oxv. el romanticismo

⌜ oxv

capítulo quince ⌟

⤹ ❴ ROMANTICISMO ❵ ⤸

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Aprendiendo de sus errores, Luna lo primero que hizo al llegar a su casa luego de estar en la tienda de antigüedades con Paul, fue decirle a Sam todo acerca del encuentro con su tío.

Sam pareció entender lo mismo que ella cuando le contó todo lo que él le dijo, creía que su sospecha podía complementarse muy bien a las palabras de su tío. Además, que fuera una hija ilegítima explicaba mucho el porque su padre la llamaba “bastarda”.

En ese momento, ya tenía al menos una semana de que su padre la hubiese atacado. Seguía sin ir a trabajar, le sentaba bastante mal dejar solo a Damian, pero su jefe le había dado dos semanas sin trabajo y no parecía ser una opción decir que «no».

Sus días libres del trabajo fueron rápidamente rellenados con el hecho de que Rain había iniciado el kindergarten y eso le daba tiempo para llevarlo y buscarlo, siempre acompañada por alguno de los chicos. Su pequeño niño estaba creciendo y ella se sentía demasiado sentimental por eso.

Justo ahora, se encontraba recostada en el sillón junto a Sam, una manta los cubría a ambos y Luna no podía amar más ese ambiente cálido y familiar con él. Completamente tranquila porque sabía que Rain estaba durmiendo con Spanky y Sammy en su propia habitación.

Tenía su espalda apoyada en el pecho de Sam, mientras este descansaba la mejilla en su cabeza. Los fuertes brazos de su alfa le rodeaban la cintura, al mismo tiempo que en el televisor frente a ellos la película que se habían decidido a ver seguía escuchándose; pero Luna no podía prestarle menos atención.

Estaba más concentrada en las manos de Sam en su cintura, tan cálidas y suaves. De pronto, un tonto pensamiento llegó a su cabeza. Bueno, más que un pensamiento, un hecho.

Últimamente, Sam había estado demasiado apegado a ella. Su alfa siempre le había demostrado cariño y afecto, ya sea con palabras, regalos o actos, pero esta vez era realmente diferente. Era más fuerte, por decirlo de alguna manera, como si no pudiera despegarse de ella.

No había momento en el cual él no estuviera tocándola, lo que sea. Si estaba cocinando, él tenía que estar abrazándola por detrás y dejándole besos en el cuello. Si estaban sentados uno al lado del otro, él colocaba una mano en su pierna o le rodeaba los hombros con el brazo. Si cargaba a Rain, él se lo quitaba y la sujetaba por la cintura.

Aún cuando cuando dormían, se acostaba abrazada a él y se despertaba en la misma posición, como si en toda la noche no se hubieran movido de ninguna manera.

El televisor hizo un sonido fuerte, ahí fue cuando Luna decidió prestarle atención. Estaba muy segura que hasta hace algunos momentos estaba viendo una película sobre hombres lobo («Sam se había sentido bastante ofendido por como los retrataban»); pero ahora parecía ser solo una tonta película romántica.

Ya la había visto y no le gustaba para nada. La protagonista se quedaba con el peor chico que pudo haber escogido, de tres posibles candidatos, y Luna creía de manera firme que solo lo había hecho porque el actor era guapo, estaba muy de moda últimamente y parecía ser el prototipo de cualquier chica adolescente. Eso los distraía de lo horrible que era su personaje en esa película, romantizando el acoso y manipulación en “nombre del amor”.

—Asco —dijo en voz alta, llamando la atención de Sam.

—No tienes que decirme así, sólo pídeme que te suelte.

Luna rodó los ojos, divertida.

—No eres tú, es la película —señaló—. El chico literalmente dijo que si ella no lo escogía iba a matarse, jamás aceptó los miles de «no» que ella le dijo y la forma en la que le pidió matrimonio fue espantosa.

—Estás muy ofendida por una película, preciosa.

—Es que solo lo quiere porque es bonito, parece que hay que perdonarle las cosas a los hombres solo porque son «guapos». Detestable y la madre de ella parece realmente encantada con él, ¡mírala! Literalmente la lanza a sus brazos... ¡Señora, apartela de ahí!

Luna sintió como Sam reía, para luego dejar un beso en su cabeza.

—No grites, despertarás a Rain —dijo—. Odias mucho esta película, es solo ficción.

—No, no es ficción cuando ese hombre en la realidad es el estándar romántico de las chicas —bufó. Sam volvió a reír—. No te burles, la película nos está enseñando que el chico que te manipula con matarse si no estás con él, que no respeta tu simple derecho de decir «no», que te acosa siguiendote a todos lados y amenaza a cualquier chico que se te acerque, es el verdadero amor de nuestras vidas.

