xix. el cambio
⌜ xix
capítulo diecinueve ⌟
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Luna le dirigió una mala mirada a Paul y Embry cuando los vio todavía sentados en el sillón sin hacer nada. Movió sus ojos al reloj y les gruñó, los chicos le sonrieron de manera inocente.
—¿Podrían arreglarse un poco? Jared no va a tardar en llegar con su impronta.
—Ya conocemos a Freya, ¿por qué tanto escándalo?
Bufó.
—Yo no la conozco, Paul, y quiero que se lleve una buena impresión de nosotros.
—Luna —llamó Embry—, Paul literalmente le robó su libreta, eso ya debe contar como una mala impresión.
—Y Embry no deja de burlarse de su rojo cabello, creo que ella lo odia.
Luna cerró los ojos, contó hasta tres mentalmente y tuvo que recordarse a si misma que los quería y por eso no debía matarlos. Estaba perdiendo la paciencia bastante rápido esas últimas semanas.
—Van a levantar sus traseros de ahí y limpiarán el living antes de que lleguen Freya y Jared o sino les juro que no volveré a cocinar para ustedes y tendrán que sobrevivir en base a la comida de Leah.
Su amenaza pareció servir, sólo segundos bastaron para que Paul y Embry se levantaran del sillón de un salto, le dieran una sonrisa y corrieran escaleras arriba para ponerse una camisa.
No iba a hacerle creer a Freya que eran unos exhibicionistas, lo cual si eran, pero ella debía acoplarse un poco más antes de saberlo.
—¿Yo también debo ponerme camisa?
Luna le echó una mirada a su hermano, Rain le sonreía mostrando los dientes, hace unos días se le había caído uno de ellos y daba bastante ternura verlo. Se encontraba sin camisa, como ya era costumbre, y Seth estaba sentado detrás de él.
Seguía sin estar plenamente convencida con el hecho de que Seth haya imprimado en su hermanito menor, pero tener a Sam recordándole una y otra vez que no se trataba de amor romántico, la dejaba mucho más tranquila, no mucho, pero si algo más.
—Sí, Rain, y tú también, Seth.
—No tengo camisas aquí.
—Que Paul te preste una. Ve arriba con los muchachos y Rain, tú ve a tu habitación —suspiró—. Jared y Freya no tardaran mucho en llegar.
—Espero que hagas esto también por nosotros cuando encontremos a nuestra impronta —le dijo Paul desde las escaleras, junto a Embry, dejando pasar a Seth y Rain.
—Paul, si llegas a encontrar a tu impronta, haré una fiesta a lo grande —sonrió Luna—. En serio, si llega la chica que es capaz de hacer que dejes tu faceta de rompecorazones, le haré un altar.
Paul bufó, sabía que sus palabras iban bastante en serio y Embry se reía por ello.
Poco tiempo pasó antes de que Rain y Seth bajaran, ambos con camisas puestas. Todos estaban mucho mejor vestidos que hace unos momentos, eso dejó a Luna más tranquila, al menos Freya no iba a llevarse una mala impresión de ellos.
—Vaya, están muy guapos.
Luna pegó un salto asustada al escuchar la voz de Jacob detrás de ella. Odiaba que hicieran eso y ellos lo sabían, le dio una mala mirada apartándose para que él también entrara por completo al lugar, dando paso a Sam y, muchos pasos después, a Leah.
—¿No crees que estás haciendo demasiado sólo por Freya? —le preguntó Sam, mientras se acercaba para dejarle un beso en los labios, mirando como los chicos se movían a través de living tratando de arreglarlo lo mejor posible.
Luna escuchó un bufido, pero no llegó a prestarle mucha atención porque sintió la puerta de entrada abrirse y, segundos después, Jared se apareció en el living junto a una chica.
Era hermosa, a ojos de Luna, tenía un brillante cabello rojo, que destacaba muy bien con su piel blanca y sus ojos de color azul.
—¡Hola, hola! —saltó Luna, acercándose a ellos y dándoles una sonrisa. No debían culparla, que Jared imprimara le emocionaba bastante—. Es un gusto conocerte al fin, Freya, soy Luna.
Freya le dio una sonrisa.
—Lo sé, te ví varias veces en el instituto y Jared me ha hablado mucho de ti.
