oii. la desaparición

⌜ oii

capítulo dos ⌟

⤹ ❴ DESAPARICIÓN ❵ ⤸

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Luna jamás había tomado una decisión tan acertada como lo fue irse a vivir al antiguo pueblo de su madre.

Ya llevaba más de cuatro meses en Forks y no paraba de recibir alegría tras alegría. Desde las clases en las que era buena, Rain siendo feliz, tener una amistad sincera y vivir en paz sin cobradores que amenacen su vida. Sí, amaba la vida en ese pequeño pueblo.

Miró la hora en su reloj, apenas anunciaba las siete de la mañana. Su casa se encontraba en silencio y odiaba cuando era así. Desde hace treinta minutos, Sue se había llevado a Rain para poder cuidarlo mientras ella esperaba a Leah y Sam.

La verdad era que en esos meses su relación con esas dos personas se había vuelto más fuerte. Leah se volvió algo así como su mejor amiga y Sam era solo un amigo.

Sí, solo un amigo. Que le parecía extremadamente guapo, pero eso nadie tenía porque saberlo.

—Hey, Lunita.

Pegó un pequeño salto ante la sorpresa de la voz de su amiga. Leah había adquirido la costumbre de entrar a su casa como si fuera la suya propia.

—Lo siento —se disculpó su amiga con una sonrisa, no parecía sentirlo mucho—. Ya deberías estar acostumbrada a esto.

—Eres sigilosa, Lee-Lee.

«Lee-Lee» era el apodo que Luna había adquirido de Sam para decirle a Leah. No parecía ser algo de pareja, y a ninguno de los dos le molestaba que ella la llamara de esa manera.

—Buenos días, Luna.

Luma saludó a Sam con una sonrisa, la cual desapareció rápidamente de su rostro al ver a su amigo.

Estaba... mal.

Sam era de piel rojiza, cabello negro, le sacaba tanto a ella como a Leah alrededor de diez centímetros, pero ahora estaba diferente.

Debajo de sus profundos ojos negros se veían unas sombras, parecía que tenía días sin dormir. Su cabello se encontraba desordenado, como si le hubieran hecho un mal corte, y su andar estaba encorvado.

—¿Mala mañana, compañero? —preguntó, tratando de sonar divertida. Sam le dio una vaga sonrisa.

—Ha estado enfermo desde hace casi tres días —le regañó Leah.

Sam se quejó, dijo que no estaba enfermo pero su mentira se fue al caño cuando empezó a toser.

Luna tuvo que ir a la cocina a buscar cualquier cosa solo para evitar mirar la pequeña escena de pelea marital que estaban haciendo sus amigos. Oh, eso también era un tema últimamente, Sam y Leah parecían pelear por todo.

—¡Joder, Sam, estás ardiendo!

Escuchó el grito de Leah y salió a ver. Sam y ella estaban separados por unos cuantos centimetros.

—Deja de exagerar, Lee.

Sam era terco por naturaleza, eso lo aprendió Luna desde hace algún tiempo.

Luna decidió comprobar el estado de su amigo por ella misma. Pasó a través de Leah, la cual tenía una mirada molesta en su cara, sabía que iba dirigida más que todo a Sam; y colocó su mano en la frente de su amigo.

Soltó una maldición mientras alejaba su mano y la sacudía tratando de quitarse el calor de ella. Leah no estaba mintiendo, era verdad que Sam estaba casi hirviendo, eso había sido como poner la mano en un radiador caliente.

—¿Estás bien, Luna? —preguntó Sam, tratando de acercarse a ella. Luna se apartó —. ¿Es tan malo?

—Estás ardiendo —bufó Leah, respondiendo por ella—. Y no, no estamos exagerando.

—Lo que tienes no es contagioso, ¿verdad? —preguntó algo temerosa—. Rain y tu estuvieron jugando ayer y no quiero que se enferme en estos momentos.

Sam negó con una sonrisa.

—Le diré a mi madre que le traiga medicina si eso llega a pasar.

Luna soltó una falsa risa, dándose cuenta que Leah estado observándolos con una rara mirada, parecía estar analizando sus palabras.

—¿Cuándo viniste a visitar a Luna, Sam?

Luna no sabía el porque Sam se veía tan nervioso y mucho menos el porque el ambiente de su casa pareció cambiar tan de repente.

Iba a hablar, en serio, iba a decirle que Sam la visitaba la mayoría de las noches cuando iba a buscarla al trabajo por su turno nocturno; pero su amigo se adelantó a ella.

