ix. tragedia soviética


LA VIOLENCIA Y LA CAÍDA,
capitulo nueve: tragedia soviética!



          LA PELIRROJA SALIÓ DE SU AUTO APRESURADAMENTE, fue corriendo hacia el hospital en donde Steve le había llamado, corrió por los pasillos hasta encontrar agentes de su división: SHIELD. Morgan y Erika estaban allí, no tardó en suponer. Vio que transportaban a una jovencita inconsciente: Erika.

          —¿Erika?—bramó y se dio cuenta de que era ella, corrió hacia ella pero Irina le detuvo—. ¡Erika!¡Súeltame!¡Quiero ver a mi hija!

          —Tikhiy, Romanov (Tranquila, Romanoff)—dijo la muchacha castaña, observándole con sus ojos azules, demostrando su poder—. El accidente le dio un buen golpe en la cabeza, yo la dejé dormida en la casa de Steve.

          Irina la condujo a un cuarto, en cuanto entró y vio a Steve, quien permanecía parado, observando como los cirujanos hacían su trabajo. María Hill estaba ahí, hablando por teléfono, mientras observaba en silencio la operación. Natasha se quedó completamente petrificada, principalmente al ver a Fury en ese estado, claramente era su superior. Soltó un ligero gimoteo al ver como los cirujanos usaban tijeras para cortar los hilos.

          —¿Se recuperará?—dijo Romanoff.

          —No lo sé—acotó Steve.

          Natasha observó la pantalla que mostraba su pulso, realmente no escuchaba aquel pitido que decía que aún seguía vivo. Nat observó a Steve pero luego desvió la vista.

          —Díganme algo sobre el francotirador—dijo.

          —Es rápido y fuerte—dijo Steve bajando la cabeza.

          —Tiene un brazo de metal—terminó Irina.

          En ese momento, Natasha estaba petrificada, otra vez. Irina se tensó sobre si misma, creyendo que sus propias palabras no fueran ciertas. María Hill se acercó y observó con dolor aquella escena.

          —¿Balística?

          —Tres balas, sin estriado—respondió Hill observando la operación—. Completamente difíciles de encontrar.

          —Hecho en la Unión Soviética—dijo Irina en voz alta—. Esas balas dejan marcas que no se quitan.

          —Dime por favor que no le hicieron eso a mi hija—espetó la pelirroja.

          —No se lo hicieron. Está a salvo.

          —Tiene taquicardia ventricular—dijo un doctor.

          —Ahora viene el desfribilador—dijo otro.

          —Enfermera, ayúdeme—dijo el doctor—. La presión está bajando. ¡Desfribilador!

          Trajeron aquella máquina de reanimación, el doctor agarró ambas placas y las frotó, observó a los demás.

          —Cárguelo a 100.

          Colocó las dos placas de metal cerca del pecho de Fury, pero sin tocarlo aún.

          —Esto no puede estar pasando—murmuró Morgan en voz muy baja.

          Erika irrumpió en la habitación en ese momento, fue hasta su madre y ella la envolvió en sus brazos preguntándole si estaba bien. Morgan les miró por un momento, pero luego retorno su vista hacia el capitán.

          Su expresión era tensa, demostrando enojo y seriedad. Irina sabía que si se metía en su mente, podía provocar que se sintiera peor. Volvió su vista a Fury con los doctores.

          —¡Aléjense!—dijo el doctor—. Tres, dos, uno. ¡Despejen!

          Primer electrochoque, el cuerpo de Fury no reaccionaba. María dejó caer una lágrima por su mejilla, Natasha tenía los ojos acuosos. Erika hacía el mínimo intento de no sollozar y mantenerse fuerte, pero no podría por mucho tiempo.

          —¿Tiene pulso?

          —Sin pulso.

          'Dios, por favor responde, Nick' le dijo mentalmente.

          —Cargue a 200, por favor—dijo el cirujano y preparó las placas—. ¡Aléjense! Tres, dos, uno. ¡Despejen!

          Segundo electrochoque, Fury aún no reaccionaba, seguía inmóvil. Steve observó a Irina, el corte en su mejilla le provocaba rabia. Algo había cambiado a su modo de ver a la criminal rusa. Dejó de verla como una, ahora mirándola con confianza. Steve alzó una mano y pasó el dedo por el corte de la mejilla delicadamente, provocando que la muchacha haga una mueca de dolor. Los ojos de Irina se encontraron con los de Steve, mientras que ella se acercó muy discretamente a él.

          'Saldrá de esta, lo sé' le dijo la muchacha por telepatía.

          'Irina, ¿sabes cuántas balas pasaron por su cuerpo?' Steve pensó para ella.

          'Ya sé, pero él lo logrará' declaró con completa seguridad.

