lviii. las consecuencias
AMENAZAS,
capitulo cincuenta y ocho: las consecuencias!
SCOTT E IRINA SE JUNTARON EN UNA PEQUEÑA PLAZA LUEGO DE SALIR DE LA CASA DE PAXTON. Ambos se encontraban cansado e Irina tenía algunas magulladuras en su cara y en el cuello. La rubia levantó la mano y Scott chocó los cinco con ella—Eso fue genial—le dijo él—. Somos un buen equipo.
Irina le sonrió—Lo sé. ¿Qué harás con el traje?
—Creo que Hank preferirá que me lo quede. ¿Y tú?
—Sabes que tengo que volver, Scott. Se lo prometí a Steve, pero...si es que aceptas, no volveré sola.
Scott no había entendido la referencia, hasta que luego de un par de segundos supo a lo que la rubia se refería. Irían los dos a la base de los Vengadores. Scott negó e Irina no se mostró decepcionada ante aquello—Es una oferta genial, pero no la aceptaré—respondió Lang.
—Lo sé—dijo ella con suavidad—. Cuida bien a Cassie, ¿sí?
Scott asintió e Irina dio media vuelta para comenzar a caminar por la calle—Irina.
—¿Qué?
—Gracias, por darme una oportunidad.
Irina le miró de reojo con una sonrisa—Agradécele a Hank y salúdalo de mi parte—Y continuó caminando, dejando solo a Scott.
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Base de los Nuevos Vengadores, Norte de Nueva York.
Irina aterrizó el quinjet en la plataforma de aterrizaje, fuera de la entrada de la base. Salió del mismo rápidamente y cruzó la puerta principal sin problemas. Se sorprendió al no escuchar ninguna alarma sonar. La rubia subió las escaleras y vio todo tan quieto que por un momento pensó que alguien la observaba. Caminó con tranquilidad por el pasillo y sintió una luz encenderse. Se detuvo en seco y se giró, desgraciadamente, encontrándose con Steve Rogers parado frente a ella con los brazos cruzados sobre su pecho.
'Bien, Irina, piensa. ¿Cómo puedes saludar a tu novio ardiente luego de dejarlo por casi un mes solo?'
—Uhm...¿sorpresa?—dijo ella y sintió una cachetada mental en su cabeza por la estupidez que dejó salir por sus labios—. Puedo explicarlo.
—Oh, sí...me lo explicarás—dijo y señaló el ascensor—. En el Ala médica.
Irina Morgan rodó los ojos y se dirigió hacia el ascensor en silencio. Steve le siguió por detrás y ambos observaron como las puertas se cerraban ante ellos.
—Viernes, al nivel del ala Médica—ordenó Steve.
'Confirmado, capitán.'
El ascensor comenzó a subir e Irina no se atrevió a soltar ninguna palabra. Sabía que Steve estaba enojado y sabía que lo estaba principalmente con ella. Irina comprendía los riesgos que conllevaba ayudar a Hank Pym a derrotar a Darren Cross, sin embargo, no sabía lo que pasaría después de ello. Pero lo que más sentía era que estaba en la base, su nuevo hogar, junto a Steve. Aunque eso llevaría a bastantes consecuencias. Miró por el rabillo del ojo al capitán, quien permanecía con la mirada fija en las puertas del ascensor. La rubia no se entrometió en su mente, ya que prefería no hacerlo, y miró la puerta del ascensor. Se le hizo eterno.
Las puertas se abrieron y Steve tomó su brazo para hacerla caminar, Irina hizo una mueca y caminó en silencio. Rogers la condujo hacia las puertas del Ala Médica, encendió las luces y el área se iluminó tenuemente. Finalmente, Steve la soltó—Siéntate en esa camilla—ordenó y ella obedeció sin emitir una palabra.
Morgan observó cómo su novio, bastante enojado, buscaba cosas para desinfectar y limpiar. Irina se había olvidado que tenía magulladuras en la cara y supo que Steve, además de estar enojado, estaba preocupado. Steve se acercó y mojó un pequeño algodón en un desinfectante. Lo pasó por la sien de Irina y ella se apartó un poco haciendo una mueca.