—Da igual, Leah. Quizás deba irme a casa por hoy.

—Mira al fin una buena idea que tienes —regañó Leah—. Te llevaré a tu casa, estás tan débil que podría sucederte algo por el camino.

Leah ni siquiera se despidió de ella cuando salió de su casa. Sam le dirigió una sonrisa vaga.

—Lamento dejarte sola —se disculpó—. Y también lo siento ponerte en esta situación con Leah.

—No le has dicho que vienes a visitarme, ¿verdad? —Sam negó—. Bien, dile, no quiero que mi única amiga piense algo que no es. O deja de venir a visitarme.

—Egocéntrica. Vengo por Rain, no por ti.

Luna rodó los ojos.

—A Rain ni siquiera le caes bien, me ha dicho que su favorito es Seth.

Sam colocó una de sus manos en el lado derecho de su pecho.

—Auch, eso dolió.

—El corazón está del otro lado, tonto —Sam hizo el cambio—. Vete de una vez, idiota, ya me sé el camino al instituto, no me voy a perder.

—Dile a mi amiguito que vendré a jugar con él cuando me mejore. Adiós, Luna.

Luna no respondió, cerró la puerta detrás de ella y vio como Sam se metía al auto junto a Leah. Los observó irse e iba a adentrarse en el bosque, hasta que un grito llamó su atención.

—Hey, Lunita.

Jacob llegó trotando a ella, con su mochila en el hombro y una enorme sonrisa.

—Hola, Jake. ¿Vas tarde de nuevo?

—Ya es costumbre —rió—. ¿Vamos juntos? Puedes perderte en el bosque.

—¿Tengo que recordar que soy mayor que tú, niño? Seguro que Billy confía más en mi que en ti.

Jacob rodó los ojos.

—Solo es por dos años —bufó, caminando a su lado—. En nuestra tribu ya eres considerado un hombre a esta edad.

—Sí, dicelo a tu carita de bebé y a las figuras de acción de tu habitación.

—¡Son coleccionables!

Luna rió, quitando el hecho de que Jacob Black solía coquetearle casi a menudo, era un buen amigo

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Cuando Sam le dijo a ella y a Leah que iba a irse a su casa a descansar hace tres días, ambas pensaron que iba a echarse en su cama siendo tan dramático como para levantarse, pero no.

Aunque Leah lo había dejado en la puerta de su casa, Sam jamás entró.

Su amigo llevaba desaparecido tres días, nadie le había visto el pelo y Luna odiaba no saber que hacer por su amiga para quitarle esa tristeza que la albergaba.

Luna cargó a Rain y tocó la puerta delante de ella, una hermosa señora de cabello negro le abrió y le dio una triste sonrisa al verla.

No sabía quien estaba pasándola peor con la desaparición de Sam, si su madre o Leah.

—¿Aún nada? —preguntó suavemente, dándole un apretón en el hombro a la señora Uley.

—No, cariño, pasa. Leah y Sue están en la cocina.

Luna le sonrió, dándole apoyo y caminó con Rain medio dormido entre sus brazos. Cuando entró a la cocina pudo ver a Sue sirviéndole una taza de té a Leah, la cual tenía su celular y el de Sam frente a ella.

—Va a aparecer, Lee, y va a estar bien. Quizás solo se perdió en el bosque, ya ves que es muy grande.

Leah no respondió, su cara estaba roja y parecía haber estado llorando desde hace un buen rato.

—Charlie Swan dijo que ya revisaron en el bosque —susurró la señora Uley—. No han hallado nada de Sam ahí.

Sue también colocó una taza de té frente a ella y a la señora Uley. Luna le agradeció, mientras acomodaba a Rain entre sus brazos.

—Luna lo ha dicho, Alison, el bosque es muy grande y dudo mucho que el sheriff Swan lo conozca en profundidad.

La señora Uley y Leah hicieron ruidos bajos de entendimiento, ambas estaban sumamente cansadas de esperar al menos un pequeño indicio acerca de Sam y su paradero.

—¿Y si lo buscamos nosotros? —propuso Luna, con vergüenza. Al notar la mirada de las demás mujeres decidió continuar hablando—. Digo, no estoy diciendo que el sheriff Swan esté haciendo un mal trabajo, solo que quizás nosotros podemos ayudar.

» Podemos hablar con el señor Black y los demás miembros de la reserva para ver si quieren ayudarnos a buscar a Sam en el bosque. Podríamos ir en parejas o grupos.

Sue le sonrió.

