AMENAZAS,
capitulo cincuenta y uno: la historia de hank pym!

          IRINA MORGAN Y ERIKA BARTON RODARON LOS OJOS AL VER LAS MUECAS QUE HACÍA SCOTT LANG AL ESTIRARSE CON EL TRAJE PUESTO. Hope y Hank se encontraban a su lado, la primera miraba seriamente a Scott y Hank se concentraba en explicarle.

          —En las manos adecuadas, la relación entre el hombre y el traje es simbiótica. El traje tiene poder. El hombre controla ese poder—dijo Hank mientras que las demás observaban como Scott asentía—. Necesitas ser habilidoso, ágil y sobre todo las cosas...debes ser rápido. Debes poder encogerte y agrandarte en segundos. Para que tu tamaño se adapte a lo que necesites.

          Hope, sin emitir alguna palabra, cerró la puerta justo antes de que Irina pudiera decir algo. Ella le miró con sus ojos azules y Hope se encogió de hombros.

          —¿Podrá hacerlo, verdad?—preguntó Erika haciendo una mueca.

          —Ahora pasa por la cerradura, Scott—indicó Hank—. Corre con todo, luego encógete y pasa, y vuelve a tu tamaño.

          Los cuatro sintieron los pasos de Scott y la puerta se movió un poco, dejando salir un gruñido por parte de Scott. Irina hizo una mueca y Erika se palmeó la cara.

          —Otra vez, Scott—indicó Hank.

          Irina sintió que Scott volvía al punto de partida y volvía a correr hacia la puerta. Pero la puerta se movió otra vez y el mismo quejido volvió a escucharse—Inténtalo una vez más.

          Y la puerta volvió a moverse para escuchar el mismo quejido por Scott. Hank miró a las tres chicas que se encontraban paradas frente a él—Es inútil—murmuró Hope.

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          —Cuando eres pequeño, la energía se comprime, y conservas tu fuerza original detrás de un puño microscópico. Eres como una bala—dijo Hope y observó que Irina llegaba con ropa deportiva—. Irina, te estábamos esperando—ella asintió y Hope volvió a mirar a Scott—. Si pegas con fuerza, puedes matar. Si eres suave, es una caricia.

          —En otras palabras, debes saber cómo pegar—replicó Irina cruzándose de brazos.

          —Pasé tres años en prisión, sé cómo pegar.

          —Muéstranos—dijo Irina levantando ambas manos y Scott pegó a la mano derecha—. Terrible.

          —¿Quieres mostrarme como pegar?—desafió Scott a las chicas y levantó las manos—. Enseñenme a...

          Scott fue interrumpido por un golpe producido por el puño de Hope, dejándolo en el suelo en cuestión de segundos—Así es como se pega—dijo Hope sonriendo de lado.

          Erika y Hank soltaron una ligera risotada ante aquello, Irina ayudó a Scott para levantarse y observó que Hank se acercaba junto a la joven Barton—Hace rato que quería hacerlo.

          —Se nota—replicó Scott retomando la compostura.

          —Hope aprendió Artes Marciales en un momento difícil—murmuró Hank.

          —Con 'momento dificil', se refiere cuando mi mamá murió—acotó Hope mirando a Scott.

          —Falleció en un accidente aéreo.

          —Ya es suficientemente malo que no me digas cómo murió—replicó la hija de Hank con aire indiferente—. ¿Podrías dejar de repetir esa mentira? Estamos trabajando aquí—Hank se alejó junto con Erika y Hope se dirigió a Lang—. Bien, princesa. ¿En que estábamos?

          Scott se despabiló un poco y miró a Hope—¿Apuntaste a la mano al menos?

          Irina rodó los ojos y movió a Hope con su mano para enfrentarse a Scott. Crujió los huesos de sus dedos y miró a Scott Lang—¿Preparado, Scotty?

          —No, en realidad.

          Irina corrió hacia él, para enganchar sus piernas sobre su cuello y terminar por tirarlo en el suelo. Scott intentó levantarse pero Morgan tiró de su brazo provocando que Scott suelte un chillido.

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          Los días avanzaron, los entrenamientos cuerpo a cuerpo con Scott progresaban. Erika formaba parte de ellos. Lang se encontraba más hábil en el combate, aunque era derribado por las tres jóvenes en varias oportunidades. Todos se reunieron en el laboratorio escondido de Hank para poder seguir con la nueva fase.