—Lo siento—se disculpó Steve y procedió a pasar por una herida en su mejilla.
Irina se sintió idiota por dejar que él la ayudase, ella podría hacerlo por sí sola, pero sabía que su novio no lo permitiría. Irina se mordió el labio inconscientemente mientras que miraba hacia abajo. ¿Ahora qué diría? Un 'Lo siento' no sería suficiente para él. Miró los orbes azules concentrados del rubio y abrió la boca para decir algo, pero él habló—¿Acaso no puedes dejar de meterte en problemas cuando sales?—le preguntó.
—Impedí que un arma causara caos en el mundo, Steve, soy consciente de mis acciones.
—Vi en las noticias que hubo una explosión en San Francisco, en los laboratorios de Pym Tech—replicó él continuando con su otra mejilla—. Las ultimas coordenadas del quinjet que Erika y tú utilizaron fueron exactamente en San Francisco. Se suponía que volverían en el día, no tres semanas después.
—Teníamos que ayudar al mentor de Erika, Steve. Hank Pym es un ser muy querido para ella. Y también para mí.
—Irina, esto es serio, ¿por qué no me llamaste?
—No lo vi necesario, además, con la intervención de dos vengadoras era suficiente.
—Me preocupé por ti.
—¡Yo también!—la rubia levantó la voz y Steve se apartó—. ¿Acaso sabes cuantas veces dudé en llamarte para pedir ayuda? No lo hice porque Erika me lo pidió y porque Hank tampoco quería—Irina negó lentamente y miró a Steve con sus ojos verdes—. Steve...Hank Pym me hizo ver cosas que yo ni sabía. Que tú tampoco sabías—buscó entre su traje la foto que Hank le había dado y se la tendió—. Él conoció a mis padres, Elizabeth Jane Morgan y William Dean Morgan. Fallecidos en el año 1996, cuando tenía apenas cinco años. Cinco años después de que los padres de Tony fallecieran.
La expresión de Steve no era áspera, él miró fijamente la foto donde mostraba a los padres de Irina junto con un bebé en brazos.
—Lo siento, Steve...—se disculpó la rubia, levantándose de la camilla—. Sé que debí llamarte cuando era el momento. Pero por primera vez...sentí que podía hacer esto sola—se plantó frente a él y tomó su mejilla en una mano—. Hank Pym es lo más cercano a mi pasado o al menos a lo que era antes de que Bucky me llevara a HYDRA. Pero hoy, detuve a Darren Cross de vender un arma a HYDRA. Evite que ellos volvieran a capturarme. Sin la ayuda de Scott y Erika, yo ya no estaría aquí. Perdóname, Steve. Eso es todo lo que te pido.
Steve dejó la foto vieja en la mesa y se inclinó para besar suavemente los labios de Irina. Era un beso tierno, cálido y eso hizo sentir a la rubia que estaba segura. Rodeó su cuello con ambos brazos y Steve rodeó su cintura con su brazo e Irina se trepó enrollando sus piernas en su cintura. El capitán la sentó en la camilla sin romper el beso, pero al ver que ambos reclamaban el aire, se separaron. Morgan sonrió contra sus labios y lo miró de cerca. Esa cercanía que tenían los dos le reconfortaba muchísimo. Steve le abrazó con fuerza y ella hundió su cabeza en el recoveco de su clavícula y cuello—Te perdono, Irina Morgan, pero no vuelvas a hacerme eso.
Irina soltó un carcajada entre dientes y espetó—Eso será difícil, Steve Rogers. Pero lo intentaré.
—Eso espero—replicó él—. Y eso no quita que no estés en problemas.
La rubia se separó instantáneamente de él y lo miró con una ceja alzada—¿Disculpa?
—No te atrevas a mirarme con esa cara, cielo, te lo mereces—dijo Steve con una sonrisa socarrona.
—Quítate de encima, capitán idiota—replicó Irina intentando de apartar al super soldado.
Steve sonrió y volvió a unir sus labios con los de Irina. Ella no forcejeó, ni intentó de escapar del agarre de Steve. Permaneció allí, dejándose llevar por el amor del capitán, sintiéndose finalmente segura en su hogar.
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editado ✓
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