Luna le sonrió, notando como Paul y Embry parecían susurrarse algo para luego echarse a reír.
—Creo que ya conoces a la mayoría, ¿no? —Freya asintió—. Bien, él es Seth, el hermano de Leah y el niño a su lado es Rain, mi hermanito.
Rain la saludó, mostrando sus dientes. A Luna le gustó que Freya parecía enternecida con él. Luego, un bufido se escuchó:
—Genial, Jared está saliendo con la sirenita.
Las palabras de Leah podían tomarse como burla, pero nadie se rió. Quizás fue por su tono de voz, arisco y sin gracia, aún así Freya le dirigió una mirada y le sonrió.
—Ese solía ser mi disfraz todos los Halloween —respondió—. Ya no sorprendo a nadie con eso, tengo que buscarme otro.
—Uh, Leah, te salió mal la jugada —rió Paul.
Leah le sacó el dedo, Paul le soltó una maldición y así empezó un viene y va de bromas y malas palabras. Después de todo, Luna quizás debió haberse sentido apenada por esa escena, pero verdaderamente no pudo. Le alegraba que los chicos se llevaran bien, a su propia manera, y era gratificante ver que Freya sonreía divertida ante todo.
Pronto, los chicos pusieron la mesa y la ayudaron a servir la comida. Ese era el momento que más había estado temiendo Luna por Jared, sus chicos eran un desastre cuando comían, agresivos y burlones, hasta habían llegado a tener guerras de comida que habían dejado su cocina hecha un asco.
Pero, para su buena suerte y la de Jared, Freya también parecía divertida por toda la actitud desastrosa de los chicos, dejando salir carcajadas ante los regaños de Sam o sonriendo tiernamente cada vez que Jared se disculpaba por la actitud de sus amigos, también entraba a bromear con Embry y Paul, y tenía una contestación cada vez que Leah intentaba burlarse de ella.
En serio, Luna adoraba a Freya y amaba que su cachorro se haya imprimado de una chica como ella.
—Ellos tienen demasiada energía —le dijo Freya, en el único momento a solas que tuvieron—. Ya entiendo porqué a Jared le gusta mucho estar aquí.
Luna le sonrió.
—Bueno, por eso y por la comida. No encuentro manera de echarlos de mi casa.
—Se nota, todos están bastante a gusto aquí —sonrió—. También debo decir que es impresionante la capacidad que tienes para soportarlos a todos.
—Es algo que se aprende con el tiempo.
Las mejillas de Freya se colorearon de rojo.
—¿Crees que yo encaje con ellos? —cuestionó, tímidamente—. Soy un año menor que la mayoría de ellos y yo... No sé que piensan de mi.
Luna esperaba que los chicos estuvieran tan entretenidos en el living como para prestarle atención a su conversación con la pelirroja. Freya era unos años menor que ella y parecía totalmente enamorada de Jared.
—Freya, creéme, les has caído de maravilla a los chicos —le dijo para tranquilizarla—. En serio, a partir de este momento eres una más del grupo y no te van a dejar en paz, ni aunque pidas.
Freya le brindó una sonrisa tan grande que pudo ver sus brillantes dientes blancos.
—Siempre quise tener una gran grupo de amigos, uno que en serio me quisiera entre ellos.
A pesar de que Freya tenía una sonrisa en sus labios, a Luna no le pasó desapercibido el tono decaído y el brillo de tristeza en sus ojos. Esa chica parecía haber sufrido una decepción, pero sabía que no era su asunto indagar más hondo en eso, tal vez Jared pudiera ayudarla a sanar esa pena.
Luna iba a decir algo para animarla, pero la puerta de la cocina se abrió, dando paso a Jared, que lucía algo abochornado.
—Lamento interrumpir...
—No, no lo haces.
Jared rodó los ojos.
—Tienes razón, no lo hago —se volteó hacia Freya—. Con los chicos hemos pensado ir un rato a la playa, pero si crees que has tenido mucho de nosotros puedo llevarte a tu casa.
—Ay, ojalá a mi me dieran esa opción —se burló Luna, dándole un guiño a Freya y saliendo de la cocina para dejarlos solos.
—No te damos esa opción porque sabemos que te aburres sin nosotros —le dijo Paul, una vez la vio en el living.