          —Ya aprendiste todo sobre el traje, pero nada de tus aliados...—dijo Hank a Scott y luego miró hacia una de las paredes—. Las hormigas. Fieles, valientes y tus socias en esta tarea.

          —¡Yo quiero ver!—exclamó Erika.

          Irina rodó los ojos—Ya, ya. Vamos afuera.

          Al salir, Irina observó el patio que Hank Pym tenía. Demasiado pintoresco pero perfecto para hacer prácticas. Scott salió con su traje y los demás se sentaron esperando a que el susodicho se encogiera. Al hacerlo, Irina se metió en su cabeza. Cuando Scott se encogió, Irina pudo ver lo que él veía. Lang corrió por el túnel de tierra, buscando alguna de sus compañeras.

          'Recuerda: Paratrechina longuicornis, son las hormigas locas. Son muy rápidas y pueden conducir electricidad, lo que las hace útiles para freir electrónica enemiga. Ten cuidado'

          —No estás tan loca—replicó Scott agachándose para mirarla—. ¿Verdad, Irina?

          'Yo si fuera tú tendría cuidado'

          La hormiga color naranja se abalanzó contra Scott, de forma cariñosa él la abrazó—¡Oye! Eres dulce—dijo Scott acariciándola.

          Repentinamente, millones de hormigas se subieron encima de Scott y el mayor entró en pánico. Volvió a su tamaño normal dejando un hueco en el jardín del científico. Erika e Irina comenzaron a reírse a carcajadas mientras que Scott se quitó su casco—Era mucho más aterrador hace unos segundos.

          —Vuelve a entrar—dijo Hank.

          —¿Qué?¿Estás loco?

          Los cuatro negaron rápidamente y Scott rodó los ojos. Al volver a encogerse, prosiguió con su camino e Irina se mantenía en su mente.

          —Bien, ¿quién sigue?

          Scott se giró al ver una gran sombra, pero, eran simples hormigas negras que le miraban atentamente. Les recordaba a la primera vez que despertó en la casa de Hank.

          'Paraponera Clavata'

          —Lo sé. Hormigas Bala ¿no? Primeras en el índice de dolor de Schimdt.

          'Ten cuidado' dijo Morgan.

          —Hola, chicas. ¿Me recuerdan?—preguntó Scott sonando nervioso—. Soy el de la habitación.

          E instantáneamente Scott hizo otro hoyo en el jardín del auténtico Hank Pym. Las risas de Irina y Erika no ayudaban, además Hope tenía un cronometro.

          —Fallaste...—dijo Morgan intentando no sonreir.

          —Que gran ayuda eres, Morgan—replicó Scott.

          —Prefiero hacer la parte estratégica primero...—murmuró Erika levantando la mano.

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          Al entrar a la casa, Morgan se sentó en una de las sillas del laboratorio de Hank, Erika se encontraba sentada en la mesa central mientras que Scott señalaba los planos—Parece que el Laboratorio de Futuros tiene una fuente de energía aislada.

          —¿Y eso es un problema?—preguntó Erika.

          —Hay un guardia de seguridad que vigila a toda hora—respondió Hope mirando a los tres jóvenes—. Debes distraerlo para desactivar el sistema de seguridad.

          —¿Qué hay sobre el Yellowjacket?—preguntó Irina mirando a Hank—. ¿Cómo es la seguridad?

          —El contenedor del Yellowjacket está sellado.

          —¿Y cómo llegará Scott a él?

          —El único punto de acceso es un tubo de 5mm de diámetro—replicó Hope y los demás asintieron.

          —Me pregunto por qué se me revuelve el estómago...—murmuró Scott.

          —Los 5mm deberían ser suficientes para que Scott logre pasar—dijo Morgan.

          —El tubo está protegido por una red de láser y solo podemos apagarla durante 15 segundos.

          —Como los espías de las películas—murmuró Erika.

          —Deberás ordenar a las hormigas que frían los servidores, tomar el traje y abandonar la bóveda antes de que se active la energía de reserva—dijo Hank.

          —Ya me estoy mareando...—murmuró Scott.

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          A la mañana siguiente, Scott conoció a las siguientes especies de hormigas. Nombró a una Ant-thony, cosa que a Irina le resultó completamente ridículo ya que nadie podía llamar a un insecto de esa forma. Luego de su entrenamiento con Hope y la práctica de tiro al blanco, Scott se encontraba enviándole señales a las hormigas, pero sin éxito.