—Tienes razón, me gustaba más el rubio.

Luna volteó la cara levemente para echarle una mirada molesta.

—Tengo la leve sospecha de que estás burlandote de mi.

Sam le besó cortamente los labios.

—Claro que no, todos tus puntos son totalmente válidos. Y tienes razón, la película es un asco.

Sam se removió en el sillón para poder alcanzar el control remoto y cambiar de canal. Luna se lo agradeció, ya no soportaba esa basura de película.

—En serio, ¿quién pide matrimonio de esa manera? —continuó, sacándole una nueva risa a Sam—. Frente a cientos de personas, diciéndole: “Soy un buen chico, no conocerás a nadie mejor que yo, tu eres mía y lo sabes, si no aceptas me deprimiré porque tu eres la única razón por la que vivo”. Y todos estaban tipo: “aw, que tierno”. Si yo estuviera ahí...

—Le habrías gritado a la chica que no aceptara esa propuesta y que podría conseguirse algo mejor.

—También hubiese llamado a la policía porque un loco estaba armando escándalo en un lugar público.

Sam volvió a dejarle un beso en la cabeza.

—Sí, eso es justamente lo que hubieras hecho, preciosa.

Con total orgullo, Luna sonrió y juntó sus manos con las de Sam, que se encontraban detenidas en su estómago.

—En serio, ese es el tipo de chico al que no quieres para casarte.

Esa última palabra pareció detonar algo en Sam, pues su cuerpo se puso rígido y su corazón empezó a latir de una manera descontrolada. Confundida por ese cambio tan drástico, preguntó:

—¿Estás bien?

En silencio, lo sintió removerse algo incómodo.

—¿Alguna vez has pensado en casarte?

Luna sonrió.

—No es algo que se me ha cruzado por la cabeza. Menos aún después de ver esa película —bromeó, al no recibir respuesta añadió—: ¿Por qué? ¿Vas a proponérmelo?

Su tono burlón fue recibido con más silencio, Luna alzó una ceja y se reacomodó mejor encima de Sam, tratando de verlo a la cara. Su alfa tenía el ceño fruncido, totalmente serio y pensativo.

—Sí —dijo finalmente.

—¿Es en serio?

Luna sonrió, buscando cualquier rastro de broma en la cara de Sam. No encontró nada, su expresión denotaba seriedad absoluta.

—Bien, mientras no me lo propongas como en la pelí...

—Luna Adhara Blake, ¿quieres casarte conmigo?

Soltó una risa nerviosa ante la interrupción de Sam, esperando que en cualquier momento se retractara y le dijera que en realidad todo era una broma. Nada sucedió durante unos segundos, la mirada de su alfa estaba puesta en ella, sus ojos brillaban con pura determinación.

Eso era totalmente en serio. Sin poder creérselo todavía, respondió:

—Sí, si quiero, Samuel.

Sus labios fueron rápidamente atacados por los de Sam, tan apasionados y suaves como siempre.

Con su antigua vida, la idea de casarse jamás le pasó por la mente, tan ocupada en mantener a su hermano a salvo y a ella misma que no tuvo tiempo de pensar en parejas, novios o cualquier cosa de esa índole. No hasta que llegó a Forks. No hasta que conoció a Sam Uley.

Se separaron del beso, sus miradas estuvieron conectadas por mucho tiempo hasta que ambos sonrieron.

—Bien —dijo Sam—, por lo menos no fue una propuesta en un lugar público y con cientos de personas.

Luna movió la cabeza, sin quitar su sonrisa.

—Aún así quiero una propuesta romántica...

—Hecho, sólo debo preparar las cosas.

—Y quiero un anillo, Sam.

Esta vez la sonrisa de Sam si decayó. Ninguno de ellos dos era millonario, ambos trabajan y tenían un buen sueldo, nada de lo que quejarse y tampoco nada de lo que alardear, por ello, Luna se apresuró en volver hablar.

—No tiene que ser nada costoso o llamativo, solo quiero un bonito anillo para poder decir y presumir una y otra vez que seré la esposa del hombre más maravilloso de la reserva quileute.

Sam rió.

—Bien, sí, te compraré un hermoso anillo y te haré una nueva propuesta, más cursi y romántica que esta.

La determinación en los ojos de Sam la hizo sonreír, pero ahora, pensándolo mejor, Luna se sintió algo mal por exigirle cosas a su alfa.

—No tiene que ser nada extravagante o extremadamente romántico, nada de gastar dinero de manera innecesaria. Yo... Yo seré muy feliz con todo aquello que puedas ofrecerme.