Luna rodó los ojos y, con una sonrisa burlona, se acercó a Sam.
—Eso es lo que tu crees —rió—. Además, dejen de escuchar conversaciones ajenas. Grupo de chismosos.
—Es inevitable —habló Embry—. Es divertido escuchar lo cursi que puede llegar a ser Jared.
—Lo mismo diremos nosotros cuando encuentres a tu impronta —dijo Sam, pasando una mano por su cintura. Luna sonrió.
—Es la excepción, no la regla —recordó Jacob, sin ánimos—. ¿Ya vamos a irnos a la playa o esperaremos hasta que Jared deje de besarse con la sirenita?
La risa de Freya proveniente de la puerta de la cocina los hizo voltear.
—Me gusta mi apodo —dijo—. Sí, ya vamos a la playa.
Los chicos soltaron un «wow» de emoción, contagiando a Rain y Seth, y se levantaron de un salto. Estaban tan desesperados por quitarse las camisetas sin ser regañados por ella que la playa era su excusa ideal para ello.
Con una sonrisa, Luna los vio salir de su casa, entre empujones, risas y bromas. Rain estaba siendo cargado por Embry, mientras Seth caminaba a su lado. Paul molestaba a Leah, la cual parecía perder la paciencia con cada palabra que le decían. Jared y Freya iban de la mano, demasiado nerviosos el uno con el otro y luego estaba Jacob, arrastrando los pies sin ánimo detrás de la parejita. Desanimado y cansado, no le alegraba ver parejas felices cuando su vida sentimental era horrible.
—Bien, preciosa, esto ha salido mejor de lo que pensabas.
Luna rodó los ojos, con una sonrisa entre sus labios, ante las palabras de Sam.
—Por lo menos le caímos bien a Freya —respondió—. Además, no salió corriendo al ver los desastrosos que son los chicos cuando comen, eso es buena noticia para Jared.
Sam rió.
—Esperemos que no salga huyendo cuando sepa el secreto.
—Yo no salí huyendo, alfa.
—No, me seduciste para que te enseñara a mi lobo —se burló—. Con un poco de suerte a Freya le gustarán los lobos, justo como a ti, Moony.
Luna sonrió y se acercó a Sam para poder cogerle la cara con una mano y plantarle un beso en los labios.
—Jamás te lo dije, pero ese apodo me gusta mucho.
—Y a mi me gusta mucho cuando me llamas «alfa».
Otro beso fue depositado en sus labios. Por unos segundos, Luna miró al camino que tomaron los chicos para ir a la playa y luego beso por más tiempo los labios de su pareja.
—No creo que nos vayan a extrañar si nos tardamos un poco, ¿no crees?
—Para nada —dijo Sam, pasando las manos por su cintura y atraerla más contra si—. Creo que debemos aprovechar el tiempo en hacer cosas más productivas.
Luna no dijo nada, pero su sonrisa pícara le daba a Sam todas las respuestas que necesitaba. Le dejó un último beso antes de tirar de su mano y volver a entrar en la casa.
Estaba bastante segura de que nadie los iba a extrañar en la playa, o al menos eso esperaba. Después de todo, tener a su alfa encima de ella recorriendole todo el cuerpo con sus manos y besando cada parte de ella, era una muy buena forma de pasar el resto del día.
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Conocer a Freya había resultado mejor de lo que esperaba, Luna se alegró que la chica pudiera llevarse bien con los revoltosos lobos, fue muy amable con Rain y le prometió ir a colorear con él algún día, y, por si no fuera poco, tenía la misma actitud alocada que los demás.
La adoraba completamente y se sentía feliz porque Jared había imprimado en una chica tan fantástica.
En fin, después de ir a la paya, Jared fue a acompañar a Freya a su casa, como todo un caballero y soportando la burla de sus amigos, mientras éstos se encontraban en el living de su casa. Haciendo cualquier cosa, menos algo útil.
Luna bufó al verlos a todos con poca ropa, el invierno se acercaba a Forks y el clima estaba bastante frío. Ella misma tenía puesto un suerte y una bufanda, teniendo que estar pegada a Sam para sentir un poco de calidez.
Por eso envidiaba un poco a la temperatura corporal de los lobos, hasta Rain parecía no sentir ni siquiera un poco cercano el frío que ella sentía. No sabía si era porque quería ser igual que los demás o era en serio que no sentía frío, sea como fuera, debía averiguarlo pronto.