          —Puedes hacerlo, Scott. Vamos—insistió Hank.

          Scott volvió a intentarlo, pero no tuvo éxito—No están escuchándome.

          —Debes concentrarte y ser genuino. Sin vueltas ni mentiras—suspiró Hope ya estresada.

          —Ser agresiva no ayuda en nada, Hope—dijo su padre.

          —No hay tiempo para mimos.

          —¡Debemos esforzarnos en ayudar a Scott!

          —¿En serio?—preguntó ella mirando a su padre fijamente—. ¿Para eso debemos esforzarnos?

          —Chicos, no hace falta discutir—musitó Erika.

          —Erika, cállate—murmuró Morgan.

          Hope tomó el control para colocárselo en la oreja, un sonido agudo fue enviado hacia las hormigas, que comenzaron a subir por la mesa y pusieron muchos cubos de azucar en la taza. La luz comenzó a oscurecer tenuemente y Morgan observó la cara sombría que tenía la hija de Pym.

          —¡Hope!—gritó Hank y ella se detuvo, al mirar a todos, caminó hasta Hank.

          —No sé por qué decidí acudir a ti—le dijo antes de irse.

          Todos se quedaron en silencio en aquel momento. Irina, Erika y Scott miraron al hombre mayor esperando a que dijera algo.

          —No podemos hacerlo sin ella.

          Scott salió en su búsqueda y Hank salió al living. Irina y Erika le siguieron, en silencio. Morgan sabía que Hope estaba herida, siempre lo estuvo. Pero no sabía que Hank lo estaba también. La joven rubia caminó hasta él y apoyó una mano en su hombro—Hank...Tú sabes mejor que nadie que Hope te ama, solo debes esperar.

          —Ya es demasiado tarde, para mi al menos.

          —No, no aún.

          Hope y Scott entraron en la casa pocos minutos después, Morgan se encontraba junto a Hank y Erika permanecía sentada—Tu madre me convenció de que la dejara participar en mis misiones—habló Hank haciendo referencia a su esposa Janet Van Dyne, Morgan se sentó en un sillón junto a Erika—. La llamaban Wasp. Tenía un talento natural. Cada día que pasa...me arrepiento de haber aceptado—Irina observó que los ojos de Hope comenzaban a brotar lágrimas—. Era 1987, Morgan nacería 4 años después. Los separatistas habían tomado un depósito de misiles soviéticos y lanzado un misil intercontinental a los Estados Unidos. Elizabeth Jane Morgan junto con su esposo Dean piloteaban un avión para intentar derribar ese misil—los ojos de Irina cambiaron su color verde a un azul mostrando su poder—. La única forma de llegar al mecanismo interno era atravesando titanio sólido. Sabía que tenía que encogerme entre las moléculas para detenerla. Pero mi regulador estaba muy dañado.

          'Dean, tengo un tiro limpio'

          '¡Aún no!'

          —Tu madre...ni siquiera lo dudó—prosiguió.

          '¡Janet, no!'

          'El misil ha caído, repito, el misil ha caído' Morgan escuchó la voz de su madre.

          —Apagó su regulador y se volvió sub-atómica...para desactivar la bomba—concluyó Hank y Hope dejó salir una lágrima—. Y desapareció—Hank observó a Irina, quien también lloraba—. Elizabeth quiso ofrecerse para ocupar su lugar, pero me negué rotundamente a que lo haga. No quería que Dean perdiera a su esposa y que perdiera la oportunidad de tener a una hija hermosa.

          Irina asintió mientras se secaba las lágrimas—Lo sé.

          —Tu madre murió como héroe—espetó Hank acercándose a su hija—. Y yo pasé 10 años intentando aprender todo lo que podía sobre el campo cuantico.

          Hope hizo una mueca—Buscabas la manera de recuperarla. No es tu culpa. Ella tomó su decisión...¿porqué no me lo contaste antes?

          —Trataba de protegerte—replicó Hank—. Perdí a tu madre, no te quiero perder a ti también.

          —Lo siento...

          —Esto es genial—interrumpió Scott y todos le fulminaron con la mirada—. ¿Saben qué? Mejor voy a hacer té.

          —Te acompaño—murmuró Erika.

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