—Compraré un anillo, Moony, y te pediré de nuevo que seas mi esposa. Tenlo por seguro, amor, quiero darte todo aquello que pidas.

Rió, sabiendo que no iba a poder hacerlo cambiar de opinión. Ella había pedido eso y era lo que él iba a darle.

—De acuerdo, pero a partir de hoy estamos comprometidos y empezaré a llamarte «futuro esposo».

—Sí, eso está bien para mi, aún sin anillos le diré a todo el mundo que vamos a casarnos.

Luna terminó por rodar los ojos, el tema de los anillos no iba a ser fácil quitársela a Sam de la cabeza, menos aún porque fue ella misma quien lo sacó a colación. Aún así, se levantó de donde estaba y se reacomodó encima de su alfa, quedando a horcajadas.

—Sam, yo me casaría contigo de cualquier manera, aún si fuera con anillos de papel.

No le permitió responder y rápidamente acortó toda distancia que la separaba de sus labios. Iba a casarse con el hombre que amaba, ese era un perfecto camino.

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Los siguientes días, Luna no podía ocultar su sonrisa, mucho menos el secreto de que Sam y ella iban a casarse. Los chicos estuvieron muy felices cuando se enteraron, hasta propusieron hacer una fiesta para celebrarlo; pero se negó. Ya la haría cuando tuviera su lindo anillo colocado en el dedo.

Luna dejó su revista de lado para poder echarle una mirada a Rain, estaba bastante tranquilo sentado en el piso rodeado de sus muchos colores y hojas para dibujar. Sus días en el preescolar habían iniciado y él parecía feliz con eso, le gustaba tener más amiguitos de su edad y eso le agradaba. Solo quería que su hermano tuviera una buena infancia.

—Lu...

El llamado de Rain quedó en el aire cuando escucharon unos leves toques en la puerta. Confundida, se levantó del sillón y despeinó el rubio cabello de su hermano para luego caminar hasta la puerta.

No abrió la puerta al instante, el que su padre y tío estuvieran en Forks le hacía temer que en cualquier momento aparecieran en su casa y se llevaran a Rain. Sí, ellos no podían entrar a la reserva y los ancianos prometieron estar atentos ante cualquier intrusión, pero aún así se aseguraba de tomar todas las medidas necesarias para protegerse.

Después de mirar por la mirilla de la puerta y asegurarse que no era nadie de temer, Luna abrió la puerta extrañada al ver a su jefe ahí frente a ella.

—¡Hola, Luna! —saludó su jefe con una enorme sonrisa—. Vaya, el ataque fue fuerte. Todavía tienes ahí la marca.

Señaló a su cabeza, concretamente a su frente, donde de seguro se debía seguir viendo la marca de cuando su padre azotó su cabeza contra el espejo de aquel auto.

—Sí, ahora está mucho mejor.

—Me alegra que no haya sido nada grave, no me imagino que sería de mi y mi tienda sin mi magnífica gerente —bromeó. Luna sonrió—. Oh, toma esto, estaba en el piso cuando llegué.

Su jefe le estiró un pequeño sobre blanco. Luna frunció el ceño ante eso, pero igualmente lo tomó.

—Gracias. ¿Ha venido a decirme que tengo que volver porque Damian va a volverse loco si atiende a solo una persona más?

Su jefe rió.

—No, no, nada de eso. Vine a ver como estabas, a traerte tu cheque —le tendió otro sobre, completamente distinto al primero que le dio—, y ver si necesitabas más días de descanso.

—No, eso no —sonrió—. Me quedan tres días más y ya me verá de nuevo en el trabajo.

—Eso es bueno, Damian ya no puede atender a las personas él solo. En serio, uno lo sacó tanto de quicio que lo insultó.

—Es algo que él haría.

—Sí, bueno, fue una escena divertida de ver —rió—. También quería volver a entrar a la reserva, sabes, hace mucho que no vengo por acá.

Luna frunció el ceño.

—¿Usted ha venido antes aquí?

—De pequeño, mi padre perteneció a esta tribu, pero no se que sucedió que lo echaron —respondió su jefe con un encogimiento de hombros—. No lo volví a ver después de eso, pero que lo echaran significó que también fuimos vetados mi madre y yo.

—Oh, lo siento por eso. Pero pensé que su padre le había dejado la tienda.

—Oh, no, me la dejó mi padrastro. Mi madre se casó luego que mi padre nos abandonara, ellos jamás se casaron por lo que mi madre no tuvo problemas en contraer matrimonio con mi padrastro.