Vio con algo de desconfianza como Rain y Seth jugaban a unos metros de ellos, todo eso de la imprimación la ponía nerviosa; pero Sam constantemente le recordaba que los dos aún eran unos niños y que pasarían varios años antes de que sus sentimientos cambiaran. Aún así Luna notaba como Sam le echaba leves miradas celosas a Seth, era todo un sobreprotector.
Todo el ambiente familiar y de paz se esfumó en un segundo, justo en el momento en que Jacob entró a su casa, azotando la puerta y con mal aspecto. Se había desaparecido justo en medio de la salida a la playa, nadie sabía a donde había ido, pero estaban seguros que no iba a ser nada bueno. Estaba semidesnudo, tenía leves cortes en las piernas que estaban empezando a curarse, en realidad parecía que se había transformado hace poco.
Luna lo miró confundida, Sam alzó una ceja en su dirección y los chicos apostaban en cuanto tiempo tardaba en explotar. Jacob caminó enojado alrededor de ellos aproximadamente doce minutos, cuando pasó al lado de Rain soltó una maldición que hizo que Seth lo mirara mal.
No tenía ni idea de que era lo que le sucedía, pero debía ser algo bastante grave.
—¿Qué te sucede, Jacob? —preguntó Sam, mirándolo con aburrimiento. Estaba claro que no quería ser él quien preguntara.
—¡Los Cullen vuelven a Forks! —gritó de inmediato, parecía que había querido dejarlo salir desde que llegó—. ¡Bella ha ido a buscar a la sanguijuela aquella y toda la familia piensa volver al pueblo!
No era una noticia que les gustara, no porque odiaran a la familia Cullen, sino porque odiaban lo que ellos eran: vampiros. Aún así, ninguno de los chicos parecía estar tan molesto como lo estaba Jacob, salvo Sam, lo cual le llamó la atención.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó. Jacob tuvo la decencia de sonrojarse—. ¿Fuiste a verla de nuevo?
—Algo así, sí —respondió. Paul se rió por lo bajo—. Fui a verla para saber como estaba después de lo del acantilado, estaba junto a la hermana del Cullen, la loca, y pasaron algunas cosas que...
—En conclusión —le interrumpió Luna—, Bella fue a buscar a su ex pareja para que regresara a Forks, ¿no?
Jacob asintió. Justo en ese momento, Sam se levantó del sillón y desapareció por la puerta de la cocina.
—Esta es la última vez que te lo diré, Jake, y espero que me prestes mucha atención —bufó—. Ahora, más que nunca, tienes que alejarte de Isabella Swan. Ella ya ha escogido y, aunque no te guste, debes respetar su decisión de volver con la sanguijuela aquella.
Lo vio apretar los labios, la indecisión brillaba en sus ojos, pero aún así Jacob no se atrevió a hablar.
—Hay más chicas en todo el pueblo con las que puedes salir. ¿Tú piensas que ella cometió un error? Sí, pero ya no es tu problema, solo es de ella.
» Respeta su decisión y ten dignidad alejándote de ella. Es una suerte para ti que haya una larga distancia entre Bella y tú. Además, recuerda que nosotros somos tú familia y estaremos encantados de golpearte cada vez que quieras recaer.
Jacob bufó, pero la diversión brillaba en sus ojos.
—Serán unos meses bastante divertidos —se burló Embry.
Con una sonrisa, Luna observó como Jacob bufaba de manera burlona y se sentaba junto a Rain en el suelo. Su hermano, que parecía intuir que el lobo había acabado de ser regañado, le pasó a Spanky y Sammy para que jugaran un rato.
Luna los dejó a todos en el living, al menos le tranquilizaba que Jacob se haya tomado bien sus palabras y decidiera quedarse ahí con ellos en vez de ir a buscar a Bella. Era un amor adolescente que iba a desaparecer con el tiempo, o eso esperaba por el bien de Jacob.
Echándoles una última mirada, entró a la cocina. Sam estaba apoyado de la encimera, tomando tranquilamente un vaso de agua; pero Luna pudo notar su porte tenso.
—No te ves como alguien contento por el regreso de los Cullen —habló, llamando su atención.
—Será porque no lo estoy.