          —Tráiganme epinefrina—dijo este—. ¿Pulso?

          —Negativo.

          El doctor le puso los dos dedos en la zona donde estaba una de las venas, negaba lentamente. A Irina le empezó a temblar el labio inferior levemente.

          —Vamos, Nick...—gimoteó la Viuda Negra en voz baja—. Tú puedes...

          Steve observaba incomprensible la escena, viendo como los cirujanos le inyectaban algo en sus venas, Hill miraba fijamente a los cirujanos al igual que todos. Fury no mostraba respuestas, ni se movía. María dejó salir un sollozo.

          —¿Qué hora es?—preguntó el doctor.

          El labio de Morgan dejó de temblar, petrificada por el miedo, por el acto que el soldado le hizo al director.

          —La 1:03, doctor—respondió una enfermera.

          —Hora de la muerte: 1:03 am.

          Morgan se sentía culpable, pensaba que era su culpa por no haber detenido a Tatiana y al soldado. Era un sentimiento de culpa que le produjo un dolor en el estómago. Se llevó una mano a la boca y salió rápidamente del lugar, Steve le siguió con la mirada, mostrando cierta confusión.

          —¡Irina!

          La muchacha salió por los pasillos, para luego ir por las escaleras, corriendo. Le faltaba el aire, recordando todas las veces que había intentado matar a Nick Fury. Por fin lo había hecho, pero las manos que lo mataron fueron otras.

          Ella solo quería permanecer sola, aislarse completamente del mundo, llegó hasta la azotea antes de derrumbarse en llanto, mientras que caía de rodillas.

          Steve le siguió hasta el último piso, suponiendo de que no se encontraba en los otros pisos. Hasta que la encontró, derrumbada, llorando. Se acercó a ella, abrazándole por detrás, con gesto protector.

          —Todo esto es mi culpa—sollozó, con la voz quebrada—. Si yo los hubiera detenido. Podría...

          —No—la cortó—. No lo hubieras hecho aunque pudieras, me has dicho que era tu mejor amiga. No querías detenerla.




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          Erika observaba el cuerpo sin vida de Nick Fury, éste permanecía con los ojos cerrados, pero su pecho no bajaba y subía porque ahora no respiraba. La joven arquera dejó caer una lágrima por su mejilla, seguida por otra. El cuerpo de Nick se encontraba magullado, su mejilla morada, su cuerpo herido completamente. La agente Romanoff permanecía a su lado, su cabello liso se pegaba a sus mejillas, por causa de algunas pequeñas lágrimas que soltó. La pelirroja no dudó en abrazar a su hija. Steve las observaba, completamente serio, pero por dentro se sentía furioso. Morgan se encontraba apoyando su cabeza en el hombro de Steve.

          'Tuve que haberlo visto venir' dijo Morgan proyectando sus palabras en la mente de Rogers.

          Este le miró de reojo, pero Morgan desvió su mirada. En aquel momento, María Hill entró—Debo llevármelo—murmuró.

          Steve fue hasta las chicas, mientras que Hill bajaba la cabeza—Erika, Natasha...es hora de irnos.

          Y sin más, Natasha y Erika salieron. Los cuatro salieron al pasillo y la pelirroja estaba caminando con decisión hacia al lado contrario, arrastrando a su hija.

          —¡Natasha!—dijo Steve.

          La agente se giró y miró fijamente a Steve—¿Porqué estaba Fury en tu apartamento?¿Porqué Morgan estaba ahí?

          Irina suspiró—No lo sé...Fue algo repentino.

          —Capitán, Ultraviolent—dijo Rumlow, atrayendo la atención de los dos—. Quieren que regresen a SHIELD.

          —Sí, dame un segundo—dijo Steve.

          —Lo quieren ahora—insistió.

          —Yo no iré—murmuró Irina retirándose.

          —Ya voy—respondió Rogers y sostuvo a Morgan por el brazo—. Será mejor que vengas.

          —No iré.

          —Lo harás.

          —Ustedes dos mienten muy mal—dijo Natasha, tomando el brazo de su hija—. Llevaré a Erika a pasear un rato.

          Dicho esto, Natasha se retiró. Irina fue con Rumlow pero Steve se quedó pensativo, debía ir pero debía esconder el pendrive que Fury le entregó. Y finalmente fue, pero dejó el pendrive escondido ahí dentro. Se encaminó hacia ellos y el equipo STRIKE comenzó a avanzar. Irina observó a Steve de reojo, con sus ojos verdes.

          'Realmente no puedo creer que me has obligado a ir con ellos' le dijo.

          'Intentaremos salir de allí lo antes posible' Steve le respondió. 'Confía en mi'

          'Lo hago, Steve Rogers' dijo por última vez, encaminándose hacia el auto.





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