» Tuve que pedirle permiso a Billy Black para poder entrar y visitarte. Él aceptó con algo de reticencia y además me dio sólo media hora.

—Lamento eso, están bastante rígidos con las reglas por lo que me sucedió.

—Es bueno que te cuiden —sonrió, para luego ver su reloj—. Bien, se me acaba el tiempo. Nos vemos dentro de tres días, Luna.

—Adiós.

Cuando vio la figura de su jefe a una distancia considerable, Luna cerró la puerta, aún con el sobre en su mano y caminó hasta la cocina para dejarlo encima de la mesa. Lo leería más tarde, cuando Rain estuviera dormido o con alguno de los chicos distrayéndolo.

Volvió a su antiguo puesto, sentada en el sillón con su revista y viendo a Rain colorear. Hasta que recordó...

—Rain, bebé, ¿ibas a decirme algo?

Rain dejó de colorear al instante, soltando el color que tenía entre sus manos e inmediatamente, con las mejillas teñidas de rojo, se sentó junto a ella en el sillón. Luna rió, mirando a su hermano.

—¿Es algo del kindergarten? —preguntó. Rain asintió, jugando con sus manos—. ¿Los niños te tratan bien?

—Sí, sí, tengo muchos amiguitos, Lu.

—Eso es bueno, bebé —sonrió—. ¿Entonces de qué se trata?

Rain bajó la mirada, jugando nerviosamente con sus manos por un rato, hasta que habló de nuevo.

—Yo... Louis me dijo que su mami le lee cuentos para dormir todas las noches —dijo. Luna asintió—, y que su papi juega con él y le ayuda a dibujar.

No entendía hacia donde iba Rain, así que lo dejó continuar sin decir absolutamente nada.

—Todos hablan de las cosas que hacen con sus mamis y papis, y... y yo no tengo mami y papi, pero hago todo eso contigo y Sam.

Luna le dio una sonrisa triste.

—Bebé, no todas las familias son iguales. Hay niños, como tu amiguito Louis, que tienen la suerte de tener a su mamá y a su papá, y que estos sean buenos con él. Otros niños solo tienen a su madre o a su padre para que cuiden de ellos...

—¡Como Jared y Jacob!

—Así es, hay otros que no tienen a ninguno de los dos y son cuidados por sus abuelos o tíos —explicó—. Luego estamos nosotros, nuestra mamá no está y quedamos a cargo de papá...

—Papá malo, te lastimaba, Lu.

—Exacto, bebé, y es por eso que tú me tienes a mi. Somos una familia, como las muchas que existen.

Rain se seguía viendo nervioso, lo cual empezaba a preocuparla.

—Tú me lees cuentos, Lu —dijo Rain—. Tú me cuidas cuando estoy enfermito, me das besos cuando voy a dormir, me quieres y... y Louis dijo que eso hacen las mamis.

—Así es, bebé, pero ya...

—¿Puedo llamarte mamá, Lu?

Luna sonrió y atrajo a Rain hasta sentarlo en sus piernas.

—¿Tú quieres llamarme así? —preguntó. Rain asintió energéticamente—. Bien, entonces sí, puedes llamarme mamá, bebé.

Rain chilló y la abrazó, dejando besos en su mejilla.

—¿Y... y puedo llamar a Sam «papá»?

Luna rió de manera nerviosa.

—No voy hablar por Sam, cariño, pero deberías preguntarle eso a él.

—Lo haré cuando regrese.

Luna asintió y dejó un último beso en la cabeza de Rain, para después bajarlo de sus piernas y dejarlo de nuevo en el sillón, había empezado a escuchar raros ruidos provenientes de la cocina y decidió ir a ver. Quizás alguno de los chicos había llegado y tenía hambre, como siempre sucedía.

No era ninguno de los chicos, Sam estaba ahí, sin camisa y tomando agua.

—¿Cansado, alfa? —preguntó de manera burlona.

—Ni te imaginas, cuidar de cuatro lobos inquietos me quita mucha energía.

—Los gajes del oficio, amor.

Sam rió.

—Todos tienen quince y dieciséis años, ¿cómo es posible que Rain se comporte mejor que ellos?

—Tu también fuiste así a esa edad —bromeó—, tu madre me lo contó. Hasta me enseñó ese álbum de fotos que tiene de tu infancia

—Le dije que no te lo enseñara —bufó.

—Lo sé, me lo dijo —rió Luna, para luego dejarle un beso en la mejilla—. ¡Rain, llegó Sam!

Su grito hizo que Sam le besara cortamente los labios y pocos fueron los segundos que pasaron antes de que escucharan unos pies corriendo en su dirección.

—¡Sam, Sam, Sam!