Luna alzó una ceja.
—¿Solo es porque son vampiros o hay algo más en eso?
Sam se encogió de hombros.
—Un poco de ambos, tal vez. Según mi teoría, y la de los ancianos, ellos son la razón por la cual nos transformamos.
Luna dejó salir un «ujum», para indicarle que continuara.
—No me agradan, es verdad, no he tenido trato con ellos, pero el hecho de que haya sido por ellos que nos hayamos vuelto lo que somos, me hace sentir un poco rencoroso.
» También es algo que siento por Isabella, aunque sé que no somos amigos y que no me debe nada, no puedo evitar sentir eso por ella. Pensé que ella también tendría rencor por ellos después de lo del bosque.
—¿Tan malo fue?
Sam dejó salir una risa seca.
—Tú no la viste, estaba horrible. Desmayada en el bosque, su apariencia era desagradable y aún así ella quiere estar con él, después de lo que le hizo. Creo que viéndolo desde ese modo puedo entender porque Jacob se comporta de tal manera.
Luna apretó los labios y asintió.
—Bella ha escogido, el tiempo dirá si fue un error o no. No es nuestra pelea y ella no pertenece a nosotros como para hacerla entrar en razón. Es una humana que decidió correr con vampiros, ella verá las consecuencias de sus actos.
Sam le dio una media sonrisa.
—Tú decidiste correr con lobos.
—Sí, pero mi lobo jamás me ha hecho daño, todo lo contrario —respondió—. Y el tiempo me dio la razón a lo que decidí.
» Jacob trató de estar con ella cuando el Cullen se fue, ella tiene sentimientos confusos y una fuerte dependencia emocional para con él, aún no se me olvida que se tiró del acantilado. Dejémosla, no pertenece a nosotros.
—Tampoco es como si fuera a ir a buscarla para hacerla entrar en razón.
Luna le dio una sonrisa burlona.
—Oh, lo sé, pero de seguro Jacob estará escuchándonos ahora mismo y a él también le viene bien escuchar esto.
Sus palabras hicieron que Sam soltara una risa y, proveniente del living, se escuchara un bufido molesto.
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Luna sonrió burlonamente al ver como un cliente salía enojado de la tienda después de no conseguir el descuento que estaba pidiendo. En su defensa, no era temporada de descuentos y ese cliente era una persona bastante grosera, lo bueno es que fue su propio jefe quien lo atendió.
Porque sí, su jefe había estado la última semana atendiendo la tienda con ella, después de que Damian se haya reportado como enfermo, alegando que su corazón estaba sufriendo.
—No me gusta este trabajo —bufó su jefe, echándose en una silla cercana—. Por algo los contraté a ustedes, para que yo no sufriera esto.
Luna sonrió.
—Eso te pasa por dejarle días libres a Damian —recordó—. Un corazón roto no es una enfermedad.
—Lo dice la chica que no ha sufrido romanticamente y que tiene un novio atento, cariñoso y protector. Fíjate en tu privilegio.
—Idiota.
—Eh, eh, respeto, niña. Recuerda que soy tu jefe.
Con una sentimiento de diversión, un pensamiento fugaz atravesó su mente. Uno con el cual Luna no pudo evitar sonrojarse. Ya llevaba un tiempo en Forks, también con ese trabajo y se había olvidado por completo el nombre de su jefe. Se sintió algo tonta por eso.
—Damian va a tener que contarnos toda su historia con el chico que le rompió el corazón —continuó su jefe—. En serio, ¿por qué seré tan buen jefe con ustedes?
—Porque quieres a unos empleados felices.
—Um, no, debe ser otra cosa.
Luna rodó los ojos, mirando el reloj en su muñeca y notando que Sam había tardado un poco en buscarle la comida que le pidió.
—¿Te he dicho que pienso entrar en la policía? —le habló su jefe—. Pasé las pruebas físicas que requerían y sólo me falta el examen para obtener mi arma.
—Vaya, entonces eso es lo que haces cuando no estás aquí.
—Sí, pero no te preocupes por mi ausencia. Te dejaré a cargo y vendré a visitarlos de vez en cuando.
—Que alegría.
Su tono irónico lo hizo reír y Luna aprovechó ese momento para sacarse la duda que le revoloteaba la cabeza, con toda la pena del mundo.
