikho, vash sekret v bezopasnosti so mno (Sé lo que se traen entre manos, pero tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo).
—Togda ya pogovoryu s ney perestat' rasskazyvat' vam, chto my delayem (Después hablaré con ella para que deje de decirte lo que hacemos).
—Eto neizbezhno, soldat (Es inevitable, soldado)—Morgan sonrió con malicia—. Posmotrite na um Tat'yany eto udovol'stviye, i kogda vy (Husmear en la mente de Tatyana es divertido y más cuando está contigo).
—Zakroy rot (Cierra la boca).
—Soldat, Ultraviolent (Soldado, Ultraviolent)—saludó el doctor List, miró a la castaña—. YA nadeyus', chto vy budete gotovy, Morgan. Eto posledneye ispytaniye syvorotki, my dobavim yeshche (Espero que esté lista, Morgan. Es la última prueba del suero, le agregamos algo más)—luego miró al soldado—. Prodigy gotov k demonstratsii boyevoy (Prodigy está lista para la demostración de combate).
Este asintió en silencio y observó a la castaña quien le sonrió de forma perversa. 'Udachi s Tat'yanoy i byt' nezhnym s nim, kogda oni delayut (Diviértete con Tatyana y sé gentil con ella cuando lo hagan)' le dijo al soldado.
El soldado gruñó en respuesta y dejó la habitación. List observó cómo la muchacha se colocaba en la camilla y aguardaba. Sacó una jeringa y le puso una especie de liquido azul, Morgan le miró con miedo pero al saber que sería la última vez que vería esa aguja se relajó.
List le observó con paciencia y enterró la jeringa en su brazo.
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Morgan caminaba sigilosamente por los pasillos de la base, con una mochila cargada al hombro. Llevaba su traje de entrenamiento camuflado y negro, tenía un arma en mano. Todos dormían.
Decidió pasar por la habitación de Tatiana para despedirse pero en cuanto se acercó, escuchó voces y vio por la cerradura el cuerpo de su mejor amiga y el del soldado. Sin embargo, no quiso interrumpir y siguió su paso.
Caminó hasta la puerta principal, sabiendo que podría abrirla y fue hasta los botones que estaban allí.
—¿A dónde crees que vas?
Irina se quedó paralizada, se giró y levantó su arma, encontrándose con Brock Rumlow—Me largo de aquí—habló ella.
—No lo harás—respondió Brock.
—Oblígame—desafió la muchacha.
Rumlow fue corriendo hasta ella para pegarle una patada que bloqueó fácilmente, le pegó un puñetazo en la cara y una patada en el abdomen que lo sacó volando un par de metros. Introdujo un par de número que había visto en un papel y las puertas se abrieron ante ella. Era el momento.
Salió corriendo con todas sus fuerzas, sin mirar hacia atrás. El frío se pegaba a su cuerpo, produciendo escalofríos constantes cada vez que se alejaba. Bajó un par de metros en la montaña, para luego tropezar con cansancio y terminar cayendo al vacío.
Pero los árboles del bosque le salvaron, haciendo la caída algo dolorosa pero ella aún seguía con vida. Morgan intentó levantarse pero el cansancio y el dolor de sus piernas reclamaban descanso. Escuchó pasos, lentos. Pensó que la descubrieron, pensó que la matarían. Pero no fue así.
—¡Mamá!—gritó una chica, con un arco—. ¡Ayúdame!
Y lo último que vio fue a una mujer pelirroja acercarse a la joven.
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