Rain llegó corriendo hasta su alfa y justo cuando Sam lo alzó, su hermano preguntó:

—¿Puedo llamarte papá?

Luna abrió la boca para explicarse cuando la mirada de Sam se clavó en ella, pero su propio alfa habló primero, con una enorme sonrisa en su rostro.

—Claro que sí, pequeño.

Rain soltó un chillido emocionado, le dio un beso en la mejilla a Sam y se apresuró a que lo bajaran para correr hacia el living y seguir con su dibujo.

Luna dejó escapar una risa cuando Sam la atrajo hacia él y empezó a dejar besos por toda su cara.

—Soy padre, preciosa —dijo—. Pensé que ya me decía así, a mi madre la llamó abuela a los dos días de estar con ella.

—Tu madre le hizo galletas.

—Sí, le tengo que pedir la receta.

Volvió a reír, plantando un beso en sus labios. Sam no la soltó, pero si hizo un camino tambaleante hasta sentarse en la silla más cercana del comedor, guiándola a ella para sentarse en su regazo.

—Hablando de mi madre —continuó Sam, con una sonrisa—. Ya sabe que vamos a casarnos, se ha puesto muy sentimental y quiere que vayas a verla para organizar las cosas de la boda.

—Bien, necesitaré toda la ayuda posible. No sé mucho sobre bodas.

—Si te estresas mucho solamente podemos irnos a Las Vegas.

Luna rió.

—No, ni tu madre ni los chicos nos lo perdonarían. Ellos están más emocionados por esto que nosotros.

—Será la primera boda a la que... ¿Qué es esto?

Frunciendo el ceño, Luna observó aquello que llamó la atención de Sam. El pequeño sobre blanco que había dejado en la mesa, se encogió de hombros.

—Mi jefe vino a ver que tal me encontraba —dijo—, me dio eso, dijo que estaba en el piso cuando él llegó. Aún no lo he abierto.

—¿Podría ser de tu padre? Él es el único que ha estado enviado cosas como éstas.

Volvió a encogerse de hombros y tomó el sobre entre sus manos.

—Solo déjame ver —murmuró, abriendo el sobre para poder leer la carta—. Mmm, no es de mi padre, es de Amaro Blake, mi tío.

Eso no tranquilizó a Sam, seguía teniendo ceño fruncido y veía con desconfianza la carta entre sus manos.

—¿Y qué dice?

Luna se aclaró la garganta y empezó a leer la carta en voz alta:

“Luna.

Debo admitir que fue inteligente de tu parte huir a Forks, el único lugar que tu padre no conoce. Lastimosamente para ti, yo si lo conocía y fue gratificante decirle a tu padre sobre tu paradero.

De todos modos, no es de mi agrado que vivas en la ignorancia, al menos debes saber la razón de tu futura muerte. Eso lo haría divertido para mi, ya sabes, que conozcas la verdad y el por qué tu padre te odia.

Bueno, aunque decir «tu padre» sería inexacto. Si quieres saber la verdad, reúnete conmigo el martes a las cuatro en el restaurante que está cerca de la tienda de antigüedades, tu sabes muy bien de cual hablo.

Atentamente,
Tu querido tío,
Amaro B.”

—No vas a ir sola.

Luna rodó los ojos.

—Claro que no, te voy a llevar conmigo —bufó, arrugando la carta y tirándola a cualquier lado—. Al menos me ha confirmado lo que yo pensaba.

—Eso es bueno, ¿no? No eres hija de esa basura.

Luna suspiró.

—Me preocupa lo que eso pueda ocasionar en cuanto a la custodia de Rain. No soy su hermana, ni media hermana, soy su prima.

Sam asintió y le tomó de la mano, dejando un beso en ella.

—Nadie nos lo va a quitar, ¿sí? Me aseguraré de eso, Rain va a estar siempre con nosotros.


¡Buenas, buenas, gente! Por acá yo de nuevo con un capítulo.

Espero que les alegre saber que ya tengo los siguientes capítulos listos y lo único que me falta por escribir es el prólogo. Ay, estoy sensible, no me toquen.

No quiero que esta historia se acabe, Luna y Rain son mis bebés, y escribir una fic de Sam me ha gustado demasiado (puede que le saque otra pronto xd).

En fin, ¡Luna y Sam se casan, ay! Ay, diganme que opinan de esto, yo estoy súper enamorada de su relación.

También quiero que me digan sus opiniones acerca de la carta de Amaro, ¿qué creen que es lo que le dirá a Luna?

Sin nada más que decir, espero les haya gustado el capítulo.

Valoren mi esfuerzo comentando y votando✨

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