—Bueno, eh, quería preguntarte algo —empezó. Su jefe la miró—. Ya hace un tiempo que trabajo para ti y desde la entrevista que me hiciste, así que, ¿cómo te llamas?
La carcajada de su jefe la hizo apenarse más. Sí, era un tontería, pero en serio no recordaba su nombre.
—Joder, ¿por eso siempre te referías a mi como «jefe»? —bromeó—. Damian también me llama así, creo que él también olvidó mi nombre.
» Esto es bastante gracioso, Luna. Me llamo Beau Carisi, no lo olvides de nuevo o si no te haré trabajar las veinticuatro horas.
Luna bufó burlonamente.
—Eso es imposible, Beau —dijo, acentuando el nombre—, existen leyes acerca de eso.
—Pronto seré oficialmente un policía.
—Eso no te exenta de las leyes.
La respuesta de su jefe quedó en el olvido cuando la campanilla de la puerta se escuchó por toda la tienda. Sam entró con una bolsa con el logo de su tienda de comida favorita y sonrió, tenía mucha hambre.
—¡Ha llegado la comida! —gritó Beau—. Grandote, voltea el cartel para que vean que está cerrado y no nos molesten durante nuestro almuerzo.
Sam alzó una ceja, haciendo justo lo que Beau le indicó.
—No puedo creer que tú seas jefe —dijo.
—Yo tampoco —sonrió Beau.
Luna rió y vio a Sam acercarse con la comida hasta que la dejó frente a ellos. Poco pudieron disfrutar de la comida, porque dos personas hicieron caso omiso al cartel en la puerta que decía «cerrado» y entraron a la tienda.
Luna gruñó malhumorada y Sam se colocó frente a ella con los brazos entrecruzados y una actitud defensiva. Después de todo, que Amaro Blake y Philippe Ranger estuviera cerca siempre era un peligro.
—Largo —dijo Sam, molesto.
—¿Por qué tanto odio hacia nosotros? —habló Amaro, con un tono divertido—. Somos familia.
—¿Qué quieren? —preguntó finalmente, para voltear a ver a su padre.
Su padre parecía sobrio, lo cual era bastante raro en él. Las únicas veces que lo había visto en Forks, en cada ocasión había estado completamente borracho, con olor a alcohol en todo el cuerpo y desalineado. Seguía viéndose mal, hasta se habría hecho pasar por vagabundo si no lo conociera bien.
A su lado, Amaro seguían viéndose bien vestido, como siempre, una sonrisa burlona adornaba su cara y empezó a pasearse animadamente por la tienda. Hasta que se detuvo a unos pasos de Beau, su jefe, y frunció el ceño.
—Vengo a darte una ultima advertencia —dijo su padre. Luna lo miró seriamente—. Quita tu estúpida orden de restricción cintra mi y la denuncia por agresión.
—¿O si no qué? —le gruñó Sam, ganandose una sonrisa perversa de su padre.
—No te conviene ponerte de esa manera, voy a pedir la custodia legal de Rain.
—Ni siquiera la tenías en Detroit —bufó Luna—. Mucho menos vas a obtenerla aquí, donde tienes antecedentes por agresión.
—Eso lo veremos, Luna...
—¿Cómo te llamas? —Luna volteó y vio a Amaro hablándole a su jefe—. Te me haces conocido.
—Jamás lo había visto, señor —dijo Beau, seriamente—. Le agradecería que tanto usted como su amigo salgan de mi tienda y dejen de molestar a mi compañera.
Amaro bufó y volteó a verla.
—Al parecer los tienes a todos de tu lado —dijo, para volver a ver a Beau—. Esta tienda, antes era un bar, pertenecía a Marc Carisi, un viejo amargado al que no le caía bien.
—¿Hay alguien a quien le hayas caído bien en el pueblo, Amaro? —bufó Luna. Sam dejó salir una sonrisa burlona.
—No te pareces en nada a ese viejo, mucho menos al imbécil de su hijo.
—Ese «viejo amargado» es mi abuelo —gruñó—. Y no, no me parezco porque soy idéntico a mi madre, gracias.
—¿Cómo te llamas, muchacho? —volvió a preguntar Amaro.
Luna vio a su jefe rodar los ojos y soltar un suspiro antes de responder.