—Es una buena idea —apoyó—. Billy puede ayudarnos con Jacob, también están los chicos de Quil Atarea y Janice Call. Todos conocen a Sam, van a querer ayudar.

Leah asintió, sin decir nada más, mientras que la señora Uley parecía más renovada y animada. Luna sintió sus mejillas colorearse cuando ella le tomó la mano desocupada arriba de la mesa y le agradeció con sinceridad.

Bien, a Luna le estaba gustando poder ayudar a encontrar a Sam.

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Su idea gustó mucho, más que todo a Billy Black, y a los señores Harry Clearwater, el padre de Seth y Leah, y Quil Ateara, el abuelo del amigo de Jacob. Los cuales pusieron a todos los chicos de la reserva a ayudar en la búsqueda de Sam, al parecer esos tres eran bastante respetados en la comunidad.

Lo malo era que ya habían pasado tres días de búsqueda y aún no encontraban a Sam. Su amigo llevaba casi una semana desaparecido.

Aunque Luna fue la chica de la idea de que todos comenzaran a buscar a Sam en el bosque en parejas, había sido relegada a quedarse en casa de la señora Uley con Leah a esperar si el chico aparecía.

Luna se sentía extraña con su amiga, no podía concentrarse en Rain porque su hermano estaba jugando con Seth a las atrapadas.

Leah y ella no habían hablado desde el día en que Sam desaparecí, es más quien le había informado sobre la desaparición de su amigo habían sido Sue y Seth Clearwater.

Ahora las dos estaban solas, sentadas una frente a la otra en los sillones individuales de la casa de Sam.

—¿Estás molesta?

Luna decidió ser la primera en hablar. Leah era su única amiga en Forks, y una a la que verdaderamente le había tomado aprecio en esos meses.

Leah alzó la mirada y negó.

—¿Y porque estás así? Lee, se que estás preocupada por él, pero se que aparecerá. Sam es inteligente y un chico muy fuerte, ¿sí? Volverá aquí con su familia.

Los ojos de Leah se aguaron, limpió rápidamente una lágrima antes de contestarle.

—Nosotros discutimos —confesó—. Cuando vine a dejarlo, peleamos y fue bastante fuerte. Nuestra peor pelea en toda nuestra relación.

—Lee...

—Fue una estúpida pelea, en realidad creo que ambos nos extralimitamos en lo que dijimos.

Luna la detuvo.

—No. Nada de lo que hayan dicho o hecho ese día fue la razón por la cual Sam desapareció, ¿sí? No quiero que pienses que fue tu culpa, las peleas suceden en las parejas.

—Pero yo...

—Nada, Lee. Sam va a aparecer y ustedes podrán arreglarlo todo. Verás que cuando vuelva no se va a acordar de la pelea.

—¿En serio?

—Claro que sí, nena. Todo va a estar bien.

Leah limpió otras lágrimas traicioneras que salieron de sus ojos, y se acercó a abrazarla.

—Eres una magnifica amiga, Luna.

La búsqueda no resultó bien ese día tampoco. No había ni una señal del paradero de Sam.

Cuando se hicieron las diez de la noche, Luna cogió a su muy dormido hermano en brazos y siendo acompañada por Billy y Jacob, fue a su casa.

Tenía que admitir que sentía un amargo sabor en la boca porque su idea no había resultado como ella quería. Su preocupación por Sam incrementaba a cada minuto que no sabía de su paradero.

Cayó rendida en su cama, preguntándose internamente donde estaba su amigo y el porque había desaparecido.

Luna abrió los ojos, maldiciendo a quien estuviera interrumpiendo su sueño a las tres de la mañana.

Con un ojo abierto y el otro cerrado, pudo ver que su teléfono estaba alumbrando e indicaba una llamada entrante de Leah.

Todo su sueño se fue de pronto, una llamada de su amiga a esa hora solo significaba una cosa.

—¡Luna! —chilló Leah cuando contestó—. ¡Sam ha regresado! ¡Apareció, Sam!

Y Luna sonrió ante la emoción de su amiga , con un alivio recorriendole todo el corazón al saber que Sam estaba bien.

¡Buenaaaas, buenas!

He decidido traer un nuevo capítulo hoy porque es mi cumpleaños y estoy de buen humor.

Casi termino mis clases y ✨deseenme suerte para aprobar todo✨

¿Qué opinan de la desaparición de Sam? ¿Creen que Leah tenga malas sensaciones sobre Sam y Luna? ¿Qué opinan de mi bebé Luna?

Espero que les guste el capítulo.

Valoren mi esfuerzo comentando y/o votando✨

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