—Beau Carisi Littlesea.
Luna se grabó el nombre en la cabeza, esperando no volver a olvidarlo en el futuro, ya había sido bastante vergonzoso habérselo preguntado antes, agradecía que no se lo haya tomado a mal.
Amaro miró a Philippe, parecía estar pensando tan profundamente y la sonrisa burlona en su rostro se volvió mucho más perversa y descarada. Le dio un poco de miedo, pero aún así estaba confundida por ese cambio en él.
—¿Tu madre es Alyssa Littlesea? —preguntó. Beau asintió molesto—. ¿Cuántos años tienes? ¿Veintiuno, veintidós?
—Veintiuno, en unos meses veintidós.
—Vaya, jamás pensé en encontrar a mi hijo junto a mi querida sobrina —dijo, tan perversamente que le dieron escalofríos.
Luna abrió los ojos con sorpresa y miró a Beau de inmediato, estaba en shock, con la boca ligeramente abierta. Esa confesión lo tomó por sorpresa, al igual que a ella. De inmediato, recordó todo lo que sabía de su jefe y de su tío, las dos historias concordaban a la perfección y quiso golpearse por no haber conectado antes los puntos.
Sam dio un paso al frente, cansado de esos dos hombres.
—Usted —señaló a Amaro—, aléjese de este lugar y de Beau. Y tú, escoria —señaló a su padre—, aléjese todo lo que pueda de mi prometida y de Rain, o si no será hombre muerto.
Sin decir nada, ambos hombres salieron de la tienda, Luna gruñó y miró a Sam, nadie iba a quitarle a Rain, mucho menos aquel asqueroso hombre que se hacía llamar su padre. Tenía que volver a hablar con el consejo y el sheriff Swan, buscar un abogado que le diera asesoría, necesitaba prepararse por si las palabras de su padre eran verdad.
Luna le echó también una mirada a su jefe, toda esa situación de él con Amaro había sido verdaderamente rara y le dejó un mal sabor de boca. ¿Era en serio lo que había dicho o solo era él jugando como siempre?
—¿Es verdad? —habló Sam hacia Beau, sacándole la pregunta de la boca—. ¿Él es tu padre?
Su jefe estaba blanco como el papel, lucía confundido.
—No lo sé. Jamás lo conocí, no me acuerdo de él. La última vez que lo ví tenía solo dos años y mamá jamás me enseñó ni una foto de él.
—Debes preguntarle a tu madre —dijo Luna—. Por favor, hazlo. Si resulta ser cierto, ella podría ayudarme por si acaso mi padre cumple su amenaza.
—Hablaré con ella, Luna, te lo prometo.
Luna le sonrió, quizás la madre de Beau podría ayudarla a saber muchas más cosas del pasado de su propia madre. Había pertenecido también a la tribu, le preguntaría sobre cosas de su familia materna. Después de todo, jamás había imaginado que Beau Carisi, su jefe, pudiera llegar a ser el hijo abandonado de su tío Amaro.
Soltó un suspiro, sin alejarse del abrazo de Sam, iba a luchar con todas sus fuerzas para seguir teniendo a Rain a su cuidado. Primero iba a morir antes de dejar a su pequeño hermano en manos de ese hombre desagradable.
¡Buenaaaaaaas!
Ustedes se preguntarán: ¿Lexxie en serio este es el último capítulo, pero si nada se ha resuelto?
A lo que yo les contestaré: Efectivamente, nada está resuelto, todo lo contrario.
Pero no teman, esto se debe a que la historia de Sam y Luna no termina aquí (no solo porque todavía falta el epílogo), sabremos mucho más de ellos en la segunda parte de esta historia, pero solo los veremos como personajes secundarios.
La historia que continúa es la de Freya y Jared, en donde Luna y Sam solo son personajes secundarios, pero donde también sabremos que es lo que sucede con todo el tema de Rain, su padre y su tío.
Mejor explicado: la saga contiene historias que suceden en el mismo espacio-tiempo. Jared imprima de Freya durante los sucesos del primer acto de este libro, en la siguiente historia los veremos más a fondo, sin perder a personajes como Sam y Luna, que serán nombrados y aparecerán en varios capítulos.
En fin, espero que les haya gustado el capítulo.
Valoren mi esfuerzo comentando y votando✨
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